Un corto de 1904 que explota el cliché del loco que se cree Napoleón

Hay que perdonar las torpezas narrativas y de ritmo de Maniac Chase (Persecución del maniaco): el cortometraje data de 1904. También es justo alabar sus virtudes, en poco más de ocho minutos es capaz de arrancar una sonrisa. Resulta espontáneo y natural, no encierra otra pretensión que la de entretener y aún así permanece en el tiempo como un fósil audaz, ágil para tener 113 años.

La película narra la fuga de un hombre de una institución mental con más aspecto de cárcel o mazmorra que de sanatorio. Pronto lo estarán persiguiendo tres loqueros de catálogo, pero el protagonista no se rendirá con facilidad. Al tópico se le añade el mayor que podamos relacionar a la idea del manicomio decimonónico como escenario para la comedia: el personaje principal se cree Napoleón.

El origen del cliché parece ser verdadero. En el libro de 2014 The Man Who Thought He Was Napoleon (El hombre que pensaba que era Napoleón), la historiadora y escritora francesa Laure Murat cuenta que en diciembre de 1840, cuando los restos del militar y gobernante (fallecido 20 años antes en Santa Helena) llegaron a París para ser enterrados, el director del Hospital Psiquiátrico de la ciudad declaró que al día siguiente habían ingresado en la institución 14 hombres que decían ser Napoleón. La imagen recurrente del loco de chiste con un sombrero de papel y con la mano derecha en el estómago no ha cesado de repetirse en películas, dibujos, cómics y otros testimonios artísticos y populares.

Fotograma de 'Maniac Chase' (1904)

Fotograma de ‘Maniac Chase’ (1904)

Producida por los Edison Studios, propiedad del inventor Thomas Alba Edison, Maniac Chase (1904) es una nueva versión de la película (no disponible online) The Escaped Lunatic (El lunático fugado), considerada el primer testimonio cinematográfico que alude al síndrome napoleónico, dirigida en enero de ese mismo año y producida por los estudios Biograph, la competencia directa de los productores. Los Edison querían mantener el pulso a aquella compañía que además de producir se dedicaba a la exhibición de filmes, el remake era descarado pero necesario comercialmente.

Productores de unas 1200 películas, 54 de ellas largometrajes; el resto, cortos, los Edison Studios permanecieron activos de 1894 a 1918 y fueron responsables de hitos en la historia del cine, como la primera adaptación al cine de Frankenstein de Mary Shelley, con un corto de 16 minutos de duración rodado en 1910. Se les acusó a menudo de ser demasiado técnicos y comerciales, pero los salva películas como la ensoñadora The Land Beyond the Sunset (1912), un ejemplo de poesía convertida en cine mudo.

En Maniac Chase, el director del film, Edwin S. Porter (1870-1941), maneja con destreza las escenas de humor, emplea algún pequeño efecto especial —los personajes saltando a las ramas del arbol— pero sobre todo destaca por su pericia narrativa. Porter era un pionero ya experimentado (había comenzado su carrera con un primer corto ya en 1898) y devoto de Méliès, del que heredó el detallismo a la hora de narrar. En 1903 había dirigido, escrito y producido The Great Train Robbery (Asalto y robo de un tren), una de sus obras más famosas, un western mudo considerado un logro técnico.

Helena Celdrán

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