George Widener, el ‘savant’ que predice catástrofes y habla con robots

Magic Square 34 (2011) by George Widener. Image: © George Widener, courtesy Ricco/Maresca Gallery

Magic Square 34 (2011) by George Widener. Image: © George Widener, courtesy Ricco/Maresca Gallery

A George Widener, que tiene 54 años y puede procesar cifras y datos con velocidad supersónica, no le importamos demasiado los seres humanos. Prefiere, afirma en las pocas entrevistas que concede, dedicarse a hablar con las máquinas, montar posibles «arquitecturas de conexión lingüística» con sistemas robóticos.

También es capaz de diseñar cuadrados mágicos con dígitos insertados que sumen lo mismo en cualquier dirección. Tarda unos tres segundos en hacer el boceto de uno de, por ejemplo, de 16 cuadrículas. Luego los embellece y transforma en arte.

Uno de los savants más famosos del mundo, Widener es dueño, como Kim Peek (1951-2009), el personaje real en que estaba basado el inolvidable protagonista de la película Rain Man, de una memoria muy profunda pero muy estrecha —Peek soltaba sin pestañear dos mil fechas de calendario, pero no tenía idea de cómo ponerse la ropa—.

Es la cualidad de quienes llevan consigo los síntomas cognitivos del síndrome del sabio: pueden calcular, recordar u ordenar con una perfección absoluta y a una velocidad más propia de un procesador, pero no saben qué hacer con esas capacidades.

George Widener - Sunday’s Crash, 2005

George Widener – Sunday’s Crash, 2005

Widener se ha colocado un paso más allá de Peek y asegura que es capaz de predecir, mediante el manejo de patrones numéricos, cuándo ocurrirá una desgracia o un accidente. También dice que está en camino de comunicarse con cualquier tipo de aparato o dispositivo con inteligencia artificial, lo cual le permitirá afinar las predicciones.

Además, este hombre de desarrollada locuacidad, nacido en Kentucky (EE UU) en 1962 y no diagnosticado hasta la treintena con síndrome de Asperger —uno de los trastornos del espectro autista relacionados con frecuencia con los savants—, tiene unas facultades artísticas notables. Aunque se le asocia con el outsider art, el arte de los inclasificables, libres y visionarios que llevan la imaginación a extremos que las academias no tolerarían, está representado por varias galerías y se gana la vida colocando en el mercado dibujos que parecen letanías cósmicas o enjambres de dígitos y fechas.

© George Widener, Friday Disasters

© George Widener, Friday Disasters

Incapaz de ver un número sin asociarlo a una fecha concreta —sabe en qué día la semana cayeron todas las fechas de la historia universal—, Widener ha cruzado esos datos con la acumulación y procesamiento de terremotos, corrimientos de tierra, inundaciones, huracanes, accidentes de aviones y barcos… Lo que obtiene cuando liga ambos vectores son calendarios de, por ejemplo, todos los desastres ocurridos los viernes.

Quizá para que la capacidad matemática sea más hermosa y no provoque pavor, dibuja elaborados puzzles numéricos, palíndromos o estadillos proféticos que luego envejece mojándolos con té. Los resultados parecen llegar de otro tiempo —que sea del pasado o del futuro importa poco: Widener insiste en que existe «magia» en sus obras—.

En algunos casos, como en el sagaz I Was Born, no le falta un deje sardónico: estableciendo una especie de poema letrista a partir de la presencia en su vida del número 2, concluye afirmando: «No necesito una segunda opinión, pero no me importaría una segunda oportunidad».

© George Widener, 'I Was Born', 2012. Image Galerie Zander

© George Widener, ‘I Was Born’, 2012. Image Galerie Zander

La filosofía artística de Widener la explica Jenifer P. Borum en la web de la Feria del Arte Outsider de 2017, que se celebrará del 19 al 22 de enero en Nueva York:

Manipulando el tiempo como medio artístico, el vehículo preferido de Widener para procesar información matemática, histórica y personal es el calendario. Utiliza los calendarios para dar entrada en el arte a patrones históricos lineales y aleatorios, dando tanto peso a la lógica como al azar y la sincronicidad (…) Crea composiciones de una preciosa frágilidad que parecen arrancadas de las páginas de manuscritos medievales de conocimiento esotérico.

No todo ha sido tan normal como ahora para el savant. Cuando hizo el servicio militar sus mandos se dieron cuenta de que debería estar exento, pero utilizaron a la chita callando las habilidades matemáticas de Widener para encriptar y desencriptar códigos.

Abandonado y dejado de lado tras la mili, vivió durante una larga temporada como homeless. Nunca abandonaba la mochila, los cuadernos, los lápices y los bolígrafos. Eran los únicos amigos, pero confiesa que llegó a tener miedo de ellos:

Me obsesionaban los números y los calendarios. Me aquietaban en momentos de estrés, pero empezaron a ser la causa de mi aislamiento. No puedo vivir sin ellos (…) Ahora me ayudarán a entrar en contacto con los robots, que van a dominar a los humanos en 2050.

Jose Ángel González

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