¿Es este el cuadro más atroz de la historia?

'Castigo de Marsias' - Tiziano, c. 1570-1576 - Foto: Creative Commons

‘Castigo de Marsias’ – Tiziano, c. 1570-1576 – Foto: Creative Commons

Al sátiro Marsias, mitad hombre y mitad carnero, le perdió el orgullo. Era un sobrado y, según cuenta Ovidio, se creía el más dotado tocando el aulós, la flauta doble. Decían que había encontrado el instrumento en el suelo, donde lo había dejado su inventora, Atenea, acomplejada porque los demás dioses se burlaban de ella por la manera exagerada en que hinchaba las mejillas al tocar.

Era tal el tamaño de la arrogancia del sátiro que retó a un duelo musical a Apolo, dios de muchas dotes —representaba la verdad, la purificación, las habilidades artísticas, la divina distancia y la humildad y era el patrón de la música y la poesía—. Después de Zeus, era la deidad más venerada en el poblado panteón de la antigüedad clásica.

El envite entre ambos rivales se celebró bajo la premisa de que el ganador establecería el castigo para el perdedor. Serían jurado las musas. La más detallada de las versiones indica que Marsias tocó mejor que Apolo, que eligió la lira, pero el dios decidió entonces dar una lección de modestia al rival por su hibris —impulso irracional que empuja hacia la desmesura— y tocó la misma melodía pero esta vez con la doble flauta colocada al reves. Las musas nombraron a Apolo vencedor.

La tragedia del castigo fue escenificada en una cueva cercana y es el tema del óleo más crudo y atroz de la historia del arte.

'Castigo de Marsias', detalle - Tiziano, c. 1570-1576 - Foto: Creative Commons

‘Castigo de Marsias’, detalle – Tiziano, c. 1570-1576 – Foto: Creative Commons

Apolo ordenó colgar de un árbol y boca abajo a Marsias y dió orden de que fuese desollado muy lentamente, para que la vida se diluyera con lentitud y la tortura provocase el mayor y más duradero de los dolores. En el cuadro de la escena pintado por Tiziano la crueldad tiene un aura teatral y la barbaridad es insinuada en el perrillo que lamé la sangre lentamente derramada, el caldero preparado para recibir las tiras de carne o en la ausencia de emociones de Apolo —reconocible por la corona en la cabeza, aparece a la derecha—, concentrado en los detalles de la tortura y tranquilo mientras su derrotado rival languidece.

El cuadro, considerado por la novelista Iris Murdoch como el más importante del canon artístico occidental, fue pintado por Tiziano a pocos años de su muerte en 1576. La tela todavía estaba en el estudio del maestro cuando le condujo a la tumba la epidemia de peste negra que asoló Venecia —no se puede confirmar la edad del deceso, porque la del nacimiento no está clara: se ha llegado a asegurar que vivió entre 80 y 100 años—. Era tal la importancia del maestro que su cadáver fue exonerado de la orden taxativa de la cremación que se había dictado por razones sanitarias.

Tiziano, un artista del que aprendieron Velázquez, Rubens y El Greco —empleado como ayudante en el taller del italiano, igual que Bordone y Veronese—, tenía tal habilidad para moldear la luz y captar el drama que no necesitaba pinceles. El Castigo de Marsias fue culminado por el artista usando las yemas de los dedos como instrumentos, de ahí la cualidad brumosa de la pintura, una de las 300 que han llegado hasta nosotros de las aproximadamente 400 que se supone que pintó el veneciano.

Conmmovedor, fanático de la perfección —hacía y rehacía las obras con tanta neurosis que los patrones debían reclamar la entrega de los cuadros—, primer investigador del poder del claroscuro y la noche, experto en la combinación de pigmentos —se dice que usó todos los conocidos y que experimentó patentando algunas docenas más— y gran cronista poético de la mitología, con un estilo tan monumental que parece en ocasiones un pintor de la edad del realismo.

La inspiración para el cuadro salvaje, al parecer, fue la muerte en 1571 del comandante veneciano Marco Antonio Bragadin, capturado por los otomanos, que le cortaron las orejas, la nariz, la lengua, le encarcelaron durante dos semanas, arrastraron su cuerpo atado a una caballería y le desollaron vivo atado a una silla.

José de Ribera - 'Apolo desollando a Marsias' - Dominio público

José de Ribera – ‘Apolo desollando a Marsias’ – Dominio público

El español José de Ribera (1591-1652) pintó el mismo motivo décadas más tarde, pero el acabado es más luminoso y comercial —la cara de terror doliente de Marsias es una concesión al aplauso fácil— que el de Tiziano. El rostro del sátiro es mostrado por este con un gesto casi plácido, sugestivo y filosófico. Mientras le arrancan la piel a tiras, Marsias parece preguntarse con calma: «¿Por qué merezco esto?».

Nietzsche usó la escena mitológica como idea central para El nacimiento de la tragedia, una de cuyas citas parece venir a cuento para susurrar en el oído de Marsia: «Lo mejor de todo es totalmente inalcanzable para ti: no haber nacido, no ser, ser nada. Y lo mejor en segundo lugar es para ti morir pronto».

Jose Ángel González

7 comentarios

  1. Dice ser jArrL

    Bueno, casi suena más atroz la leyenda que la pintura en sí, que no impresiona tanto. Para mi gusto, claramente superado por «Saturno devorando a un hijo», de Goya.

    10 noviembre 2016 | 19:33

  2. Dice ser Fgp

    Pienso lo mismo jArrL, siempre que se habla de cuadros aterradores me viene ese a la memoria,

    10 noviembre 2016 | 21:11

  3. Dice ser Denis

    Super bonito y mas las fotos super oficial me gusta mucho la historia!

    11 noviembre 2016 | 07:43

  4. Dice ser tubemate

    Las imagenes mas hermosas que he visto en internet!!

    22 noviembre 2016 | 22:18

  5. Dice ser respuestas

    Imagenes preciosas asi es no vi nada igual!

    22 noviembre 2016 | 22:20

  6. Dice ser whatsapp online

    Asi esss nada igual quisiera tenerlas para decorar!

    22 noviembre 2016 | 22:23

  7. Dice ser Jeronimo

    Precioso el cuadro de lo mejor me enamore del cuadro!

    07 diciembre 2016 | 21:08

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