Los ‘preadolescentes de la cripta’ de la artista Lori Nelson

‘There There’ © Lori Nelson

«Demasiado mayor para los juguetes, demasiado joven para el sexo». La definición urbana del término inglés tween abarca a los preadolescentes de entre 9 y 14 años, niños en el inicio de la pubertad y en tránsito hacia la adolescencia. En  el idioma inglés de los EE UU, donde el neologismo se emplea frecuentemente para designar en mercadotecnia a un cada vez más importante nicho de mercado, nació como un cruce entre los términos between y teen —la preposición entre y el adjetivo adolescente—.

El término tween es nuevo, pero no lo que alude. Freud llamó a este lapso vital, especialmente sensible y con ansiedades propias, periodo de latencia, y el psicólogo Erik Erikson, uno de los grandes observadores de los preadolescentes, definió con precisión la etapa como «un momento de calma antes de la tormenta de la pubertad», con la presencia latente y a punto de asomar de la sexualidad.

La artista Lori Nelson (Fort Collins-Colorado, EE UU, 1968), ahora establecida en Brooklyn-Nueva York, fue criada en la rigidez de un hogar mormón en Utah, la zona de los EE UU donde buscaron refugio los seguidores de Joseph Smith, fundador de la iglesia cristiana disidente. El potente simbolismo, exagerado dogma, insólita imaginería devocional y tendencia al éxtasis del movimiento religioso están presentes en las obras de su última serie: Cryptotweens Are Like (Los preadolescentes son como).

‘Squirrelcraft’ © Lori Nelson

Niños armados con smartphones y aplicaciones que permiten la encarnación de mundos paralelos tan infantiles como imposibles —un proyector de ardillas, una app que corporiza el fantasma de un cachorro-mascota muerto…—; otros en estado de tránsito, rezando con las manos enlazadas y los ojos en otro mundo, con gestos hondos y exaltados… Los preadolescentes de Nelson asustan y embelesan.

«Me atraen», dice la artista, porque «habitan durante un tiempo muy breve una tierra que no es ni la infancia ni la edad adulta, sino más bien un bosque espinoso que todos deben atravesar tropezando. Sabemos que los bosques, aunque peligrosos y espeluznantes, también son absolutamente mágicos».

La colección de pinturas, que Nelson expone por primera vez, hasta el 2 de julio, en la galería Corey Helford de Los Ángeles, compone un viaje por el territorio intermedio de la vida en el que cohabitan la vulnerabilidad y el estreno en experiencias vitales que los sujetos humanos o semihumanos de la artista nunca antes habían sentido.

‘The Backward Heart’ © Lori Nelson

‘Smouldereen’ © Lori Nelson

‘Sparkle Prayer’ © Lori Nelson

‘Tuffy’ © Lori Nelson

Nelson pinta un mundo delicioso y extraño de yetis, hombres lobo y niños de piel escamosa o tramada por el tejido de velos de rezo. No ha lugar a considerar a los criptotweens de esta dotada artista de la pintura al óleo sobre panel como monstruos o freaks al uso. Aunque juega con lo grotesco,  enciende de rubor las mejillas de sus protagonistas, a los que representa según los cánones de la belleza clásica o las figuras del arte devocional que recuerda de la Biblia ilustrada que hojeaba en su niñez: con las miradas encendidas por la luz del misticismo y la mansa bondad, bajo los bordados o las caras peludas, del monstruo de Frankestein, incomprendido, inseguro, temeroso del aislamiento y de la imposibilidad del primer amor.

En la serie de 16 nuevas pinturas que la artista presenta en su primera muestra en solitario en la Costa Oeste de los EE UU, las piezas más llamativas son las experiencias del elenco de personajes en mundos paralelos que podrían responder a una vuelta de tuerca a la idea del realismo mágico de la generación 2.0.

Las criaturas neohumanas, casi mitológicas, de la pintora —que, por cierto, como anota en su currículo, pasó dos años en un colegio de Boadilla del Monte (Madrid)— están atrapadas entre dos mundos: una chica cabeza abajo tiene, como los adultos suelen decir de las víctimas de la edad del pavo, los pies en las nubes y la cabeza en la tierra mientras de su boca emerge una llama de fuego; otra abraza a un hombre de las nieves en el encierro de una agujero bajo tierra; una tercera se eleva en levitación ante la mirada de sus amiguitos de juegos…

‘With Your Feet on the Air and Your Head on the Ground’ © Lori Nelson

‘Seasons of the Supermoon’ © Lori Nelson

‘Craft Club’ © Lori Nelson

‘Dearly Departed APP’ © Lori Nelson

Pese al aire casi alienígena de los preadolescentes de Nelson, la artista insiste en que están «demostrando una verdadera condición humana» mientras luchan con tenacidad contra la extranjería, los complicados encuentros con el amor romántico y los menos difíciles momentos de conciencia de sí mismo en medio de un cambio incesante. Por eso ha intentado, añade, «intentar captar el momento fugaz, antes de que el niño emerje del bosque, salga a la realidad y tenga conciencia de sí mismo».

Atrapados entre dos mundos, al borde de la inevitable transformación que está por llegar, se esfuerzan por navegar entre la inocencia de la infancia que se les escapa y las incomprensibles realidades y críticas de la vida adulta. Están «atrapados» en un celda cuya condición no son capaces de explicar, dice la pintora. Por eso ha titulado la serie como Los preadolescentes son como, una frase incompleta y sin capacidad explicativa: «En mi mente, el final de la frase sin terminar no sería una palabra, sino más bien algo tácito, como una expresión facial o un gesto, un emoji«.

Jose Ángel González

‘Contact’ © Lori Nelson

‘Weather APP’ © Lori Nelson

‘Pow’ © Lori Nelson

‘Bookish’ © Lori Nelson

‘Carry On’ © Lori Nelson

‘Stay Positive’ © Lori Nelson

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