Desert Trip, ¿concierto del siglo o misa de difuntos?

Cartel oficial del festival ©2016 Goldenvoice

Cartel oficial del festival ©2016 Goldenvoice

El rock, al menos como solíamos entenderlo, era caliente como una bala, peligroso como una pistola e instantáneo como un disparo. Solía ser también sexi, adjetivo que cada uno debe rellenar con su propia imaginación.

Entre el 7 y el 9 de octubre se celebrará —jugaré a los opuestos— la más fría, tranquila y perpetua ceremonia que nunca imaginé. Añadiré el antónimo antisexi que falta, pero multiplicado por nueve, que era el número talmúdico de John Lennon: desagradable, asquerosa, repulsiva, hedionda, infecta, inmunda, nauseabunda, pútrida y mugrienta.

Dicen que se trata del concierto del siglo —los maximalismos cuadran bien en esta etapa histórica dominada por doctorandos en los principios de la mercadotecnia de Papá Goebbles—. Es lo opuesto: la misa de difuntos definitiva, el Treblinka del rock and roll.

Captura de la web del Desert Trip ©2016 Goldenvoice

Captura de la web del Desert Trip ©2016 Goldenvoice

La imagen de arriba no pertenece a una empresa de mayoreo turístico con necesidad apremiante de un mejor diseñador gráfico. Es la oferta de paquetes para desplazarse al Desert Trip, como han bautizado oficialmente al festival de tres días —mutado en la forma inevitable de hidra en jefe: Twitter, Facebook, Instagram— que reunirá en noches consecutivas y en un paraje de Indio, en California y no muy lejos del rebufo de la megalópolis de Los Ángeles, a The Rolling Stones, Bob Dylan, Paul McCartney, Neil Young, Roger Waters y The Who.

No sufran por los artistas, queridos fanáticos, ninguno se deshidratará. El escenario estará ubicado en las inmediaciones del Empire Polo Club, uno de esos oasis que sólo pueden permitirse un angelino con posibles, un jeque con petroleo o el Chapo Guzmán con lo que él quiera. Están confirmadas las presencias, al menos en espíritu, de Mark Zuckerberg y Sundar Pichai.

He leído —disculpo al periodista que firme la pieza con su nombre: es muy duro conseguir un pase vip para estos saraos— que las seis atracciones —no usaré la palabra artistas, desentona— dan pie a imaginar esto:

“Una vez en la vida”. Así se anuncia este concierto y en pocas ocasiones estará más justificado. La historia del rock, los tipos que lo inventaron, juntos en un escenario por primera y seguramente única vez.

Hay un par de mentiras flagrantes. Primera: no estarán «juntos en un escenario», tocarán cada uno por su lado, aunque, dada la hermandad que prima entre los oligarcas no es de extrañar que acaben con una de esas habaneras masivas de los conciertos colectivos. Segunda: ¿los tipos que «inventaron» el rock? No sé qué enciclopedia marca tendencia ahora, pero yo creí que la cosa estaba entre Bo Diddley, Chuck Berry, Elvis Presley y, ya puestos a ser rigurosos, Big Mama Thornton, que cantaba así en 1952, cuando Neil Young tenía 7 años.

La locura por el concierto del siglo se asienta en varios de los principios cuya eficacia comprobó el nazi Goebbles con la mayoría de la población alemana. Sobre todo en tres, que copio de una buena entrada de un blog sobre marketing y propaganda:

Principio de la vulgarización: Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.

Principio de orquestación: La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto, sin fisuras ni dudas.

Principio de la unanimidad: Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

Queda un cuarto, que es el de la ausencia de moral empática: cuanto más psicópata seas, mejor lo llevas para engatusar al prójimo y que casi todos bailen a tu ritmo. Sólo a un villano se le puede ocurrir vender como Woodstock siglo XXI a esta actividad de centro geriátrico de día.

Aún olvidando que todos los convocados viven de rentas y hace al menos treinta años que no componen una pieza decente —una excepción: Bob Dylan, que es el único dispuesto a morir con las botas puestas—, las dudas vuelan: ¿Los Who? Pero, por dios, si sólo quedan un par de miembros originales, ambos usan fajín y es probable que sufran de incontinencia urinaria; ¿Roger Waters no se había muerto esperando ante el juzgado de lo civil que le dejaran usar la marca Pink Floyd?; ¿otra vez la Santa Reina Madre Botox McCartney?; ¿los Rolling Stones, pioneros en el uso alegal de paraísos fiscales offshore?…

"Retromanía"

«Retromanía». Caja Negra Editora

En el punzante ensayo Retromanía. La adicción del pop a su propio pasado, del que ya hablé en este blog cuando fue editado en español, Simon Reynolds dice que nos acosa el síndrome de lo retro y la conmemoración y hemos dejado de buscar la «adrenalina del futuro» en la música poprock.

Después de muchos encuentros con discos muy promocionados de nuevos artistas que me provocaban una frustrante mezcla de emociones: me sentía fuertemente impresionado por la inquieta inteligencia que la música dejaba traslucir, pero me faltaba la sensación de lo nuevo absoluto, el dolorosamente añorado “nunca escuché algo como esto antes”.
(…)
En la era analógica, la vida cotidiana transcurría lentamente (uno tenía que esperar las noticias y los nuevos lanzamientos) pero se sentía
que la cultura, en su conjunto, iba hacia adelante. En el presente digital, la vida diaria está hecha de hiperaceleración y casi-instantaneidad (descargas, páginas web reactualizadas minuto a minuto, lectura impaciente y superficial de los textos que aparecen en la pantalla), pero a nivel macrocultural las cosas se sienten estáticas y estancadas. Tenemos una paradójica combinación de velocidad y parálisis.

(…)

Recordar que el pop no siempre se repitió a sí mismo y que en el pasado no tan lejano produjo en reiteradas oportunidades algo nuevo puede transformarse en una verdadera batalla.

Sólo añadir un decálogo de contexto al Desert Trip que no veo a nadie mencionar en los media españoles:

  1. El dinero y la organización son de Goldenvoice Productions, una gran empresa de conciertos —sólo superada por Live Nation en el mercado mundial—.
  2. No ponen puertas al campo ni consideran que la música, en este caso, el rock, tenga algo de ideológico o compromiso social: venden a Los Rumberos de Massachussetts y organizan el pase de moda Coachella con la misma profesionalidad mercantil.
  3. La empresa pertenece al Grupo Anschutz Entertainment (AEG), que aspira a ser un oligopolio del entretenimiento, con filiales dedicadas a derechos de difusión de ligas deportivas y espectáculos masivos.
  4. La firma estuvo feamente envuelta en la explotación postmortuoria de Michael Jackson, al intentar, primero, cobrar cuatro millones de dólares por el servicio fúnebre público por el cantante y, segundo, al negarse en primera instancia a devolver el importe de los tiques ya vendidos para los conciertos que el Rey Beige preparaba en Londres para AEG.
  5. El dueño de AEG es Philip Anschutz, que tiene una fortuna personal de 10.000 millones de dólares según Forbes, maneja en exclusiva varios grandes estadios y polideportivos en Europa y los EE UU, ha sido dueño de periódicos y cadenas de televisión y controla poderosos paquetes de acciones en empresas petroleras y promotoras inmobiliarias
  6. Anschutz, nacido en 1939, es un fervoroso defensor de la política de George W. Bush.
  7. También ha destacado como impulsor del Parents Television Council, una organización ultra conservadora que combate la «indecencia en televisión».
  8. Una redundancia dado el perfil del anfitrión: las atracciones seguramente le metan duro a sustancias psicoactivas que desde siempre estuvieron relacionadas con el rock. Cualquier asistente de a pie que intente colar un inocente joint de marihuana, se las verá con un servicio privado de seguridad temible y a continuación será entregado a la Policía. Las normas de conducta del evento son más duras que algunos códigos penales.
  9. Cuando el grupo de Anschutz compró la marca del Festival de Coachella, tardó minutos en limpiar la imagen del evento, que había sido fundado por el activista promarihuana legalizada Gary Tovar, uno de los promotores con más amor por la música de los EE UU —organizó los primeros conciertos en Los Ángeles de Nirvana y era amigo de Kurt Cobain, por ejemplo—. Coachella es ahora una pasarela de presunción sin un ápice de poder liberador.
  10. Los buenistas, tranquilos: en el Desert Trip habrá lugares especiales para amamantar bebés —aunque intuyo que los bebes tienen el buen tino de preferir el rap a los Who—. También instalarán letrinas de «género neutro», sea eso lo que sea.

Un sueño final. Mientras celebren la misa de difuntos del Desert Trip, me gustaría encaramarme en un roquedal del cercano y desértico Joshua Tree National Park y leer, porque cada uno somos, a nuestra manera, una forma de desierto, a mi querido y agrio John Fante. Lo haría con seriedad de responso:

El desierto estaría siempre allí, animal blanco y paciente que aguardaba a que los hombres desaparecieran, a que las civilizaciones se tambaleasen y se sumergiesen en las tinieblas. En aquel punto, la raza humana se me antojó una raza valiente y me sentí orgulloso de pertenecer a ella. La maldad del mundo no era maldad, sino un elemento inevitable y benéfico y que formaba parte de la lucha interminable por contener y domeñar el desierto.

Jose Ángel González

4 comentarios

  1. Dice ser Héctor Tilla

    No sé que entiendes tú por funerales y ‘vivezas’. yo entiendo que estos pollos, los muertos, llevan 50 años dando guerra pero los tuyos, los vivos, no llegan a mucho más de 5 ó 6 … y siempre que la emisora choni de turno les programe.
    Yo entiendo que estos ‘muertos’ siguen siendo cantados y tatareados por generaciones; los tuyos, los muy vivos … pues eso.

    ¿Inventores del rock?. Sé más riguroso en tus ‘investigaciones’, el rock, en el 52, ya era bien madurito … pero era negro no blanco y, como ahora, al no salir en las radios … no existía. Aunque hay una cosa que esta clara, los muertos lo intentaron e innovaron, tus vivos … viven de la herencia de sus muertos … y bastante tienen con ello.

    Algunos, por escuchar algún disco ‘antiguo’ de padres o abuelos, ver la MTV y conocer 4 acordes, ya pensáis que sois unos expertos críticos musicales y por ello tenéis el derechos y el deber de tirar con to lo gordo al muñeco, pero no tenéis ni puta idea de lo que es ni una cosa ni la otra … pero es que ni puta idea.

    si no fuera por los ‘muertos’ ibas a estar tú vivo … por los cojones.

    05 mayo 2016 | 16:45

  2. Dice ser Alejandro Abadón

    Vaya ira se gastan algunos.

    Gran artículo, pone el dedo en la llaga. El rock (y la cultura en general) tiene fuerza si es transgresor e innovador. Te tiene que dar un puñetazo en la cara.

    No creo que nadie niegue el ENORME peso histórico que tienen esos 6 artistas (Bob Dylan sigue creando grandes cosas, como también se dice), pero estos conciertos son un espectáculo para gente moderna, pudiente y acomodada.

    Al igual que Coachella un gran reflejo del espíritu (o la falta del mismo) de los tiempos.

    Lo dicho, enhorabuena por el artículo.

    06 mayo 2016 | 12:08

  3. Dice ser Alejandra

    Hola ¿alguien pudo conseguir boletos a precio decente? A mi la página nunca me dejó comprar (esperé horas) y me re-direccionaba a viagogo donde si se podía comprar, pero a precios de locos ¿cómo es eso posible? ¡que la página oficial te mande a reventa!

    Soy de México

    Saludos.

    10 mayo 2016 | 17:24

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