Memorias de la cárcel talladas en huevos de avestruz

'It's Your Fault II' - Gil Batle - © 2015 Ricco Maresca Gallery

‘It’s Your Fault II’ – Gil Batle – © 2015 Ricco Maresca Gallery

Filas infinitas de hombres con la cabeza agachada y los brazos hacia atrás, manos agarrando cuchillos, barrotes y muros, porras en alto, palotes tachados que cuentan los días de cautiverio… Entre los elitistas del arte, la obra de Gil Batle podría clasificarse de «popular» y quedar encajonada como el pasatiempo de un expresidiario con cierto talento. El soporte que utiliza no comparte la nobleza del lienzo y peca de excéntrico. Talla en huevos de avestruz, pero lo que representa sobre la cáscara es el diario de una realidad invisible.

Conoce bien el ambiente de insoportable soledad y hostilidad de las cárceles. De 53 años, de origen filipino y nacido y criado en San Francisco (California, EE UU), ha pasado más de dos décadas en varias prisiones de California, cumpliendo condena por fraude y falsificación. Ser un autodidacta del dibujo le granjeó una buena reputación en la frágil y peligrosa sociedad de la prisión, se hizo tatuador «clandestino».

Ahora residente en una pequeña isla de las Filipinas, ejercita la catarsis sobre huevos de avestruz, los más grandes que puede poner un ave, equivalentes en tamaño a más de 20 huevos de gallina, de color cremoso y cáscara gruesa y rugosa.

'Reception: Fresh Fish' - Gil Batle - © 2015 Ricco Maresca Gallery

‘Reception: Fresh Fish’ – Gil Batle – © 2015 Ricco Maresca Gallery

Más del 22% de todos los presidiarios del mundo están en cárceles estadounidenses. Con la mayor población reclusa del mundo, Estados Unidos sufre la superpoblación de las cárceles, gestionadas por empresas privadas que sacan beneficio de la mano de obra de los presos, alimentando un bucle que deja en ridículo el sistema judicial y saca a relucir la arraigada desigualdad económica y racial que devora el tejido social del país.

Las escenas de Batle son un testimonio vital incómodo de afrontar: el juez dictando sentencia, convictos posando para la foto policial, el prisionero trasladado a su celda,  el pobre bodegón de objetos —un rollo de papel higiénico, un peine, una pastilla de jabón…— para el aseo personal, armas caseras, manos que reproducen las señas de los mareros.

«Todo aparece, con preciso detalle, sobre inmaculadas cáscaras de huevo, la creación más perfecta de la naturaleza y manifestación de la vida y el nacimiento«, escriben desde la galería neoyorquina Ricco Maresca. Del 5 de noviembre al 9 de enero, la exposición Hatched in Prison: The Art of Gil Batle (Incubado en prisión: el arte de Gil Batle) presentará en Nueva York al artista a la vez que al exconvicto, descubrirá un talento individual y también el contexto que generó el sufrimiento y el trauma.

Helena Celdrán

'Ghost Communication' - Gil Batle - © 2015 Ricco Maresca Gallery

‘Ghost Communication’ – Gil Batle – © 2015 Ricco Maresca Gallery

'Jargon' - Gil Batle - © 2015 Ricco Maresca Gallery

‘Jargon’ – Gil Batle – © 2015 Ricco Maresca Gallery

'Sanctuary' - Gil Batle - © 2015 Ricco Maresca Gallery

‘Sanctuary’ – Gil Batle – © 2015 Ricco Maresca Gallery

'Cicada Nymphs' - Gil Batle - © 2015 Ricco Maresca Gallery

‘Cicada Nymphs’ – Gil Batle – © 2015 Ricco Maresca Gallery

'Gang Chart II' - Gil Batle - © 2015 Ricco Maresca Gallery

‘Gang Chart II’ – Gil Batle – © 2015 Ricco Maresca Gallery

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