A Yolanda Domínguez (Madrid, 1977) se le da bien hacer ruido, ha demostrado ser una maestra de la acción artística callejera. A ojos de los transeúntes, son caricaturescas o producto del desequilibrio mental, por eso ridiculizan con efectividad los estrambóticos cánones de belleza impuestos por la industria de la moda y fuerzan al público a mirar de frente la imagen que se difunde de la mujer en las campañas publicitarias.
En Poses (2011), uno de sus primeros proyectos sonados, una serie de mujeres adoptaban por la calle las posturas extremas y antinaturales de los editoriales de moda de las revistas. Para la acción colectiva Registro (2014), Domínguez puso de acuerdo a mujeres de varias ciudades de España para que registraran su cuerpo como propiedad en el Registro Mercantil de Bienes. Una de sus últimas performances ha sido Accesibles y Accesorias (2015), para la que un grupo de chicas en lencería acudieron a una sede de Multiópticas en respuesta a una campaña publicitaria de la cadena de ópticas que tenía como eslogan «Ten la increíble sensación de estrenar todas las veces que quieras».
Hace unos días colgó en YouTube un vídeo de su último experimento. Niños vs. Moda pone a niños de 8 años a comentar fotos de las últimas campañas de moda de grandes marcas (Prada, Marc Jacobs, Dior, Balenciaga, Hugo Boss, Pepe Jeans…) y al principio es refrescante descubrir las reacciones infantiles a imágenes supuestamente glamurosas o sofisticadas. Pronto queda claro que sus pensamientos traspasan el punto de vista divertido y genuino, son un ejemplo de objetividad.
«Parece que está asustada», «como… Si fuera pobre», «y parece que tiene una enfermedad, porque el brazo lo tiene aquí y aquí está el hombro», «se siente sola y con hambre», «le preguntaría a mi madre que cómo podríamos ayudar a que estuviera unos días en alojo para no estar en la calle». Todas esas observaciones corresponden a una de las imágenes publicitarias de Loewe para la colección primavera/verano 2015: una flaquísima modelo se tapa con el brazo la parte inferior de la cara y permanece tirada al pie de unas escaleras.
Imagen de la campaña de Loewe de la colección primavera-verano 2015
Las fotos de moda masculina producen reacciones diferentes. «Parecen héroes», «En realidad (son) espías del FBI», «Felices», «Están estudiando para ir a la universidad… Yo quiero ir a la universidad de mayor». «Es una empresa me parece a mí, es una empresa muy buena porque veo que la gente está contenta».
«¿Por qué relacionamos este tipo de imágenes con el glamour y el lujo?, ¿por qué nadie lo denuncia?, ¿qué influencia tienen en la educación visual?», pregunta Domínguez en su página web. La autora descubre cómo los niños saben rascar sobre la superficie, «decodifican imágenes» con una lógica que no contempla las taras adultas: «El resultado es revelador: ellas están enfermas, borrachas y muertas. Ellos son superhéroes, jefes y empresarios», sentencia. Al terminar el vídeo, los críos juegan a imitar las posturas entre risas.
Helena Celdrán
¿La moda es ese arte de censurar el cuerpo con más o menos ropa, pero siempre manetniendo partes vistas como indignas a vista y todo eso? Si es así no me interesa. Si por el contrario evoluciona rompiendo muros de tabúes heredados, entonces sí.
28 julio 2015 | 18:30
Mi mas sincero respeto para Yolanda. Un trabajo increíble, esto son cosas que llevo mas de diez años denunciando ante la sociedad. Harta de esos cánones de belleza tan drásticos y de esa mierda de campañas de moda femenina…
29 julio 2015 | 12:20
Y dale con lo políticamente correcto. La moda es arte y expresión, cada quien saca lo que quiere de ella porque es subjetiva. Ponle un MUNCH o un SCHIELE a un niño a ver que dice…pffff!!
Solo falta que venga un burócrata a decirnos que poses nos parecen correctas.
29 julio 2015 | 13:36
La moda es arte y expresión, la necesidad del ser humano por crear, pero a su vez, también están diseñando sociedades para un consumo a veces, desorbitado.
La moda te enseña el modo de esclavizarte, atendiendo a las mas chorras necesidades estéticas para diferenciarnos unos de otros; y digo chorras porque la manera aleatoria que tiene de atraparte para sentirte «comprendido» es totalmente absurda; y digo absurda porque lo que era tendencia hace un año, el año próximo dejó de serlo y te quedas como una panocha en un platanar, confuso/a.
Son engañosas con el slogan del «sé diferente» pero al final todos vamos uniformados porque «el grupo marca la tendencia».
Se aprovechan de los egos de cada uno.
Antes al que iba algo manirroto y el pelo revuelto se le miraba mal; ahora llevar unos vaqueros o una camiseta desgarrados y barba urban-surf sin haber doblao el lomo, es chic y te miran hasta bien. Hay miles de ejemplos más.
Perdón, pero me parece una manipulación desbordante y una jeta que se la pisan.
Y comprendo el negocio que genera.
A Van Gogh se le llamaría hoy «boho-crazy» no?
Los niños tienen razón y una gran intuición. Las campañas publicitarias de marcar modas, llevan mucho mensaje subliminal.
30 julio 2015 | 12:12