Archivo de noviembre, 2014

Cómo convertir las chapuzas callejeras en arte moderno

'Grey on White'. 2014. Acrylic on Wall - Neglected Works

‘Grey on White’. 2014. Acrylic on Wall – Neglected Works

Un grafiti tapado con una pintura de un tono diferente al de la pared, una mancha clareada en un muro de ladrillos, la pequeña raya diagonal azul pintada con espray junto a un portal, tal vez para señalar alguna futura reforma… Las chapuzas estéticas están en cada rincón de una ciudad, se burlan de la perfección, nacen del accidente, de la reparación rápida, son un remiendo para salir del paso.

No cabría duda de que, de ninguna manera, se habla de arte, pero sí sería un ejercicio de humor y burla comparar esos errores urbanos con los ejemplos más extremos y arduos de arte moderno. Así lo han hecho Basile Cuvelier y Seth Alexander, afincados en Londres y autores de un microblog de Tumblr que lleva por título Neglected Works (Trabajos abandonados).

Artistas y diseñadores, Cuvelier y Alexander recopilan en la recién inaugurada página ejemplos de estas chapuzas urbanas en la capital inglesa. Para rematar el absurdo, las convierten en obras de arte de la manera más sencilla: pegando a su lado un pequeño cartel rectangular y blanco con el supuesto título del trabajo, el supuesto año de su creación y la técnica empleada.

Así, junto a la mancha gris sobre la pared blanca (seguramente un parche para una pintada), la ficha informativa dice: «Gris sobre blanco. 2014. Acrílico sobre pared». Sobre el muro de hormigón, tal vez parte de la estructura de un puente, el discreto cartel anuncia con solemnidad: «Cruz y punto azul. 2014. Acrílico sobre concreto».

En muchos casos, los autores se ponen creativos y titulan una mancha de humedad sobre una pared de ladrillos Catarata, un intento descolorido de borrar un grafiti, Nube o tres unos brochazos verticales mal dados sobre la madera, Podio. Con el cartel a su lado, las vulgares reparaciones de repente se convierten en focos de interés, en posibles creaciones artísticas que —en la galería de arte adecuada— se podrían vender al mejor postor o contemplar tomando largo rato con una copa de vino en la mano.

Helena Celdrán

'Cross and Blue dot'. 2014. Acrylic on concrete - Neglected Works

‘Cross and Blue dot’. 2014. Acrylic on concrete – Neglected Works

'Waterfall'. 2014. Water-stained brick - Neglected Works

‘Waterfall’. 2014. Water-stained brick – Neglected Works

'Podium'. 2014. Acrylic on wood- Neglected Works

‘Podium’. 2014. Acrylic on wood- Neglected Works

'Cloud'. 2014. Spray paint on brick - Neglected Works

‘Cloud’. 2014. Spray paint on brick – Neglected Works

'Blue Diagonal'. 2014. Spray paint on brick - Neglected Works

‘Blue Diagonal’. 2014. Spray paint on brick – Neglected Works

'Dot Dot Dash'. 2014. Acrylic on concrete - Neglected Works

‘Dot Dot Dash’. 2014. Acrylic on concrete – Neglected Works

Contraponen menús estándar de pobres y de ricos

Imperio Romano - "Power Hungry" © Henry Hargreaves

Imperio Romano – «Power Hungry» © Henry Hargreaves y Caitlin Levin

En pleno apogeo del Imperio Romano, digamos en el año 117 de nuestra era, cuando los dominios del emperador Trajano eran inmensos —cinco millones de kilómetros cuadrados: desde el Atlántico al Pérsico y desde el Sáhara al Rin— y las riquezas desmesuradas, el 98 por ciento de los entre 8 y 9 milones de vecinos de lo que hoy es Italia comían como animales.

No es una refenncia a los banquetes orgiásticos de los patricios, sino un apunte textual: 98 de cada cien vecinos de la edad de oro del gran imperio se alimentaban, sobre todo, de mijo, un cereal muy usado como pienso para aves. Lo han constatado análisis recientes de tumbas, que no han encontrado presencia de otro alimento entre los romanos de a pie.

¿Qué comían los dos romanos restantes necesarios para completar la centuria? Se alimentaban como dioses: pescado fresco, frutas de temporada o secas, verduras, queso, setas, legumbres, vino, aceite de oliva….

Las fotos de arriba colocan un menú tipo del 2% de los romanos poderosos en un extremo de la mesa y otro del 98% famélico en el lado contrario.

Forman parte del proyecto Power Hungry (Poder Hambre) de los fotógrafos Henry Hargreaves y Caitlin Levin, que suelen mezclar lo mundano con lo artístico y a quienes les encanta el análisis de los hábitos de alimentación y lo que estos revelan de la sociedad —ya habían firmado una serie en la que componían mapas del mundo basados en las dietas de cada zona—.

Los fotógrafos explican sus intenciones en una entrevista en BuzzFeed:

Queremos que las personas se sienten a la mesa, figurada y literalmente, y vean las flagrantes disparidades entre los que tienen y los que no.

 Antiguo Egipto - "Power Hungry" © Henry Hargreaves and Caitlin Levin Antiguo Egipto "Power Hungry" © Henry Hargreaves and Caitlin Levin

Antiguo Egipto – «Power Hungry» © Henry Hargreaves y Caitlin Levin

Tras investigar documentación sobre hábitos, hambre, falta de alimentos y consumo, los fotógrafos proponen la dialéctica del menú pobre / menú rico mediante fotos de bodegones de menús tipo de las clases alta y baja de la población.

Las imágenes pertenecen, en ocasiones, a épocas históricas como el antiguo Egipto, donde la carne era un lujo solo al alcance de las élites del poder político y religioso, mientras que el pueblo llano se alimentaba de vegetales y pan.

Francia 1789 - "Power Hungry" © Henry Hargreaves

Francia 1789 – «Power Hungry» © Henry Hargreaves y Caitlin Levin

Tampoco en el siglo XVII francés, la centuria de las Luces y la pompa, la brecha social de la alimentación era menos profunda. Hargraves señala que los habitantes pobres de las ciudades gastaban la mitad de los ingresos en comida muy básica, de subsistencia.

Mientras los trabajadores no cualificados debían conformarse con mendrugos de pan, la nobleza y las clases adineradas francesas comían delicadezas culinarias exquisitas, entre ellas repostería refinada, y regaban el condumio con vino y champán.

EE UU - "Power Hungry" © Henry Hargreaves and Caitlin Levin

EE UU – «Power Hungry» © Henry Hargreaves and Caitlin Levin

La situación es casi la misma hoy y «cerca de casa», afirma el fotógrafo.

Muchas personas en todo el mundo todavía se ven obligadas a sobrevivir comiendo casi nada en absoluto, mientras que unos pocos poderosos viven en el absurdo culinario del lujo suntuoso.

El ejemplo más claro e irritante es el de los EE UU, donde uno de cada seis habitantes padece hambre. En el país más poderoso del mundo 50,1 millones de personas se sientan en el lado pobre de la mesa. El 40% de la comida del lado rico termina desechada en la basura.

Si quieren asustarse aún más, consulten la página web de World Hunger. Está en inglés pero el hambre es un idioma fácil de entender.

Dejo abajo otro par de fotos de Power Hungry. Son las radiografías alimentarias de dos países que salen mucho en la televisión, casi siempre por razones geoestratégicas (Corea del Norte) o porque algún occidental está secuestrado y en peligro de muerte (Siria).

No conviene ver las fotos antes de preguntar: «¿qué cenamos hoy?».

Jose Ángel González

Siria - "Power Hungry" © Henry Hargreaves

Siria – «Power Hungry» © Henry Hargreaves y Caitlin Levin

Corea del Norte - "Power Hungry" © Henry Hargreaves

Corea del Norte – «Power Hungry» © Henry Hargreaves y Caitlin Levin

Hermosos pájaros colisionando contra edificios

'Impact (Indigo Bunting)' - Miranda Brandon

‘Impact (Indigo Bunting)’ – Miranda Brandon

«Estos son algunos de los pájaros que encontré, intactos y tal y como eran, salvo por la consciencia y el pulso«. Miranda Brandon captura en sus fotografías a pájaros de plumajes exquisitos, casi siempre especies de tamaño reducido: un colibrí de garganta roja, un chipe de cabeza gris, un azulejo… La imagen crea la ilusión de que las aves están chocando justo en ese momento, pero en realidad ya estaban muertas cuando Brandon las retrató.

La artista le dio forma a la serie Impact (Impacto) cuando trabajaba de manera voluntaria en la estadounidense Asociación Nacional Audubon, fundada para «conservar y restaurar los ecosistemas naturales». Centrada en la preservación de las aves, recibe el nombre de John James Audubon (1785-1851), un artista que se propuso representar a los animales con realismo científico y se convirtió en una eminencia de la ornitología.

Durante su voluntariado en Audubon recogió pájaros, muertos tras colisionar contra construcciones creadas por el ser humano. En un análisis realizado por la asociación, se especifican las causas de estos choques. De día, los accidentes suceden sobre todo porque «no perciben el cristal como un obstáculo»: las aves migratorias no están acostumbradas a vivir en zonas con edificios y el nítido reflejo del cielo y de los árboles sobre las fachadas de cristal es una trampa mortal e inesperada. En el paisaje urbano nocturno, la iluminación de los edificios crea «un efecto faro» sobre los pájaros que emigran de noche.

Según el último informe anual elaborado por The State of the Birds, una organización que aúna a varias asociaciones ornitológicas  de los EE UU, la población de aves del país muere principalmente por tres causas. Con 2400 millones de ejemplares al año, los ataques de gatos ocupa el primer lugar, los choques —contra edificios, coches, torres de alta tensión, torres de comunicación, torres eólicas…— son la segunda causa de muerte, con 599 millones de muertes. Los pesticidas agrícolas y los vertidos tóxicos en aguas, la tercera.

«Estoy interesada en cómo nuestro modo de vivir afecta a otras especies», explica en su página web. La fotógrafa estadounidense explica que, en las imágenes, utiliza la belleza natural de criaturas como un pájaro cantor para provocar una reflexión personal, «no pensar en términos antropocéntricos» y poder entender que debe existir un sentimiento de «igualdad» con el resto de las criaturas vivas del planeta.

Helena Celdrán

'Impact (American Redstart)' - Miranda Brandon

‘Impact (American Redstart)’ – Miranda Brandon

'Impact (Tennessee Warbler)'- Miranda Brandon

‘Impact (Tennessee Warbler)’- Miranda Brandon

'Impact (Ruby-throated Hummingbird)' - Miranda Brandon

‘Impact (Ruby-throated Hummingbird)’ – Miranda Brandon

'Impact (Nashvile Warbler)'- Miranda Brandon

‘Impact (Nashvile Warbler)’- Miranda Brandon

¿Por qué rompieron Miles Davis y John Coltrane?

John Coltrane (izquierda) y Miles Davis , 1960

John Coltrane (izquierda) y Miles Davis , 1960

En una esquina, el trompetista Miles Davis, capaz de reventar más veces que nadie la historia de la música —están contabilizadas al menos cuatro—. Sexy, escabroso, domador del silencio. Negro pero con posibles: hijo de un dentista. Durante muchos años tocó de espaldas al público. Cuando le preguntaron por qué, dijo: “Nadie se molesta por ver la espalda del director de una orquesta sinfónica”.

En la otra, John Coltrane, explorador estelar con el saxo tenor, hijo de padres sin blanca. Se apuntó en la Armada el mismo día que la bomba atómica cayó sobre Hiroshima. Decidió llamar a las puertas del cielo de una manera tajante: con la estridencia. No soplaba el saxo: lo pervertía. Cuando tocaba, buscaba a dios, pero lo hacía con ferocidad, porque el creador sólo escucha a quienes gritan.

Discos del quinteto de Miles Davis

Discos del quinteto de Miles Davis con John Coltrane

Ambos nacieron en 1926, se dejaron entumecer por la frialdad de la heroína y tocaron juntos entre 1955 y 1960.  La historia de los ochos discos en los que se mezclaron apuntala el dogma del respeto mútuo y el tránsito conjunto por senderos sin rumbo, porque en el jazz nada es definitivo y toda forma contiene su contrario, el vacío. El jazz no es taxativo como el rock, siempre basado en afirmaciones y estructuras sólidas. El jazz es volátil y, en ocasiones, informe: plantea siempre más preguntas que respuestas.

Los discos del primer Quinteto de Miles Davis —que a veces se ampliaba a sexteto— forman un cuerpo sagrado que culmina con Kind of Blue (1959). Los participantes, no siempre los mismos pero con Miles de oficiante estable y Trane de contrapunto, hicieron del jazz algo flotante y elástico, de discreta y apasionada elegancia.

Anuncian ahora la edición de un cuádruple disco con las últimas actuciones de Miles y Trane juntos. All of You: The Last Tour 1960 contiene grabaciones de una gira por Suecia, Alemania y Suiza. Según algunos es la prueba de que la alquimia se había agotado y los dos genios estaban a punto de divorcio. Se lllega a sugerir que ya no se soportaban.

Escuchen y juzguen esta versión de So What grabada el 22 de marzo de 1960 en Estocolmo.

Entre los códigos de tiempo 00:30 y 03:40,  la trompeta de Miles hace el solo, perfecto, de una eficacia doliente: una lección magistral del jazz modal que el quinteto había inventado y perfeccionado mezclando tonos brillantes y apagados. Luego entra el tenor de Trane, que avanza en principio por el mismo camino que había iniciado el líder del quinteto pero bien pronto se dispara y termina, en torno al 6:40, en una borrachera rapidísima y chirriante. Es como si el saxofonista estuviese tocando para sí mismo, ajeno a los demás músicos, un hereje flotando en el aullido multiforme y abierto del free jazz.

Dicen que la paradoja se daba cada noche y en cada tema: Trane en un planeta y Davis y los demás en otro. El público reaccionó mal y algunos críticos peor. Los adjetivos «horrorosos», «aburridos», «absurdos» e incluso «obscenos» fueron aplicados a los solos del saxofonista, al que llegaron a acusar de tocar mal para precipitar que Davis le expulsara.

Al terminar la gira y regresar a los EE UU ocurrió el desenlace: Trane y Davis rompieron para siempre. Sin gran discordia pero de forma tajante: jamás tocarían juntos de nuevo.

Algunos de los discos de John Coltrane grabados en los últimos cuatro años de su vida

Algunos de los discos de John Coltrane grabados en los últimos cuatro años de su vida

Aunque ya había grabado tres discos como solista antes de pasar por el quinteto, Trane nunca se había atrevido a componer música. Era inseguro y necesitaba un asidero espiritual que la ayudase a salir de la dependencia a la heroína, que casi lo había matado en 1957 de una sobredosis. También bebía demasiado y, al contrario que Miles, capaz de drenar la toxicidad y convertirla en aliada, cargaba con un cuerpo muy castigado. En 1960, cuando dijo adiós al quinteto, tenía 34 años. Moriría poco después de cumplir 40.

Quizá era consciente de que el tiempo apremiaba y no le quedaba demasiado para buscar aquello que buscaba, fuese lo que fuese: empezó a componer con furor, arañando como inspiración en cualquier forma de creencia espiritual («creo en todas las religiones», decía); renegó de cada verdad para acercarse a las cinco notas esenciales de las ragas de la India; intentó domar las «fuerzas emocionales»  contenidas en cada soplo; estaba convencido de que la música era medicinal tal como afirmaban los chamanes africanos; leyó el Corán, la Biblia, textos de budismo zen y cábala con la misma ecuánime sinceridad; grabó una pieza de 29 minutos basada en la sílaba sagrada Om y las enseñanzas del Bhagavad Gita y el Bardo Thodol

Consiguió lo que nadie antes había soñado, que el jazz pudiese tener una cualidad sacramental: A Love Supreme (1964) es el equivalente negro a una misa de Bach.

"Stellar Regions"

«Stellar Regions»

Casi todo lo que grabó antes de que el cáncer de hígado lo matase —el último concierto lo ofició, parece lógico que así fuese, en una iglesia humilde— estaba basado en el convencimiento de que la música universalis no es un concepto alquímico sino una verdad tangible a la que es posible acceder con determinados sonidos. Nadie entendió demasiado aquella forma de rezo y los críticos tardaron en asimilar los viajes de fiebre de Trane, estelar, dolido, suplicante, atonal, dirigido hacia habitantes de esferas diferentes a la terrenal… Nada le importaba cuando tocaba: cuando estás a solas y hablas con múltiples dioses debes inventar un idioma, una jerga acumulativa que sólo tú y ellos entenderéis.

La mejor constancia de los diálogos de Coltrane con todos los avatares de la divinidad apareció 27 años después de la muerte del músico. Lo encontró, se nos dijo, su viuda, Alice Coltrane (1937-2o07) mientras ponía orden en las cajas y archivadores donde Trane guardaba sus cosas. Editado en 1995, Stellar Regions, había sido grabado cinco meses antes de la muerte del artista. Intenten escucharlo con las luces apagadas y suban el volumen. Les convencerá de la posibilidad cierta de los viajes astrales del alma.

Miles Davis, que siguió dinamitando clichés hasta 1991, cuando un fallo cardiorrespiratorio lo tumbó a los 65 años, nunca habló de Trane o de las razones de la ruptura. Lo más cercano a una explicación la ofreció en unas escuetas declaraciones durante la última gira del quinteto, en 1960. Tras la actuación, en la que Trane había vuelto a tocar por su cuenta y de manera disonante, un periodista preguntó a Miles:

— ¿No te parece que Coltrane va demasiado lejos?

El mejor músico de jazz de la historia respondió:

— No. Soy yo quien no soy capaz de llegar tan lejos como él.

Jose Ángel González

Transforman en música las señales que emite una estrella moribunda

El radiotelescopio con 66 antenas es el mayor jamás construido sobre la Tierra. Desde 2011, Alma (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) capta desde el desierto de Atacama (al norte de Chile) las más débiles ondas de radio procedentes de cuerpos celestes lejanos y permite así el estudio sobre el origen y la evolución de galaxias, estrellas y planetas.

Hasta la fecha el más ambicioso proyecto astronómico basado en telescopios, en él colaboran Europa, los Estados Unidos, Canadá, Asia Oriental —principlemente China, Corea, Japón— y Chile. La principal misión de Alma desde su creación en 2011 es recabar datos e imágenes a partir de las radiaciones electromagnéticas de estrellas y planetas en el momento de su creación: el radiotelescopio puede ser el instrumento que por fin nos permita desvelar muchos de los misterios sobre el origen de la vida en la Tierra.

Alma Music Box (La caja de música Alma) es uno de los muchos proyectos colaborativos en los que participa el más grande de los telescopios, con la diferencia de que este sobrepasa lo científico para meter un pie en la música y convertirse casi en una acción artística que tiene más de poesía que de astronomía.

'Alma Music Box'

‘Alma Music Box’

Todo comenzó cuando el Observatorio Nacional de Japón se interesó en 2011 por las ondas de radio de R Sculptoris, una estrella moribunda en la constelación de Sculptor. No es cualquier estrella, a unos 1550 años luz de nuestro planeta y ocho veces más grande que el Sol, además de destacar por su intenso color rojo, los astrónomos descubrieron con su observación que alrededor de ella había una asombrosa espiral.

En un aparato parecido a los tocadiscos de vinilo, una colección de 70 discos negros reproduce las ondas que emite R Sculptoris. Las protuberancias sobre cada disco corresponden a los momentos en que las señales son más fuertes y a cada una se les asigna una nota musical. La melodía al estilo de una caja de música es inconexa y tiene silencios, corresponde al ritmo aleatorio con que la estrella libera las frecuencias.

Helena Celdrán

La estella R Sculptoris - Foto: Alma

La estella R Sculptoris – Foto: Alma

Adolescentes sirios refugiados en Zaatari retratan sus vidas

Campo de refugiados de Zaatari, antes y después

Campo de refugiados de Zaatari, antes y después

Entre las dos fotos de arriba han transcurrido menos de tres años. La zona es la misma, un territorio desértico situado diez kilómetros al este de la ciudad jordana de Mafraq, muy cerca de la frontera con Siria. La imagen de la izquierda es de septiembre de 2011 y la otra, de abril de 2014.

El campamento de refugiados de Zaatari se ha convertido de pronto, como si se tratara de un acelerado time-lapse, en una ciudad. Con un censo oficial de 81.000 habitantes, es el 13º núcleo más poblado de Jordania. Es redundante y doloroso anotar que todos los vecinos son refugiados que han escapado del holocausto consentido por Occidente de Siria, país que ha sido abandonado por más de dos millones de personas para evitar el exterminio.

Gestionado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el campamento de Zaatari es uno más: en el mundo hay 50 millones de personas refugiadas viviendo en lugares donde no desean vivir. El número es el más alto de la historia de la humanidad.

En Zaatari, presentado por algunos medios occidentales con el paternalismo condescendiente habitual —»La ciudad del hazlo tú mismo«, titula The New York Times un reportaje no muy distinto al que merecería un lo que no debes perderte de las islas del Egeo; «Tierra fertil para pequeños negocios», añade la BBC en el mismo tono que un informe sobre posibles oportunidades para inversores—, hay calles, tiendas de ropa y comida, algunas clínicas médicas montadas por militares europeos (no españoles), prostitutas, robos, drogas y frecuentes redadas indiscriminadas de la policía.

Triunfos y derrotas cotidianas, en suma, que pueden contabilizarse también en cualquier barrio español de pocos ingresos.

En agosto de 2014 el fotógrafo  Michael Christopher Brown visitó el campamento para hacer un reportaje. Le gustaron las sonrisas de los 4.000 adolescentes que acuden a diario a los dos centros de actividades educativas y de tiempo libre que gestiona la organización Save the Children y decidió intentar transmitir a algunos la pasión por la fotografía. Les enseñó media docena de normas básicas y les regaló un smartphone.

Los muchachos han montado ahora Inside Za’Atari, un microblog que funciona como diario personal del grupo de fotógrafos aficionados. Las imágenes de sonrisas, brincos y otros desmanes adolescentes aparecen combinadas con fotos de las que brotan arena, hedor y ausencia.

Los chicos de Zaatari también escriben pequeños mensajes. Son incompatibles, por frescura y objetividad, con las resabiadas crónicas de los medios de Occidente. Son periodismo puro.

«En el futuro, si me convierto en un buen reportero, podré dejar este lugar», dice Khaled (que lleva una camiseta del Real Madrid). «El proyecto me ayudó a moverme por el campamento e ir a lugares a los que no me atrevía a ir», añade Rahma, que dibuja un universal corazón con las manos.

El testimonio que mejor sintetizala condición del expulsado de casa por la sinrazón bélica me parece el de Omar: «Es duro vivir aquí. El agua, por ejemplo, no sabe como el agua de Siria».

Jose Ángel González

El revelador proyecto fotográfico de una mujer obesa

'Anonymity Isn't for Everyone' - Haley Morris-Cafiero

‘Anonymity Isn’t for Everyone’ – Haley Morris-Cafiero

Como una turista cualquiera, la fotógrafa estadounidense Haley Morris-Cafiero (de Memphis, Tennessee) se retrató en la babélica plaza neoyorquina de Times Square para conservar un recuerdo de su viaje. Cuando reveló el carrete de la cámara observó con sorpresa que tras ella había un hombre que la miraba de modo socarrón y con cierto desdeño. Además, en la imagen también se observa a una mujer fotografiándolo, como si la apariencia física de Morris-Cafiero bastara para protagonizar un momento cómico inolvidable.

Obesa y vestida con ropa sencilla, el motivo por el que estaba siendo objeto de burla por lo visto también existe el mundo adulto y es más frecuente de lo que podríamos pensar: ver a una persona gorda sigue dando risa.

«Desde entonces, he estado colocando una cámara en público para capturar las miradas de los desconocidos que pasan junto a mí mientras yo me dedico a cosas cotidianas«, cuenta la autora. Ha pasado los últimos cuatro años inmersa en el proyecto artístico, al que ha llamado Wait Watchers, un juego de palabras entre Weight Watchers (Vigilantes del peso, una empresa estadounidense que ofrece productos y asesoramiento para la pérdida de peso) y el verbo to wait (en inglés, esperar), ya que todas las imágenes implican una espera hasta que el vigilante vocacional de turno lanza una mirada indiscreta o hace un gesto crítico con el aspecto físico de la artista.

'Turtle' - Haley Morris-Cafiero

Una chica con vestido negro, bolsito rojo y gafas de sol a modo de diadema levanta la mirada del móvil y muestra su desaprobación. Un grupo de tres niñas adolescentes se dirigen a la piscina y una de ellas mira sin disimulo a Morris-Cafiero, también en bañador. Un policía eleva su gorra sobre la fotógrafa como si fuera a colocársela. En una tienda de ropa, una mujer de mediana edad muestra su desaprobación al ver a la chica con sobrepeso probarse por encima un vestido corto.

En la iniciativa no hay acritud, sino una llamada a la reflexión. Deja claro que no puede saber lo que cada persona está pensando, pero sí puede lograr que las fotos nos sirvan para mirarnos desde fuera. Las escenas ilustran el deseo de avergonzar a quien tiene un problema o es diferente, actitudes burlonas, sentimientos relacionados con la condescendencia o el desprecio.

'Popsicle', 2014 - Haley Morris-Cafiero
Tras publicarse en varias páginas web y en blogs personales, la autora también comprobó cómo las imágenes suscitaban comentarios anónimos insultantes, «criticando mi cuerpo, mi ropa, mi cara, mi pelo…». Incluso recibió e-mails escritos por desconocidos que se permitían decirle (con rigidez y grosería) que debía perder peso y arreglarse.

«No me importa lo que nadie piense sobre mi cuerpo. Estoy bien en él», dice despreocupada, acompañando sus palabras de un lenguaje corporal que transmite confianza y sinceridad y un tono de voz sereno que no cambia cuando recuerda su experiencia como modelo en la serie de fotografías.

Recientemente ha creado una campaña de microfinanciación en Kickstarter para convertir la serie en un libro. A 17 días de terminar el plazo para contribuir, ha reunido 17.153 dólares (13.750 eutos) cuando sólo pedía 15.000 (12.000 euros). La artista cuenta en un vídeo explicativo del proyecto que el tomo reunirá la colección completa de fotos —algunas nunca antes publicadas— y una selección de mensajes de correo y comentarios de Internet: por un lado, los más sangrantes y crueles; por otro, «cientos» de ellos de personas que la apoyan y que hablan de la dificultad para aceptar sus cuerpos, del acoso que sufren desde la infancia, de enfermedades e intentos de suicidio.

Helena Celdrán

'Cops' - Haley Morris-Cafiero 'Magnolia' - Haley Morris-Cafiero 'Stripes' - Haley Morris-Cafiero 'Blondie' -  Haley Morris-Cafiero

Seedfeeder, el anónimo y mítico ilustrador de la ‘guía sexual’ de la Wikipedia

Sentados - Seeedfeeder

Sentados – Seedfeeder

La casi infinita geografía de la Wikipedia —18.000 millones de palabras, 32 millones de artículos en 287 idiomas y, por cierto, para los descreídos, con un  índice de fiabilidad comparable al de la otrora reina del conocimiento, la Encyclopædia Britannicatiene dimensiones de planeta de ficción o pesadilla provocada por la fiebre. Imprimir por completo los contenidos de la enciclopedia en línea daría lugar a 17.119 volúmenes de 400 páginas cada uno.

En magnitudes de este calado hablar de la autoría de 48 ilustraciones parece un simple capricho y tal vez lo sea, pero el dibujante que reseño es uno de los grandes mitos de la enciclopedia online. Su apodo es Seedfeeder (nombre que en inglés se aplica a los comederos de pájaros: de seed, semilla, y feed, alimentar).

Haciendo clic en esta página podrán ver sus obras completas y quizá entender por qué es tan famoso. El anónimo Seedfeeder es el mejor dibujante sobre sexo de la Wikipedia.

El artista de lo carnal ha representado, con un estilo de línea clara que, según cuenta, está inspirado en los folletos de seguridad de las líneas aéreas —colores planos, figuras inequívocas, estilo vectorial old school y cierta esterilidad de folleto con información útil para alumnos de Secundaria—, 48 viñetas de actos sexuales: posturas para hacer el amor en pareja o grupo, estilos y formas de masturbación, juegos y perversiones —algunas cuando menos exóticas, como la japonesa del gokkun—. Abundan las posturas heterosexuales, pero también hay espacio para las homosexuales.

De pie - Seedfeeder

De pie – Seedfeeder

Los dibujos son exactos y cumplen su función didáctica con tanta precisión que han sido utilizados profusamente en la edición inglesa de la enciclopedia y en docenas de versiones más, entre ellas la española: el anexo de posturas sexuales reproduce unas cuantas.

Retirado en 2012 como usuario registrado, por sus declaraciones todavía alojadas en los archivos de la enciclopedia sabemos que Seedfeeder es hombre, heterosexual, tiene un trabajo técnico y ejecutó su contribución como ilustrador a la Wikipedia la sin intención de promocionarse o ganar dinero —los dibujos son de licencia libre—: sólo deseaba, insiste, colaborar como editor gráfico en la obra colectiva y añadir elementos «informativos» a un tema no siempre bien tratado a la hora de ser ilustrado.

Pese a los dos años de silencio desde la jubilación del artista, el interés por la obra de Seedfeeder sigue vivo: hace unos días la web Gawker titulaba Wikipedia’s Greatest Sex Illustrator Is an Anonymous Legend: Seedfeeder (El mejor ilustrador sexual de la Wikipedia es una leyenda anónima) y el Huffington Post seguía la estela con Wikipedia’s SeedFeeder Is The Weirdest Sex Illustrator You’ve Never Heard Of (Seedfeeder, el de la Wikipedia, el más extraño ilustrador de sexo del que hayas oído hablar), que añadía el toque morboso marca de la casa con el adjetivo extraño, a todas luces inapropiado, y la políticamente correcta pero cansina hasta la náusea NSFW (en inglés, no adecuado para ver en el trabajo).

¿Es necesario que las ilustraciones sean tan explícitas? «Mi filosofía es que cada artículo de la Wikipedia debería contar con todas las formas de medios asociados: imágenes, audio y vídeo. Todos los artículos, sin excepción. Cualquier argumento basado que ‘una imagen no es necesaria’ tiene valor cero para mí», ha explicado de modo razonable y claro el dibujante anónimo que se ha convertido en mito por dibujar de modo directo y sin artificio algunas de las muchas formas de hacer el amor.

Jose Ángel González

Kokeshi, la muñeca japonesa que nace de un torno

En el pequeño taller japonés abierto a la calle, el artesano Yasuo Okazaki (1954) trabaja la madera rodeado de virutas y serrín. De un palo corta cilindros, su gran herramienta es un torno que hace girar la madera para que él pueda moldearla con cinceles y brocas.

Todo resulta relajante y estéticamente perfecto en la creación de las muñecas japonesas Kokeshi: figuritas sin pies ni manos, minimalistas y de expresión enigmática, utilizadas como recuerdo o amuleto. El proceso recuerda a la alfarería más que a la talla, la pieza no deja de girar hasta que el artesano no tiene que dar los último retoques.

Incluso en el momento de pintar los adornos principales, la pintura parece surgir sobre la madera giratoria como por arte de magia. Con un cariño milimetrado y pleno dominio del proceso, ver trabajar a Okazaki es como contemplar a un gran chef de cocina transformar los ingredientes en manjares o a un joyero puliendo con mimo una piedra preciosa.

Kokeshi doll

Típicas de la región de Tohoku —al norte de la mayor isla de Japón, montañosa y conocida por la dureza de su clima— fueron los alfareros quienes tuvieron la ocurrencia de experimentar con el torno para fabricarlas. No está claro cuándo se comenzaron a manufacturar las muñecas Kokeshi, parece ser que fue a mediados del periodo Edo (1603-1868). Japón crecía económicamente, las normas sociales eran muy estrictas y sólo al final de esta larga época histórica comenzó a abandonar su ancestral aislamiento del resto del mundo.

Existen 11 tipos de Kokeshi según la región. La del vídeo corresponde a la variedad de la localidad de Naruko, donde se dice que pudieron nacer las figuritas y en la que incluso hay un museo dedicado a ellas. Se distinguen por tener caras amables y crisantemos pintados sobre el cuerpo, pero sobre todo por ser las únicas que emiten un sonido: la cabeza, perfectamente ajustada, se puede sin embargo girar haciéndo un poco de fuerza para que chirríe.

Si no fuera por el ruido mecánico de las herramientas interviniendo en la rotación del torno, podría parecer que el tiempo se ha congelado en el interior del taller. Okazaki ha dedicado su vida adulta a las Kokeshi. Tras acabar el instituto, el único maestro que tuvo fue su padre, que lo instruyó en la elaboración casi ceremonial de las exquisitas muñecas.

Helena Celdrán

El inocente escándalo de las mujeres ‘vestidas’ solo con luz

© Heinrich Heidersberger

© Heinrich Heidersberger

La inocencia, según sostenía el escritor Graham Greene, es «un tipo de locura». Un autor menos contaminado por el mundo de la carne entendido como tentación —Greene era católico y llevaba mal el contrapeso entre la mucha fe que anhelaba y la escasa que lograba alcanzar—, el también inglés Ian McEvan acusa a la fotografía de «crear una deliberada sensación de inocencia». Quizá ambos están en lo cierto y la enfermedad de la inocencia se valga con frecuencia del agente transmisor de la fotografía.

El alemán Heinrich Heidersberger, que vivió cien años (1906-2006), suficientes para saber determinar los juegos y equívocos de la vida y tomarse unos y otros a choteo, chocó de bruces contra la falsa inocencia, una forma talibán de moralidad, en 1949, cuando publicó en la muy respetada y luterana revista Stern una serie de fotos titulada Kleid aus Licht (Vestidos de luz).

Era, decía la publicación, un trabajo «experimental» basado en los ejercicios lumínicos de algunos surrealistas —sobre todo Man Ray, ese genio enterrado bajo un epitafio-bofetada: «Indiferente, pero no mediocre»—. Se trataba de proyectar sobre los cuerpos desnudos de modelos femeninas texturas y patrones geométricos que tuviesen la misma condición que una prenda de ropa, convertirse en segunda piel, en vestuario.

Las fotos de Heidersberger, como puede apreciarse, parecen a día de hoy publicidad de bajo impacto y tienen una decencia de alto rango, pero en 1949 y en la Alemania donde todavía supuraban las cicatrices anímicas del nazismo las imágenes fueron agentes causales de un gran escándalo. Se volvieron a emplear los términos que no han  pasado de moda desde la inquisición:  indecentes, sucias, pornográficas, inmorales… Nadie, como es norma entre los inquisidores, explicaba por qué. Para encender piras no hacen falta razones: sólo gritos (y ahora, mensajes de Twitter)

Las fotos de Heidersberger en 'Stern'

Las fotos de Heidersberger en ‘Stern’

El fotógrafo se retractó de sus experimentos y la revista pidió disculpas a los lectores cuyas sensibilidades habían salido, al parecer, perjudicadas. De nada valió que presentaran la serie como un juego con las «maravillas de la luz» y sus posibilidades cinéticas al ser proyectado un foco a través de papeles recortados y moldes sobre la piel de las modelos.

No rebajó tampoco la pataleta mojigata la foto de dos jirafas insertada en el reportaje con la intención didáctica de decirle al lector que también los animales llevan la piel moteada por caprichosas formas.

Fue la primera y única vez que el pobre Heidersberger se manchó las manos con fotos de desnudos. Durante el resto de su larga carrera se contentó con retratar edificios y paisajes, subgéneros donde el peligro de pecado es mucho más difuso y, en todo caso, controlable: basta con pedir amablemente a los nativos semidesnudos y curiosos que salgan del cuadro.

Vestidos de luz ha pasado a la historia. Es el único trabajo del fotógrafo que merece cita en algunos libros, donde se constata que hay en la intención de las imágenes una predicción del op-art y su uso de las líneas sinuosas, la repetición de las formas, el bicromatismo y los efectos ópticos.

Estoy convencido de la candidez inocente de Heidersberger. También de que la labor de los fanáticos llevó su inocencia hacia la desilusión y deberíamos llorar cada vez que una persona es obligada a ese sacrificio.

Jose Ángel González

© Heinrich Heidersberger

© Heinrich Heidersberger

© Heinrich Heidersberger

© Heinrich Heidersberger

© Heinrich Heidersberger

© Heinrich Heidersberger