Esculturas que se retuercen y se deforman

Escultura de papel de Li Hongbo

Escultura de papel de Li Hongbo

«Este es el origen directo de mi trabajo» dice el artista Li Hongbo (Jilin-China, 1974) sujetando un farolillo rojo, típico en las celebraciones y festividades chinas. La humilde guirnalda encierra un mecanismo ancestral que convierte un conjunto de láminas finas de papel en un objeto redondeado y frágil, sorprendente a la vista y gustoso al tacto.

El artista se hizo un experto en tipos de papel cuando trabajaba en una editorial, escogiendo el gramaje y el acabado adecuados para los títulos que se iban a publicar. Hongbo conocía técnicas de arte popular y también tenía experiencia como artista experimental: la mezcla resultó en las sorprendentes obras, entre bellas y turbadoras, que realiza ahora.

«Mis esculturas se pueden estirar, extenderse, retorcerse, doblarse, contraerse…». Aparentemente canónicas, las piezas del autor esperan a ser «movidas». Hongbo agarra con las manos la parte superior de la cabeza de uno de sus bustos y la estructura se deforma, se alarga como un acordeón, provocando el desconcierto en el espectador, que hasta ese momento está seguro de estar ante una escultura de piedra o madera.

Con una plancha de metal a la que aplica pegamento sólo en ciertos puntos, une papeles hasta que la columna es lo suficientemente alta para esculpirla como si se tratara de un bloque de yeso. Una figura humana de cuerpo entero —como la que Hongbo muestra en su taller— contiene unas 20.000 láminas. El autor necesita meses sólo para preparar la superficie en la que después perfila los detalles con una sierra circular.

Helena Celdrán

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