Huevos fritos con sangre y otros excesos del punk

Punks en las calles de Londres

Punks en las calles de Londres

Refrescante maldición y última exhalación con forma de ladrido que emergió del cadáver del rock, el punk rebosa suculentas gotas de sangre, vómitos existenciales —y gástricos—, mutilaciones, muerte y maldición.

Tres décadas y media después de God Save the Queen, la gran jugada comercial y sólida descarga sonora de los Sex Pistols, que no inventaron el punk —fecundado en los EE UU unos años antes— pero sí vendieron la marca al resto del mundo, revisar el género más orgullosamente paleto de la historia (con perdón del heavy) puede parecer un ejercicio idiota y fuera de lugar, pero si nadie discute el derecho a reivindicar la desmesura del Marqués de Sade, predicar la violencia necesaria de Jean Genet o añorar el arte de la vida como crónica de excesos de Hunter S. Thompson, también podemos trazar el decorado de vicio hedonista, peligro consumado y ansias suicidas del punk, la última escuela basada en la necesidad de asesinar a los maestros y, de paso, asesinar al maestro que reside en cada ego.

Lo que sigue es un conjunto de excesos y absurdos, un ramo de flores podridas por voluntaria desatención, una enumeración  —tomada en buena parte del libro no traducido al español The Official Punk Rock Book of Lists, una colección de eructos que pueden leerse como versículos de un poema diabólico— que quizá parezca remota pero que otorga un sentido de proclama tosca y coherente a un movimiento que nació para morir de prisa y ejercer, en tanto durase la vida, la zafiedad más cafre. Bienvenidos al mundo bárbaro del punk rock y sus momentos más cerriles, es decir, más lúcidos.

Sid Vicious, 1978 (Foto: Bob Gruen)

Sid Vicious, 1978 (Foto: Bob Gruen)

Huevos fritos con sangre

El fotógrafo Bob Gruen —el mismo que había firmado la foto-póster de John Lennon con la camiseta de New York City dos tallas más pequeña de lo que demandaba el buen gusto— estaba presente y lo ha contado.

Noche en un bar de carretera de las malas tierras del Midwest. El autobús de los Sex Pistols, que están de gira por los EE UU, se detiene para que los músicos y su cohorte coman algo. Sid Vicious pide un bistec y un par de huevos fritos. Un cliente redneck —gorra de marca de tractores, camisa vaquera— se acerca:

— Eres Vicious, ¿verdad? Vas de duro, veamos si eres capaz de hacer esto, dice antes de apagar contra la palma de la mano un cigarrillo encendido.

El bajista no parece impresionado.

— ¿Hacerme daño? ¡Claro!, dice.

Con el cuchillo de carne, el músico se da un tremendo tajo en la palma de la mano y sigue comiendo. La sangre gotea sobre los huevos fritos.

Sid no deja una miga en el plato. Moja pan en la mezcla.

Wendy O. Williams

Wendy O. Williams

 Un disparo de escopeta ante las ardillas

Wendy O. Williams, que se lubricaba el cuerpo para salir a escena casi desnuda al frente de su grupo, The Plasmatics, tenía una imagen feroz y fue detenida varias veces por obscenidad.

Cuando decidió morir, en 1998, unas semanas antes de cumplir 49 años, eligió darse un tiro de escopeta en la cabeza.

Fue un suicidio meditado —dejó cartas, regalos, una declaración para ser ayudada a morir en caso de que fallase en el intento y resultase herida y un mapa para que encontrasen el cuerpo— y anunciado: lo había intentado dos veces antes con barbitúricos.

En la nota final escribió: «El acto de quitarme la vida no es algo que haga sin meditarlo mucho. No creo que la gente deba matarse sin una reflexión profunda y durante un período considerable de tiempo. Creo firmemente, sin embargo, que el derecho de hacerlo es uno de los fundamentales que cualquier persona en una sociedad libre debería tener. Para mí la mayor parte del mundo no tiene sentido, pero mis sentimientos sobre lo que estoy haciendo suenan alto y claro en mi oído interno, en un lugar donde no hay ego, sólo calma. Siempre con amor, Wendy».

Vegetariana, entregada al cuidado de los animales y retirada desde 1991 en una casa en los bosques de Connecticut, la radical plasmática (que se definía como anarquista violenta), fue al encuentro de la muerte con una bolsa de nueces para, como hacía todos los días, dar de comer a las ardillas. Luego apretó el gatillo.

Carpeta de un single pirata de los Sex Pistols con "Belsen Was a Gas"

Carpeta de un single pirata de los Sex Pistols con «Belsen Was a Gas»

Galería de ofensas

Ni el sexo que emanaba de las caderas de Elvis Presley, ni las letras para asustar a mamá de los Rolling Stones. Ningún género de música pop ha sido tan incorrecto y ofensivo como el punk. Los trolls del ultraje y los meapilas de moral delicada sin un ápice de sentido del humor tienen en el punk un vastísimo campo de lapidación. Unas cuantas ofensas:

Beat on the Brat – Ramones. Joey Ramone compuso la canción (Golpea al mocoso / Con un bate de beísbol) cuando un crío con berrinches y mamitis le estropeó la placidez de una tarde de playa. Fue la primera de una larga serie de viñetas paródicas del inolvidable cuarteto-caterpillar: en Blitzkrieg Bop convierten en ritmo las guerras relámpago nazis, en Now I Wanna Sniff Some Glue proponen combatir el aburrimiento de la clase media esnifando pegamento y en Carbona Not Glue recomiendan sustituir el pegamento por los productos abrasivos de una conocida marca de artículos de limpieza.

Belsen Was a Gas – Sex Pistols. [El campo de concentración] de Belsen era guay / Lo escuché el otro día / En las tumbas abiertas / Donde estaban los judíos. Los Sex Pistols juegan con el holocausto, calificando al campo de la muerte de Bergen-Belsen como un gas (de gasear, pero también de lugar divertido).

Little Bit of Whore – Johnny Thunders. Lo peor es que el zopenco Thunders, que tenía bastante mal amueblada la sesera pese a su instinto asesino como guitarrista, creía lo que decía en este vil retrato de las mujeres (hay un poco de puta / en cada chica). Tuvieron que llegar las formas más groseras del rap para decirlo peor.

Darby Crash

Darby Crash

En busca de la anestesia

Darby Crash, cantante del grupo de hardcore punk The Germs, había anunciado tantas veces que se suicidaría que nadie le tomaba en serio. Cosas del loco Darby, pensaban.

Hijo de una familia disfuncional —padre ausente, madre abusadora y hermano muerto con la jeringa clavada en la vena—, Crash tenía un coeficiente intelectual muy alto y había estado matriculado en una universidad relacionada con la Iglesia de la Cienciología.

Entró en la élite del punk californiano cuando las bravas actuaciones de su grupo aparecieron en el documental The Decline of Western Civilization (Penelope Spheeris, 1981), donde se le puede ver declarando que necesitaba drogarse en el escenario para anestesiarse contra el dolor de los impactos de los objetos —botellas, latas y lo que estuviese a mano— que lanzaban sus fans.

En un viaje al Reino Unido probó la heroína y se dejó llevar por la aterida pasividad del más potente de los anestésicos.

El 7 de diciembre de 1980, en una pensión de mala muerte, ejecutó su promesa y se inyectó una dosis que sabía de antemano que le conduciría a la muerte. Tenía 22 años.

En los últimos instantes de vida logró garabatear una nota en la que dejaba su cazadora de cuero al bajista de la banda.

En 2007 hicieron un biopic horrible sobre su vida, What We Do Is Secret.

GG Allin

GG Allin

Con los calzoncillos puestos

Es discutible que GG Allin pueda ser considerado algo más que un palurdo exhibicionista, pero tiene derecho a figurar en el panteón del punk con grado de almirante: desde su nombre bautismal, Jesus Christ Allin —el padre juraba que Dios le había visitado para anunciarle que el niño sería un nuevo mesías—, hasta la estupidez extrema que ejerció con pasión le convierten en una referencia obligada.

Violento —estuvo en la cárcel por intento de homicidio—, patán, fascistoide y de gustos singulares —se peleaba a trompadas sangrientas con sus fans, defecaba en los conciertos y se untaba con sus deposiciones, que también entregaba en comunión al público—, Allin fue llamado payaso, imbécil y también «el mayor degenerado de la historia del rock».

No dejó nada reseñable musicalmente, sus canciones eran meras ceremonias de griterío y pavoneo grotesco, pero fue el más punk de todos en arrebatos y cochinadas.

Durante años anunció que se suicidaría en directo durante un concierto en la noche de Halloween, pero nunca tuvo las agallas para hacerlo. El 27 de julio de 1993, tras una actuación en un garito de Manhattan en el que apenas cantó un par de canciones y compartió varias docenas de guantazos con el público antes de que se fuera la luz y llegara la policía, se largo de farra vestido con un taparrabos y cubierto de mierda —hay vídeos de su paseo por las calles neoyorquinas con una tropa de fans—.

Allin acabó en un apartamento donde esnifó mucha heroína y se quedó frito. Los asistentes a la fiesta se chotearon de la escasa resistencia del más killer de los punks y se hicieron fotos al lado del cuerpo inerte. Varias horas después, cuando se hizo de día, alguien no demasiado colocado se dió cuenta de que el cantante era un cadáver. Murió con los calzoncillos (sucios) puestos.

Joey Ramone

Joey Ramone

Ángeles en el lecho de muerte

Un contrapunto de ternura para endulzar el agrio spleen del punk, el género musical donde la señal más apasionada de respeto por parte del público era escupir al ídolo.

Algunos de los intérpretes más ariscos se transmutaban en ángeles cuando el final era inminente.

Kurt Cobain —uno de los hijos putativos con más renombre del punk— eligió como banda sonora para su escenografía suicida un disco de REM, Automatic for the People, que puso en el reproductor mientras preparaba la escopeta.

El cantante de bubblegum-punk más adorable de la historia, Joey Ramone, intentó combatir los dolores finales causados por el linfoma con una pastoral de U2, In a Little While.

Ánxel Grove

10 comentarios

  1. Dice ser Carla

    No creo que lleguen a esto los triunfitos.

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    12 diciembre 2012 | 20:22

  2. Dice ser según

    por aquí tuvimos nuestra dosis de punk, cicatriz, RIP, Eskorbuto, Eskoria, La Polla en sus inicios, Las vulpes y más. Recuerdo al primer concierto punk que asistí en Oñate flipé en colores. Muchos muertos en el camino.

    12 diciembre 2012 | 20:56

  3. Dice ser Mario

    Tan solo un comentario… La canción (y creo que disco) de los Sex Pistols se llamaba «God Shave the Queen» – Dios Afeite a la reina, no God Save the Queen – Dios salve a la reina…

    12 diciembre 2012 | 23:04

  4. Dice ser Mario

    Acabo de revisarlo y es correcta vuestra entrada y el título del los Sex… sorry, me retracto… :o)

    12 diciembre 2012 | 23:08

  5. Dice ser Zoquete

    Menudos disparates, primero calificar el punk de paleto es cuanto menos ridiculo puesto que suelen abordar temas sociales y abarcan una ingente diversidad de pensamientos, segundo kurt cobain de punk no tenia nada, nirvana de siempre ha sido grunge, con esto demuestra usted su profundo desconocimiento, Y tercero pero no por ello menos importante….el punk noe s un genero de musica pop por amor de dios, no entiendo como publicar esto sin que se le caiga la cara de verguenza.

    12 diciembre 2012 | 23:35

  6. Dice ser JoseBeck

    Hey! primero quería comentar a Mario que en la canción creo recordar que un par de veces el tío pronuncia «save» como «shave», así que no iba mal desencaminado 😉

    En segundo lugar, Zoquete, el grunge bebía del punk en actitud, en precedentes, en influencias y en la estructura de su música, en la mayoría de las ocasiones. Te lo dice un gran admirador de Kurt Cobain. Te recomiendo ver «About a son», un pedazo de documental sobre el líder de Nirvana narrado por él mismo, a través de muchas horas de grabación de una entrevista que le hicieron.

    Y para acabar, el único que demuestra aquí su incultura eres tú. En una asignatura de periodismo, la carrera que estudio, Teoría de la Información, tuve que estudiar los inicios de la música rock, así como sus posteriores derivantes hasta llegar al punk y al grunge. El rock nació dentro de la «cultura pop» americana, donde también puedes incluir, por ejemplo, el cómic o los dibujos animados. No tienes que entender el término «pop» como sinónimo de David Bisbal o Malú (con todos mis respetos a Malú 😉 ), sino como un summum que engloba a todo. Sí, también al punk si nos ponemos exquisitos.

    Nada más que añadir, muy buenos párrafos Ánxel!

    13 diciembre 2012 | 01:49

  7. Dice ser mutxo

    siempre pasa lo mismo, el que escribe sobre lo mejor de la musica solo mira a EEUU y a inglaterra los demas paises no existen,¿habeis escuchado a la polla record ? mas de 25 años cantando y sus canciones aun sigen

    13 diciembre 2012 | 07:14

  8. Dice ser Linesman

    Tú si que eres paleto.
    Busca en el cubo de la basura de las clases altas que encontrarás mucha más mierda que en la clase trabajadora.
    Kill the hippies.

    13 diciembre 2012 | 08:42

  9. Dice ser Monsergas

    Me ha encantado el artículo, muy gráfico y muy curioso, había varias anécdotas que no conocía. De todos los que nombras, a GG Allin le podrías dedicar varias entradas en exclusivo, menudo personaje…

    Sólo un pero. Yo tampoco estoy de acuerdo en la observación de que el punk sea un género paleto, quizá no he entendido lo que querías decir o simplemente lo veo de otra manera, pero para mi el punk es una música muy urbana, centrada en la angustia existencial y surgida de la incomprensión y la incapacidad de encajar en unas normas sociales digamos convencionales. Muy alejada de los componentes más épicos, de fantasía heróica o medievalescos que sí puede tener el heavy y sí podría entenderlos como paletos. Independientemente de que coincidan en muchos otros aspectos.

    En cualquier caso, el género paleto por excelencia sería para mi el southern o el country. Ambos me encantan, dicho sea de paso.

    13 diciembre 2012 | 09:12

  10. Dice ser spanjaard

    Simpática revisión, Anxel.

    De todos modos, recalcar una cosa. El movimiento y la estética punk son la misma definición de la no-estética y el no-movimiento. Es la actitud de no pertenencia a algo.

    Si revisáis el estupendo documental que repasa la vida de Johnny Rotten (un entretenido recorrido de dos horas de todas maneras), un tipo con otro coeficiente intelectual sacado de madre y lleno de sensatez, abomina de los uniformados punks que luego generarían Exploited o aquí mismo Zikatriz o Uharteko Punka.

    El youtube en cuestión es este: https://www.youtube.com/watch?v=NuWGrAGKt-c

    También ayuda bastante el libro «No Irish, No Blacks, No Dogs», del propio Lydon / Rotten. No es un libro de la historia del punk porque, posiblemente, no tenga(mos) historia. Es la historia de una generación (otra más) perdida y una revolución imposible.

    Saludos y todo esto.

    13 diciembre 2012 | 11:05

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