Una peregrina sin megáfonos

Egeria

Egeria

Ahora que el santísimo carrusel se ha detenido, la Santa Esperanza ha vuelto al bordado de su tupida tela de araña y los gendarmes se ocupan, como dicta el dogma de la sagrada democracia, de seguir apaleando a los de siempre, traigo a la sección Top Secret del blog -dedicada a personajes en semi penumbra- a una peregrina que, a diferencia de Benedicto XVI y sus hordas de cachorros, no necesitaba megafonía.

Una peregrina que practicó la condición básica de toda búsqueda, el silencio.

Egeria, que éste parece ser, según dicen los historiados, el nombre más justo (algunos cronistas la llaman también Eteria, Etheria, Echeria o Eucheria), fue mil años antes de Marco Polo la primera cronista viajera: cruzó el mundo conocido aquejada de la dermis enrojecida de los ansiosos de lejanía.

Vivió en la segunda mitad del siglo IV, una edad trémula: acababan de envenenar al presbítero alejandrino Arrio, discutidor de la esencia divina del Dios Hijo, a quien Arrio y su doctrina, el arrianismo, consideraban creado por Dios Padre a partir de la nada, negando la consustancialidad de ambos.

Decía Arrio que el Verbo, aún antes de la creación, había sido engendrado por Dios, una afirmación de gravísimas consecuencias ya que afectaba a la esencia misma de la obra de la redención: si Jesucristo, el Verbo de Dios, no era Dios verdadero, su muerte careció de eficacia salvadora y no es cierta la redención del pecado del hombre.

Arrio de Alejandría

Arrio de Alejandría

Arrio, de origen libio, era un bardo y un gran propagandista: componía pequeños manuales, oraciones y letrillas para el mar, el molino, el camino…

Sus sermones eran cantados y tenían un deje funk de seductora modernidad. Nada que ver con la palabra-apocalipsis del via crucis madrileño:

Nos persiguen porque decimos
que el Hijo tiene comienzo
pero que Dios es sin comienzo

Por esto nos persiguen
porque decimos que es de la nada
que es de la sin sustancia

El que no tiene comienzo hizo al Hijo
y se lo ofreció a Sí mismo como Hijo
y lo adoptó entonces como Hijo

Diré claramente cómo ve el Hijo al Invisible
por aquel poder por el cual ve Dios
a su propia consustancia

Espíritu, Poder, Sabiduría,
Verdad, Imagen, Palabra
Resplandor y Luz

A Arrio le acusaron de amaneramiento (ya ven como algunas estulticias semánticas viajan a través de los siglos); de practicar artes adivinatorias aprendidas de los taumaturgos del desierto egipcio; de reptar en forma de lagarto; de dominar el arte de los fuegos de refugio; de beber sangre de bestias a través del hueso vacío de un aguila de cabeza blanca; de embrujar a sus enemigos mediante ceremoniales en los que, desnudo, masticaba uñas de la víctima; de cantar…

Finalmente, en 336, sus detractores le envenaron mientras tomaba un baño, en la víspera del día en que iba a ser readmitido en la comunión de la Iglesia.

Unos años antes del asesinato de Arrio el primer concilio universal de la iglesia católica, el de Nicea, aprobó el credo:

A quienes digan, pues, que hubo cuando el Hijo de Dios no existía, y que antes de ser engendrado no existía, y que fue hecho de las cosas que no son, o que fue formado de otra substancia o esencia, o que es una criatura, o que es mutable o variable, a éstos anatematiza la iglesia católica.

Es decir, el concilio eliminó la intuición de Dios, a quien desde entonces las altas jerarquías de la Iglesia Católica prefieren que imaginemos como a un gendarme omnipresente, omnisciente y omnipotente .

El Imperio Romano en los tiempos de Egeria

El Imperio Romano en los tiempos de Egeria

Los tiempos de Egeria eran agitados: el Imperio Romano estaba a punto de derrumbarse por la presión de los bárbaros del norte, gente que vestía pieles animales, despreciaba la lengua escrita y veneraba a deidades húmedas e impenetrables que habitaban los bosques negros de Germania.

Ni siquiera el muy oportuno descubrimiento de la cruz de Jesucristo, desenterrada del monte Gólgota en 326, puso orden en un mundo donde moraba el hongo.

La patrística cristiana atribuye el hallazgo de la cruz a Santa Helena, una humilde posadera (stabularia) que dio a luz a Constatino el Grande, César de Occidente desde 308.

Ya anciana y magnetizada por Jerusalén, Helena excavó algunos de los santos lugares, erigió iglesias y termas y embelleció la Gruta Sagrada.

Egeria inició su viaje (itinerarium, dicen los manuscritos con un hermoso giro léxico) en el “extremo litoral del mar océano occidental”, en el año 381.

Era gallega, quizá del Bierzo. Es decir, gallega sin género de duda, porque, como los embutidos de cerdo y la pasión por las castañas atestiguan, las tierras del Bierzo, en la franja occidental de León, pertenecen a Galicia y fueron anexionadas a Castilla por meras razones imperiales y de unidad territorial.

El manuscrito viajero de Egeria, en forma de diario epistolar escrito para sus “hermanas” de fe, fue descubierto por casualidad en 1884 por un erudito italiano, Gian Carlo Gamurrino, que ponía orden en una biblioteca italiana de Arezzo [hay una excelente edición crítica en castellano en la Biblioteca de Autores Cristianos].

El códice, escrito en bajo latín, describía una “peregrinatio” hacia algunos lugares bíblicos de una viajera a quien los investigadores tardaron en poner nombre: en 1903 fue asignado a Egeria, una dama de la Gallaecia, acaso emparentada con el emperador Teodosio, oriundo de Coca (Segovia).

Egeria

Egeria

Egeria viajó a la tierra bíblica entre 381 y 384: atravesó Europa por la Vía Domitia hasta Roma, siguió por la Capadocia y las montañas del Tauro hasta Antioquía y embarcó para navegar hacia Sycania (la actual Haifa), puerta de entrada a Tierra Santa.

Los casi tres años que Egeria permaneció en Palestina los dedicó a una gira mística nada típica: prefirió la Tebaida de los ermitaños ascéticos a los grandes templos cristianos, el sepulcro de San Juan a los martyria de los patriarcas…

Finalmente subió hasta el Yébel Musa, el Monte de Dios o Sinaí, en cuya cumbre una pequeña capilla veneraba la zarza ardiente de Moisés. La capilla era mantenida por monjes anacoretas, desnudos y vegetarianos y había sido erigido y fundada por Santa Helena.

Quizá Egeria estaba relacionada con una colectividad priscilianista: escribe a una comunidad religiosa de mujeres; utilizaba textos apócrifos, entre ellos la correspondencia entre Jesús y Abgar; observa y anota las costumbres de ayuno de Palestina; tiene especial interés en los monjes ascéticos y visita a miembros de la secta de los apostólicos, que agrupaba a hombres y mujeres…

Prisciliano, también gallego, fue un proto hippie radical (vegetariano, nudista, abstemio, místico y gnóstico). Le ejecutaron (decapitación) con seis de sus fieles por orden de un tribunal sumarísimo de la curia en 385. Fue el primer religioso católico ajusticiado por la Iglesia por herejía.

Detalle de un fresco en el posible templo priscilianista de Santa Eulalia de Bóveda (Lugo)

Detalle de un fresco en el posible templo priscilianista de Santa Eulalia de Bóveda (Lugo)

En el juicio le acusaron de depravación herética por orar en desnudez, permitir el conciliábulo con mujeres (“se cierran solos con mujercillas, entre coitos y abrazos les cantan los versos virgilianos”), practicar danzas nocturnas de sentido astral, realizar ejercicios tántricos tras largas vigilias, ponderar el ayuno, conseguir que los campesinos obtuvieran buenas cosechas mediante la consagración de los frutos al sol y a la luna, utilizar artes adivinatorias y piedras de abraxas, recomendar la lectura de los evangelios apócrifos, proponer una idea poética de dios.

Prisciliano está enterrado en la catedral de Santiago y es venerado como patrón de España, aunque bajo la identidad sombría, consentida por la iglesia católica, de un apóstol imposible.

Uno de los más bellos templos de la península, Santa Eulalia de Bóveda, en los placenteros robledales cercanos a la ciudad de Lugo, podría haber sido uno de los lugares de culto de los priscilianistas.

En su Himno a Jesús, Prisciliano escribió:

Quiero desatar y quiero ser desatado.
Quiero salvar y quiero ser salvado.
Quiero ser engendrado.
Quiero cantar; cantad todos.
Quiero llorar: golpead vuestros pechos.
Quiero adornar y quiero ser adornado.
Soy lámpara para ti, que me ves.
Soy puerta para ti, que llamas a ella.
Tú ves lo que hago. No lo menciones
La palabra engañó a todos, pero yo no fui
completamente engañado.

En Madrid, la semana pasada, a Prisciliano le habrían apaleado los gendarmes.

Ánxel Grove

10 comentarios

  1. Dice ser NENU

    muy muy interesante,quien lo iba a decir..santiago no existe,xo queda bonito seguir con el cuento con consentimiento de la iglesia!

    22 agosto 2011 | 07:53

  2. Dice ser Stranger

    La primera es un retrato de El Fayum.

    22 agosto 2011 | 08:10

  3. Dice ser Aníballecter

    Razones muy poderosas… De hecho, era de León. Me encanta cómo se arriman las ascuas a las sardinas cuando se quiere. Hay unos regionalismos tan exacerbados que distorsionan la realidad en muchos casos.
    «Era gallega, quizá del Bierzo. Es decir, gallega sin género de duda, porque, como los embutidos de cerdo y la pasión por las castañas atestiguan, las tierras del Bierzo, en la franja occidental de León, pertenecen a Galicia y fueron anexionadas a Castilla por meras razones imperiales y de unidad territorial.»

    22 agosto 2011 | 08:39

  4. Dice ser Yoyo

    Muy bueno el texto, qué sorpresa leer algo así en prensa, de internet y encima que sea 20 minutos.

    Nenu que Santiago nunca estuvo en Galicia lo afirmaban muchos hasta en los tiempos en los que se decidió afirmar que el evangelista había pasado por allí, fíjate qué cosas, más se cuestionaba en los siglos medievales que ahora.

    22 agosto 2011 | 08:55

  5. Dice ser Sergio

    Vaya relato. No he podido seguir leyendo cuando he llegado al punto, totalmente imparcial, de que «era gallega, de El Bierzo», etc. Me ha encantado la parte de que El Bierzo era Galicia y fue anexionada a «Castilla» por sus ansias imperialistas, lo cual da buena tinta del pelo de quien escribe. Infórmate un poco mejor, o escribe de lo que sepas, y deja este tipo de relatos a historiadores. Si tuvieras una mínima formación en la materia corregirías tus muchos errores: lo de que El Bierzo estuviera en Galicia, porque de hecho Galicia (el Reino de Galicia) no existe hasta comienzos del s. X. Egeria nació en la Gallaecia, una de las provincias en las que se dividía la Península Ibérica durante la Tardoantigüedad romana (junto a la Tarraconense, la Lusitania, la Bética o la Carthaginense). Esa Gallaecia se extendía hasta más al este de Asturica Augusta (Astorga).
    Y como decimos, el Reino de Galicia surge a la muerte de Alfonso III, cuando reparte el territorio del otrora Reino de Asturias entre sus herederos: entre ellos, Ordoño II recibe Galicia, aunque solo unos años después, al morir García, el heredero de León, Ordoño asumirá también esta Corona, a la que empezará a otorgar preminencia. No obstante, desde ese momento, Galicia tendrá entidad de Reino prácticamente durante toda la Edad Media (e incluso más allá), formando parte primero de la Corona de León (junto a otros Reinos, entre ellos el mismo de León) y luego de la de Castilla (fundamentalmente, a partir de 1230, cuando las coronas de Galicia, de León, y de muchos otros reinos peninsulares pasen a manos de Fernando III, entonces ya rey castellano).
    A ello se une el hecho de que la documentación, incluso durante la Edad Moderna, hable de El Bierzo como parte del Reino de León (es cierto que muchas veces no como parte de la provincia de León); de hecho, es habitual en testamentos, por ejemplo, encontrar como el que testa habla de «fulano de tal», natural de Bembibre, provincia del Bierzo, Reino de León… Posteriormente, y antes del establecimiento de la actual división provincial, El Bierzo llegará a constituirse oficialmente en provincia, con capital en Villafranca del Bierzo, parte del Reino de León. En 1833, la división provincial de Javier de Burgos deja a El Bierzo dentro de la provincia de León, y esta a su vez dentro del Reino de León. Todo ello lo digo porque no sé qué pinta Castilla en todo esto.
    Por último, en El Bierzo hay zonas gallegoparlantes, como es lógico pues estamos en un área fronteriza, de límite, entre dos ámbitos lingüísticos diferenciados desde la Edad Media: el ámbito gallego-portugués, al oeste, y el ámbito astur-leonés, al oeste. Hoy, el segundo se halla muy deteriorado, reducido, aunque conserva importantes áreas de hablantes en El Bierzo (y en las comarcas colindantes, sobre todo Laciana y La Cabrera), aunque en muchos casos la lengua hablada es un dialecto que mezcla rasgos gallegos y leoneses. Esto no es nada extraño, puesto que ocurre en todas partes (vascohablantes en Miranda, Burgos; catalanohablantes en la zona oriental de Aragón, etc.). Y no debemos olvidar que lo que sí se impuso en El Bierzo, como en el resto de España, fue el dominio del castellano, que ha mediatizado enormemente el panorama lingüístico en nuestro país.
    Haz un favor e infórmate más, que los periodistas no sabéis de todo.

    22 agosto 2011 | 09:18

  6. Dice ser roberto

    Está bien que se de a conocer que existieron herejías como el arrianismo o priscilianismo, en los libros de historia viene de refilón.

    22 agosto 2011 | 09:21

  7. Dice ser carla

    «Era gallega, quizá del Bierzo. Es decir, gallega sin género de duda, porque, como los embutidos de cerdo y la pasión por las castañas atestiguan, las tierras del Bierzo, en la franja occidental de León, pertenecen a Galicia y fueron anexionadas a Castilla por meras razones imperiales y de unidad territorial.»

    Menudo analfabeto estas hecho.

    22 agosto 2011 | 09:26

  8. Dice ser andrea

    Eres un nacionalista gallego, se te ve el plumero.

    22 agosto 2011 | 09:27

  9. Dice ser antonio larrosa

    Al igual que el comentario 2, stranger, diré que la primera imagen no es un retrato de Egeria sino de una ciudadana egipcia en El Fayum y que el resto de las imágenes corresponden con su cabecera. Después de esto diré que a mi el cristianismo me importa tres pitos pero como hay que ser consecuente con la realidad también diré que sin duda el cristianismo ha sido muy influyente a lo largo de estos ultimos dos mil años y también tiene muchisimas obras de arte vinculadas a él. Por lo demás diré que la religión nada tiene que ver con los procesos biológicos, fisicos y quimicos a los que nos vemos sometidos todos los seres vivos y desde luego el alma no existe y si las funciones del cerebro las que soportan el cuerpo. Eso de cielo. limbo e infierno (en el ambito religioso) con el que durante siglos han estado machacando los de siempre no existen y no hay más que hablar.

    clica sobre mi nombre

    22 agosto 2011 | 12:01

  10. Dice ser Junguer

    La historia, siempre manipulable cuando no existen suficientes textos que refuten los hechos… argumento y ventaja principal de sectarios de todo pelaje.

    22 agosto 2011 | 13:54

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