Todo es coyuntura Todo es coyuntura

La vida tiene mil detalles. Ninguno permanece… por suerte o por desgracia.

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Cumplir lo prometido

Muchas veces he puesto en entredicho la utilidad de los programas electorales; por absurdos, por difusos, porque la mayoría de las veces son papel mojado.

En el programa con el que se presentó Cifuentes a las elecciones constaba en el punto 82 la revisión del modelo de financiación de las universidades y la «reducción de las tasas universitarias». Así de genérico, sin más.

Programa electoral

Punto 82 del programa electoral de Cristina Cifuentes.

Casi recién aterrizada en la presidencia de la Comunidad, Cifuentes acaba de aprobar una rebaja del 10% en estas tasas, un importante ahorro para los estudiantes y sus familias.

Me encantaría que todos los programas electorales se concretaran tan pronto como en esta ocasión (aunque a esta medida aun le queden flecos por perfilar).

¿Es una excepción cumplir y precisar tan rápido el programa electoral? Ojalá en estos casos las excepciones se convirtieran en regla.

La coartada perfecta de Cifuentes

Este miércoles, si ningún ciudadano Tamayo lo impide, Cristina Cifuentes se convertirá en presidenta de la Comunidad. Lo suyo le ha costado: primero, por tener que lidiar con los de casa (el PP), y luego, con Ciudadanos.

Cifuentes y Aguado

Cifuentes y Aguado, tras sellar el acuerdo para la investidura. FOTO: PP Madrid

Ambos partidos han llegado a un acuerdo de 76 puntos de regeneración y transparencia política, con fuerte calado económico y social. Vamos, el programa perfecto para sacar a Madrid del bache. Tan bonito que casi no va a hacer falta ni oposición…

Hay un pequeño matiz a tener en cuenta en este acuerdo PP-Ciudadanos. Cifuentes está desando meter mano a asuntos turbios y retocar medidas que no comparte de su antecesores populares Ignacio González y Esperanza Aguirre.

Siempre podrá decir que corrige errores de la herencia recibida porque así lo exige el pacto con Ciudadanos. La coartada perfecta.

Borrón y cuenta nueva tras el 24-M

Nos quedan solo pocos días –a lo sumo unas semanas– para dirimir quiénes se pondrán al frente de nuestras instituciones en ayuntamientos y Comunidad.

Papel triturado

Un cubo de basura, con tiras de papel triturado, a las puertas del Ayuntamiento de Madrid.

Será entonces cuando los recién llegados a las tareas de la gobernanza comenzarán a ver papeles, a pedir informes, a mirar debajo de las alfombras…

A saber con lo que se encontrarán después de tantos años de ‘más de lo mismo’. A saber cuál será el verdadero estado de la cuestión, siempre y cuando un montón de documentación no haya acabado ya pasto de una máquina destructora de papel o víctima del formateo de un disco duro.

Dará igual, será el momento de hacer borrón y cuenta nueva e iniciar una etapa que deje atrás vicios del pasado.

Será el día de comenzar una nueva manera de hacer política… sea quien sea y tenga el color que tenga el que ostente el bastón de mando.

De la urna al zoco árabe

A estas alturas dentro de una semana sabremos ya quiénes controlarán nuestros designios en Comunidad y ayuntamientos… O quizá no.

Sí conoceremos los que han tenido más votos, quién se pega el batacazo, quién da la sorpresa…

Pero ese no será el final de partido sino el punto de partida.

En muchos casos, de poco habrá servido la intensa campaña y los programas electorales que nadie se lee.

zoco

Zoco árabe. FOTO: FLICKR/GuillenPerez

Nos quedarán por delante semanas de ajustes, de negociaciones, de «esto para ti y esto para mi», de «te apoyo si me aseguras que tal y cual».

Es entonces cuando la política deja de ser la representación directa de la ciudadanía en las urnas para convertirse en un zoco árabe.

Por favor, señores políticos, sean sensatos y pónganse de acuerdo rápido, no vaya a ser que nos aburramos y dejemos de fiarnos de sus buenas intenciones.

Meses de patos cojos

En argot político se usa la expresión «pato cojo» para referirse al dirigente que está en el final de su mandato y que probablemente no volverá a ser reelegido. Y lo que es más significativo, esta ‘discapacidad’ se traduce casi siempre en dificultad de movimiento, es decir, los patos dejan de correr y sus tareas se pudren en el comedero.

Ana Botella e Ignacio González

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y el presidente de la Comunidad, Ignacio González. FOTO: Ballesteros / EFE

Recién estrenado el año, las grandes administraciones madrileñas se parecen bastante a una granja de patos cojos. Quedan apenas cuatro meses de legislatura y muchas de las promesas que nos hicieron patos y patas se quedarán en el saco de los deseos.

Serán meses de transición para no meter la pata, para hacer solo pequeños guiños que puedan asegurar un puñado de votos a su propia prole. Y lo gordo, si eso, que lo resuelva el que venga por detrás con las dos patitas bien fornidas.

La fiesta del deporte

Hay veces –muchas veces– que los políticos viven en la luna.

Los dirigentes de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid querían aprovechar la final de la Champions para hacer la ‘gran fiesta del deporte’. Una pantalla gigante en la Puerta del Sol para que ambas aficiones vieran el partido.

Y tras el pitido final, que los seguidores de los dos equipos se dieran allí mismo la enhorabuena, se abrazaran y se invitaran a algo…

Camisetas gigantes del Real Madrid y del Atlético en la Puerta del Sol

Camisetas gigantes del Real Madrid y del Atlético en la Puerta del Sol

Solo dos pequeños matices a esta idea abortada por la Delegación del Gobierno que, como es lógico, aludió problemas de seguridad.

¿Por qué no se consultaron entre ellos los responsables de las tres instituciones (todos del mismo partido) antes de lanzar una propuesta que se ha visto inviable?

¿Por qué siempre en la Puerta del Sol y no en la Glorieta de Pirámides o en el paseo de la Castellana?

Derroche olímpico

El tiempo es casi siempre el mejor bálsamo para curar heridas, incluso para olvidarse de ellas.

Nos enteramos ahora, con las opciones de un Madrid olímpico ya cicatrizadas, que la visita de los miembros del COI que vinieron a evaluar Madrid 2020 costó casi 740.000 euros. Catorce expertos y una cohorte de pelotas ‘excursionando’ durante cuatro días por los madriles.

Este tipo de visitas están dentro del teatrillo olímpico al que hay que jugar si quieres organizar unos Juegos, pero me pregunto si no se pueden hacer de otra manera y con un presupuesto más ajustado.

Da igual que este derroche se justifique ahora diciendo que la mayor parte de la inversión corría a cargo de patrocinadores.

Seguro que habrá otras partidas desorbitadas que salieron íntegramente del presupuesto público, el que pagamos entre todos. Y de esas, ni nos enteramos.