Todo es coyuntura Todo es coyuntura

La vida tiene mil detalles. Ninguno permanece… por suerte o por desgracia.

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Multas y jeta municipal

Jeta. La desfachatez con la que a veces nos tratan las administraciones raya lo inconcebible.

Una ordenanza aprobada en 2010 por el entonces alcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón permitía que los agentes de la Policía Local pusieran multas en diferido (muy del PP esto del diferido…). Es decir, si un agente veía/intuía una infracción de un vehículo, apuntaba la matrícula y ponía la multa sin informar al conductor.

La Justicia ha determinado que este tipo de sanciones son ilegales. Calculando a la baja, el Ayuntamiento puso al menos 20.000 sanciones con este sistema.

Policía Municipal de Madrid

Un agente de la Policía Municipal de Madrid. FOTO: ATLAS

Pero ahora dice que solo devolverá el dinero a aquellos que en su momento presentaron alguna alegación a la denuncia. El ayuntamiento argumenta que si el conductor no protestaba daba por buen la sanción.

Con esta práctica ilegal, las arcas municipales se han embolsado al menos un millón de euros, pero solo devolverá unos 14.000 euros a los 286 conductores que pagaron, recurrieron y litigaron.

Primera y simple deducción: jeta y afán recaudatorio del Ayuntamiento. Segunda y contundente conclusión: si algo huele mal, denuncia, protesta, por muy grande que sea el elefante administrativo.

Corrupción en Madrid: las sorpresas

La trama más importante de corrupción a nivel regional hasta el momento –Gürtel aparte– tiene como epicentro al municipio de Valdemoro y más concretamente al que fuera su afable alcalde durante años.

Todos en el pueblo sabían o intuían que el simpático Granados era el rey de los tejemanejes, pero sin pruebas contundentes… hasta ahora.

Francisco Granados

Francisco Granados con Esperanza Aguirre.

Nos quejamos con frecuencia de que la Justicia en este país no funciona, pero gracias al abnegado trabajo de unos cuantos jueces y sus equipos vamos sabiendo qué ha habido detrás de estos oscuros años de clientelismo y caraduras.

Lo mejor de todo es que lo mejor todo está aún por llegar.

El propio Granados dijo recientemente: «Si me buscan me van a encontrar». Pues nada, don Francisco, buscado está. Ahora solo hace falta que encontremos…

Seguro que alguna sorpresa nos vamos a llevar.

Pederasta de película

La pesadilla del pederasta de Ciudad Lineal parece que ha llegado a su fin.

Descubrimos ahora que ha sido una investigación de película. Una verruga, una llamada de teléfono a destiempo, el rastreo de miles de llamadas de móviles, los pequeños números en el cristal de un coche que vio una de las víctimas, una huella en un bote de crema, un resto de ADN, el análisis de cientos de ascensores, un falso control de alcoholemia…

Ni los mejores guionistas de thrillers aunarían detalles tan dispares para una historia de terror. Estoy seguro de que harán una película ‘basada en hechos reales’.

Y estoy convencido también, desgraciadamente, de que terminaremos viendo un remake de este caso dentro de unos años. A no ser que de verdad se tomen medidas penales y penitenciarias serias contra este tipo de deleznables delincuentes.

A la caza del pederasta

Lo que parecía un hecho aislado, cuando supimos del primer caso del secuestro de una menor en Ciudad Lineal, se ha convertido ahora en asunto prioritario para la Policía: encontrar al pederasta que aterroriza a medio Madrid.

Operación Candy

Uno de los lugares de actuación del pederasta de Ciudad Lineal.

En casos de este tipo es fundamental la rápida respuesta de los investigadores. En ello están, seis meses después, y con pocos detalles concretos. ¿Es siempre la misma persona, es rubio, es flaco? ¿O es una coincidencia y han actuado diferentes pederastas? ¿Es acaso una mafia?

Difícil concretar con los confusos datos que pueden aportar las víctimas y las variopintas llamadas de desconocidos para aportar pistas.

Solo hay una certeza: si sigue actuando acabará detenido, más tarde o más temprano, cuando menos se los espere, y con casi toda seguridad in fraganti. Tiempo al tiempo.