Archivo de agosto, 2011

El Papa y su plan de Marketing…

No quiero ni saber cuánto dinero nos cuesta de los fondos públicos que venga el Papa a España. Porque según la fuente te dicen una cifra u otra.

 

Está claro que el Papa viene a España para hacer Marketing puro y duro: asegurarse de que el producto que promueve, la fe, no se quede en el olvido en España para las próximas generaciones.

 

El Vaticano habrá hecho un estudio de mercado y se ha dado cuenta de que en España las nuevas generaciones no les va mucho el tema de la fe. Los chavales jóvenes ya no se meten de curas o de monjas como antes, excepto algunos que provienen de institutos privados gestionados por sectas como el Opus, los Legionarios de Cristo etc…

Un buen segmento de mercado que sí que tiene el Papa en España son los inmigrantes suramericanos. Muchos de ellos siguen las tradiciones católicos que España impuso a sus pueblos hace siglos. Espero no haber sonado racista (puedo querer u odiar a todo el mundo por igual), pero me he asomado en algunas misas en Madrid y he visto más jóvenes suramericanos que españoles.

Al quien si que estaría yo más que dispuesto que viniera a España para darnos algunas charlas es el fundador de Apple, Steve Jobs. Seguro que hay más iPHONES que biblias en los hogares españoles.

 

Y fijo que Mr. Jobs  (Sr. Trabajos) no nos costaría ni la mitad de lo que cuesta Benedicto y nos aportaría algo productico y útil: inspirar a jóvenes que monten empresas de tecnologías, porque puede que la crisis dure diez años más en nuestra querida España.

Buena suerte Benedicto en captar a gente joven española, si no lo logras, pues que venga Steves Jobs o Bill Gates, los profetas del siglo XXI…

 

Meteduras de pata lingüísticas mías

Aprovecho este parón de vacaciones para darle las gracias a todos los lectores que han corregido las faltas de ortografía que he hecho en este blog.

Me eduqué en el sistema educativo norteamericano por lo tanto mi castellano escrito no es tan bueno como el inglés y sin embargo mi acento castellano es como cualquier Madrileño.

¡Gracias a este blog y sus lectores, siento que he mejorado bastante! Como me decía siempre mi padre “the best way to learn is by making mistakes” (la mejor manera de aprender es cometiendo errores).

El castellano bien escrito no es tan fácil como pensaba cuando decidí hacer este blog. Anteriormente escribí una columna semanal para el ahora ex diario Metro y había una persona que me corregía los textos, seguro que se partía el culo.

Hablando de descojonarse vivo, os voy a explicar un par de anécdotas-meteduras de pata-lingüísticas que me metí cuando volví a España hace 12 años.

Empecé alquilando un pisito en la calle Toledo y solía ir al Dia % para hacer mis compras.

 

 

Empecé alquilando un pisito en la calle Toledo, y solía ir al Dia % para hacer mis compras.Y en USA, venden un tipo de pasta italiana llamada penne en donde no es necesario decir “penne pasta”, con decir “penne” la gente se entiende.

 

Bueno, entré en el super del barrior a buscar penne y salí aprendiendo algo nuevo, os voy a recrear la conversación que tuve con la mujer mayorcita del Día %:

 

Hola, perdona, ¿tienen penne?

¿Perdona?”

Sí, tenéis penne?

Yo no, pero tú seguro que sí, ¿me estas tomando el pelo?”

 

¡Metedura de pata-lingüística total por mi parte!  Le perdí perdón, le conté mi vida en 2,5 segundos y me fui echando leches. Menos mal que la señora tenía sentido de humor…

La segunda anécdota tuvo lugar en una panadería artesanal con productos ecológicos y demás. Estaba ya apunto de pagar la barra de pan integral de yo que sé cuantas semillas:

 

Perdona, ¿tiene preservativos el pan?”

Ja, ja, ja, ja, ja, ja…, ja, ja, ja, ja, ja, ja”

 

La señora se empezó a descojonarse viva y menos mal que era el único cliente presente.

Metí la pata al traducir del inglés al castellano porque en inglés, el sustantivo preservative se refiere a un conservante alimenticio. La generación de mi padre los llamaban así, la mía los llamamos condoms.

Espero que hayáis desconectado un rato de la vida real. Es sano reírse de uno mismo.