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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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La belleza de lo cruel en Hannibal

Que un asesinato pueda ser bonito es algo que a nadie se le pasa por la cabeza. Quizá al asesino, si está tan perturbado como para creer que lo que hace tiene capacidad para despertar esas sensaciones en los demás. Pero todo cambia si te muestran una imagen de algo que parece bello pero que ha sido alumbrado tras un crimen. ¿El fin justifica los medios? Nunca. Pero, ¿te puede impresionar para bien lo que surge de esa manera? Desde luego. Es lo que te ocurre si ves Hannibal. Esa serie donde las esculturas de carne humana o los cuadros con cadáveres aparecen con facilidad. Y que ha regresado con una tercera temporada tan brutal como atractiva y parsimoniosa.4

El regreso del caníbal está centrado en una etapa donde las caretas han desaparecido. Todos saben ya quién es el doctor Lecter, que se encargó de dejar vivas a casi todas sus víctimas del último episodio de la anterior temporada con la intención de que le buscasen. Podría habérselos quitado de en medio con la misma facilidad con la que les manipuló. Como siempre, tendrá una razón para permitirles vivir. Quizá quiera comérselos en condiciones. O que Bryan Fuller no ha querido cambiar la historia original y por eso todos los personajes principales siguen en pie. Pronto lo sabremos.

1La cuestión es que ahora Hannibal está en Italia disfrutando de una nueva vida de asesinatos aleatorios y desarrollando su faceta culinaria gracias a sus víctimas. Para ello se ha llevado a Bedelia du Maurier, una de las dos personas que le conoce y que le detesta por eso mismo. A la cual está alimentando como los romanos hacían con las bestias para que estuviesen más sabrosas al comérselas tiempo después. Es el problema de no querer lo que cocina un tipo tan especial. Él ya se encargará de que acabes haciendo lo que le viene en gana. Porque Hannibal es ahora más sádico. Está enfadado porque considera que le han traicionado. Y la culpa no es de otro que de Will Graham. La segunda persona que le conoce y que se ha aprovechado de ello para intentar arrebatarle su libertad.3

Que un tipo que se ha valido de sus conocimientos para destrozar la poca personalidad que le quedaba a su amigo y fomentar la autodestrucción de éste ahora se sienta ofendido porque el otro ha querido devolvérsela hace más fácil ver los problemas mentales que tiene el psiquiatra caníbal. Porque es ahora, o desde el último episodio del año pasado, cuando vemos debilidad en Hannibal. Antes no era posible porque todo le salía bien. Pero, aunque al final ganó él, gran parte de sus planes quedaron al descubierto y fueron previstos por los que quieren cazarle. Que le descoloquen le hace reaccionar más tarde de lo habitual. Y algunas ideas no le salen como esperaba.

5En esta tercera temporada podremos ver cómo es la nueva vida del caníbal. No porque esté en un nuevo país, acompañado de Bedelia y siendo perseguido por Will y el resto de personas que dar con él. Lo importante es que por primera vez no está seguro de todos los pasos que tiene que dar. Es más impulsivo, lo que lleva a cometer el error de improvisar. Y su crueldad es más bella que nunca.

Lo curioso de Hannibal es que solemos preguntarnos qué debe hacer el caníbal. No cuál debe ser la estrategia de Graham y la policía para detenerle. Nos interesa más el destino del malo, por esa admiración que sentimos por los cabrones sin escrúpulos de la que hemos hablado varias veces.2

Está claro que veremos más sangre y más violencia en esta temporada, que quizá vaya a ser la más lenta de todas visto lo visto. Pero que haya más tiempo para digerir la trama no es malo. Simplemente nos dan tiempo para asimilar una serie que con el paso del tiempo es más compleja e interesante. Porque Bryan Fuller tiene claro que la suya no es solo la ficción de un caníbal más listo que los buenos que quieren pillarle. Su intención es que descubramos qué mueve a todos los implicados en la historia. Por qué actúan así y qué consecuencias tiene tomar ciertos caminos. Y, de paso, enseñarnos que la gastronomía con carne humana puede despertar el apetito.

Al final, decidir si algo te agrada o te da asco a la hora de comértelo depende de tu mentalidad. Todo está en la cabeza. El problema es que la mayoría no usamos el raciocinio en estas situaciones. Hannibal sí lo hace. Por eso siempre nos cazará.

El futuro de Hannibal Lecter

Contiene spoilers de la segunda temporada de la serie

Solemos percibir con facilidad cuando una serie ha dado todo lo que tenía por ofrecer. Por un lado es un alivio, ya que nos ha hecho disfrutar y lo siguiente será que finalice de la forma más digna posible. Y de paso, podremos ver otras tras haber pasado mucho tiempo con ella. Lo malo es cuando se alargan en exceso hasta convertirlas en una caricatura de lo que fueron. Ni me quiero acordar de lo que hicieron con Dexter Misfits, ni quiero pensar en lo que siguen haciendo con Homeland12

También las hay que no bajan el nivel aunque pasen varios años. Hannibal va por ese camino. No sé cuánto durará, ni cuantas tramas incorporará, y ni siquiera sé si continuará en la misma cadena. Lo que sí sé es que se ha convertido en el paradigma de la evolución y la calidad: poco a poco, con cada episodio, mejoraba. Hasta este final de segunda temporada, tan apoteósico como dramático e inesperado.

¿Por qué tiene tanto impacto Hannibal, si muchos de los que la vemos sabemos qué va a pasar? Aunque hayas leído los libros de Thomas Harris o visto las películas de Hannibal Lecter (Mads Mikkelsen en la serie), lo que te permite conocer la historia, estoy convencido de que nadie se esperaba que los acontecimientos se desarrollasen de esa manera. Más que nada porque Bryan Fuller ha hecho con la historia original lo que le ha dado la gana, al añadir y quitar lo que consideraba. Mejor no le podría haber salido (sin contar que en esta entrega se han desarrollado MUCHAS tramas paralelas).

13La incorporación paulatina de elementos reconocibles del universo Lecter es otra de las claves. Se ha hecho tan bien, y en los momentos más adecuados, que nada chirría ni ha resultado extraño al hilo argumental. Es el caso de la incorporación de Mason Verger, una de las dos únicas víctimas del caníbal que sobreviven (la otra os la podéis imaginar). Michael Pitt ha clavado al ricachón chalado que solo vive para desarrollar su imperio y putear a su hermana. Tanto que consigue cabrear al psiquiatra, hasta el punto de que es el protagonista de la escena más impactante, sangrienta y desagradable de la segunda temporada.

En una serie tan cruda con una temática permanente como el asesinato (además de la gastronomía) es lógico que la sangre y los cuerpos desmembrados ocupen muchos minutos. De la misma manera, sería aceptable que hubiese gore, puesto que hablamos de las vicisitudes de un psiquiatra que en realidad es un psicópata caníbal. Bryan Fuller nos ha acostumbrado demasiado bien, haciéndonos creer que no habría escenas típicas de Saw. Hasta que sorprende con la tragedia de Mason Verger.14

De repente te pone en pantalla a un tipo que se está cortando la cara y está echando su carne y piel a los perros, y que hasta se come su propia nariz ante la cámara. Y no puedes decir que eso es gore por la habilidad de Fuller para presentar la escena. Todo está muy oscuro. Y él se limita a jugar con la sugestión. Me retorcía mientras veía la escena, aunque no mostraran una gota de sangre. Yo solito me imaginaba cómo tenía la cara. Ese es el gran exito de Hannibal y su showrunner: acojonarnos sin meter miedo, revolvernos el estómago sin ser explícitos en lo violento. Ser la hostia, vamos, porque también es capaz de hacer bella la caída de Alana Bloom (Caroline Dhavernas) por la ventana.

¿Qué va a pasar ahora en Hannibal? Bryan Fuller no ha querido dar muchas pistas en las entrevistas que ha concedido en los últimos días. Solo ha deslizado que lo primero que sabremos en el inicio de la tercera temporada es el porqué de la presencia de Bedelia Du Maurier (Gillian Anderson) en un avión junto a Lecter cuando sabemos que éste está huyendo por sus últimos crímenes. Del resto no suelta prenda. Solo que desea que Gillian Anderson se convierta en personaje regular. Si es que sobrevive, claro.

15Lo importante es saber por dónde tirará ahora la serie. La relación entre Will Graham (Hugh Dancy) y Hannibal está rota, después de que éste se sintiese traicionado por el asesor del FBI, al que consideraba su único amor. Quizá sea el momento de Francis Dolarhyde, más conocido por ser el asesino protagonista de El dragón rojo, además de responsable de volver a cruzar los caminos de Lecter y Graham. Pensar en quién podría interpretarlo me pone hasta nervioso. El problema es que para que ésto se lleve a cabo el caníbal debería estar entre rejas, si es que Fuller se pone purista en esta parte de la trama.

Que haya tantas preguntas sobre ella es la prueba de que Hannibal no tiene techo por ahora. ¿Tendrá más de tres temporadas? ¿Veremos a Clarice Starling? ¿Al psiquiatra entre rejas ejerciendo de asesor? Las incógnitas son muchas. El ansia, infinita. Y la seguridad de que todo lo que haga esta serie estará bien, evidente.

Cómenos, Hannibal

Se me ocurren unos cuantos criminales que sean capaces de subyugarnos. Está Walter White, que va abrazando el mal bajo una premisa aceptable como la de ayudar a su familia. O los mafiosos del cine y la televisión, cuando queremos que se impongan a los líderes de otros clanes, esos a los que llamamos ‘malos’ pero que en realidad son unos pedazos de mierda tan grandes como ese al que defendemos. Incluso Don Draper, a pesar de que es mala gente y un infiel.

H4

Hannibal Lecter nos apasiona porque tiene algo que el resto de villanos de ficción no: el refinamiento. Que sea tan exquisito, cuide tanto los detalles, y se preocupe de que nada quede fuera de su sitio le hace el acompañante perfecto. A todos nos gustaría tener un Hannibal, versión masculina o femenina, como amigo, pareja o familiar directo.

El problema es que utiliza esas habilidades para asesinar y comerse a sus víctimas. Si no fuese por ese pequeño fallo, estaríamos ante un personaje al que sería fácil adorar. Y aún así, estoy convencido de que muchos han tenido la fantasía de ser devorados por Lecter. Literalmente. Qué sé yo, cada uno tiene sus aficiones.

H3El Hannibal de Bryan Fuller ha vuelto a la NBC y a nuestras vidas tras nueve meses de ausencia. Los sucesos del último episodio solo le han revitalizado, mas después de que Will Graham (Hugh Dancy) haya caído en desgracia por los ardides del caníbal (Mads Mikkelsen).

¿Qué vamos a ver en esta temporada? Pues más profundidad en la relación de amor-odio entre Graham y Lecter, aunque con intenciones diferentes: el objetivo del profesor es desenmascarar al doctor; el del segundo, seguir manipulando a su contendiente, por el que se siente fascinado al poder usarle como su juguete.

Si habéis visto el primer capítulo de esta segunda temporada sabréis cuáles han sido algunos de los recursos empleados por el psiquiatra caníbal para hacer enfermar a Will de esa manera. Pero ahora parece que hay un cambio: Lecter ya no quiere hacer sufrir a Will. Ya ha conseguido lo que quería, que es dejarle por loco. Ahora busca convencerle de que admita algo que no ha hecho. Mientras Graham, que es la víctima de todo esto, tratará como sea de demostrar al resto la auténtica cara del prestigioso Hannibal.H2

En medio, el resto de personajes. Jack Crawford (Laurence Fishburne), que no sabe a quién creer, puede ser determinante para la historia según se intuye de los primeros minutos de esta segunda entrega. Mientras que Alana Bloom (Caroline Dhavernas) está convencida de que todo lo que le ocurre a Will es culpa del resto, por haber exprimido sus habilidades empáticas para encontrar asesinos.

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Hannibal se aleja en esta temporada del asesino concreto que sirvió de argumento de fondo para la primera temporada. Tampoco habrá un psicópata al que cazar en cada episodio. Aparecerán, claro, pero serán situaciones puntuales que servirán para vehicular el devenir de los personajes. El cambio responde a que ahora las tramas son suficientemente interesantes con la única interacción entre sus protagonistas.

Esto no quiere decir que Hannibal vaya a dejar de acojonar; tampoco dejará de ser lóbrega y perturbadora, e incluso algo flemática, con momentos excepcionales de ritmo frenético. Los personajes ya se han asentado, y la historia también. La serie gusta, por su intriga y su truculencia. Por lo que parece lógico apostar por los que realmente llevan el peso de lo que ocurre. Y a mí me encanta que Bryan Fuller se atreva a hacerlo.

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Que el argumento vaya en este signo conlleva que en esta temporada difícilmente vayamos a saber algo de Francis Dolarhyde. El dragón rojo aún no aparecerá, visto lo visto, aunque Fuller puede dar la sorpresa en algún momento. Y cuando lo haga, Hannibal no hará otra cosa que mejorar. Porque si ya es buenísima, imagináis con un asesino en serie de la talla de Dolarhyde.

¿Hasta dónde llegará la serie? Bryan Fuller quiere una ficción que dé mucho que hablar y cuente varias historias. Por eso se estima que se extenderá hasta el supuesto inicio de El silencio de los corderosEs decir: con Hannibal Lecter cazado, entre rejas y con bozal. Ojalá fuese así, ya que tendríamos Hannibal por varios años. Sí, resulta que a los que la vemos también nos gustaría que nos comiese.

El perturbador e inquietante regreso de Hannibal

Ya teníamos mono del caníbal más atractivo de la televisión. Y parece que la espera merecerá la pena. Aquí tenéis el primer tráiler de la segunda temporada de Hannibal, cuyo regreso está previsto el 28 de febrero, y en el que se aprecia que Bryan Fuller se atreve a dar un paso más. Porque por lo que se ve en estas imágenes todo apunta a que en esta segunda remesa de episodios las tramas serán más salvajes. Puede que incluso más violentas y explícitas. Y siempre perturbadoras e inquietantes. Eso sí: por ahora, no parece que en los guiones se vaya a contar con Francis Dolarhyde (más conocido como El dragón rojo). ¿Qué será del pobre Will Graham? ¿Empezará el doctor Lecter a ser descuidado y llamará la atención de la policía? En algo más de un mes empezaremos a saberlo.

El poder de Hannibal

Uno de mis traumas infantiles fue provocado por uno de mis familiares de cuyo nombre no quiero acordarme, al que se le ocurrió que yo tenía que ver cuando solo tenía 5 años cómo Anthony Hopkins le comía la cara a un policía en El silencio de los corderos. Quizá sea por eso que no puedo soportar el gore, ya que me da asco y nauseas, e intento evitarlo todo lo que puedo. De hecho, lo pasé un poco mal viendo Spartacus.

Hannibal

Debido a aquel episodio, Hannibal Lecter me aterraba. Porque no sé si os acordáis, pero en esa película Hopkins intimidaba y metía el miedo en el cuerpo con su rol de caníbal educado, inteligente y refinado. Cuando pasaron los años, comenzó a fascinarme, y ya me atreví a ver las otras dos películas que hizo el actor galés: Hannibal y El dragón rojo. Me encantaba que existiese un personaje tan malvado y a la vez tan astuto y artero, al que sus víctimas y perseguidores temen, pero también admiran. Y ahí me quedé, ya que la precuela El origen del mal no la he visto. Por todo esto, es obvio que me alegré mucho cuando me enteré de que iba a haber una serie llamada Hannibal, y que encima iba a estar liderada por uno de estos showrunners locos como Bryan Fuller (Pushing Daisies).

Hannibal mola por varios aspectos que la hacen única en la actualidad. Es oscura y reposada. Es violenta sin ser explícita. Estremece. Su estética y su ambiente calan los huesos. Acojona, vamos. Y no me avergüenzo de decirlo: lo paso mal viéndola. Y me gusta esa sensación.

Los trece capítulos de esta primera temporada no han sido espectaculares, ni mucho menos, pero sí han logrado poner los pelos de punta en algún momento por todos los elementos que decíamos anteriormente. Y siempre consiguiendo algo muy difícil: todos los casos con los que tiene que lidiar el agente Will Graham (Hugh Dancy) son originales y creíbles, y tienen la capacidad de meter al espectador dentro de la trama.

Pero todo queda supeditado a la presencia inconmensurable del psiquiatra maquiavélico, urbanizado, atractivo, caníbal y cocinillas. El poder de manipular a su antojo al resto, su talento para el asesinato, así como su afición a coger los órganos de sus víctimas para servírselos a sus invitados como platos de alta cocina (todo ello con el asesoramiento del español José Andrés), hacen de Hannibal Lecter un villano admirable y adictivo. Porque aunque sea un psicópata, también logra caer bien, lo que a veces lleva al espectador a desear que la policía nunca descubra sus aficiones ocultas.

Dancy

Decir que el papelón de Mads Mikkelsen es para darle un premio es de Perogrullo, ya que es el auténtico protagonista y el canalizador de todo el mal rollo que transmite la serie. Por eso es aún menos comprensible que de cara a los Emmy solo pueda ser nominado en la categoría de actor secundario.

Lo que quizá le están robando a Mikkelsen, lo que le impide lucirse todavía más, son sus asesinatos, ya que apenas nos los muestran. Fuller enseña a la víctima ya destripada o sin algunas partes de su cuerpo, sin contarnos con imágenes cómo se ha producido el crimen en sí.

Esta ausencia de vísceras, que incluso yo echo en falta, no sería tal si Hannibal se emitiese en alguna cadena de cable, como muchos de sus asiduos desearíamos. Pero por ahora nos conformamos con la NBC, que a pesar de sus malos datos la mantiene en parrilla. Aunque quizá una cancelación no sería del todo mala para la serie, por esto de que podría trasladarse a otro canal más permisivo con la sangre

¿Y qué podemos decir de Hugh Dancy? Pues que es insoportable. Es cierto que a veces logra enternecernos con sus caras de perrito triste, y que es el juguete de Lecter, pero eso no es suficiente. Interpretar a Will Graham, un personaje con una historia tan grande detrás, está claro que no debe ser fácil. Pero Dancy está llevando su papel por un camino equivocado, hasta el punto de estar muy cerca de convertirse en un Senado español andante (desde ahora, nos referiremos a los personajes o argumentos inútiles e inservibles de esa manera, Senado español).

En cuanto al resto de personajes, su handicap es estar demasiado sobrepasados por los dos grandes protagonistas, aunque tener a Laurence Fishburne en tu elenco (en su papel de Jack Crawford) siempre suma. Él y la bellísima Caroline Dhavernas (la psicóloga Alana Bloom) son los dos únicos que pueden catalogarse como los auténticos secundarios de esta historia, ya que el resto de actores apenas aparecen o su impacto en las tramas es muy leve. Y no, no me olvido de Gillian Anderson (la amiga y consejera de Lecter), que con su sola presencia hace del mundo un lugar mejor, y que está espléndida.

El final del capítulo 13 fue un broche perfecto a una temporada de notable, ya que el sobresaliente solo podrá obtenerlo si sus guionistas y Bryan Fuller se atreven a hacerla más explícita en todos los sentidos. Yo no puedo esperar para ver la próxima entrega. ¿Continuará la trama contando la relación entre Lecter y Graham? ¿O se incorporará a los guiones Francis Dolarhyde, el Dragón rojo? Por cierto, si no la habéis visto, hacedlo de noche y a oscuras. Así acojona más.

Bonus: si queréis ver alguna de las especialidades de Hannibal, aquí tenéis.