Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Velvet y no vuelvas

 Pido perdón a las víctimas por el titular

De los pocos estrenos previstos para este año en España solo uno me ilusionó lo suficiente como para esperarlo con ansia. No, no eran Bienvenidos al LolitaEl Príncipe o B&B. El tiempo y sus capítulos emitidos han demostrado por qué. Se trataba de Velvet. Realmente no hay una razón que explique esa preenamoramiento que sentí con esta serie ambiciosa y de época producida por Bambú, que además era la gran apuesta del año en Antena 3. Para que os hagáis una idea, la última con la que me ilusioné fue Crematorio. Ha llovido desde entonces, pero todo ha sido lluvia ácida por las infamias que han venido emitiendo las cadenas españolas.Velvet

Los que seguís el blog sabéis que no suelo hablar de series que no se han emitido; aunque tengan repartos espectaculares y pinten tan bien como lo hacía Velvet. Y menos si es una serie española, porque la copla de la ficción nacional ya me la conozco. Ésta era distinta, y no había desayunos familiares ni un intento de aunar drama y comedia. Nos la presentaron como un dramón ambientado en los 60, bajo la premisa de unos almacenes de lujo al estilo de los desaparecidos Galerías Preciados. Y eso me gustaba.

Bueno, me equivoqué (vaya sorpresa). Velvet es muy mala. No vale ni para culebrón, ni para telefilme de los sábados de Antena 3. Es soporífera, se hace cuesta arriba acabar un capítulo y el elenco ofrece actuaciones forzadísimas e increíbles, en el sentido peyorativo. Es todo falso. Si hay una palabra para definirla, es impostura. La idea era buena, pero la ejecución sobrepasa lo equivocado.

Velvet4Lo que más me cuesta comprender es que, en 2014, se sigan notando los cromas en los capítulos que se emiten. ¿Dónde está el trabajo de los que tienen que evitar que los percibamos? Aunque eso no es lo peor: el montaje se lleva la palma. Las escenas se atropellan entre sí, sin que haya un nexo entre ellas. Esto desemboca en un hilo alocado, con saltos imprevistos y sin ningún aliciente que los explique. Pero eso no es lo peor.

Si hay algo que me jode de las series españolas es que, además de malas en su mayoría, son largas. Los episodios de Velvet casi una hora y 40 minutos. 100 minutos. 6.000 segundos. ¿Estamos locos? ¿En qué otro país aguantan temporadas de 13 capítulos con esta duración? Aquí, que somos different. Solo de pensar en que he gastado más de tres horas de mi vida en dedicarle tiempo me hierve la sangre. Pero no hay mal que por peor no venga: esto provoca que podamos «disfrutar» de lo mal que lo hacen los actores durante más tiempo. Un auténtico regalo, sí señor.

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El dúo que lleva el peso, Paula Echevarría y Miguel Ángel Silvestre, parece que se han escapado de una clase de teatro del colegio. Bueno, quizá haya niños que actúen mejor que ellos tras presenciar lo que han perpetrado en Velvet. Ella directamente queda como una barbie pucheritos a la que nadie se cree; hacer anuncios se le da mejor. Él sigue siendo el Duque de Sin tetas no hay paraíso, pero ahora en plan pijo y sin droga de por medio. Ser un macarra le pega bastante más y por eso cuando era un narco violento nos gustaba, aunque su interpretación fuese limitada. El papel de niño bien no le va. Ni aunque fuese buen actor.

La culpa de que ellos dos no puedan sacar más partido a sus roles también la tienen los guiones. Las tramas resultantes son una amalgama entre una telenovela venezolana y Cenicienta. Dicha mezcla a veces sale bien, pero no aquí. Ni de coña. La tesis del flechazo entre ambos cuando eran críos no se sostiene por cómo se desarrolla la historia. Que no.

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El resto de los actores también están mal. No logro entender por qué Manuela Velasco tiene un Goya. A mí en REC me pareció una gritona sin ningún mérito. Al menos aquí las caretas se han quedado fuera, y se puede observar con todo lujo de detalles que esto de actuar no es lo suyo. Bueno, en España sí, que ya sabemos que eso de buscar la excelencia en las series es una quimera.

Quizá lo peor de Velvet es que da la sensación de que actuar mal es una epidemia que se ha propagado por todo el elenco. Solo recuerdo una escena creíble, con Tito Valverde y Pepe Sacristán. Pero es que el veterano actor también pilla la enfermedad, y tampoco resulta muy creíble en el resto de su trabajo. Ni en sus charlas con la adusta Doña Blanca interpretada por Aitana Sánchez Gijón, que hace un papel de Rottenmeier que no le pega nada. Tampoco destaca Natalia Millán, una mujer que suele hacer todo bien. No es su culpa: creo que ha pillado el mismo virus que el resto.Velvet3

A la que merece la pena salvar es a Manuela Vellés. La actriz madrileña es la única buena noticia de la serie. En todos los sentidos.

No me creo nada de Velvet. La historia es predecible, y los actores, inverosímiles. Es el paroxismo de lo mal que se puede hacer algo. Todo parece orquestado por alguien cuyo trabajo es que la serie parezca mala. Y lo consigue. Otro ejemplo más de la preocupante situación de la ficción española. Ya no es que sean mediocres: son vergonzosas. Algo que debería inquietar a un sector cuya crisis no hace más que aumentar.

Velvet y no vuelvas, Velvet. Es necesario. Vamos, que hasta me ha gustado más B&B. O dicho de otra manera.