Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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La Marca España en Vive Cantando

Estás de vacaciones en un entorno cuasi paradisíaco. Alejado del mundo laboral. Sin Wi-Fi. Con el único objetivo de no hacer nada durante estos pocos días que puedes permitirte desconectar. De hecho, solo quieres leer. La apetencia de ver series remite; incluso desaparece. Cierto es que siempre se disfruta viendo un capítulo de cualquier ficción que te guste, pero cuando por tu trabajo te toca ver tantísimas… Acabas saturado. Hay momentos en los que te sientes indiferente ante episodios que son auténticas joyas. Por todo ello, decides no ver nada salvo aquello que has acordado previamente con tu chica y que no afecta a tu calendario habitual. Alguna película, unos cuantos episodios de algo que compartís y que hace tiempo dejasteis de seguir (sí, es Gossip Girl), y ya está. Period.Vive1

Pero te encuentras ante un hecho que no recordabas: el estreno en prime time de una serie española, Vive cantando. El plan no puede ser más desalentador. Pero aún así, haciendo una excepción en el asueto, le propones verla para que así ambos podáis comentar qué os ha parecido y las vicisitudes de la misma. El argumento no es muy llamativo: una chica que canta en una orquesta y que regresa a la casa familiar porque su hermana, con dos hijos y al cuidado del progenitor, tiene una enfermedad por la que le queda poco tiempo de vida.

«Anda, la protagonista es María Castro. Primero hizo de tonta en SMS, y luego de mal bicho en Sin tetas no hay paraíso«, apuntas, ya que ella desconoce quién es esa pelirroja que está desafinando en un escenario ante una plaza con capacidad para 1.000 personas pero que sólo acoge a 10. Apartamos la vista un momento para dar cuenta de la cena, y cuando volvemos a mirar la tele todo está oscuro. Pero se escuchan gemidos. Resulta que la mal-cantante se ha llevado a la caravana-camerino a un fan que la veía mientras mal-cantaba y que le dedicó un par de sonrisas correspondidas. Lo típico de que vas a una verbena, miras a la solista a lo lejos, y acabáis revolcándoos. Todo muy español.

Vive3Siguiendo con la protagonista, no es muy difícil definirla gracias a su propia presentación: «Esta soy yo. La Trini». Un sucedáneo de Belén Esteban. Un burdo intento de Aída. Una choni. Que da vergüenza ajena y adolece de ignorancia. Y con un historial que abunda en todo lo anterior, ya que se muestra orgullosa de ser una cateta y es capaz de creerse que tiene una voz por don porque se ha pasado toda su vida cerrando las noches de farra cantando en un karaoke. Vamos, que Freud estaría tirándose de los pelos con esta chica. Pero nada sorprendente en una serie española, ya que aquí somos de sacar todos los estereotipos injustos sobre la clase baja a relucir en un solo carácter en vez de apostar por algo novedoso y original. “Es una chabacana”, sentencia ella mientras se sonríe de la ridiculez que estamos presenciando.

Para más inri, el hogar de los personajes y de ella misma es el barrio madrileño de Vallecas. Recuerdas a la gente que conoces de esa zona, y no piensas en ninguno de ellos con ese retrato de paletos y fracasados que les pintan en la serie. Licencias de los guionistas, supongo. Lamentables, también. Porque no puede faltar la pareja que regenta un bar; los que ganan dinero y son unos fachas, pero que siguen viviendo en el barrio porque son de allí de toda la vida; o el perdedor de turno, el cual tiene una vida de mierda porque la chica de sus sueños se largó a perseguir los suyos propios. Y por supuesto, el padre de ella, a la cual odia por sus años de rebeldía cuando vivían juntos. También hay un friki, claro, a la medida de Gorka Ochoa. Nada previsible. “Qué tontería”, repetimos los dos a cada rato.Telefono

Aun con todo lo anterior, la estrella no es la pelirroja que da berridos a un micrófono y que no sabe lo que es la urbanidad: es el karaoke. El local que, casualmente, fue cerrado cuando ella desapareció. Igual alguien podría haberlo recuperado, pero se quedó un poco loco cuando intentó llamar para preguntar. Es lo que ocurre cuando en el cartel de “se traspasa” aparece un teléfono con DIEZ DÍGITOS. “Lo que hace a una serie creíble son los detalles”, dices sin ánimo de resultar petulante tras presenciar semejante despropósito. Y con esa nimiedad te das cuenta de que estás ante una basura televisiva. Por no hablar de las invenciones aleatorias. O al menos que uno sepa en España jamás ha existido un ministerio de Empleo y Mujer. Con esa denominación en concreto. «Pero, ¿y esto?», espetaba ella a la pantalla.

EmpleoAtajos, invenciones absurdas, personajes mentirosos y ridículos, la cutrez de presentar un karaoke como fondo de una serie que intenta venderse como musical y la historia de una chica ligera de cascos que arruina la vida y el negocio de un tipo que está enamorado de ella. Ese tufo machista que rezuma en casi todas las ficciones patrias. Ay, qué haríamos sin esa característica. Auténtica Marca España, vamos. Como decía un tuit que resumía todo: «La Trini es una fresca y tú muy bueno. GUIONAZO».

¿Os imagináis a los británicos o los americanos inventando instituciones o mostrando carteles con teléfonos imposibles? ¿O dando rienda suelta a cualquier tópico posible sobre sus ciudadanos menos afortunados, en lugar de buscar un personaje que resulte atractivo? Creo que no es muy difícil comprar un número de móvil para así poder usarlo en tu serie. Uno o 20, los que necesites. Tampoco, según mi parecer, resulta necesario inventarse el nombre de un ministerio. Es pura lógica, pero aquí son más de tirar por la calle de en medio. «Qué serie más mala, ¿vas a seguir viéndola?», pregunta ella.Vive3

Tenía de fondo el segundo capítulo mientras escribía. Y no hay manera. Un Senado español de libro. Ya hasta tenemos al primo que le mira el culo a su prima, y que por supuesto se acabará sintiendo atraído por ella. La comprobación de si ha llegado un WhatsApp por el doble check. Además del robo en el cajero perpetrado por una pareja sincronizada al milímetro. Y que no falte que ella, la pelirroja, la Trini, la basta, acabe trabajando de limpiadora a la vez que cuidando de una familia entera. ¿Quién iba a pensarlo? Porque parece que, según Vive cantando, son las ignorantes las que tienen que limpiar la mierda de los demás además de estar a su cuidado. Estoy convencido de que mi madre, limpiadora, así como muchas otras, no se verán reflejadas en este personaje. Más bien se indignarán.

Lo lógico sería prever una muerte rápida para esta serie «»»»»»musical»»»»». Pero me temo que los Trending Topics de Twitter ya hacen más que los datos de audiencia. Porque la calidad jamás es una razón para cancelar algo en este país. ¿De quién es la culpa? ¿Del público, de los guionistas, o de las teles? Parece que de nadie. Así estamos.