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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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El Ala Oeste: el ideal de la política televisiva

Durante el mes de agosto voy a estar de vacaciones, tras un intenso año de trabajo. Pero eso no quiere decir que el blog descanse. Para aunar mis días de asueto y que ésto continúe funcionando, he pedido a varios amigos y amigas que os cuenten cuáles son sus series preferidas y por qué. Así, de paso, le damos otro aire a lo que se suele leer aquí. Que lo disfrutéis.

Este texto es de David Yagüe

El verano siempre invita a ponerse al día de las series que uno ha dejado escapar durante el curso o a catar series ya pasadas. Hoy, en esta entrada que me ha propuesto el legítimo dueño de este blog, os propongo que rescatéis una serie considerada por algunos (entre los que me incluyo) una de las mejores de la historia: El Ala Oeste de la Casa Blanca (The West Wing).1

Si no la habéis visto, seguro que pensáis en los supuestos prejuicios que arrastró esta ficción sobresaliente (durante siete temporadas, entre 1999 y 2006) de Aaron Sorkin. «Otra americanada», «una serie coñazo de política», y, algunos que conocen a Sorkin dirán que es otra muestra de «verborrea idealista», como han dicho de The Newsroom –serie, por cierto, inferior a esta que os ofrezco-. Allá vosotros. Si en esta nueva era de seriefilia alguien no ha degustado este manjar de los inicios de esta edad dorada de la ficción televisiva de los EE UU es problema suyo. Sí, problema.

Porque no haber seguido los aventuras y desventuras del gabinete del presidente demócrata Josiah (Jed, para los espectadores íntimos) Bartlet significa haberse perdido unas clases magistrales de diálogos sustanciales e ingeniosos, muchos dichos en imparables paseos por los frenéticos pasillos de la Casa Blanca; de divulgación política, de los asuntos más candentes, de los más arduos también, mediante tramas emocionantes y entretenidas (y qué difícil es hacer bien esto); de interpretación de un reparto en estado de gracia, encabezado por Martin Sheen, Janel Moloney, Richard Schiff, Bradley Witford y tantos otros; de realización televisiva, con ese set que replicaba a la perfección la Casa Blanca, esos guiones, esos diálogos en movimiento… Fue la prueba de que se podía hacer un drama político, con brillantes toques cómicos, entretenido, con fondo y con gancho para el espectador.

3También sirvió para ver a jóvenes actores que ahora despuntan en grandes series, como Elisabeth Moss, hija del presidente Bartlet (y no uno de los personajes más brillantes), que ahora se eleva como un titán como la Peggy Olson de Mad Men, o, en otro nivel menor, a Dulé Hill, protagonista de Psych.

Bajo un aire algo idílico, lleno de poderosas y profundas amistades y lealtades, que incluso se podía calificar de naif, Sorkin nos premió con una ficción más poliédrica de los que muchos podían pensar: el presidente era el que todo estadounidense desearía, pero había engañado a todos para llegar hasta allí y estaba enfermo; autorizaba una guerra sucia contra el terrorismo y se arrepentía; su equipo se equivocaba, se mostraba prepotente, ahogado en su propia brillantez (esto es muy Sorkin, y lo hemos visto después de la genial y breve Studio 60 y The Newsroom).

Quizá no era una serie fácil. Había que estar dispuesto a no perderse un ápice de sus diálogos eléctricos y quizá a dedicar unos minutos a digerir todo lo que se decía, lo que no se decía y ocurría en aquellos capítulos. También podía requerir espectadores entregados, o al menos interesados. ¿Tenía defectos? Sí, durante siete temporadas hubo momentos irregulares, se notó la salida de Sorkin del proyecto al final de la cuarta temporada y la serie llegó al final cansada, pero quedó revitalizada con algo de ingenio y con la despedida trágica de uno de sus más queridos actores.2

A pesar de todo, nadie ha vuelto a lograr crear un drama político similar. Hoy en día, más acordes con los tiempos políticos tan alejados de ideales que vivimos, triunfa la colosal House of Cards, ese oscuro relato lleno de cinismo y ambiciones desmedidas, donde la política es un sucio campo de batalla por el poder, y donde da igual la ciudadanía ni lo que se haga para ella. O ese placer culpable que es Scandal, donde quizá su mayor punto a favor sea que los héroes de la función son los que hacen posible que los políticos engañen, den pucherazos electorales y salgan triunfantes. Todo muy alejado del espíritu de la administración Bartlet.

4Aprovechad este verano y disfrutad de este pase gratuito a los pasillos del poder, o, si lo preferís, a esa imagen reflejada de cómo deberían ser esos pasillos. Disfrutad de la historia reciente de las series de televisión. Saboread capítulos tan brillantes como Dos Catedrales, el final de la segunda temporada.

Como cierre, una pregunta que sé que le gustaría al bloguero oficial de este espacio, ¿sería posible ver una serie política así en nuestro país? Hoy por hoy, creo que sería auténtica ciencia ficción, pero dejémoslo en un esperanzador ojalá. ¿No es el momento más indicado para llevar la política a nuestras ficciones?

 

David Yagüe es periodista y escritor. Trabaja en 20minutos, y su última novela es ‘Los últimos días del Imperio Celeste‘ (Roca)

La moraleja de Masters of Sex

De todo lo que se estrenó el año pasado, donde no abundaron las inolvidables a nuestro pesar, solo un gran drama logró convencernos de que lo era: Masters of Sex. Que la consideramos así era obvio por el desarrollo de sus trama: historias personales entrelazadas, en las que todos sufren por culpa de los actos del resto, que fastidian la vida a los demás a pesar de su propia zozobra. 1

Que en el año 2014 sean pocas las que consiguen parecerse a la estructura del género televisivo de ficción por excelencia dice mucho de la sobreabundancia de series vacuas por su intento de ser originales. Pero Masters of Sex (Showtime, Canal + en España), como todas las grandes que se estrenaron en 2013 (Orange is the New Black, Utopia, Ray Donovan o The Fall) cuenta con un rasgo que esas que desechamos ni conocen: un argumento principal. Una idea sobre la que gira todo. Un hilo del que tirar (no 200), y del que surgen todas las tramas paralelas que vemos.

La historia hecha televisión de la pareja que enseñó a America a amar, como se suele definir a William Masters (Michael Sheen) y Virginia Johnson (Lizzy Caplan), alcanzó cotas de calidad muy altas en su primera temporada. El estudio sobre el sexo, las relaciones que surgían del mismo, la autodestrucción del huraño Bill al darse cuenta de que una mujer ha logrado poner su mundo patas arriba, y la evolución de la nada al todo de Virginia encajaron en tramas adictivas y de las que querías saber más cada semana.

2La primera entrega finalizó con todo por cerrar, con todos los personajes en sus roles habituales menos Bill. El doctor del sexo se vio superado por las circunstancias, y este inicio de segunda temporada no ha hecho más que confirmar que va a ser el que peor lo pase por su propias tribulaciones. Tiene un hijo del que no se preocupa, una esposa a la que engaña, una amante con la que no sabe si estudia o disfruta, y un futuro lóbrego por delante tras jugarse todo a una investigación que en la arcaica sociedad de los 60 no ha gustado. Pero la moraleja de esta historia está centrada en ese aspecto amoroso tan complicado de la serie: por mucho que se vista de ciencia una demostración de afecto con la excusa de la investigación, la atracción no se detendrá; de hecho, aumentará. Cualquiera sabe que si comienza a gustarle una amiga esta le atraerá aún más si nos esforzamos en que todo se quede como una amistad. Pues aquí lo mismo.

¿Qué va a pasar en esta segunda temporada de Masters of SexQuizá asistamos a una nueva etapa de aflicción de Masters, que es uno de los personajes más desubicados que recuerdo. Mucha culpa tiene de esto Michael Sheen, que insiste en demostrar que su ausencia en las nominaciones a los Emmy es una vergüenza. Pocos actores transmiten tanto como él, y no incluirle al menos en la carrera es despreciarle. Su rol me recuerda mucho al de Alcestes, del Misántropo de Molière, que cuenta con una adaptación de Kamikaze Producciones tremenda y muy recomendable. Veremos si acaba como él.3

También hay que ver si profundiza en las temáticas que más nos han llamado la atención por la fidelidad de su relato en comparación con la época en la que está ambientada. La homosexualidad, las relaciones con las prostitutas, y las mentes retrógradas que no aceptan más educación que la biblia deberían seguir presentes para dar aún más fuerza a las tramas. Y seguro que nos tendrán reservada alguna sorpresa con los secundarios, como ocurrió en la primera temporada con Allison Janney.

Pero lo que más me intriga es qué pasará si la esposa de Bill descubre todo en este momento en el que acaban de ser padres. Tengo mucha curiosidad por saber cómo actuará Libby al enterarse, y cómo responderá ese doctor que está alejando a todos de su alrededor. ¿Pedirá perdón? ¿Elegirá? ¿O tragará y volverá a no afrontar los problemas?

Las ganas de ver qué ocurre en esta temporada son evidentes (por disfrutar más a Lizzy Caplan, lo que sea). Y es que digan lo que digan los EmmyMasters of Sex fue una de las maravillas del pasado año. Tanto que su alto contenido sexual acaba siendo accesorio.

Las (injustas) nominaciones de los Emmy, categoría a categoría

Ya conocemos quiénes están entre los candidatos a llevarse un Emmy el próximo 25 de agosto. Las sorpresas han brillado por su ausencia, dado que las novedades eran las esperadas, con Orange is the New BlackTrue Detective liderando a las debutantes. Pero estos Emmy pueden llegar a calificarse como los de la injusticia en las nominaciones. Grandes series, actores y actrices se han quedado fuera de forma incomprensible, en favor de otros mucho más limitados y que no han tenido grandes temporadas o actuaciones si les comparamos. ¿Cuáles? ¿Por qué? Veámoslo categoría por categoría (las nominaciones en una lista, aquí).

Masters1Mejor drama

Es la categoría donde se notan las mayores ausencias. Ni Masters of Sex (quizá uno de los mejores estrenos del último año) ni The Good Wife han logrado entrar en la carrera por el galardón de más prestigio. Y considerando que la que sí ha entrado es Downton Abbey, justo el año de su temporada más floja, es para mosquearse. Todas las quinielas apuntan a que la serie de HBO protagonizada por Woody Harrelson y Matthew McCounaghey se llevará el gran premio, dado que el resto ya han sido premiadas previamente (Mad Men Breaking Bad) o no son típicas ‘gana-premios’, como le ocurre a Juego de Tronos. La presencia de House of Cards era obvia. Y eso que entre la crítica española no gusta mucho, algo que no acabo de entender. En EEUU por suerte sí. Por supuesto, ni Hannibal ni The Americans han entrado, como se esperaba. Tampoco Sons of Anarchy. Ni lo harán nunca, a nuestro pesar. Al menos se han cargado a Homeland.

Mejor comediaBrook2

Si todo va según lo previsto, Orange is the New Black debutará en los Emmy ganando el premio más gordo al que está nominada. Aunque realmente no sea el lugar que le corresponde, dado que no es una comedia. Por su estilo, sus guiones, es un drama que se aproxima al humor negro. Pero sus responsables han sido muy listos, y para evitar a las bestias con las que se encontraría en la categoría reina han optado por este recurso. Esto significa que el resto se puede despedir de ganar el premio, más aún si sus entregas de esta temporada no han sido especialmente brillantes (salvo que a los que votan les dé por su pedrada habitual con Veep). La única novedad es Silicon Valley, uno de los mejores estrenos de este mismo año, que merecía colarse. Lo más llamativo es la ausencia de Brooklyn 99Otra injusticia más.

Mejor miniserie

Si no ganan Fargo Luther esta categoría dará un premio incomprensible. Así de claro. El detalle de incluir a Treme, al fin, es algo digno de encomio.

T5Mejor actor de drama

Esta categoría se resume en la ausencia de Michael Sheen (Masters of Sex) y en la presencia de Jeff Daniels (The Newsroom). La injusticia de que no esté el primero y sí el segundo es vergonzosa. Esto podría haber beneficiado a Jon Hamm (Mad Men), que lleva seis años esperando a ganar. Pero en el año de True Detective, con Harrelson (actor con toda su carrera en Hollywood) y McCounaghey (último ganador del Oscar a mejor actor) nominados, dudo mucho que sea otro distinto a estos dos el que se lleve el galardón. Creo que ni siquiera Bryan Cranston puede con ellos. Veremos.

Mejor actriz de drama

Tal y como se preveía, aunque muchos rezábamos para que no fuese así, Tatiana Maslany (Orphan Black) no está entre las nominadas. Ni haciendo seis personajes distintos en una misma serie, todos con su personalidad y con una solvencia espectacular, le dan la oportunidad a la chica. Al menos entra Lizzy Caplan, que está maravillosa en su papel de Virginia Johnson en Masters of Sex. La única que sobra es Michelle Dockery (Downton Abbey), que no creo que esté al nivel del resto. Su lugar debería haber sido para Elisabeth Moss (Mad Men).

Mejor actor de comediatbbt

Lo más chocante en ésta es que falta el ganador del Globo de Oro hace unos meses en el mismo campo: Andy Samberg (Brooklyn 99). Si merecía ganar no lo sé, pero lo que tengo claro es que al menos en las nominaciones debería haber estado. Centrándonos en los que pueden llevárselo, Louis CK (Louie), Michael H. Macy (Shameless) y Ricky Gervais (Derek) son los grandes favoritos por méritos propios. El resto dudo mucho que tengan alguna posibilidad.

Mejor actriz de comedia

Esta categoría vuelve a ser de las más competidas. La lucha, según la lógica, debería estar entre dos: Lena Dunman (Girls) y Amy Poehler (Parks & Recreation). Pero como le ocurre a Jon Hamm, tienen la mala suerte de coincidir con dos de las que enamoran al jurado, como son Julia Louis-Dreyfus (Veep) y Edie Falco (Nurse Jackie). Vale que ha entrado Taylor Schilling por OITNB, pero su Piper no está ni por asomo a la altura de estas bestias.

Mejores secundarios en drama

Ray2Los secundarios masculinos van a librar una batalla muy interesante. Lo malo es que hay una gran ausencia: Dean Norris (Breaking Bad) merecía estar muchísimo más que Aaron Paul. Puede que esto sea impopular, pero no hay más que ver los últimos episodios para darse cuenta. Sí está Jim Carter (Downton Abbey), al que parece que quieren homenajear con el premio de ver su cara en la pantalla antes de que le den el premio a otro. Éste podría ser Jon Voight, que está tremendo en Ray Donovan. Aunque no descarto a Peter Dinklage, que se ha marcado una temporada colosal en Juego de Tronos (menos para los que lo hayan visto doblado).

En cuanto a ellas, a lo mejor es el año de Christina Hendricks. Anna Gunn ya tiene su Emmy, y Maggie Smith no ha estado tan brillante como en años anteriores. Aunque dada la obsesión de EEUU con Downton Abbey no hay que perderla de vista.

Mejores secundarios en comedia

Kate Mulgrew se merece el Emmy a mejor actriz de reparto de comedia por su papel de Red en Orange is the New Black. Y punto. Vale que le toca verse las caras con Allison Janney (nominada en otra categoría que comentaré después), pero ninguna de las otras nominadas ha estado mejor que ella. La única que conozco menos es Kate McKinnon, presente por su trabajo en Saturday Night Live. Tiene que ser muy buena para poder ganar a Mulgrew.6

Entre los hombres, me he reconciliado un poco con estos Emmy gracias a que Andre Baugher (Brooklyn 99) aspira a éste. Adam Driver, con eso de que está rodando la nueva película de Star Wars, ha ganado algo de nombre en los últimos meses. Pero el resto se ha mantenido más o menos igual. Quizá el premio sea para Tony Hale, ganador en 2013 por Veep.

Invitados en drama
Reg E. Cathey hizo un gran papel en House of Cards, y podría llevárselo en la categoría masculina. Para su desgracia, tiene a Robert Morse (Mad Men) enfrente, justo cuando ha realizado su mayor aportación a la serie de los publicistas (aunque esté en la batalla por la temporada el año pasado, y no por la de este, pero todo influye). Hay que destacar que estén Paul Giamatti (Downton Abbey) y Beau Bridges (Masters of Sex).

bob_newhart_big_bang_theory_a_hEn lo que se refiere a ellas, ésta si puede ser la categoría de Allison Janney para volver a ganar un Emmy. Jane Fonda está bien en The Newsroom, pero no creo que tanto como Janney como para quitarle el premio. Y mucho ojo a Margo Martindale.

Invitados en comedia

Si se premia al que más ha hecho reír con su presencia testimonial, el Emmy debería ser para el veterano Bob Newhart. Las carcajadas que ha provocado con su talento en The Big Bang Theory son inolvidables. Pero hay muchas ganas de premiar a Jimmy Fallon por lo que sea, y eso puede jugar en contra.

Comedias sobre padres que te dejan tibio: Mom y Sean Saves the World

Siguiendo la estela de los post sobre comedias con las que no perder el tiempo y con las que pasar un buen rato, las dos ficciones que ocuparán este post podríamos encuadrarlas en la categoría de “comedias que meh”. Sí, sé que me expreso como un perezoso (el animal, no la cualidad), pero es que ambas me han dejado tibio. No sé si me gustan o no. Lo que me lleva a pensar si continuar con ellas o no. Mientras tomo la decisión, os cuento de qué van y ya me decís (si las habéis visto o no) qué hago al respecto. Se trata de dos que van de padres: Mom y Sean Saves the WorldMom3

Las damas primero. Mom va sobre Christy, una madre soltera de dos hijos que trabaja de camarera y cuya vida ha sido un desastre. Es lo que tiene tener una niña cuando eres una adolescente, luego tener otro crío con otro hombre distinto, y encima haberte dado a la bebida por no haber podido afrontar la presión que suponía una vida tan intensa. Para empeorar la cosa, resulta que se lleva mal con la niña, que el niño está en plena etapa de crecimiento con los problemas que eso conlleva, y que no se habla con su madre.

Su vida es tan caótica que se pone a llorar sin motivo aparente en cualquier momento, ya sea en su trabajo en un restaurante caro, o cuando va conduciendo. Para acabar de apuntillar el sainete, también se acuesta con su jefe, que solo le hace caso cuando su mujer no está en la ciudad. Todo esta casuística de madre soltera da lugar a un humor negro nada fino y poco inteligente (salvo en momentos muy, muy, puntuales). De hecho, su categoría podría ser la comedia chabacana y cruda. El sexo como barco en el que navegan los guiones tiene la culpa.

Mom1

Si ya os digo que la protagonista es Anna Faris (sí, la de Scary Movie), ¿qué opináis? Faris tiene el problema de que o te hace gracia o te parece una petarda. Y aquí está graciosa, pero en algunos momentos insoportable. El punto a favor puede ser la presencia de Allison Janney (cuatro Emmys por The West Wing), que cambia totalmente de registro para ser una abuela casquibana, exalcohólica y cara dura que intenta reconciliarse con su hija.

Los niños, Violet (Sadie Calvano) y Roscoe (Blake Garrett Rosenthal) no desmerecen tampoco y hacen un buen papel. Y hasta tenemos a Matt Jones (Badger en Breaking Bad), que imita a Betsy Brandt al pasar de una de las mejores series dramáticas de la historia a una comedia.

La disyuntiva sobre si continuar viéndola o no estriba en que a veces me río y en otras me parece una estupidez por completo. El guión tiene puntos, pero no os va a cambiar la vida. Ya me diréis qué opináis.

El regreso de Sean Hayes

Sean3

Sean Hayes, el sempiterno Jack de Will & Grace regresa para producir él mismo una comedia que lleva en su nombre. Estrategia que si viene de Estados Unidos vemos como normal pero que si se diese aquí nos llevaríamos las manos a la cabeza. ¿O es que vosotros os imagináis La serie de Antonio Resines o Jesús Bonilla salva el mundo?

En cualquier caso, Hayes protagoniza Sean Saves the World, ficción sobre un padre gay que ahora debe hacerse cargo de su hija después de que su exmujer se haya marchado a otro lugar por trabajo. Sí: es gay y presume de haber estado casado con una mujer con la que ha tenido sexo, lo que les ha permitido engendrar una niña guapísima. Y eso que todo el mundo menos él sabía que era gay antes de que pasase por el altar.Sean2

La responsabilidad (agobio) de tener a su hija ahora se suma a la presión que ejerce su nuevo jefe. Y eso que él es uno de los responsables de la tienda de moda online en la que trabaja. Pero eso no le priva de que el nuevo dueño, Max (Thomas Lennon), un tipo excéntrico y huraño al que todos temen, le atosigue.

Risas enlatadas y bromas sin aparente gracia aparte, la idea que ofrece Sean Saves the World es novedosa e inteligente. O al menos a mí me lo parece. Sus chistes son algo refinados, no hay groserías en los guiones, y todo lo que ocurre resulta bastante creíble. El problema es que no te ríes.

Sean1

Está muy bien hecha y es mínimamente inteligente, pero su humor es de Schrödinger: te ríes y no te ríes a la vez. Lo sientes por dentro pero no haces el ademán. Para asumir todo, Sean cuenta con dos de sus compañeros de trabajo, que son los que más le entienden; y con su madre, Lorna (Linda Lavin), la que le desespera y critica todo lo que hace. Aunque a su nieta la adora como buena abuela.

Mi duda está ahí. Hace tilín, que no gracia. Creo que podría hacer reír, pero no lo consigue. Aunque comparada con Mom, por calidad, es muchísimo mejor. Falta saber si eso le va a bastar. Los que la hayáis visto: manifestaos. Y los que no, vedla y opinad.