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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Bienvenidos al Lolita: mala, mala y mala

¿Qué pasa en España con la ficción televisiva? ¿Por qué hacemos siempre lo mismo? ¿Cuál es la razón que lleva a crear una amalgama mal hecha entre comedia y drama? ¿A apostar de forma insistente por chistes verdes, machistas o racistas que, encima, no tienen gracia? Si al menos la tuviesen (porque sí, se puede hacer humor con todo, y no acepto eso de los ‘límites del humor’), pues todavía. La respuesta es en apariencia complicada pero en realidad muy sencilla: porque las series españolas las hacen siempre los mismos. Y el eje del mal suele estar compuesto por tres elementos: Globomedia-Daniel Écija-Alex Pina. Y así nos va. 

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La última ocurrencia del trío calavera de la ficción patria ha sido Bienvenidos al Lolita, una serie que lo está petando en audiencia y que es un auténtico despropósito en todas y cada una de sus escenas. Por la simple razón de que nos están volviendo a colar la historia de siempre. El mismo producto aburrido, grosero (que no transgresor, que esos molan), y absurdo al que nos tienen acostumbrados en Telecinco y Antena 3.

Lolita5Bienvenidos al Lolita es mala hasta decir basta. Es lamentable. Encima, repite la fórmula «drama familiar-reencuentro con los que se dejaron atrás-bromas con la miseria-historias de amor imposibles de primeras entre el chico guapo mayor y la niña menor-personaje borde junto a una transexual entre el grupo». Y podría seguir, pero creo que todo el costumbrismo es patente, tal y como ocurre en otra malísima y exitosa llamada Vive Cantando.

Ha sido esta última la que ha llevado a Antena 3 a seguir encabezonada en sacar en su parrilla una serie «»»»musical»»», en la que canta hasta Beatriz Carvajal. Y Natalia Verbeke. Y Roberto Álamo. Incluso Luis Varela. En fin, creo que con esto queda claro de qué estamos hablando. Todos ellos forman parte de un cabaret que años atrás fue un exitazo, todo esto según la serie ya que eso no se lo cree nadie. En cualquier caso, se van a la ruina, y gracias a la aparición de un empresario con ganas de invertir en un negocio con el que entretener al lerdo de su sobrino se decide por convertirse en el socio mayoritario del antro.Lolita4

Un argumento tan atractivo como despertarte tras una noche de farra al lado de alguien con quien no te acostarías ni aun pagando, vamos. Con el que Bienvenidos al Lotita se suma a la lista de las que denigran la calidad en este ámbito. De cómo cantan y bailan no voy a hablar. Es indescriptible. De forma peyorativa, me refiero. Pero si la idea es mala, peor es la ejecución.

Lolita3Primero, por las actuaciones. Ni uno de los personajes resultan creíbles. Pero ni uno. Carlos Santos, que será para siempre el Povedilla de Los hombres de Paco, hace de gallego desnortado al que dejan plantado en el altar. Y más que resultar enternecedor lo que logra es provocar rechazo por su papel ridículo. Algo que no le pasa, por ejemplo, en El tiempo entre Costuras. Luis Varela, el empresario salvador del cabaret, está en lo de siempre: un tipo con carácter, mal hablado, y que puede hacer incluso gracia con su mala leche en algún momento.

También está Natalia Verbeke, la mujer con la familia perfecta que acaba desahuciada y con unos cuernos que le llegan al techo por culpa de su marido; y que, tras años sin bailar ni cantar, es capaz de subirse a un escenario a las dos horas de llegar al local por enfermedad de la intérprete principal. El resto es más de lo mismo: la bailarina casquivana, la borde, la tonta que se lía con el tipo 20 años mayor, el músico decadente que acaba tocando el piano en un sucedáneo de local de stripteaseLolita2

Lo que más pena da de todo, y ya es decir, son las actuaciones de Roberto Álamo y Nerea Camacho. El primero, un actorazo con un bagaje considerable, aquí está sobreactuado y nada creíble. La escenita del primer episodio en la que coge el micrófono y hace un alegato a favor del espectáculo que desarrolla junto a sus compañeros es de lo más vergonzoso que he visto. Con Camacho pasa algo parecido: en Camino nos engañó. Allí parecía que iba a ser una buena actriz durante toda su carrera. Aquí nos arrebata esa esperanza. No hay por donde cogerla.

LolitaAunque lo que más rechina en Bienvenidos al Lolita son sus continuas referencias a la crisis. Otra más que se suma a la España de Campofrío, la del «bueno, hay que resignarse» y «nos queda tirar para adelante, qué remedio». No pido que una serie monte un 15-M en cada capítulo, pero sí se deberían evitar estas situaciones en las que se asume el discurso oficial de «todo lo que nos pasa es por algo» y que justifica que aumente la pobreza o se recorten sueldos. Porque ya sabemos quiénes se están beneficiando de la mala situación económica y cómo somos el resto los que nos tenemos que tragar toda la bilis. Y si protestamos, nos cambian la legislación y ya.

Bienvenidos al Lolita es otra más de la dupla Pina-Écija. En España solo la gente poderosa en el mundo de la televisión puede hacer series, lo que deja de lado una posible apuesta por el talento de los guionistas jóvenes. Éstos son los únicos que nos pueden sacar del atolladero, al haber mamado desde pequeños las series anglosajonas y europeas que tanto nos gustan a todos. Pero no les van a dejar. Porque las penosas y desafortunadas ideas argumentales de los que lo han hecho mal siempre se van a mantener de la misma forma que los políticos corruptos: ni se van, ni les hacen irse. O derribamos la puerta, o seguiremos así toda la vida. En la ficción también.