Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

Archivo de febrero, 2014

¿Son malas las series españolas?

La situación de la ficción nacional es más que preocupante. No es normal que en dos meses que llevamos de 2014 todas las que se hayan estrenado tengan una retahíla de carencias que les restan toda la calidad, con la consecuente dificultad para soportarlas. Además de su duración interminable, con episodios que en muchos casos superan la hora y media en temporadas de trece capítulos.

1 Han sido cuatro los grandes estrenos en este inicio de año: Bienvenidos al Lolita, El Príncipe, B&B Velvet (El Corazón del Océano no se merece ni estar en esta lista). Una ya ha sido retirada de la parrilla, otra va por el mismo camino, y el resto están contando con un gran respaldo por parte de la audiencia. Eso no significa nada, que ya sabemos que en este país nos gusta la telebasura al máximo y regalamos share a Sálvame y otros programas del estilo. Desde mi punto de vista, que entiendo la ficción como un entretenimiento que te debe sugerir algo, ya sea alegría, empatía o angustia, en España eso no se consigue. Y quizá ni se busque.
Cuando pongo a parir a una serie nacional me dicen siempre que es una cuestión personal, de gustos, y que debería defender más a nuestra ficción por el simple hecho de estar hecha aquí. Bueno, lo siento, pero soy poco chauvinista (eso para empezar). Segundo, sí, los gustos son subjetivos; pero la calidad no (esto lo aprendí gracias a un lector), y hay algunas series que no me han gustado pero que están muy bien hechas, y si no reconociese su calidad sería imbécil. Lo mismo con las de aquí: no me suelen gustar el 90%, pero si estuviesen bien hechas o las interpretaciones de los actores fueran buenas, lo diría.

Cor4No me vale la excusa de que en España todas las series tienen que ser «para toda la familia», porque si se hacen especializadas «no se verían» al no poder verlas «todos juntos a la hora de la cena». Menuda hipocresía. Eso lo debió decir algún día un directivo de Globomedia, y por eso se empeñan en hacer las mismas bobadas siempre. Sea quien sea el que lo dijese, su discurso caló y muchos se lo creyeron. Pero Internet lo refuta por completo; Breaking Bad Juego de Tronos no son para toda la familia. Ni The Walking DeadY miles de españoles las siguen. Incluso los que tienen familia.

Pero es que eso no pasa: ni los actores, ni el montaje, ni las tramas, ni los escenarios… Estas cuatro características, por mencionar unas pocas, suelen ser en las que más fallan los que hacen series en España. No puede ser que con la cantidad de intérpretes que tenemos, un gran porcentaje de ellos en el paro, se coja a los de siempre por su fama y no por su buen hacer ante la cámara. Tampoco debería admitirse que las escenas se atropellen entre sí y no tengan ningún nexo, o que la historia sea predecible y de poca enjundia. Ni que se noten los cromas.

Y por supuesto, habría que darle una vuelta a la duración de los episodios. No es normal sobrepasar los 90 minutos. Aquí nos han engañado y nos han mal acostumbrado, y con esa duración es fácil perderse. Aparte de que muchas escenas son superfluas. El año pasado tampoco fue excesivamente bueno. Tuvimos una que se salió de la norma habitual de mediocridad, que fue El Tiempo entre Costuras. No recuerdo ninguna más. Y sin embargo, seguiré escribiendo de ficción española, porque muchos de los que me leéis las seguís.5

Dado que mi postura está más que clara, he vuelto a pedir a amigos y profesionales que me contasen si a su parecer las series españolas son malas, o si en esa burra estamos solo unos pocos. El primero de ellos es Alberto Rey, del blog Asesino en serie de El Mundo, que me inspiró para este post tras uno muy interesante que escribió en el que anunciaba que hablaría cada vez menos de series españolas. ¿Son malas a su juicio? Esta es su respuesta:

Como Jessica Rabbit, las series españolas no son malas, las dibujaron así. Allá por los noventa, con la llegada de la televisión privada a nuestro país y de la obsesión por el share, se generó y popularizó un modelo de serie en España que perdura hasta hoy. Y lo que te rondaré morena. A mí las series españolas pueden parecerme largas, ñoñas, repetitivas y técnicamente mediocres, pero el mercado manda y se las lleva tragando desde hace veinte años. Y la televisión, antes que un arte, es un negocio. Un millón de espectadores valen más que un crítico de televisión. Es lo justo. El consumo de ficción televisiva española es altísimo. El sector quizá no esté pasando por su mejor momento, pero no será por falta de demanda. El espectador (y más el espectador medio, la famosa “señora de Cuenca”) quiere series españolas. De hecho, quiere ESAS series españolas. Y nuestras cadenas se las dan encantadas. Que lo hagan a costa de la calidad, la evolución o el compromiso con algo más allá del vil metal… ésa es otra historia. Que las televisiones públicas entren en ese mismo juego, también. A mí sí me parece que series españolas son malas. Por eso no las veo. Ojo con estas dos últimas frases, porque son más importantes de lo que parecen.

También he solicitado a mi compañero Isra Álvarez, en su condición de observador catódico de 20minutos, su opinión al respecto:

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Las series españolas no son malas, son como pueden ser. En España, con solo 47 millones de habitantes (de los que menos de la mitad ven la tele cada noche en prime time) y una cultura seriéfila bastante restringida, las cadenas no pueden permitirse el lujo de hacer series para minorías: no son rentables y por lo general no se hace tele para perder dinero. Así, la industria española se centra en crear ficciones con todos los ingredientes que saben que engancharán a la gente y a cuantos más tipos de gente mejor. Ingredientes que desvirtúan cualquier historia o intento de hacer algo que merezca la pena. En España se han hecho muy buenas series, pero casi nadie las recuerda, porque casi nadie las vio.

Una amiga de este blog, Mar Guerrero (Series a la parrilla), que además es estudiante de doctorado en la Universidad Pompeu Fabra con una tesis sobre narrativa transmedia y fan fictionpone el foco en otro aspecto del tema que nos ocupa. Esto es un fragmento de su texto, que podéis leer al completo aquí:

Contamos con una configuración demencial de los bloques publicitarios que afecta a la duración y ritmo de los capítulos, y por otro, existe una reticencia en los productores y cadenas a entender al espectador español como alguien capaz de apreciar otros tipo de series más allá del modelo Globomedia de «vamos a hacer que salga hasta el perro de la familia en pantalla». Tampoco debemos olvidar que todo esto no hace más que alimentar esquemas mentales en donde la ficción televisiva es percibida como algo por debajo de la ficción cinematográfica, o un mero trampolín, sobre todo, por parte de los actores y sus mentores. Es sintomático que nuestra televisión no alumbre más jóvenes talentos que sean solventes frente a las cámaras.

Miriam Lagoa, de En Terra de Series, abunda en la famosa «señora de Cuenca»:b33

A las series españolas actuales les obligan a ser regulares, en el mejor de los casos. Hay talento y hay buenas ideas en busca de una oportunidad pero mientras las cadenas de televisión se empeñen en hacer series que gusten a toda la familia, incluida la señora de Cuenca, con fórmulas saturadas de tópicos y que tengan que estirar por obligación los capítulos por encima de los 70 minutos, la ficción española seguirá llegando con 20 años de retraso. 

Y por último, el amigo periodista de 20minutos y escritor David Yagüe (que acaba de sacar novela, por cierto), lamenta la situación de la ficción patria:

Como en botica, en las series españolas hay de todo. Sin embargo, la ficción televisiva española es ‘mala’, en gran parte porque quiere: cualquier buena idea, cuente con medios y buenos actores, acaba convertida, por norma general, en un contenedor para todos los públicos que hace imposible mantener un tono, una coherencia y una cierta profundidad. Es una pena, porque potencial hay y no sé si el problema está en las cadenas, en el público o en las productoras.

¿Qué opináis vosotros? El debate queda abierto.

Velvet y no vuelvas

 Pido perdón a las víctimas por el titular

De los pocos estrenos previstos para este año en España solo uno me ilusionó lo suficiente como para esperarlo con ansia. No, no eran Bienvenidos al LolitaEl Príncipe o B&B. El tiempo y sus capítulos emitidos han demostrado por qué. Se trataba de Velvet. Realmente no hay una razón que explique esa preenamoramiento que sentí con esta serie ambiciosa y de época producida por Bambú, que además era la gran apuesta del año en Antena 3. Para que os hagáis una idea, la última con la que me ilusioné fue Crematorio. Ha llovido desde entonces, pero todo ha sido lluvia ácida por las infamias que han venido emitiendo las cadenas españolas.Velvet

Los que seguís el blog sabéis que no suelo hablar de series que no se han emitido; aunque tengan repartos espectaculares y pinten tan bien como lo hacía Velvet. Y menos si es una serie española, porque la copla de la ficción nacional ya me la conozco. Ésta era distinta, y no había desayunos familiares ni un intento de aunar drama y comedia. Nos la presentaron como un dramón ambientado en los 60, bajo la premisa de unos almacenes de lujo al estilo de los desaparecidos Galerías Preciados. Y eso me gustaba.

Bueno, me equivoqué (vaya sorpresa). Velvet es muy mala. No vale ni para culebrón, ni para telefilme de los sábados de Antena 3. Es soporífera, se hace cuesta arriba acabar un capítulo y el elenco ofrece actuaciones forzadísimas e increíbles, en el sentido peyorativo. Es todo falso. Si hay una palabra para definirla, es impostura. La idea era buena, pero la ejecución sobrepasa lo equivocado.

Velvet4Lo que más me cuesta comprender es que, en 2014, se sigan notando los cromas en los capítulos que se emiten. ¿Dónde está el trabajo de los que tienen que evitar que los percibamos? Aunque eso no es lo peor: el montaje se lleva la palma. Las escenas se atropellan entre sí, sin que haya un nexo entre ellas. Esto desemboca en un hilo alocado, con saltos imprevistos y sin ningún aliciente que los explique. Pero eso no es lo peor.

Si hay algo que me jode de las series españolas es que, además de malas en su mayoría, son largas. Los episodios de Velvet casi una hora y 40 minutos. 100 minutos. 6.000 segundos. ¿Estamos locos? ¿En qué otro país aguantan temporadas de 13 capítulos con esta duración? Aquí, que somos different. Solo de pensar en que he gastado más de tres horas de mi vida en dedicarle tiempo me hierve la sangre. Pero no hay mal que por peor no venga: esto provoca que podamos «disfrutar» de lo mal que lo hacen los actores durante más tiempo. Un auténtico regalo, sí señor.

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El dúo que lleva el peso, Paula Echevarría y Miguel Ángel Silvestre, parece que se han escapado de una clase de teatro del colegio. Bueno, quizá haya niños que actúen mejor que ellos tras presenciar lo que han perpetrado en Velvet. Ella directamente queda como una barbie pucheritos a la que nadie se cree; hacer anuncios se le da mejor. Él sigue siendo el Duque de Sin tetas no hay paraíso, pero ahora en plan pijo y sin droga de por medio. Ser un macarra le pega bastante más y por eso cuando era un narco violento nos gustaba, aunque su interpretación fuese limitada. El papel de niño bien no le va. Ni aunque fuese buen actor.

La culpa de que ellos dos no puedan sacar más partido a sus roles también la tienen los guiones. Las tramas resultantes son una amalgama entre una telenovela venezolana y Cenicienta. Dicha mezcla a veces sale bien, pero no aquí. Ni de coña. La tesis del flechazo entre ambos cuando eran críos no se sostiene por cómo se desarrolla la historia. Que no.

Velvet1

El resto de los actores también están mal. No logro entender por qué Manuela Velasco tiene un Goya. A mí en REC me pareció una gritona sin ningún mérito. Al menos aquí las caretas se han quedado fuera, y se puede observar con todo lujo de detalles que esto de actuar no es lo suyo. Bueno, en España sí, que ya sabemos que eso de buscar la excelencia en las series es una quimera.

Quizá lo peor de Velvet es que da la sensación de que actuar mal es una epidemia que se ha propagado por todo el elenco. Solo recuerdo una escena creíble, con Tito Valverde y Pepe Sacristán. Pero es que el veterano actor también pilla la enfermedad, y tampoco resulta muy creíble en el resto de su trabajo. Ni en sus charlas con la adusta Doña Blanca interpretada por Aitana Sánchez Gijón, que hace un papel de Rottenmeier que no le pega nada. Tampoco destaca Natalia Millán, una mujer que suele hacer todo bien. No es su culpa: creo que ha pillado el mismo virus que el resto.Velvet3

A la que merece la pena salvar es a Manuela Vellés. La actriz madrileña es la única buena noticia de la serie. En todos los sentidos.

No me creo nada de Velvet. La historia es predecible, y los actores, inverosímiles. Es el paroxismo de lo mal que se puede hacer algo. Todo parece orquestado por alguien cuyo trabajo es que la serie parezca mala. Y lo consigue. Otro ejemplo más de la preocupante situación de la ficción española. Ya no es que sean mediocres: son vergonzosas. Algo que debería inquietar a un sector cuya crisis no hace más que aumentar.

Velvet y no vuelvas, Velvet. Es necesario. Vamos, que hasta me ha gustado más B&B. O dicho de otra manera.

Charla sobre True Detective en Radio Uruguay


True3Este lunes tuve la suerte de hablar en el programa Efecto Mariposa de Radio Uruguay sobre series. La protagonista del espacio fue nuestra ficción del momento, True Detectiveque también está arrasando en el país latinoamericano (y en todos los de mundo). Desde el minuto 18, con Alberto Gallo estuve hablando de la importancia de Matthew McConaughey, del tándem que forma con Woody Harrelson, o de su apuesta rompedora y diferente con respecto a otras series de policías.

Porque True Detective no es una serie de tiros y seguimiento de pistas. Es una investigación, casi una tesis doctoral preparada por dos detectives que intentan atrapar a un asesino con un estilo terrorífico y críptico. Los temas que propuso Alberto fueron muy interesantes, y creo que la charla quedó bien. Os dejo el audio en enlace, por si acaso. Espero que os guste.

B&B, otro ‘quiero y no puedo’ de Telecinco

Hace unas semanas tuve la oportunidad de entrevistar a uno de los actores de la nueva serie de Telecinco, B&B (De boca en boca). No la solicité, porque no había visto la serie en los pases previos y prefería esperar. Más que nada porque me temía cómo iba a ser la serie: barruntaba otro sinsentido de Globomedia avalado por Daniel Écija, responsable último del 90% de despropósitos de la ficción española en los últimos años. Ya empezaron mal, con la decisión de la cadena de enfrentarla a Velvet, el estreno de Antena 3.b33

Menos mal que no hice la entrevista. Tendría que haber aguantado tonterías como que la nueva serie de Telecinco es de calidad, o que es «algo distinto» y «adecuado a la situación actual». O que tiene un reparto «variado y rompedor», además de que sus tramas contarían otro tipo de historias, siempre con «humor inteligente» y una «carga dramática» vinculadas entre sí.

Eso es lo que intentan vendernos habitualmente las series españolas. B&B no ha sido una excepción. El problema es que no somos ciegos y ya sabemos a qué atenernos cuando se trata de una ficción patria. Y más si detrás están Écija y Luis San Narciso en el casting. A saber: desayunos familiares, tíos y tías buenas (la mayoría en pelotas a poder ser) o ricos desagradables como jefes de un grupo de currantes, cada uno de ellos con un drama familiar propio. Nos falta el bar en el que reúnen, pero seguro que aparecerá.

b1No hay que olvidar a los adolescentes que se enamoran entre sí por conocerse de forma fortuita a pesar de los obstáculos, a los paletos graciosos de los que hay reírse por el ridículo que hacen, o los vestuarios o baños mixtos. En resumen: pura caspa española. El ‘quiero y no puedo’ sempiterno de las televisiones de nuestro país. Siempre con los mismos autores intelectuales y capítulos de casi hora y media de duración. Un dislate más.

La oferta de B&B es la de una serie que de calidad tiene lo mismo que yo de futbolista profesional. Todo recuerda a productos pasados y que son inolvidables por malos que fueron. Bebe de reminiscencias de Periodistas (que no era ninguna maravilla, hay que revisarla para darse cuenta) y Los Serrano. Originalidad cero. Sin embargo, a su favor se puede decir que te alegras la vista. Nada más.

Su fondo, una revista de moda a la que llega un nuevo director que le quita el puesto a su ex, y que además tienen una hija en común aunque él no lo sabe, no tiene ningún sentido. Resulta que en una publicación especializada se ponen a cubrir desahucios, suicidios o asesinatos. Y no, queridos guionistas: eso no pasa en una revista de ese tipo. Por mucho que venga un nuevo responsable rompedor que tenga que dar un giro por las pérdidas que sufre la empresa.b44

Tampoco es cierto en que las redacciones haya modelos en ropa interior paseándose como si nada, por mucho que estén haciendo sesiones de fotos en un semanario de tendencias. Más que nada porque no se harían allí, sino en otro lugar más adecuado. Pero bueno, la imagen cuenta y hay que vender, aunque sea mintiendo y dando una falsa imagen del periodismo, ¿no?

Ah, no quiero pasar por alto su carga de crítica social, con una mirada a las problemáticas actuales que han sido asumidas por los personajes. Directamente, son absurdas. Ver a Fran Perea decirle a un currito de un banco que devuelvan el dinero público que han inyectado es de lo más lamentable que he visto una serie. No hay quien se lo crea. ¿Creen que por insultar a los banqueros nos vamos a sentir más identificados con ellos? Para rechazar la gestión del sector bancario y las ayudas públicas que han recibido nos bastamos nosotros. No nos hace falta una Belén Rueda desaforada contra el poder económico.

b22El serranismo de B&B queda reflejado en el rancio planteamiento de que todos los que salen en la serie pertenecen a familias completamente distintas pero que se conocen entre sí. También en que dos de los actores ya apareciesen en aquel fraude protagonizado por Antonio Resines, y con papeles muy parecidos. Por un lado, Belén Rueda siempre mandando y con una hija adolescente; por otro, Fran Perea, al que ahora nos venden como un fotógrafo picaflor. Sí, Fran Perea es un fucker en esta serie. ¿Y qué más? Le falta ponerse a tocar la guitarra. Al tiempo.

El resto de personajes tampoco es que sean una maravilla de la ficción, menos aún los actores que los interpretan. Por ejemplo, podemos ver a Carlos Iglesias recuperando su papel de Benito de Manos a la obra, o lo que es lo mismo, el cateto chapado a la antigua que protagoniza situaciones cómicas por su ignorancia. O Adolfo Fernández, al que lamento decirle que hacer de ricachón sin escrúpulos no le pega; solo sabe hacer de policía. Otra que debería hacérselo mirar es Paula Prendes, que está sobreactuada y carece de credibilidad.Juani

Pero lo que más rechina de B&B es que Luisa Martín vuelve a ser la sirvienta/cocinera de una familia. Ha vuelto la Juani de Médico de Familia casi 20 años después. A eso tienen que recurrir los guionistas españoles para que el prócer Écija les deje sacar adelante una serie para que luego él las presente a las cadenas como el siguiente éxito de la parrilla.

Y Dani Rovira, ¿pretende ser gracioso? Porque lo único que parece es tonto. Lo digo por su personaje, que es uno de los más ridículos y poco creíbles que he visto. Su intento de hacer comedia pareciendo lerdo se queda en lo segundo.

¿Buscáis una serie distinta? No veáis B&B. Ya no es que sea mala: es repetitiva.

Condena a la hoguera para American Horror Story: Coven

El temido bajón de una serie llega cuando menos lo esperamos. Que comience la decadencia de una ficción que hasta entonces considerábamos como una de nuestras preferidas es un momento al que nadie quiere hacer frente. Porque, aunque parezca una tontería, pierdes algo que ya formaba parte de tu vida. Y sí: las series, como las películas, la cultura en sí, son imprescindibles en nuestro día a día.

Ese momento parecía que nunca iba a llegar a American ah2Horror Story. Su gran primera temporada, y su aun mejor y excelente segunda, Asylum, solo permitían pensar que el asunto iría a mejor. Que Ryan Murphy seguiría sorprendiéndonos con el paso de los años, regalándonos cada año terror light cargado de intriga, humor y emoción. Hasta que hemos visto Coven. Y la magia, como suele ocurrir en una relación de pareja, se ha evaporado. A nuestro pesar.

La tercera entrega de AHS no ha sido lo adictiva que acostumbra. Por supuesto, mucho menos interesante que sus predecesoras. Tenía mucha esperanza depositada en esta nuevo argumento sobre brujas, Salem y magia blanca y negra, dado que confiaba en que esta apuesta tan ambiciosa le saldría bien a Murphy.

ah4No ha sido así. Pero no me atrevo a decir que Coven sea mala. El problema es que en comparación con las dos anteriores entregas sale muy mal parada. Si ésta hubiese sido la primera temporada, diríamos que ha sido la hostia. Pero es que las otras fueron tan bestias que es normal que esperásemos más. Lo que provoca que la tenga que condenar a la hoguera.

Y es que todo apuntaba a que nos íbamos a topar con una genialidad. Continuaban las maravillosas Jessica Lange y Sarah Paulson, esta vez como madre e hija; la primera como la bruja Suprema de su coven (o aquelarre) y la segunda como la encargada de la escuela en la que instruir a las jóvenes brujas que no son conscientes del poder que poseen. Todas ellas, interpretadas por actrices jóvenes y de un talento descomunal. Hemos podido ver a una Taissa Farmiga con una vagina asesina (sí, eso es una putada); a Emma Roberts con poderes psíquicos; o a una muñeca vudú gigantesca a la que daba vida Gabourey Sidibe.

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Pero es que en Coven además ha estado Kathy Bates. A nadie se le podría ocurrir mejor actriz para una serie de este tipo. Su propia trama ha sido la más truculenta de todas. Delphine ha sido uno de los personajes más crueles que ha pasado por AHS junto al doctor nazi de Asylym. Y su lucha con Marie Laveau (Angela Bassett), y los poderes que ha desplegado esta última, sí que nos han asombrado. ¡Si hasta ha aparecido un actor de The Wire!

Con semejantes recursos lamento decir que todo ha sido muy predecible. Y admito que he sentido una decepción con estos 13 episodios. Las críticas comenzaron pronto, con los primeros capítulos. Era de los que creía que daría un giro inesperado que nos estremecería, tal y como ocurrió en 2011 y 2012.

ah3Sin embargo, aquí los misterios se intuían, y para nada han pasmado (o plasmado, que diría Labrador) como los de años anteriores, tales como la identidad de Bloody Face o la de aquel que le arrancaba el brazo a Adam Levine, o por qué ocurría todo aquello en la mansión de los Harmon.

El maquiavelismo de Fiona Goode no ha enganchado. Tampoco las vicisitudes de su hija Cordelia, que hasta se queda ciega y acaba siendo la ganadora. Ni los retos y dilemas de las jóvenes brujas (Madison tiene una maldad creíble, pero no ha sido suficiente). A la vez, el resto de personajes ha pasado sin pena ni gloria.

Lo mejor, como casi siempre en AHS, han sido sus ápices de humor (BALENCIAGA!) y la originalidad de la historia. Pero los guiones no han dado más de sí. Y ha sido una pena. Las brujas no han estado a la altura del manicomio y la mansión encantada. Y eso es así.ah

Pero American Horror Story ya tiene ese poder de engancharnos haga lo que haga. Por eso he seguido viéndola, y con mucho gusto aunque me haya decepcionado. Y volvería a hacerlo, simplemente porque necesito saber qué se inventa Ryan Murphy.

Seguro que en la cuarta temporada mejora. Esta serie ya ha demostrado saber compensarnos como ninguna. Pero Coven ha patinado, y merece la hoguera.

Doblaje: ¿sí o no?

¿En inglés, francés, alemán, o castellano? ¿En versión original subtitulada o sin subtítulos, o con doblaje? ¿Hace falta saber idiomas para ver una serie o una película en una lengua que no es la materna? ¿Tenemos que centrarnos en aprender bien el nuestro, optando por el mismo a la hora de sentarnos ante la televisión o el portátil, dejando de lado el resto? ¿O son compatibles varios?Sherlock6

Todas esas preguntas derivan de un tema mil veces discutido, y sobre el que he dejado clara mi postura en posts anteriores: el doblaje. Siempre que he tratado el tema lo he hecho de forma leve, sin centrarme en éste. Y dado que he debatido sobre el mismo con amigos y familiares, con colegas o desconocidos por Twitter y Facebook, ya tocaba darle espacio por aquí.

¿Por qué ahora? Pues gracias a un artículo en la revista Muy Interesante del escritor a tiempo parcial y maestro a tiempo completo Antonio Muñoz Molina. El escritor andaluz, que vive en Nueva York, deja claro en su escrito lo que piensa de esta práctica. Y he de decir que firmo debajo.

Hijo6Muñoz Molina parte de lo rico y beneficioso que resulta aprender idiomas, lo que define como «educarse en el pluralismo», y que según sostiene nos permite conocer más nuestra propia lengua a través de los conocimientos que adquirimos en otra. Una serie de ventajas de las que disfrutan pocos españoles, tal y como recuerda avalado por los datos.

Y es que, como recoge Eurostat, solo el 51% de los españoles habla una segunda lengua extranjera. En Luxemburgo lo hace el 99% de su población; Lituania, Letonia, Eslovenia o Dinamarca también superan el 90%. Solo somos mejores que Bulgaria (39%) y Hungría (37%). Vaya panorama, ¿no? Por cierto, en Portugal la tasa es del 58%. Por si a algunos les da por seguir con las bromas.

El rechazo razonado al doblaje que hace Muñoz Molina en su artículo abarca varios aspectos. Por ejemplo, que por su culpa se ha «contaminado» el español de «fórmulas lingüísticas pseudoamericanas que lo empobrecen y lo falsifican», todo porque la calidad de las traducciones es «bajísima». Y abunda sobre lo pernicioso que resulta: «El doblaje anestesia esa parte de nuestro cerebro que se mantiene ágil con el conocimiento de otros idiomas». En definitiva, y según cree el autor de El jinete polaco, «somos bastante más tontos por culpa del doblaje».Big5

Como he dicho antes, estoy totalmente de acuerdo con la exposición que hace Muñoz Molina. Su premisa me parece acertada y su exposición, brillante. Creo que habría que erradicarlo por completo. Imposibilita un posible aprendizaje de otras lenguas, impide conocer que existen diversos acentos en un mismo idioma, así como las bromas o metáforas empleadas en otros países, y despoja de espíritu al actor o narrador que nos transmite a través del habla aquello que estamos viendo.

Os aseguro que no es lo mismo el Sheldon Cooper (TBBT) original que el doblado; lo mismo ocurre con actores con una voz privilegiada, como Alan Rickman o Benedict Cumberbatch (Sherlock), o con Cate Blanchett o Scarlett Johansson, por poner ejemplos. Y para no perderme toda la riqueza lingüística de otros países, he visto series en alemán y danés. Algo normal entre los seriéfilos, por otra parte, dado que sin la versión original y los subtítulos estaríamos abocados a esperar meses para ver todo lo que nos gusta. Y eso no puede ser.

Como siempre, es mi opinión. Y como es un asunto polémico, he decidido contar con la opinión de otros que seguro ven el tema desde otros prismas. Porque son mayores que yo, padres, o profesionales de la lengua. A la primera a la que acudí fue a la mamá de 20minutos, Madre Reciente, que este lunes escribió un post muy recomendable contando su experiencia y la de su familia. También leí con mucha atención los comentarios de sus lectores. Algunos me dejaron anonadado, pero respeto a todos los que dejaron su opinión. Os invito a que le echéis un ojo a todo lo que dio de sí. Lo que sigue es parte de su texto:

Tengo que confesar que Julia suele ver las series y películas en español. Y es porque ella no quiere de otra manera y yo he decidido no ponerme cabezona. Sólo ve en inglés aquellos dibujos que le gustan tanto como para estar dispuesta a verlos hasta en chino y las películas que ya ha visto previamente en castellano.

También he preguntado a David Marzal, licenciado en filología catalana, profesor de secundaria y escritor. Su reflexión es mucho más larga (os la dejo por aquí), pero me parece muy interesante este fragmento:

En España el doblaje fue y sigue siendo un instrumento social de unificación y expansión lingüística, de uniformización. Esto podría tener sentido en sociedades menos alfabetizadas. Pero seguir a día de hoy con la cantinela de que el doblaje es positivo desde el punto de vista lingüístico es una falacia. Falacia demostrada por dos factores: Los países que doblan tienen una disposición mayor al monolingüísmo (pasa incluso en EEUU) y los países que no lo hacen tienen jóvenes mejor preparados en lenguas extranjeras ( sería el caso de los países nórdicos).

Otro punto de vista es el de Virginia Pérez Alonso, vicedirectora de 20minutos, y que como la mayoría de madres busca que sus hijos adquieran todo el conocimiento posible:

Como usuaria, prefiero ver las películas en versión original con subtítulos. Me permite recoger muchos más matices que cuando las veo dobladas, me meto más en la película, puedo valorar con más criterio el trabajo de los actores y, en el caso de que la película esté rodada en un idioma original que conozco, aunque sea someramente, siempre es un aprendizaje más allá del puro deleite. Como madre y aficionada al cine he de admitir que aún no he logrado que mis hijos vean películas en VOS (¡pero no cejaré en el empeño!), y como hija te diría que, si no hubiera existido el doblaje, mis padres posiblemente no habrían podido amar el cine como lo hacen ni transmitirme por tanto esa pasión.

Por último, y para aportar voces de distinto signo, he recurrido a Juan Carlos Martínez. Él, además de responsable de las ediciones de Estados Unidos y México, es mexicano, lo que le permite aportar una visión completamente distinta. Su escrito es es más largo (como antes, aquí lo tenéis completo), pero el siguiente extracto es muy interesante:

Cuando era niño, en México, no había doblaje de películas. Las únicas que se doblaban eran las de Disney, y eso era porque en ese tiempo la compañía tenía en México su centro de doblaje para Latinoamérica, y porque se encargaban de ello verdaderos artistas. (…)

Pero el resto de las películas eran subtituladas. ¿Los niños mexicanos aprendíamos mejor el inglés por ello? No lo creo; cuando cruzábamos la frontera a Texas éramos incapaces de pedir una coca cola en inglés. Al final lo que hacías, eso sí, era aprender a leer realmente rápido, ver qué era lo que estaban diciendo los personajes para seguir atento a la trama. Algunas palabras se te quedaban, pero pocas. Es ya muy conocido el caso de cómo R2D2 es llamado en México Arturito, por la forma en que el nombre es pronunciado en inglés.

¿Qué pensáis vosotros? Queda abierto el debate.

La pugna entre B&B y Velvet o la falta de respeto al espectador

Este lunes Antena 3 y Telecinco estrenaron sus nuevas series, Velvet y B&B. Una va sobre una tienda de ropa de alta costura en los 50, que entonces se llamaban galerías; la otra, sobre una revista, una temática que por deformación profesional conozco mejor.b
Siempre que escribo mis impresiones sobre una serie es porque la he visto con tranquilidad, sin distracciones, y centrado en la misma. Más si la veo en la tele, dado que si opto por el streaming o los episodios descargados puedo pausar, rebobinar, etc.

Anoche me impidieron hacer eso con Velvet y B&B. Porque las emitieron a la vez. Sus estrenos coincidieron en día y hora. Y como yo, miles de espectadores. De algunos supe gracias a Twitter, ya que la queja no era una pedrada de las mías. Había razones. La pregunta es, ¿por qué lo hicieron? El tema no es nuevo, eso sí.

Ve3Lo que ha ocurrido con los estrenos de estas dos series españoles (de las cuales no puedo opinar porque no las he visto en condiciones) ejemplifica la situación que atraviesan las cadenas, que deriva de un problema: que los responsables de éstas no tienen ninguna consideración hacia el que consume sus productos, el espectador, además de no tener ni idea de cómo realizar una estrategia de programación.

Sobre ésto mismo escribió ayer Natalia Marcos en Quinta Temporada, poniendo el foco en esa auténtica falta de respeto a la audiencia. Algo de lo que se quejan los propios actores españoles.

La idea de Telecinco y Antena 3 no es que su serie triunfe; su objetivo perentorio es destrozar el producto del otro. Buscan evitar de cualquiera manera que lo que emite la competencia triunfe, y si tienen que poner en riesgo lo propio, así lo hacen. Sin pensar en las consecuencias, al estar cegados por el ‘odio’ al adversario, que no rivalidad.b2

¿Cómo puede un espectador que no tiene ordenador y no tiene acceso a Internet por cualquier razón conocer la oferta de ambas cadenas si emiten sus principales apuestas el mismo día y la misma hora? Es imposible. Y más si hablamos de ficción española, tan denostada en los últimos años por la nula calidad del 90% que se ha creado en este país.

No sé en qué mundo viven los que mandan en Mediaset y Atresmedia. En vez de fomentar la producción nacional, deciden matarse entre ellas. Y eso que a ambas les interesa que la gente vuelva a engancharse a sus historias por capítulos, dado que el furor por las series es más que evidente. Aparte de que son más accesibles que una película para sus canales.

VeDesde hace un tiempo se estrenan pocas series españolas. No sé si por la crisis, la falta de ideas, o por la cabezonería de las cadenas en pedir siempre el mismo argumento multitemático formado por familia, bareto, adolescentes que se enamoran, parejas con problemas y abuelo cascarrabias; es decir, drama y humor a partes iguales, esa amalgama absurda y nada efectiva que se hace aquí siempre.

Ambas son libres de competir de esta manera tan enconada, faltaría más. Buscar el fin de todo lo que propone el adversario televisivo entra dentro del juego en este país. Aunque pueda suponer una victoria pírrica para el vencedor.

Al espectador que anoche le entrase curiosidad por ambas se quedó con las ganas. Y puede que tras ver una, se quede con ella para siempre; la otra se quedaría sin la oportunidad de intentar convencerle. Porque no le han dejado verla, vamos.Ve2

La idea de la refriega en la parrilla es acabar con el de enfrente. Muy bien, puede entenderse aunque no se comparta. Lo más pavoroso es la falta de visión de mercado de ambos grupos de comunicación. Directamente, han optado por un «conmigo o contra mí». Así es imposible fidelizar al público, ya que demuestran que no les importa lo más mínimo. Lo único que les preocupa es la pasta. Y que el otro se la pegue, claro está.

Al menos con este post no podrán decirme unos que me paga T5, y otros que lo hace Antena 3.

Orange is the New Black regresará con su segunda temporada el 6 de junio

Ya tenemos fecha oficial de estreno de la segunda temporada de la mejor novedad de 2013 y una de las mejores series de la actualidad. Netflix ha anunciado, a través de los títulos de crédito de la segunda entrega de House of Cards, el regreso de Orange is the New Black el 6 de junio.

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La serie creada por Jenji Kohan, adaptación del libro en el que Piper Kerman (interpretada en la serie por Taylor Schilling) relató su experiencia en prisión, fue la auténtica revelación del pasado año. Su humor negro, la gran interpretación de los actores (mayoría actrices) y la acertada combinación de comedia y drama en sus tramas le valió convertirse en una de las preferidas del público.

No conozco a nadie al que no le guste la cárcel de mujeres deOrange Orange is the New Black. Diría que es prácticamente imposible, dada la calidad que atesora en todos sus aspectos. Sería difícil que alguien pudiese mejorarla. Pero tras el final de la primera temporada, que nos dejó helados a todos, no descarto que en su segunda pueda ser incluso más buena.

En esta segunda entrega volveremos a ver a la mayoría de sus protagonistas, incluida Laura Prepon (Alex), que tras las primeras noticias de que aparecería de forma esporádica finalmente estará en la mayoría de episodios.

Si no habéis visto los trece episodios con los que se dio a conocer, estáis tardando. Hasta su cabecera es buena.

Tráiler de Penny Dreadful, la serie de terror de Showtime en la que participa Bayona


Terror en el Reino Unido de la etapa victoriana con personajes como Drácula o Frankestein. Esa es la premisa de la que parte Penny Dreadful, la nueva serie de Showtime que podremos ver a partir del 11 de mayo. Al frente de los dos primeros episodios estará el director español Juan Antonio Bayona, que ha dicho en varias ocasiones que nos iba a sorprender la calidad de la serie. Y por el tráiler que ha lanzado la cadena parece que será así. En el elenco destacan los nombres de Eva Green, Josh Hartnett o Timothy Dalton. Tras este avance, las ganas de verla aumentan.

The Walking Dead nos ha vuelto a engañar

Ojo, contiene SPOILERS

Es el tercer post que escribo sobre The Walking Dead. Seré honesto: los hago porque funcionan en cuanto a número de lectores. Además, surgen debates interesantes en los comentarios o en las redes cuando escribo sobre ella, ya sea sobre el episodio de la semana, o por lo que intenta transmitir a través del holocausto zombi de su argumento. Y bueno, también porque aparecen fanáticos de los zombis y los personajes vivos, auténticos fanboys con los que te ríes.tw3

Más allá de todo esto, The Walking Dead regresó el pasado domingo para retomar su cuarta temporada, cuya primera mitad finalizó en diciembre. Un final que nos gustó a todos, e incluso nos permitió albergar cierta esperanza sobre un giro en su planteamiento que la hiciese entretenida de forma general, y no esporádica.

Pero no va a ser así. Nos ha vuelto a engañar, o al menos yo me siento así. Su vuelta, tras las muertes del Gobernador (David Morrissey, del cual volveremos a hablar muy pronto por aquí), Hershel (Scott Wilson), la huida de la prisión y la inevitable separación de los protagonistas por la batalla que presenciamos ha sido decepcionante. Vamos, que me aburrió hasta el punto de que me dormí mientras veía el episodio (en serio). Y yo que me había ilusionado con el final de media temporada.

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Me explico: TWD ha vuelto a querer ir de profunda, y ha intentado vendernos que es una serie dramática al uso cuando no lo es en absoluto. Lo que sabe hacer es ofrecer acción, escenas de vértigo y persecuciones; y no, no es una serie que sepa relatar cómo un padre ha de lidiar con su hijo preadolescente y los desplantes que le hace éste por estar en una edad difícil.

Que Carl (Chandler Riggs) es un niñato lo sabemos todos. Lo que no hace falta es abundar en ello de esta manera y dedicarle un episodio entero a cómo Rick Grimes (Andrew Lincoln) se ve incapaz de hacer frente al crío. Tampoco viene a cuento sacar las miserias de la pobre Michonne (Danai Gurira), y menos de esta manera, que parece que se ha incorporado a las tramas con calzador. Simplemente, no le encuentro sentido a todo el episodio.

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Sí nos gusta ver, por ejemplo, cómo Carl tiene que huir de los zombis y están a punto de pillarle. Eso nos pone nerviosos y nos hace meternos en la historia. El resto no logra que sintamos algo parecido.

Sé de antemano que me van a caer palos por este post, pero para eso existen las disensiones. Solo diré que a los que la defendéis a capa y espada nunca os entenderé. De verdad os lo digo. Cada cual tiene sus pedradas y vicios, supongo.

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Comprendo que muchos de los que la veis y abanderáis su causa destacáis de ella su entretenimiento y su ritmo. Vale, un consejo: si queréis ritmo y emoción de calidad dentro de un argumento facilón como el de TWD, tenéis que ver Person of Interest; incluso Arrow. Al menos éstas no intentan aparentar lo que no son, y no flirtean con la trascendencia en sus tramas.

A pesar de todo, la seguiré viendo. Tengo una responsabilidad con los que leéis el blog y estáis al día con ella. Y lo cierto es que me divierte escribir posts sobre ella. Pero jamás me volveré a ilusionar cuando se atisben cambios acertados en su propuesta. O eso espero.