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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

La metadona de la mafia: Boardwalk Empire

Cualquier amante del cine con un poco de criterio admitirá que El Padrino reinventó el género. Las dos primeras partes de la saga de Francis Ford Coppola llegaron e impactaron a todo aquel que las había visto. A mí me despertaron: una noche me puse la primera para coger el sueño y acabé viéndola entera. Una bofetada poética por ser tan ignorante como para elegir una cinta de ese calibre de aperitivo al descanso. La segunda la vi al día siguiente. Y cuando descubrí la suerte de Fredo se elevó al número 1 de mi ranking personal. Con la tercera tuve más reservas, pero un conocido me dio una lección: “Si la comparas con las otras dos es mala, pero si lo haces con el resto de películas es muy buena”. Tenía razón. BE2

Los Soprano nos regaló un sucedáneo de Corleone contemporáneo. Este no era bizarro y antipático, como Michael; Tony era rudo y cómico en muchas ocasiones. Y ambos compartían la peculiaridad de no perdonar ni una y ser temibles. Al tener el gángster actual por capítulos nos faltaba la serie de uno anterior. Quizá de la época más gloriosa para estos criminales fascinantes que representan mejor que nadie la transigencia con el malo por parte del público: los años de la prohibición, de la ley seca. Con tal contexto todo lo que se crease, y más si lo hacía la HBO, tenía la previa y dulce condena de ser una maravilla con muy poco que se hiciese. Y eso es Boardwalk Empire.

BE1Desconozco si en el Atlantic City de aquellos días confluyeron en una misma sala gente como Enoch Johnson (el personaje de Steve Buscemi lleva el apellido Thompson), Meyer Lansky, ‘Lucky’ Luciano, Al Capone o Arnold Rothstein. Lo que sí sé es que esta serie lo hace real. Un mérito del que en gran parte es culpable Terence Winter, al que podríamos denominar como su creador, y al que han contribuido gente como Martin Scorsese o Mark Wahlberg como productores.

Su regreso el pasado domingo tuvo como prolegómeno un resumen de todo lo ocurrido en la temporada pasada. Y ya solo con eso te das cuenta de la masterpiece que tienes la suerte de seguir cada semana entre septiembre y diciembre desde 2010. Porque con esos dos minutos de recopilación de los momentos más destacados de la tercera entrega Boardwalk Empire ya es mejor que la mayoría de series que existen en la actualidad. No necesita más.

Las tramas tienen tanto sentido y están tan bien hiladas que si yo fuese el guionista de cualquier otra ficción me sentiría insultado y abrumado de lo buenos que son los que la hacen. Los enfrentamientos, las guerras mafiosas, los ajustes de cuentas, las tomas de territorio a golpe de matanza, en fin, el crimen organizado, aquí se presentan con un tratamiento delicioso para los sentidos. Dan ganas de meterse ahí para poder presenciar todo lo que está ocurriendo, aun a riesgo de llevarte un tiro. Pero es que la calidad de los personajes y las historias que protagonizan son tan apabullantes que hacen de ella un milagro televisivo a la vez que un inconveniente para el resto de la parrilla estadounidense y mundial. Vamos, que el marronazo que supone que exista algo tan bueno supone una mayor responsabilidad para los encargados de crear un mundo por episodios. Y muy pocos logran estar a la altura. be3

En Boardwalk Empire hay asesinatos inesperados. Tontos astutos. Listos que acaban con un tiro en la nuca. Masacres para cerrar temporadas, como la de la primera, a la altura de la venganza de Michael Corleone al final de la primera de El Padrino. La prostitución y el contrabando son el leit motiv, más lo segundo que lo primero, y a pesar de que ambas temáticas cargan con todos los giros que ha de dar el argumento nunca resultan pesadas. Es imposible cansarse de cómo funciona el mercadeo ilegal de licor, ya que siempre aparece un nuevo obstáculo u oportunidad para que la trama siga siendo efectiva. Incluso un atentado. O un nuevo actor que querrá su parte del pastel y pondrá patas arriba el negocio. En resumen: todo lo que ocurre para dar un vuelco a la situación es fascinante.

Algo que es culpa, insisto, de los personajes. Porque aquí de repente aparece un tipo como Gyp Rosetti (Bobby Cannavale, que merece un Emmy), un hijo de mala madre del que puedo afirmar sin miedo a cualquier reproche que ya es uno de los mejores villanos de la historia del cine y la televisión. O te encuentras con un Chalky White (Michael Kenneth Williams, Omar en The Wire), que con su labio torcido logra provocar admiración a la vez que renuencia por su forma de entender el mundo del crimen. Sin olvidar que de una temporada a otra puede darse una transformación totalmente aceptable y creíble como la de Jimmy Darmody (Michael Pitt), que pasa de un bando a otro con un justificante que ni los que teníamos que entregar tras haber faltado a clase. También te encuentras al principio con un pobre hombre llamado Richard Harrow (Jack Huston), que padece las miserias de la guerra en forma de secuelas permanentes, y que es capaz de ser un tipo encantador y educado hasta que coge un arma, cuando se transforma en un asesino despiadado al que es imposible juzgar porque te convence de que todo lo que hace tiene una razón aceptable. A veces te estremecen, especialmente con el carismático Owen Sleater (Charlie Cox). Luego está ese animal desconcertante llamado Nelson Van Alden (Michael Shannon), y al que cuando ves en pantalla solo puedes decir “joder” de lo tremendamente creíble que está.

BE4Y por supuesto, aunque por suerte para la serie y sus tramas paralelas ya no tiene tanto peso, está Nucky Thompson para sostener la serie. Haga lo que haga (casi) siempre se va a estar de su lado. Aunque se merezca que le maten o hundan sus negocios en ocasiones. A pesar de que sea un marido infiel que traiciona a una mujer buena (la insuperable Kelly Macdonald). Con todos sus defectos, continúa siendo el sostén de la serie. Ahora mismo, esto sin Steve Buscemi tendría poco sentido. Es completamente necesario. Y eso que todo indica que acabará siendo una serie coral, por la magnitud que están adquiriendo muchos personajes secundarios.

Boardwalk Empire ha vuelto para quedarse por muchos años. El primer episodio de la cuarta temporada continúa con la buena salud que mostró la tercera. Y la segunda, y la anterior. No tiene una temporada mala. Tampoco un capítulo prescindible. Este año vamos a ver el aumento del poder de los negros en el negocio del alcohol ilegal y la prostitución. Quizá la consolidación de los estupefacientes por parte de los capos de Nueva York. Incluso a mafiosos que acaban ganando una apuesta contra su propia muerte cuando ésta se pagaba 14 a 1. Pero da igual. Haga lo que haga, tire por donde tire la serie, estaremos atrapados indefectiblemente.

Boardwalk Empire es la metadona de los que amamos esas drogas llamadas El Padrino y Los Soprano. Es la historia ficticia de la génesis del crimen organizado más real que se ha hecho nunca. Y el día que se vaya vamos a llorar.

4 comentarios

  1. Dice ser Peter

    Buen análisis. Solo he echado en falta que comentases la figura de Al Capone (Stephen Graham). El actor lo hace genial y, conociendo un mínimo de historia criminal, se puede asegurar que Capone va a terminar tomando un gran protagonismo en la serie.

    13 septiembre 2013 | 14:23

  2. Dice ser Javi

    Yo reconozco que esta serie es buena, muy buena incluso. Pero a mí no me convence. Y soy fan absoluto del padrino y todas las películas de gangsters, pero no sé, esta serie no me engancha. No la veo tan genial como dicen muchos.
    A veces se me hace demasiado lenta, y no logro cogerle cariño a muchos personajes. Solo ví hasta la 2ª temporada, después de lo cual, «me enfadé» con la serie y la dejé. Algún día la retomaré, y espero poder ver eso que ven tan especial todos sus fans.

    13 septiembre 2013 | 14:24

  3. Dice ser Kestogsluse

    Gracias por último hablar de u003e % blog_titulo % u003c gustado!

    14 septiembre 2013 | 14:14

  4. Dice ser Dulce

    Esta serie es muy buena y es verdad que uno siente como real todo lo que pasa, creo que los personajes como Nucky o Eli son geniales, malos, corruptos y oscuros y eso lo hace aún más original porque siempre uno ve a los protagonistas buenos y guapos, y esta no es así.

    02 octubre 2013 | 20:06

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