No hay charla seriéfila para nada más. Si lo permite Netflix, que estrenó ayer viernes la esperada tercera entrega de Black Mirror, este sábado y domingo serán solo para The Walking Dead. El éxito zombi de AMC regresa durante la noche de mañana (también a Fox España, que la emitirá en el horario estadounidense antes del visionado del lunes) envuelta en polémica e incertidumbre. ¿A quién ha matado Negan? Jeffrey Dean Morgan se estrenó en el último capítulo en el papel del nuevo gran villano de la serie, y aunque sabíamos que iba a sacar a pasear a su bate apodado Lucille, lo que no imaginábamos es que los creadores nos dejarían con la duda hasta después del verano.
No os voy a engañar: tengo ganas de saber quién es la víctima, pero a la vez guardo bastantes recelos hacia esta maniobra de marketing de The Walking Dead. La ficción utilizó el gancho de la muerte de uno de los protagonistas para darle fuelle a la sexta temporada, pero dejarnos en vilo durante varios meses es una trampa que nunca habían empleado antes. Y más teniendo en cuenta que a comienzos de esa entrega, los guionistas jugaron también con la desaparición de Glenn, una estrategia que nos recordaba demasiado a la de Juego de Tronos con Jon Nieve, pero con una resolución mucho menos interesante.