¿Cuál es vuestra reunión de actores seriéfilos más deseada? ¿Perdidos? ¿Mujeres desesperadas? ¿Los Soprano? ¿Sensación de vivir? Pedid, pedid, que ahora es el momento ideal. Es incuestionable que la nostalgia es una de las dinámicas más influyentes (también de las más económicas) de la televisión actual, ya sea en forma de regresos de series años después o de sencillos rencuentros del reparto, y no tiene sentido darle más vueltas. Algunos revivals serán mejores y otros peores, y (casi) cualquier opinión sobre estos productos es válida, pero está claro que lo más emocionante de todo es ver la ilusión de la gente antes sus ídolos catódicos de toda la vida. De los últimos años, podemos destacar reuniones como la de Friends, en un programa dedicado al director James Burrows, la de Will y Grace, de la que luego se anunció una nueva temporada, o la más reciente, la de Buffy Cazavampiros.
El último rencuentro del que hemos tenido noticias nos devuelve a una de las ficciones más icónicas para todos aquellos que crecimos en los 90: Cosas de casa. Darius MacCrary, que dio vida al joven Eddie Winslow, compartió hace unos días en Twitter una imagen junto a Jaleel White, el inolvidable Steve Urkel, y añadió: «¿A cuántos os gustaría ver una reunión de Cosas de casa?» Hace ya mucho de aquella sitcom sobre los Winslow, una familia de Chicago cuyo vecino insoportable (aunque de buen corazón) le hacía la vida imposible, pero aquellos «Steve, vete a casa» y «¿He sido yo?» siguen presentes en nuestra memoria. Ambos actores cuentan actualmente con 40 años, y el próximo 2018 se soplarán las 20 velas de la emisión del último episodio. Así que, ¿qué mejor excusa para reunir a todo el reparto de la mítica ficción?
Uno de los momentos más esperados de 2017, no solo para la televisión, para la cultura popular en general, está ya a un tiro de piedra. El próximo 21 de mayo llega a Showtime (en simultáneo en España, de mano de Movistar+) la nueva temporada de 
En pleno boom de resurrecciones televisivas que vivimos en los últimos años, hay quien dice que no hay mejor ejercicio de nostalgia que ponerse una serie viejuna. No su versión moderna, no, sino la viejuna. Y en realidad es cierto: es la mejor forma de reconocer en qué fue valiente e innovadora una ficción, y en qué se limitó a seguir el camino de las demás, algo que no es tan fácil en los títulos de emisión actual. Lo interesante es descubrir que el tiempo no pasa por las series en su acabado audiovisual, como muchos piensan, sino en sus personajes, sus conflictos y sus discursos. Por poner ejemplos españoles, no es lo mismo ponerse la adelantada