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Adiós a ‘Velvet’: cuatro aspectos que la serie debería haber mejorado

VelvetVelvet se despide en su mejor momento creativo, cuando por fin había conseguido unir todas sus piezas narrativas en un relato dinámico y con dirección. Será por eso del final… Tres años hace ya de aquel maravilloso primer capítulo estrenado en el FesTVal de Vitoria, que a mí me pareció uno de los mejores producidos nunca en España, aunque confieso que, tras un debut bastante redondo, me desenamoré pronto de la serie de época de Antena 3 y Bambú. Su pareja protagonista dejó de emocionarme (por sus actores, no por sus personajes), y la deriva de algunos secundarios también, algo que se agravó en unas segunda y tercera temporadas muy lamentables. Esta cuarta, vendida desde el principio como la última, o al menos la que cierra la historia de Alberto y Ana, ha conseguido intrigarme de nuevo, como al resto del público.

Teniendo en cuenta que hoy podéis leer muchos artículos alabando las virtudes de la ficción (en mi opinión, sobre todo sus secundarios, con especial mérito de José Sacristán y Cecilia Freire), me he animado a enumerar algunos aspectos por los que, para mí, nunca se convirtió en la gran serie que podría haber sido.

Los personajes femeninos
Creo que uno de los elementos más frustrantes de Velvet ha sido la construcción y el desarrollo de sus personajes femeninos. Es cierto que Ana siempre se ha caracterizado por sus aspiraciones laborales, pero las ambiciones de las demás protagonistas, Rita y Clara, se reducían solo a los logros románticos. La figura de Clara siempre me ha parecido especialmente insoportable: aunque la han dibujado como una mujer moderna y atrevida, su única motivación siempre ha sido seducir a Mateo.

De personajes así surgen lógicamente relaciones muy tóxicas y dependientes. A la de Mateo y Clara, podemos sumar la de Enrique y Patricia, cuyas apariciones consisten solo en revolcones en el despacho o en el ascensor. La hermana de Alberto es, no obstante, mi protagonista preferida de la serie, la única a la que han sabido retratar con sus maldades y sus grises. A una ficción de época no le podemos pedir ciertas transgresiones, pero recordemos el ejemplo de Downton Abbey como ficción moderna.

La utopía temporal
VelvetEs uno de los aspectos más criticados de la serie. Cuando supe que Velvet estaba ambientada en Madrid, pero en unos años 50 que no se correspondían con nuestra historia (básicamente, en los que no había dictadura), me pareció una buena idea para crear esa especie de utopía idílica que apuntaban el tono visual y la atmósfera de la serie. Sin embargo, pronto quedó claro que era una pretensión equivocada. No solo es que se evite descaradamente la situación política que sí se vivió, algo que puede indignar a parte de la audiencia, sino que además da pie a inconsistencias culturales (como la música en inglés, ¡y hasta concursos en inglés, como el que gana Luisa!), a mencionar unas referencias (creo recordar el Dúo Dinámico) y otras no.

El contexto sociocultural
Está estrictamente ligado a lo anterior. Compartir la experiencia de lo vivido es imprescindible a la hora de crear lazos con el público, y el éxito de Cuéntame cómo pasó es un paradigmático ejemplo. Uno de los momentos más emocionantes de la primera entrega de Velvet fue cuando Luisa decidió abortar de forma ilegal, pues los creadores supieron reflejar ese ambiente de miedo y prejuicios que algunos espectadores recordarían. ¿Cómo es posible entonces que, ocurriendo eso, exista el divorcio, o la facilísima nulidad matrimonial que consigue Alberto para separarse de Cristina? ¿Y por qué sí está mal visto que Raúl sea homosexual, o que Jonás se dedique al diseño y la costura? Velvet utiliza el contexto social de forma gratuita y tramposa.

La música y la banda sonora
Valorar el apartado musical también es un tanto peliagudo. Aunque el compositor Lucio Godoy ha creado piezas instrumentales preciosas, las canciones que utiliza la serie no lo son tanto. Lo primero que me parece equivocado es prescindir de temas españoles; entiendo que puede tratarse de cuestiones de derechos, pero entonces, ¿por qué no crear canciones de cero en castellano en lugar de en inglés? No solo es que las composiciones en otro idioma impidan a la audiencia implicarse al cien por cien en la atmósfera de la ficción, sino que en algunos casos se utilizan de forma confusa: las canciones románticas aparecen en escenas de amor romántico, pero también de amor familiar. Esta indecisión creativa y cultural ha sido el gran obstáculo de Velvet.

¿Qué os parecen estas ideas? ¿Sois incondicionales o renegados de Velvet?

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6 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Jose Manuel

    Muchas incongruencias que solo se pueden traducir en ganas de marketing externo.

    22 diciembre 2016 | 7:23 am

  2. Dice ser chenan

    Anacronismos aparte, que los hay, y con el falso contexto sociológico histórico de la España de la época que se pretende retratar, su peor defecto que convierte la serie en un gran fiasco, es cierto que últimamente ha ido ganando en interés, gracias sobre todo a la desaparición de Silvestre, que a mi me parece un nefasto actor y anula la credibilidad de todo lo que hace. Pero el último capítulo, con su cacareado final en directo fue sencillamente impresentable,almibarado hasta el empalago, con un racor imposible que te sacaba de la historia, la Echevaría tenía el pelo corto por la mañana y larguísimo por la noche. Pese a todas las preocupaciones falló el sonido de Silvestre, todos los actores estaban sobreactuados y más que una serie española parecía un culebrón venezolano de los antiguos. Vamos, un final desastroso. La proeza del directo innecesaria y contraproducente con malísimo resultado.

    22 diciembre 2016 | 10:37 am

  3. Dice ser ARKIO

    la parte del directo fue patetica. Actores que no llegan a un nivel minimo y un guion insulso , predecible y de color rosa. Los dos actores principales son actores mediocres. Aburrimiento total.

    22 diciembre 2016 | 10:45 am

  4. Dice ser manitou

    Suscribo los anteriores comentarios: Actores mediocres con actuaciones no creibles u sosas, guión simplón culebrero, caracterización con falta de rigor.

    22 diciembre 2016 | 11:02 am

  5. Dice ser Verte

    No me gustó en la serieM.A.Silvestre, no transmite sentimientos, es muy estático.
    Me daba repelús el papel tan sumiso de Aitana cuando » se vuelve buena», dejando atrás una buena interpretación de una jefa de modistas tirana y metódica.
    No pude con el personaje de Pedro.
    Para mi Asier es el gran descubrimiento cómo actor y tiene escenas soberbias.
    Paula Echevaría no me llena, ni me llega a conmover, en ese punto romántico creíble, como para hacer que lagrimee servidora.
    Sacristán genial, aunque muy políticamente correcto en sus expresiones.
    Corroboró lo dicho por los anteriores opinantes.
    Mención de honor a decorados y vestuario.
    Sigo pensando que quedaron cosas sin resolver, pero ya…da igual, supongo.

    22 diciembre 2016 | 2:08 pm

  6. Dice ser Rocío

    Por Dios cuanta envidia y amargura, estoy deacuerdo en que no a quedado perfecto, pero decir que la serie mejoro
    cuando desaparecio Miguel Ángel Silvestre, es para ponerse a mear y no hechar ni gota. O que Paula y Miguel Ángel
    no transmiten nada… Para mí a estado bien y lo del directo mejor de lo que me esperaba por lo que se refiere a la interpretación de Paula que ha demostrado tener mucho talento.

    22 diciembre 2016 | 9:09 pm

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