En pleno boom de resurrecciones televisivas que vivimos en los últimos años, hay quien dice que no hay mejor ejercicio de nostalgia que ponerse una serie viejuna. No su versión moderna, no, sino la viejuna. Y en realidad es cierto: es la mejor forma de reconocer en qué fue valiente e innovadora una ficción, y en qué se limitó a seguir el camino de las demás, algo que no es tan fácil en los títulos de emisión actual. Lo interesante es descubrir que el tiempo no pasa por las series en su acabado audiovisual, como muchos piensan, sino en sus personajes, sus conflictos y sus discursos. Por poner ejemplos españoles, no es lo mismo ponerse la adelantada Anillos de oro, de 1983, que Los Serrano, de 2003. Tampoco es lo mismo ver Expediente X, de 1993, que marcó el procedimental de calidad, que cualquier policíaco estrenado 20 años después…
Estas son algunas de las conclusiones del particular proyecto que he emprendido este fin de semana: ver los primeros episodios de Las chicas Gilmore. No su versión moderna, no, sino la viejuna. Mi contacto previo con Lorelai y Rory se limitaba al conocimiento de su existencia, obvio, a un par de anuncios de su emisión en España hace 15 años, y al fanatismo de una amiga de la universidad, que la veía con una pasión más comprensible en 2006 que ahora. No digo que Las chicas Gilmore no merezca la entrega de sus fans, sino que los recién llegados a Stars Hollow no querrán quedarse allí con el primer café. Las chicas Gilmore es una serie que se entiende en una época concreta, y su regreso es una concesión a los que la amaban entonces. Y ni siquiera están todos convencidos; al parecer, las ‘chicas’ apenas han aprendido algo con el tiempo.
Sin embargo, mi experiencia con los tres capítulos iniciales de la serie (que está en Netflix, junto a su temporada de regalo) me ha permitido comprender por qué algunos llegaron a adorarla en su momento, y por qué lo hicieron a pesar de sus vicios. La gran virtud de Las chicas Gilmore es el tono visionario con el que Amy Sherman-Palladino supo adelantarse a una televisión que años más tarde sería mucho más femenina. No es que las mujeres no hubieran liderado antes proyectos o repartos televisivos, pero es cierto que ahora vivimos el fenómeno con mayor reivindicación y visibilidad. Las chicas Gilmore se atrevió a plantear la relación imperfecta de tres mujeres como el interés narrativo de la ficción, y a proponerlas como motor del cambio en una ciudad de gente diversa y amistosa, Stars Hollow, que se convirtió en un happy place catódico imprescindible.
El problema es que para los conflictos pretendidamente grises de sus protagonistas, retratadas con ciertos matices, también ha pasado el tiempo. Por ejemplo, da la sensación de que el episodio en que Lorelai siente celos de Rory, que se lleva con Richard, el abuelo, mejor que ella termina asimilando que esa barrera entre madre e hija es en cierto modo comprensible. Las chicas Gilmore es una serie orgullosa de la inteligencia y la imperfección de Lorelai y Rory, y eso es encomiable, pero no puede evitar romantizar cierto esnobismo, cierta condescendencia, ¿e incluso ciertas emociones reprobables?
Sea como sea, lo interesante de los controvertidos regresos televisivos es ver reflejado en su paso del tiempo parte de nuestra propia madurez (algo que sí consiguió, a duras penas, Expediente X), pero, ¿qué sentido tiene reencontrarse con unos personajes que no han evolucionado, como critican algunos? Tal vez, simplemente, el apacible sentido de la calidez de lo antiguo, de lo ya conocido, y en eso parece que las nuevas chicas Gilmore sí han acertado. Y vosotros, ¿sois fans de la serie? ¿Cuál es vuestra opinión? ¿Qué os han parecido sus cuatro nuevos capítulos?
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creo que no he entendido bien… dices que has visto 3 capitulos de una serie (de 7 temporadas), lo llamas «proyecto» y lo consideras suficiente como para escribir un articulo de opinion?
28 noviembre 2016 | 9:18 pm
Victor vas a ir al infierno de cabeza… las Gilmore no se tocan ¡HEREJE!
28 noviembre 2016 | 9:28 pm
Creo que si durante tantos años sus seguidores pidieron el retorno de la serie fue porque nos enamoró. Yo soy una gran seguidora. He llegado a hacer maratones de capítulos y los sigo haciendo de vez en cuando…y por supuesto, me emocionó saber que volvían. Yo hablo desde mi punto de vista…porque, repito, al menos YO estoy harta de series de tiros, zombies, y hasta de series «históricas» que no se cree nadie. Ademas, parece que ya no se conciben series sin el desnudito de turno para pillar audiencia. Y cuidado! Que también soy muy fan de típicas series como Prisión break (que por cierto, también vuelve) o Breaking Bad…pero parece que ya no hay ingenio en tramas. De todos modos, creo que es evidente que Las chicas Gilmore esta dedicada a otro tipo de audiencia. En fin…que me quedo con esto, una historia perfectamente posible en la sociedad…inocente y graciosa. Y te recomiendo que la sigas viendo…porque al final te termina por enganchar.
28 noviembre 2016 | 11:07 pm
Vi las chicas Gilmore desde el día que empezaron a emitirlas en la 2! me encantan, con sus fallos y aciertos, me pareció innovadora en su día y feminista sin caer en esterotipos. El revival, bueno, me ha gustado, ha mantenido la escencia, las escenas entre madre-hija-nieta. La gente del pueblo siguen siendo ellos y es maravilloso! pero me ha decepcionado parte de la trama y el final. Espero que hagan una segunda temporada del revival y «arreglen» ciertas cosas.
29 noviembre 2016 | 12:26 am
me gusta la serie pero lorelei me parece un poco infantil, tendria que dar el ejemplo y es mas adolecente que la madre , veo que la sofoca mucho a la hija y es un poco estupida ella y la hace que se pierda cosas que no le van a volver a pasar ..otra de las cosas no da buen ejemplo escapar de las cosas como el casamiento es mi opinion.
12 noviembre 2017 | 3:36 am