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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Bette Davis, centenaria (último capítulo)

Ayer pensaba completar los capítulos que le he dedicado al centenario de Bette Davis contándoos, como os dije, qué contaba Diego Galán en ‘Jack Lemmon nunca cenó aquí’ de la visita que la Davis hizo al festival de cine de San Sebastián, pero la muerte de Charlton Heston se coló entre medias. Hoy cumplo lo prometido.

«¡He dicho que no quiero a nadie esperando!» cuenta Galán que la Davis gritó dentro del avión cuando se enteró de que había una azafata esperándola con un ramo de flores. Estaba Galán muerto de miedo por encontrarse cara a cara con el mito. Había aceptado ir a San Sebastián porque Gregory Peck se lo recomendó. Entre las cosas que pidió: un chófer a su disposición que hablara inglés, un televisor en su habitación y 100 dólares diarios para gastos. Ningún fotógrafo podría acercarse a menos de 3 metros de ella y «nadie podía decirle cuándo abandonar San Sebastián: ella lo decidiría cuando lo estimara conveniente».

Cuenta Galán cómo la Davis se pasó seis días enteros encerrada en la habitación del hotel, recibiendo solo la visita de algunos de los organizadores. La actriz estaba entonces muy enferma (murió diez días después de abandonar San Sebastián) y necesitaba la ayuda de una silla de ruedas para desplazarse. Una silla que siempre permaneció oculta a los fans y a los fotógrafos, de ahí el especial celo que la Davis tuvo en mantener a los fotógrafos a raya. Pero aquella mujer extremadamente débil fue capaz de sacar fuerzas suficientes para pasearse delante de sus fans y realizar su última aparición pública:

«Sujeta a una de mis manos (de Galá), más bien aferrada como al borde de un precipicio, temblándole la mano, insegura en sus piececitos y bajo aquel calor sofocante, Bette Davis se agigantó como un orgulloso pavo real recuperando la legendaria presencia de sus históricas películas, trayéndonos a nuestro reducto el glamour de un cine que nos había parecido grandioso»

Bette Davis, centenaria

Permitidme que hoy empiece este blog dedicándoselo a una amiga que está pasando por un mal momento de salud. Ya me gustaría a mí poderle dedicar un poema o algo más sustancial que estas líneas; pero cada uno debe conocer sus límites literarios y los míos alcanzan hasta los márgenes de esta bitácora. ¿y qué tiene mi amiga que ver con Bette Davis, que es de quien yo iba a escribir? Pues mucho, porque ambas son valientes, inteligentes, combativas y con un carácter que supera en mucho a su tamaño. De Davis no puedo hablar; pero de mi amiga diré que además de ser todo un temperamento es uno de los seres humanos más generosos y buenos que conozco. Desde aquí te mando un beso muy fuerte «pequeñita».

El 5 de abril hubiera cumplido cien años

Se dice de los seguidores de Bette Davis (entre los que me incluyo) que lo son hasta la muerte, que son peleones y quisquillosos y que no consienten que nadie ose hacer una crítica sobre la gran estrella. Que nadie diga que es fea, tiene lo ojos saltones o sobreactúa. La Davis es única, tiene carácter, encanto, dulzura (cuando quiere, claro, no en ‘La loba’) y ha interpretado uno de los mejores papeles femeninos de la historia del cine: Margo Channing en ‘Eva al desnudo’. Este sábado, la Davis hubiera cumplido cien años. Lástima que a pesar de las apariencias, fuera mortal. Con motivo de este aniversario, T&B editores ha publicado un libro escrito por Ed Sikov: ‘Bette Davis, amarga victoria’. Yo lo compré ayer (24 euros) y enseguida busqué el apartado en el que hablada de la genial película de Mankiewicz.

Allí cuenta, entre otras cosas, que Marlene Dietrich era la primera opción del productor Darryl Zanuck, aunque también se barajó a Claudette Colbert y Barbara Stanwyck. Al final el papel fue para Davis, como quería Mankiewicz, y no se equivocó. También habla de cómo la Davis y Gary Merrill se enamoraron al comienzo del rodaje y de la mala relación que la actriz mantuvo que su compañera de reparto Celeste Holm.

Por supuesto, el libro recorre la completa filmografía de Davis, su vida, sus cuatro matrimonios, sus dos Oscar…, pero ayer solo me dio tiempo a husmear en el pasaje dedicado a ‘Eva al desnudo’. El libro promete, ya os iré contando.