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Puente en Marrakech, la ciudad roja

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Medina de MarrakechFoto de Manel Tamayo. Minube.com

Volvemos a repetir con Marruecos como destino. Pero es que lo tenemos a apenas dos horas de avión y está repleto de encantos para un puente como este. Os dejo con Juan Carlos, que os va a dar un paseo por la ciudad:

No va a ser este puente cuando lo haga, pero ya he ido dos veces a Marrakech y las sensaciones que te deja la Ciudad Roja son increíbles. Dentro del caos habitual de una ciudad marroquí, sobre todo de su Medina, resulta sencillo moverse y encontrar lugares en los que pasar horas descansando y disfrutando de la cultura y la gastronomía. En la última visita, me alojé en Dar Benanni, una riad (casa típica) sencilla, a cargo de un francés que dejó todo por amor para ir a vivir con su mujer marroquí y su hija. La casa está impecable y sobre merece la pena la azotea, preparada para largas sesiones tumbados leyendo o mirando la ciudad.

Dar Benanni Marrakech 2404931
Dar BenanniMinube.com
Pero hay que salir. El primer paso es la imprescindible plaza de Jamaa el Fna, una zona abierta rodeada de restaurantes y tiendas, pero que por la noche se llena de puestos de comida donde a voz en grito decenas de camareros tratan de llevarte hasta sus banquetas. Merece la pena probar un poco de todo. Entre tanto, vas curioseando los corrillos de gente local que escucha cuentacuentos, malabaristas, encantadores de serpientes, juegos, etc.

Desde la plaza accedes a varias calles de entrada a los zocos, llenos de turistas casi todo el día, con puestos de regalos, comida, artesanía y todo lo que te puedas imaginar. Merece la pena perderse por las callejuelas más pequeñas para así encontrar fotos espectaculares y alguna que otra ganga. Recuerda, siempre tienes que regatear, aunque a veces merece más la pena ir a los propios talleres fuera de los zocos para conseguir el precio justo.

El patio del Riad, con la iluminación nocturna
Riad Bayti Minube.com
Aunque no hay espacio para mencionar todos los sitios de visita, recomiendo los cinco puntos principales: El Palacio de Bahia, con jardines y estancias donde perderte durante unas horas. El Jardín de la Menara, ya a las afueras, así que necesitas un taxi. Tiene un pequeño lago artificial y un campo de olivos donde van los locales. Las Tumbas Sadíes, pequeño pero punto imprescindible por la historia que acumula. La Koutoubia, el centro del arte almohade y la postal más repetida de la ciudad. Y el Jardín Majorelle, la excentricidad de un pintor francés que te descubre un escenario romántico entre el caos de la ciudad.

La Koutoubia Marrakech 12814
La KoutoubiaMinube.com
Hay mucho más que ver en Marrakech, así que si quieres puedes bajarte una guía con los restaurantes, hoteles y rincones más recomendados por los viajeros, o ver las más de 3.000 fotos de los viajeros que te mostramos aquí. Desde luego, una vez que vayas, lo que vas a tener ganas es de compartir todo lo que has visto.

¡Buen puente!

 

Una escapada a Tánger

Mira que Marruecos está ahí al lado. Y mira que lo conozco poco. Sólo había estado en Marrakech unos días. El resto de este fascinante país era para mí totalmente desconocido. Hasta hace unas semanas.

Una escapadita rápida de tres días a Tánger me ha hecho recordar que se trata de un país por descubrir. Y, lo bueno, es que está a tiro de piedra, a una horita de avión o, por qué no, a un ratito en ferry.

Lo cierto es que Tánger no tiene la exhuberancia de Marrakech. Pero, seguramente por eso, tampoco tiene esa sensación agobiante de turisteo y uno puede pasear algo más tranquilo por las calles de su Medina.
Porque, eso sí que lo comparte con su vecina hermosa, la Medina de Tánger es, seguramente, lo más destacable de esta ciudad junto a su situación geográfica y su perfil enroscado en una colina frente al mar al otro lado del Estrecho de Gibraltar y con la costa española de fondo.

Digamos que me pareció una ciudad ideal para escaparse tres días. Uno para recorrerse todos los recovecos posibles de su Medina, perder algo de tiempo y dinero regateando (es fácil hacerlo en español) y comer algo en un puesto callejero donde los locales comen; otro para hacer una excursión (recomiendo encarecidamente Assilah); y el último para relajarse en la preciosa y amplia playa y degustar un couscous o un tajine típico.

Hay dos cosas que no puedes dejar de hacer si preparas una escapadita a Tánger. La primera: dormir en un riad. Sí, es cierto que es algo que no puedes de hacer en general si vas a Marruecos. Es una experiencia inolvidable. Acomodarse en una casa típica marroquí, con sus preciosos patios de azulejos, con una decoración generalmente de muy buen gusto… La segunda: la excursión a Assilah.

Assilah sorprende al viajero nada más llegar. Cuando uno llega a una ciudad y descubre que la mayoría de turistas que uno tiene a su alrededor son locales (en este caso, marroquíes), es que se trata de un lugar ya de por sí relevante y no «creado» para el turista masivo extranjero. Después, cuando uno se adentra en su interior, se da cuenta de por qué es así. Sus estrechas calles blancas y azules, sus casas coloreadas, sus puestos de artesanía (nada que ver con los habituales zocos más turísticos), sus teterías… Y sus maravillosas vistas al mar. Assilah lo tiene todo.

Desde Tánger se tarda cerca de 45 minutos en taxi (te llevará en una excursión de 5-6 horas por entre 40-50 euros). Pero la excursión merece absolutamente la pena. De hecho, puedo decir que es lo que más me gustó del fin de semana. Si volviera, lo haría con más calma y, seguramente, con la intención de pasar allí una noche y disfrutar de un pueblecito que tiene mucho encanto.

En fin, un plan interesante para uno de esos fines de semana que el cuerpo te pide algo diferente.