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El Matarraña: un destino por descubrir

Por alguna razón que muchas veces no se alcanza a comprender, hay determinados destinos que han permanecido durante demasiados años un poco alejados del punto de vista del viajero. Y eso a pesar de que el entorno tenga todo lo necesario para poder convertirse en un lugar de visita obligada.

La Comarca del Matarraña, seguramente, sea uno de ellos. De hecho, no es mucha la gente que, sin ser de por allí, sepa ponerla en un mapa. Y es una lástima. En la provincia de Teruel, pero muy cerquita ya de la Comunidad Valenciana y de Cataluña, esta región que recibe el nombre de su principal río es uno de esos auténticos desconocidos que han de dejar de serlo.

Siempre que he ido, lo he hecho acercándome desde Zaragoza, dirección Alcañiz. Y en ese tramo, es alucinante el cambio que se aprecia en el paisaje. De lo árido a lo frondoso. De lo seco a lo húmedo. Porque si algo te sorprende del Matarraña es el verde que domina todo junto al ocre de sus pueblos.

Por diferentes razones, en los últimos meses he tenido la suerte de acercarme para allá y poder descubrir su entorno y, ciertamente, me ha sorprendido gratamente. He de reconocer que me encantan sus pueblecitos. Son de esos pueblos que tienen todos identidad propia pero que comparten muchas similitudes: el color, el aroma, las calles…

El pueblo más relevante de la comarca es Valderrobres. Un pueblo de esos que no decepciona. Su entrada cruzando el río, su casco histórico o su castillo en lo alto de la colina son sólo algunas de las razones que te han de llevar a visitarlo en cuanto puedas.

Mucho cariño le tengo también a Beceite, otro pueblo precioso situado en un entorno natural envidiable y donde se encuentra La Fábrica de Solfa, un hotelito con encanto regentado por Javi, una de esas personas apasionadas que día a día trabaja para situar en el mapa a esta Comarca.

Otro de los grandes valores de la zona es, cómo no, su gastronomía. Rica y variada. Almendras, aceites…

Si estás buscando un destino diferente en el que relajarte, descubrir pueblecitos especiales, degustar buena comida y alejarte del turismo de masas, no lo dudes. Matarraña no te decepcionará.

¡Quiero irme a la playa!

En los blogs de viajes estamos acostumbrados a hacer una selección de los rincones que no deberías perderte en tu vida, muchos de ellos en países a miles de kilómetros, pero otros a apenas unas horas de coche. En esta ocasión hacemos una selección de sitios para visitar en Almería y que hemos tenido la fortuna de disfrutar. A los que nos gusta ir a lugares vírgenes, con poca concentración de turismo masivo, nos sale una vena retorcida de no querer contarlo para que no pierda el encanto, pero vamos a ser buenos y compartirlo contigo, estas son algunas recomendaciones que nos trae mi compañero Juan Carlos:

Hay muchas cosas que hacer y visitar en Almería, pero sin duda, cuatro o cinco días te deberían permitir visitar algunos de estos rincones:

Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Decenas de kilómetros de Naturaleza, playas, personas encantandoras y lugares perdidos a los que sólo puedes llegar caminando. Un ecosistema que te ofrece desde pequeños desiertos a calas preciosas donde pasar horas sin que te moleste nadie. Puedes quedarte a dormir en muchos establecimientos en el propio parque o en casas alquiladas de lugareños, pero en todos los casos, las opciones son muy económicas si es lo que buscas.

Agua-Amarga. Se trata de un pueblo pesquero a una hora y pico de Almería, y que siempre es una parada imprescindible en mis visitas a Almería. Casas blancas, ventanas azules, la playa limpia y tranquila, y restaurantes donde cenar con el sonido de las olas chocando debajo de tu mesa. Es además el punto desde el que puedes ir a la Cala de San Pedro y Cala de En Medio.
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Agua AmargaMinube.com. Foto de Nuria.

 

Cala de En Medio. Andando desde Agua-Amarga (unos 30 minutos) llegas hasta esta cala increíble. Apenas son doscientos metros de cala, pero quitarte la ropa y darte un chapuzón en el agua tibia desde primavera hasta otoño es transportarte a cualquier playa caribeña, y aún mejor. No hay ni un solo chiringuito ni nada donde tomar algo, así que lleva todo contigo. Al lado te encuentras también la Cala de San Pedro, aunque para ir hasta ella lo ideal es que te lleven en bote, pues está un poco más inaccesible.
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Cala de En MedioMinube.com

Seguimos con el recorrido por Los Escullos y la Isleta del Moro. El primero es un buen lugar para comerse unas patatas con huevos fritos de las mejores que he probado en mi vida. En un restaurante tranquilo, aunque ten en cuenta que a veces se usa para bodas y puede estar lleno. Además, en los Escullos tienes unos pubs y discos para la noche, si es lo que vas buscando.

 

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Los EscullosMinube.com

 

En la Isleta del Moro, a apenas unos kilómetros, puedes encontrarte con otro de esos pueblos marineros donde el blanco y el azul te dan la paz que necesitas. No te pierdas subir a la Isleta, donde la leyenda cuenta que se forjaban pactos de amor eterno entre enamorados.
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Playa de la Isleta del MoroMinube.com

Y para terminar este post acabamos con una cena en el restaurante, café, casa rural La Loma. De noche, con estrellas y música a cargo de algún grupo con buen ritmo será el broche perfecto. Aunque como ves, apenas hemos empezado a descubrir el Parque Natural de Cabo de Gata-Nijar, así que volveremos, por supuesto.

 

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Casa-café La lomaMinube.com

7 días, 7 islas

El pasado año hice una de esas aventuras que hay que contar. 7 días, 7 islas. Hablo de las Islas Canarias, claro. Y fue un viaje a contrarreloj, en plan reto. Las islas, todas, son maravillosas, la verdad. Cada una con sus peculiaridades y cada una de ellas con sus características únicas. Pero, no nos engañemos, cada una de ellas requeriría, al menos, siete días individualmente para poder bucear entre sus encantos. Pero era un viaje con un objetivo: grabar un vídeo de esa aventura. Para ello nos juntamos con amigos blogueros y usuarios de minube. Agarramos nuestro equipo técnico, hicimos la maleta y nos lanzamos a conseguir cumplir con la hazaña. Nos esperaba una intensa semana de madrugones, vuelos internos, ferrys, risas, carreras y rincones inolvidables.

Empezamos la aventura en Lanzarote. Una isla a la que tengo un aprecio especial. Me impactó sobremanera la primera vez que la visité, con sus paisajes marcianos de Timanfaya o con la gigantesca huella que dejó César Manrique. De Lanzarote me quedo con su dramática orografía, con sus vinos blancos, con sus paisajes inéditos…

La siguiente escala fue en Fuerteventura. Una isla desconocida para mí y con la que, la verdad, se me quedaron unas ganas enormes de descubrirla más profundamente. Dedicamos gran parte del día a realizar alguna actividad acuática. Y la verdad es que fue una sensación muy chula. Hay que reconocer que las playas de arena blanca son una auténtica maravilla. Eso sí, tengo pendiente volver para perderme, aunque sea sólo un rato, entre sus dunas.

En Gran Canaria pasamos la tercera jornada. Un día de reencuentros también con la expedición minubera canaria. Estuvimos de visita cultural por Las Palmas y terminamos con un poco de relax en el sur de la isla. Qué lástima que tuviéramos tan poco tiempo y que no pudiéramos perder el tiempo necesario para poder disfrutar de verdad de cada una de las experiencias que la isla ofrece. Aún así, la visita fue intensa.

Nos esperaba La Palma. Si había una isla a la que tenía especialmente ganas esa era, sin duda, la Isla Bonita. Tanto había oído hablar sobre su belleza y su capacidad magnética que ardía en deseos de descubrirla. Y no solo no me defraudó sino que me dejó verdaderamente con ganas de poder volver, con más calma, más adelante. Sus preciosas playas de arena negra, su exhuberante naturaleza o ese cielo estrellado tan especial son solo algunos de los detalles que nos ofrece este pequeño paraíso. Lástima que para esa observación de estrellas que teníamos pendiente la luna, caprichosa, quiso aparecer llena, ocultándonos gran parte del firmamento.

De allí, a Tenerife. La isla que más conozco del archipiélago. Siempre llena de sorpresas. No descubro nada si reconozco que el Teide me sigue fascinando. Como la gastronomía local. No me puedo ir de la isla sin probar las papas con mojo (sí, sé que son comunes en todas las Islas pero por aquello de que fue aquí donde las probé primero en mi adolescencia, como que me pide el cuerpo seguir con la tradición cada vez que aterrizo por allí). Me encanta también la histórica ciudad de La Laguna. Pasear por sus calles es como revivir un pasado que no vivimos en persona pero que parece presente en nuestro adn.

La próxima parada fue La Gomera. Pequeñita pero arrolladora. Una auténtica joya natural que te deja con ganas de seguir pateándola a través de sus bosques interiores. También tuvimos la suerte de poder disfrutar de la gastronomía local y de la clásica demostración del silbo. Si he de quedarme con un recuerdo es con ese trekking por su interior en el que, tras un buen ratito de caminata, descubrimos un paraje natural fascinante. Y con el maravilloso mirador que nos permitía ver, en el horizonte, la isla de La Palma.

Y para el final del viaje, nos tocó visitar El Hierro. Otra de las islas que no conocía. Y he de reconocer que también me impactó bastante. También una isla pequeña pero cargada de lugares con encanto y de sorpresas de todo tipo. Salvaje. La verdad es que, por alguna razón, me reforzó esa teoría que venía teniendo esos días: las islas más pequeñas de Canarias tienen algo especial. Siempre se dice que la belleza va en frascos pequeños. Quizá sea verdad.

Una semana muy intensa. Un sinfín de rincones por descubrir. Una forma de darse cuenta de lo atractivas que son las Afortunadas pero, ojo, un viaje que hay que plantear de otra forma para poder aprovechar al máximo todo lo que este destino ofrece. Para mí fue una aventura fascinante, un reto que, finalmente, superamos. Y una forma de despertarme las ganas de volver, con más tiempo, a cada una de las islas para poder así disfrutarlas como merecen.

Os dejo con el vídeo que grabamos. Espero que os guste.

Islas Canarias: 7 días, 7 islas en minube.

Si queréis conocer los próximos eventos en las Islas Canarias también podéis seguirlos en este calendario. El próximo, los Carnavales de Santa Cruz.