Un blog acerca de todo lo que se sujeta sobre las columnas de un diario cualquiera. Por ejemplo, el nuestro

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Lo que esconde la prensa

Hubo tiempos, no muy lejanos, en que la gente solía leer periódicos impresos en papel. En aquellos tiempos los diarios, como las pantuflas de cuadros, el tabaco de pipa o las patatas a la importancia, formaban parte del paisaje y las rutinas domésticas de una buena parte de la población.

Si aquellos tiempos no hubieran pasado ya, este anuncio del diario deportivo L’Équipe, un histórico de la prensa gala, habría tenido su gracia; en los tiempos que corren hoy, sin embargo, cabe pensar que el ‘spot’ vaya a resultar incomprensible para una buena parte de la audiencia, aquella a la que le cuesta creer que se puede estar informado sin dar un solo golpe de ratón.

(Visto en el blog de Rodrigo Fino)

D. Velasco

¿Noticias incendiarias o ideas de bombero?

¿Qué tiene que tener una página de periódico para parecer una página de periódico? Quien más y quien menos lo tiene claro: varias columnas de texto encabezadas por titulares e ilustradas con fotografías, dispuestas de forma ordenada en una página, por lo general, algo más alta que ancha.

Con no mucho más, los bomberos de Burgos acaban de confeccionar su propio periódico, un trasunto satírico de la cabecera más vendida en la ciudad, con el que pretenden difundir «con absoluta seriedad y objetividad» las razones que han movido al cuerpo a ir a la huelga. Las 12 páginas del Diario Bomberos de Burgos, que es como se llama la publicación, dan cumplida cuenta de la situación laboral y de las demandas insatisfechas de este colectivo, y están aderezadas con unas cuantas ilustraciones y fotomontajes más o menos ocurrentes sobre el alcalde de la ciudad y demás interlocutores en la negociación. Pero lo interesante del libelo es, sobre todo, que ejemplifica con cierta chispa la idea que tiene formada el personal (periodistas y afines aparte, se entiende) sobre el aspecto formal que tienen los diarios.

Y éste tiene, sin duda, un aire chapucero y amateur: incurre en no pocos errores tipográficos y de maquetación, y no hay una sola página en la que no se haya colado uno o más elementos imposibles de encontrar en un periódico ‘de verdad’. Y, sin embargo, sigue pareciéndose, o recordándolo al menos, a un auténtico periódico.

Puede que a una página de diario cualquiera le ocurra lo mismo que a esas personas de rasgos o atributos muy característicos (nariz aguileña o chata, orejas enormes o muy pequeñas, barba de chivo o gafas de culo de vaso): que, por muy malo que sea el dibujante, es difícil no reconocerlas en su caricatura.

Juzga tú mismo si ésta se parece al modelo original. Puedes verlo aquí.

D. Velasco