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Editar al editor

La Wikipedia, la enciclopedia más utilizada de internet y uno de los mejores inventos colaborativos que ha proporcionado la Red desde sus comienzos, tendrá que revisar su política por la que escoge a sus administradores, es decir, a aquellos que supervisan el contenido que editan los usuarios.

Esta enciclopedia hecha por los internautas basa parte de su éxito en que todos los usuarios que lo deseen pueden crear nuevas entradas y modificar las existentes (con la excepción de los artículos más controvertidos). Por encima de esas personas que contribuyen con su conocimiento se encuentran otra serie de personas que validan si las entradas realizadas son válidas o no, moderan discusiones, administran contenidos polémicos, etc.

Recientemente se ha descubierto que uno de estos editores había mentido sobre su identidad. No era un profesor de religión con experiencia en leyes y derecho como aseguraba en su currículo sino un estudiante universitario de 24 años.

El joven aseguró que decidió adquirir esta identidad inventada para protegerse ante las represalias que pudiera recibir por los artículos que él supervisaba. Sea como fuere, el descubrimiento de este fraude ha provocado que los detractores de la Wikipedia tengan una nueva arma para esgrimir en sus acusaciones.

Su fundador, Jimmy Wales, ha declarado que fomentará que los editores demuestren de alguna forma su verdadera identidad, de tal forma que si alguien dice ser doctorado en Ciencias Químicas, realmente lo sea.

La respuesta de los usuarios de la Wikipedia no se ha hecho esperar. Mientras algunos aplauden la determinación de Wales, así como el hecho de expulsara al impostor de inmediato, otros defienden el anonimato argumentando que no necesitan saber quién es el autor ni el editor de la información que están leyendo.

Los editores fomentan el buen funcionamiento de la popular enciclopedia online y son imprescindibles. Salvo en contadas excepciones, así es. Más allá de que Wales introduzca nuevas reglas para comprobar la verdadera identidad de sus editores, este hecho no parece tan importante como el encomiable trabajo que realizan a diario.