Ayer se conocía la noticia de que Gemma Mengual se va a tomar un año sabático. Este paréntesis en su carrera profesional bien podría significar un adiós, y es una pena…
El tema de dedicarte a un deporte en el que la subjetividad es importante a la hora de conseguir metas, debe ser frustrante en casos como el de Gemma, que se ha preparado con dureza e intensidad durante años para, no sé si por mala suerte o qué, quedar siempre por detrás de las rusas.
Yo, como aficionada a la sincronizada, me frustro cuando veo ejercicios como los que realizan las españolas e, invariablemente, siempre tienen menos puntuación que las rusas… algo que sucede también en la gimnasia rítmica, deportes en los que la tradición parece que se valora también a la hora de dar las notas.
Gemma, contra viento y marea, ha llegado prácticamente a lo más alto en su deporte, y eso que España no era un país que sonara en la sincronizada hasta que llegó ella.
Ha innovado, ha mejorado con los años, ha trabajado muy duro y… aunque esto es una interpretación personal, yo creo que su cansancio tiene que ver mucho con la frustración de dar todo de ti, de poner ilusión, calidad, coraje… y ser siempre (o casi siempre) segunda.
Somos muchos los que pensamos así, y aunque eso no sea equiparable a una medalla de oro, Gemma sabe que tiene el respeto y la admiración de la gente del deporte, de los aficionados, de las instituciones… y que gracias a ella, muchas niñas de hoy día, en lugar de bailarinas, quieren ser nadadoras de sincronizada.
El consuelo para los seguidores de este deporte es que hay un buen grupo de chicas que pueden llegar a su nivel (algunas están, de hecho, muy cerquita ya), como Alba Cabello, Thais Henríquez, Andrea Fuentes…
Aquí os dejo el ejercicio individual que le valió la plata en los últimos Mundiales de Roma 2009: