Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Entradas etiquetadas como ‘trail running’

Preparándonos para la ‘grande boucle’ de las carreras por montaña: UTMB


Fuente: The North Face Ultra Trail Mont Blanc

UTMB. Marca registrada. un concepto registrado. ¿Cómo, si no?

No en vano es más que un trail montañés. Es un ultra por todas las connotaciones que este prefijo latino tiene en la escala deportiva. La preparación y el detalle es impresionante. La movilización logística de dar la vuelta con siete mil personas corriendo y gateando alrededor del Mont Blanc, el Monte Bianco de los italianos que lo miran desde Courmayeur, es impresionante.

Courmayeur. Esta localidad será la partida de la aventura que os relataré. Está situada en la boca sur del tremendo túnel del Mont Blanc, donde se produjeron infaustos accidentes en el pasado. Desde su centro partiremos dos mil corredores de montaña para terminar lo que nuestros compañeros de la carrera grande dejarán empezado unas horas antes. En concreto, miles de duros corremontes habrán salido la tarde anterior desde Chamonix, en el lado norte, el francés. Más miles. Más enormidad.


Fuente: The North Face Ultra Trail Mont Blanc Website

Y es que todo suena grande. Todo es ultra. Desconozco si hay fans y tifosi violentos alrededor del concepto del Ultra Trail del Mont Blanc. Podrían generarse sin lugar a equivocarnos. Tú organiza una carrera de montaña. Aloja en unos valles alpinos a todo el mundo. Dótalo de una asistencia de tres ejércitos de tres países y de media docena de temblorosos comerciales de agencias aseguradoras, mirando todos al cielo para que el pronóstico de ‘la méteo’ sea de sol y buen tiempo.

Que el matrimonio Poletti y el enorme equipo a su cargo, los patrocinadores de todo color, la forma física que presentemos cada uno sea un engranaje y las incidencias no pasen de raspones. Y esguinces. Y las alucinaciones propias de llevar despierto noche y día mientras subes y bajas valles y cimas.

Mímalos, a los siete mil. Día y noche, sin excepción. Ah, esos voluntarios. Dedícales desde tu desagradecido puesto de director de carrera unas certeras y duras instrucciones para que ellos puedan transmitir únicamente una sonrisa a esa exhausta figura que llega en mitad de la niebla, de la oscuridad.

Fuente: The North Face Ultra Trail Mont Blanc Website

Bien es verdad que somos un medio de comunicación. Y que comunicaremos lo bueno, lo malo si lo hubiera y lo excelso, lo épico. Si seguís este blog sabréis que no soy de mucha épica. Esto es poner un pie y luego otro. Aún así, el goteo de detalles alucinantes sigue llegando a mi cuenta y llevo semanas anteponiendo esos mensajes a otros más inmediatos.

Es normal que os los refiera.

Recuerdo haber leído de un ‘asomado’ a este blog, «habláis bien de ellos porque nos invitan a correr por la cara». Pero el trato me tiene sinceramente abrumado con esa perfección milimétrica de su departamento de Prensa. Tanto en información para la carrera, para alojamientos, la escalonada y paulatina inscripción y confirmación.

Sí señores y señoras y cabras del monte. El Ultra Trail del Mont Blanc demuestra una seriedad que otros eventos-masa ya quisieran. ¿O es que habéis olvidado el birrioso y cómico espectáculo de la organización de lo que queda del viejo Giro de Italia? ¿O las trampas al póker de las ligas profesionales que se sostienen con dinero público y escamotean la fiscalidad de los clubes de primer nivel?

Si fuera periodista de ciclismo tendría un referente a mano para cuestionar y contrastar todas estas impresiones: el Tour de Francia. ¿Es el UTMB la otra ‘grande boucle‘?

La sopa de ajo de la madre de un corredor

Pan del día anterior, ajo, una pizca de pimentón y unos trozos de jamón, caldo de cocido y huevo desliado. Cuatro cucharas y un camarero que sale a correr por el monte con camisas a cuadros.

Es inevitable pensar en las tendencias y en la super especialización del mundo del corredor. Acto seguido, acostumbro a dejar de lado esos pensamientos y coger una de las cucharas y reponer los líquidos perdidos. Mientras las prensas del mundo exprimen sin remedio todas las campañas tecnológicas, esas que nos permiten correr más, más lejos y -sobre todo- más bellos, Gabi se disculpa porque agotaron los judiones.

Uno es que que va pidiendo una cazuela de judiones cuando se nota que ya ha caminado y corrido todo lo corrible. Es Ley de vida y con ella tienen que convivir los míos. Siempre he dicho que la cocina castellana de cuchara templa el cuerpo. Y, como la castellana, otras muchas.

Sales y líquidos perdidos, grasa perdida por los minutos y horas en movimiento, temperatura si se da el caso de tener que recuperarla… pero en la generación de los setenta, decir «sopas de ajo» era mirar aquellos perolos que desayunaban nuestros abuelos mientras los urbanitas pedíamos colacao.

Y que nos colaran la leche.

Han pasado dos décadas y ahora somos maduritos a los que el deporte intensivo nos ha vuelto a entrar la necesidad de comer bien. Los del gremio venimos de estar cinco horas en carrera o de revolcar nuestra bicicleta por barrizales y sembrados y algunos han declarado la guerra a los suplementos artificiales.

Creo que quedan en sitios como este Asador donde se cocinan sopas de ajo que levantan un muerto.

Señores, Gabi. A la puerta de su Asador de Ángel. En Cercedilla (c/Pontezuelas).

¿Qué entrena un loco de las largas distancias?

Sin más pretensión que la de mostrar un ejemplo, os enseño un plan típico de fin de semana. Muchos habéis empezado a correr o lleváis un tiempo domando esas distancias de diez a veinte kilómetros. También llegan muchos comentarios de los que apenas le habéis metido el diente a lo de correr. Y de vez en cuando se lee en la prensa o se ve por las redes sociales que existe un núcleo creciente de locos a los que parecen haber dado cuerda y van cargados con baterías de isotopo de uranio 237.

Correcto. Existen.

Pero no son (o somos) más que gente más curtida. No tenemos más facultades. Probablemente seamos más lentos que muchos de vosotros. Y más peros que no voy a defender ni a atacar. Sencillamente nos gusta coger la mochila y lanzarnos a cruzar mundo.

No somos super-nada.

Esto que cuelgo podría ser perfectamente una de esas «salidas largas». Son muchas veces entrenamientos encaminados a una carrera más larga. O regalos que uno se hace en combinación con las agendas de la familia. Unos más y otros menos, acumulamos horas en ruta. También los famosos metros de desnivel positivo, que son sencillamente los metros que asciendes a lo largo del día, sumados y a los que se coloca un rimbombante D+ detrás.

48k

El sábado que viene dejaré el coche en algún punto indeterminado de un pueblo. A él regresaré. A una hora canalla incluso para muchos duros runners, camino y manta. ¿Es poco sano? ¿Es una bestialidad? ¿No es más que una excursión?

Reitero que es simplemente un entrenamiento. En la mochila llevamos de comer y de beber. Las mochilas modernas llevan sistemas de almacenamiento de líquido de hasta dos litros. Yo uso una Salomon XLab 12L pero anteriormente era un fijo de las viejas Quechua de trail. Meto embutido mejor que geles y barritas.

Somos tendencia. Resumir

 

 

En verano corramos por el monte

Correr por montaña, trail running o salir al monte, como se ha dicho siempre.

De toda la vida de Dios, en el espectro corredor en España existe un día de primavera en que confluyen varias certezas. En la temporada del aficionado a correr existen cambios estacionales. Es ley de vida. Son hechos irrefutables. La temperatura sube por encima de lo recomendado y se comienzan a adelantar las horas de salir a correr. En esos días se entrecruzan conversaciones sobre el final de la temporada de la ruta, habiéndose disputado todos los maratones de Sevilla a Barcelona y Madrid. Por fortuna casi ningún organizador se atreve a saltar las semanas de Mayo salvo que se trate de latitudes un poco más frescas. Aún así, este año tenemos Vitoria y la recién nacida carrera de San Fermín, en Pamplona, cuyas líneas de confort y seguridad dependerán de «qué tal se levante el día».

Del mismo modo, la nieve desaparece de las montañas. Desde la ciudad o nuestro pueblo, las cumbres son bellas y ahora, además, aparentan ser más seguras y accesibles. En las latitudes de la Península tres cuartas partes de las montañas se limpian del blanco manto. Salvo Picos de Europa y Pirineos, las sendas de las demás sierras se abren para que aprovechemos los festivos, las crecientes horas de luz, la temperatura.

A estas condiciones se aferra el boom centrífugo de correr por el monte. Spin-off, consecuencia irremediable del primer boom, el de correr, el running por sendas para cabras y umbrías majestuosas vive las primeras semanas de gloria.

O sea. En lugar de salir a correr los fines de semana por los caminos o parques, una porción creciente de aficionados al deporte más simple del mundo se empeñan en complicarlo: subidas, sendas quebradas para descender o vadeos de charcos o arroyadas.

Llega la temporada mágica de disfrutar de la montaña. Leamos esta premisa una segunda vez. Hablamos del momento en que el peligro de la montaña es menor (nunca inexistente) y las grandes alturas nos permiten disfrutar de esta afición a la que medio mundo está volcándose.

Pero el monte es finito. Es duro y exigente. Te deja acceder y después complica las cosas mediante una concatenación de reglas sencillas pero terribles.

  1. No es una calle o un parque y como espacio único debes tratarlo.
  2. La montaña te deja acceder hasta donde la dificultad permite.
  3. El esfuerzo, al que probablemente estés acostumbrado porque eres un duro maratoniano y vas equipado hasta para el quinto ataque de los drones, ese esfuerzo se agiganta y te dejará con cara de tonto.

En este blog arrojaremos un poco de sensatez (pero muy poco) por si te ves envuelto en la vorágine de esto del trail running. Recuerda, para comenzar, que ‘trail‘ se traduce por sendero. Si lo estiramos, nos valdrá camino o pista. Pero se trata de adaptarnos a trotar o caminar por senderos. Cada paso que des fuera del sendero estás pisoteando un roquedo delicado, vegetación que está ahí mucho antes de que tú llegaras.

Los vídeos que has repasado en youtube, los saltos fantásticos de Kilian en las graveras (nadie habla sobre el impacto ambiental de su afamado ‘slow motion’) o los riscos de los Alpes, las travesías de Iker Karrera por superficies glaciares, son controladísimos y profesionales ejercicios de especialista. No seas imbécil y no pretendas emular la cabriola y el triscar de Krupicka por el Grand Teton.

Así que, después de tanta advertencia y complicación, tendremos que ponernos en harina con algunos ejemplos. En un par de semanas trasladaremos la experiencia a este blog. Haremos un entrenamiento por la sierra de Guadarrama con la duración y exigencia necesarias. Los pros y contras, preparación y consecuencias, todo en este blog. De ese modo podréis ver cómo encaro en preparación y espíritu la participación en el primero de los colosos del verano. Porque… 20Minutos estará en la salida del Gran Trail Peñalara.

Serán ciento doce kilómetros con ascensos acumulados equivalentes a más de cinco mil metros. Te lo contamos aquí.

Nueva web oficial Gran trail Peñalara en grantrailgtp.com

Carreras de montaña: ¿alarmismo y mala gestión de imagen?

Anoche se celebró la mesa redonda sobre carreras de montaña y su potencial impacto ambiental en la RSEA Peñalara. En las paredes, Don Francisco Giner de los Ríos, Herreros (el de la senda), Victory, nombres altisonantes y necesarios en el excursionismo y la educación españoles.  Estaba organizado como actividad del programa del Gran Trail Peñalara (3 carreras, 27-29Jun), del que pronto empezaremos a hablar en este blog, y moderado por un viejo conocido de mis años de facultad, Pedro Nicolás, profesor universitario, geógrafo y montañero de los duros. Árbitros de la FEDME, organizadores, expertos en evaluación ambiental y corredores, sobre todo gente que corremos, tuvimos un rato para tirar de los hilos.

Frente a la mesa, un nutrido grupo de oyentes sobre los que planeaba una angustiosa percepción: ¿tan agresivo se está considerando al correr por la montaña? ¿En serio no hay actividades diez y cien veces más nocivas para el medio natural, para que unos cientos -nunca muchos- puedan ver mermada una actividad tan sostenible e inocua?

¿Detrás de qué estamos, en esencia? Estamos buscando evitar cancelaciones y multas. Herramientas para que sea un deporte con ese altísimo nivel de sostenibilidad.

Y ¿con qué nos encontramos? Con una doble vertiente. De un lado, el fenómeno global y masivo de correr en el campo. Del otro, la arbitrariedad de encontrarnos hasta con 17 instancias autonómicas, sensibilidades especiales y más o menos presión. Hasta el punto que organizar una carrera en las caras norte o sur de, por ejemplo, Peña Ubiña (Cord.Cantábrica) puede ser una lotería que saldrá bien si todo va rodado, o una pesadilla si termina en denuncias o cancelaciones.

Las carreras donde se puebla de forma masiva un camino y se puedan desbrozar zonas en delicado equilibrio ecológico, aparentemente, son muy pocas. Se habló ayer de esos apocalípticos mensajes cruzados en internet sobre miles de corredores alterando el medio. La realidad es que apenas hay carreras que sobrepasen los cuatrocientos participantes. Sí, en cambio, marchas senderistas o de bicicletas de montaña que las superan, motos que van por caminos donde se les está prhibido, etc.

Parece que hay mucho de desinformación y desconocimiento por parte de todos, corredores y organizadores. No parece que exista mala fe cuando un trazado pasa por una zona donde quizá aniden unos buitres o una especie de vegetación de montaña tenga su nicho endémico. La impresión del coloquio es de preocupación por el campo. ¡Que se estaba celebrando en una sociedad montañera que mima el Guadarrama desde 1913!

Bien está que alguien tirara de las orejas a los que tira mierda a los caminos o quienes únicamente se apuntan porque el trail running es una moda. Los miles de corredores que intentan copar los cupos de las carreras, las casas comerciales bombardeando con reportajes, vídeo y empresas que sustituyen con más o menos talante a los pequeños clubs que organizan los eventos, todos ellos están gestionando de manera ineficaz una gema: correr por la montaña.

¿Y las motos? ¿Y esos pelotones de bikers o excursionistas? ¿Ellos no impactan?

Sí, y probablemente diez veces más.

Asistí asombrado a la relación de un gestor de los montes de Valsaín, donde confirmaba el incremento insostenible (según sus palabras) de sólo las carreras de montaña, a las que añadir los agresivos ciclistas de ruedas de taco y los usos totalmente al margen de la ley.

¿Qué viene antes, el boom de organizar trails, medios maratones de montaña, kilómetros verticales, o es que la febril actividad empresarial y de ayuntamientos y clubes los ha hecho populares?

Sobre todo ello, tengo una sensación: que correr se ha vuelto tan visible y aparece en tantos medios de comunicación que se está dando importancia desmedida a demasiados aspectos relacionados con ello.

La gestión de la imagen de correr, del running, va camino de la sobreexplotación. A base de rellenar columnas sobre temas relativos, la forma física, si es moda o ‘cool‘, sobre si es bueno para el estrés, la mujer corredora, el cuarentón corredor, si ayuda o no en tu dieta, se están agotando los temas. Desde los medios se buscan todas las áreas donde correr pueda ser noticia. Y el entorno reacciona con un miedo lógico ante una eventual avalancha de desmadrados subidos a correr por cualquier lado.

Seguridad en lo que hacemos y educación, como mencionaban anoche, parecen ser las premisas sobre las que evitar que ningún corredor de montaña cometa tropelías medioambientales.

Cortar y pegar las experiencias de otros países sin mirar qué tiene de especial todo el entorno del running en el monte, previsiblemente nos llevará a parchear y enfrentar sectores afectados. La prensa española lleva un año, con particular empeño hace menos de seis meses, exprimiendo sin medida una especie de (robo la expresión a un amigo) «lobby runero». En otros países se asimiló antes y con más calma. De nuevo, consultar la prensa extranjera es útil.

Parece ser que las conclusiones fueron sucintas, variarán dependiendo de quién las mire, pero la impresión general es que en estos foros se avanza y se encuentran posiciones.

Ante un éxito así, solamente animar a que acudáis a la siguiente, se celebre donde se celebre.

 

Impacto ecológico de corredores, a debate


Fuente: Wikicommons, Julia Baykova

Esta tarde, en la sede de la centenaria – no es un eufemismo – Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, a las 19 horas, se celebra un coloquio sobre un asunto que ha generado algunas de las más agrias polémicas del sector.

¿Cuál es el impacto negativo que tiene un grupo de corredores sobre el medio ambiente de la montaña?

Si la pregunta te parece baladí, o si tienes interés por saber qué tienen que opinar expertos sobre la materia, la entrada es libre y estás bienvenido.

En cartel hay ponentes de mucha experiencia, tanto desde el punto de vista del corredor, como organizadores, técnicos en medio ambiente incluso redactores de las normas que posteriormente pueden desembocar en limitaciones o prohibiciones. Recordamos que las limitaciones por pisar espacios protegidos están ahí en cada carrera por el monte. Pero ¿sabes que no es la primera vez que una consejería de Medio Ambiente echa atrás un recorrido de manera parcial o total?

¿Está en peligro correr por la montaña por su impacto sobre ella?

¿Está en peligro la montaña porque unos cientos de pares de pies discurran por caminos de esa montaña?

¿Algunas especies protegidas podrían verse en peligro o molestadas por este boom de las carreras trail?

Los datos del coloquio: CARRERAS POR MONTAÑA Y MEDIO AMBIENTE

Jueves, 24 de abril de 2014, 19:00 horas
Sede social RSEA Peñalara
C/ Aduana ,17 Madrid

Moderador:
Pedro Nicolás Martínez, redactor PORN Guadarrama, Profesor Titular UAM y  presidente de la RSEA Peñalara

Ponentes:
– Adrian Escudero , Catedrático Ecología URJC
– Manuel Oñorbe , Consultor de Medio Ambiente
– Sergio Garasa, Editor carrerasdemontana.com
– Luis Arribas , Máster en Política Territorial UC3M
– Goio Larrañaga, Responsable carreras por montaña FEDME
– Felipe Rodriguez, Director Gran Trail Peñalara

¿Sabes qué son las no-carreras?

Todo el mundo sabrá que múltiples tamaños de prueba son organizados cada año por un sinfín de entidades. Pruebas de cinco a trescientos kilómetros, por etapas a través de las montañas más demenciales o en un parque de tu barrio. Son las carreras populares, como se denominan desde que los últimos años setenta vieron florecer los clubes pioneros y sus enormes ganas de llenar la calle de aficionados a correr.

Pero me apetece hablar de una categoría de eventos a los que llamo no-carreras. No son entrenamientos per se, es un evento reglado pero que vive de las ventajas de la sociedad de la hipertextualización. Ya sabes: convoco, cuelgo en una URL y lanzo a las redes para que los clics hagan el resto.

En sociología existen los no-lugares. Marc Augé los sacó a la luz en un trabajo sobre lugares que no llegaban a alcanzar esa categoría por su carácter de espacios transitorios. Una habitación de hotel, un supermercado o una autovía. Pues hoy día son cada día más las agrupaciones casi-regladas de corredores (y bikers, senderistas, etc) que cuentan con una convocatoria pública y que, sin embargo, quedan fuera de la definición de carrera. Son transitorias por su moderada probabilidad de que se celebren o no.

¿Es esto siquiera importante?

Que se celebre o no, lo es. Pero todavía más importante para mí, que tenga un carácter amistoso y de hágalo-usted-mismo. Desaliñado pero organizado. Pondremos un ejemplo. El sábado acudo a una convocatoria que Iván Palero, un corredor y mente inquieta traslada a los campos y sendas de Ciudad Real. Un recorrido conocido, un descargo de responsabilidad, gastos de avituallamiento compartidos y una convocatoria aprovechando twitter y facebookNo es un entrenamiento en grupo pero tampoco una carrera. Cuenta con un reglamento que se hace público. Tiene nombre -Trail Batalla de Alarcos. Se tomará o no el tiempo realizado dependiendo de las ganas de cada uno. Unos haremos los 50 kilómetros y otros volverán en coche o ya se verá. Nadie se preocupa porque el no-organizador tiene atado todo imponderable.

El asunto es que alcanza una masa crítica y se convierte en una cita exigida por los participantes de la edición anterior. En ese momento ha calado en las almas y tendrá que torear su transitoriedad – puede celebrarse otro año o no. Y el espíritu se va transmitiendo boca a boca, que es la manera más usual de que estas no-carreras perviven.

¿A que se parece un poco a las reuniones llevadas a la ilegalidad por los reglamentos de seguridad más recientes que se han aprobado en España?

Algo de eso imagino que hay. Frente a la rigidez de un evento organizado y su lógica salvaguarda jurídica, nos arriesgamos a la liberación a cambio de cuidar de nosotros mismos. Correr entre amigos, un paso más allá de la reunión semanal en dirección de un evento especial. Sacrificamos la foto de meta y la bolsa conmemorativa. Los avituallamientos se organizarán de la manera que nos digan. Estaremos a las instrucciones y dejaremos todo tal cual lo encontremos el sábado. O incluso más limpio.

Las no-carreras (no citaré otros ejemplos porque cometería una injusticia gigantesca contras las que olvide) actúan más allá de la simbología ficticia de libertad que nos ofrecen muchas carreras. Si eres un inconformista y, te apuntes a la carrera que te apuntes, terminarás expresando quejas o disconformidad con el formato propuesto, busca y pregunta. En el caso que ya conozcas dónde se celebran, acude y mímalas. O colabora con quien ya ha montado una no-carrera.

Un postrer consejo: si eres identificado y detenido, recuerda. No estuviste. Niégalo todo.

Llega la Transgrancanaria, arranca el espectáculo mundial del trailrunning

En 2012 pude disfrutar de un viaje a la isla de GranCanaria, para participar en la TransGrancanaria 96k. Os inserto el post que escribí con la previa de este evento del correr por la montaña y que este fin de semana congregará al plantel más rumboso de la temporada. Así continúa el Ultra Trail World Tour, una auténtica copa del mundo combinada de pruebas de montaña.

¿Sangre?

No hay sangre. En la isla del polvillo negro la sangre queda absolutamente teñida de costra. Ni Sebastian Chaigneau aparece límpido en las fotos. Ni sé como definir la sensación -¿pena?- que me dieron dos superliebres de Salomon, con sus prendas blancas ‘a la Jornet’, sentados sobre un pedregal mortífero en el que soplaban los alisios levantando más polvillo. De ser blanco, nos lo esnifaríamos. Pero es negro y uno tiene en el subconsciente la memoria de los mineros y de la silicosis. No es racismo, es que en la crónica de esta Transgrancanaria no aparecerá nada sanguinolento ni casi rojo.

Porque de los participantes de la k42 no hablaremos. Su peto era rojo. El pe-to. Esta, para luego. Rojo. Color que además engorda. Pobres ellos, que tuvieron que mutar en anaranjado para no ser absorbidos por la reverberación caníbal de un sol de esos que dicen que hay dando envidiables temperaturas a las islas todo el año. Pobres, ellos y ellas. Que los pusieron de rojo y los colocaron para salir a trotar a las diez de la mañana.

Al menos nosotros, los pataliebre, bueno, ellos, los de los 123km y doce mil metros de desnivel por los barrancos arriba y abajo -nosotros nos achantamos con apenas 96km- salimos de noche desde el mismo orillón de la playa del Inglés. Rodeados de becerros con cubatas. De colgados -en la noche canariona hay mucho colgado- y hasta de una ilustrísima señora alcohólica en mallas largas y camiseta del… ¿Telde? que se entremezclaba con nosotros -vale, ellos- y nuestro ritual preparatorio, las mochilas, los frontales, los nervios y las piernas afeitada con mejor o peor mano. Decía la afectuosísima mujer que ‘venga cogledole, a pol ello muyayo’ o algo similar. Sergio Mayayo se dió dos o tres veces por aludido pero es que estaba perdiéndolo todo. Posteriormente perdería la voz por algún barranco y ahora está en llamadas a MRW para que se la traigan lo más rápido posible.

Groarrrrrr

Salimos por fin playa adelante, que a eso nos habíamos inscrito. Mis condiciones semisecretas incluían un plan para escribir sobre la inconveniencia de presentarse a estas pruebas homicidas con catarro, tendinitis en el peroneo largo, una semana entera tosiendo y sin correr, alusiones al jet-lag, lo que hiciera falta. Paré a hacer un pis en las dunas de Maspalomas, sueño que perseguía desde mi niñez, y me quedé el vigésimo por la cola. Allí no había corredores. Había chacales. Me prometí no mear más hasta yo que sé cuando.

Y nos metieron por un barranco. Ya leeréis las milimétricas descripciones de los barrancos en la crónica de Runner’s World, revista que os conmino a comprar el mes que viene. Aquello era ir por el fondo del mar después de que Bob Esponja hubiera absorbido los trillones de quintales de agua (sé que es capaz de hacerlo) y sólo quedasen pedrolos. Muy cementados, sí, como que ‘aquí no llueve nunca y la gente pasea por aquí’, pero un fondo de un río. Seco. Ahí estuvo el paso por la primera hora pero, como no había siquiera mirado cómo quedaban los parciales kilométricos, y casi ni los avituallamientos, iré adelante con mi foco luminoso preguntándose si-no-si e iluminando el terrario canario de aquella manera.

Subir, subir y subir no nos conducía a nada más que hacia arriba. Es pura geografía física. Acalorados, porque dista un abismo entre pasar un invierno en pantalón corto y salir en pantalón corto en invierno. Y venga a recomendar más ropa. Luego estaba la del peto. El petito. El día que lo vi por primera vez pensé que no era una buena idea. Marketing lo era. Pero era una capa más, caladita, sí, pero daba calor. En plena noche calculé que pudieron pasarme a lo sumo seis ráfagas de aire fresco. Contribuyó a que mantuve un tono de quema de sebo muy uniforme, y había menos zonas de ascenso de cabras de las que pensé. Bastante trotable, llanos, descensos en mitad de las fuertes subidas… era mi terreno si hubiera deseado salir a reventar.

Merodear el barranco.

La consigna había sido: “vosotros vais por donde os mandemos y, aquí paz, y después gloria”, instrucción más que precisa para el bóvido runner. Total te arreaban ladera arriba y abajo. De noche se intuía un abismo a nuestra izquierda, por la cabecera del arranco de los Ayagaures, advertido por Ser13gio en su día. “Te lo colocan de noche para que no te de miedo”. Esas horas fueron más las de controlar la hinchazón de los dedos, ajustar la correa del reloj… desde las 5am del día anterior llevaba viajando, en presentaciones de prensa, yendo y viniendo al hotel y, ahora, trotando y gateando monte arriba bajo el influjo de una luna insuficiente. Suficiente para morirse de placer mirándola. Pero no veníamos a morir de placer. Al menos, de placer.

Pero todo termina. A las ocho de la mañana peninsulares me llegan los primeros sms. Ha amanecido también en la Gran isla y a mis pies está uno de los fragmentos del fin del mundo, al que tengo que descender por un camino descarnado pero posible. En toda la prueba hemos discurrido por sendas aceptables y pistas. Los Chelis Valle y compañía han echado de menos más roca, menos pista. Yo no. Apago la luz del Led Lenser (ohsanna) y estiro los últimos chupetones a la boquilla antes del primer avituallamiento sólido. Puñetera autosuficiencia, nos hacen acarrear con todo hasta el km 42. A esa altura me he estomagado de un gel y dos barras turroneras, y me he espabilado medio paquete de jamón. Y tengo una úlcera en la lengua porque el sistema de beber en ultras es guarro y antihigiénico. Pero es el que hay y nos alegra los morros.

Ahí, en Tunte, bajo los farallones, se habían quedado algunos de los favoritos. Lizzy Hawker con un problema en la espalda. Zigor Iturrieta, vencedor de 2011, pedía cuenta de protección. Miré arriba y pedí auxilio a las rocas, las mismas que me triturarían las piernas al paso por el Camino de la Plata, el monumento civil más bello construido por la necesidad canaria. De ahí a la meta sería una repetición de correr, de trastabillarse. A eso íbamos, sin distinción de ritmo o capacidades.

La necesidad de ser normal.

En la rueda de prensa previa a la prueba, mientras el teatrillo de los medios grababa la presentación a dos idiomas y los ‘caranortes’ como Chaigneau (FRA), Maciel (BRA) e Iturrieta (ESP) mostraban su disposición como imagen de la marca, éste, Zigor, estaba a otra cosa. Un chavalín de apenas seis años y discapacidad motora se había acercado, avergonzado, quizá azuzado por el padre, a posar al lado de Zigor. Éste no se había dado cuenta hasta que le sonrió y el crío se tambaleó evidentemente, con una columna que pugnaba por ser una colección normal de vértebras, como las espaldas de otros niños. Zigor abandonó mentalmente la rueda de prensa y sentó al crío en sus piernas. El niño que trepa montañas y saca la lengua entendió a la primera qué busca la experiencia llamada TransCapacidad. Conseguir que discapacitados puedan participar de estas actividades normales. Los mayores, ciegos, con dificultades motoras, rodaban por barrancos que ni los deportistas con plenas capacidades podíamos torear con soltura. El peque que se asomó a la presentación de los corredores pudo participar como un crío más que se sube en las piernas de un deportista de élite. Zigor le regaló la gorra y la sobremesa entera. Ese crío ahora tiene un nuevo ídolo.

Quizá no seamos los más duros ni los más rápidos. Ni puros de mente, ni limpios, visto cómo dejaron el recorrido la tonelada de corredores guarros o sin educar en el respeto al medio ambiente. Quizá, como Zigor, apenas somos gente amable a la que le gusta correr.

Y todo porque me ofrecieron escribir la crónica desde la redacción de la archifamosa revista. Podían haberme encomendado escribir sobre Steinbeck. Ya digo.

Nueva prueba deportiva por el desierto de Tabernas

Los desiertos, esas zonas donde la temperatura, la ausencia de precipitaciones y la despoblación o deforestación han hecho que la vida sea casi imposible. Pero que la aventura ha descubierto como terrenos atractivos. Correr por estepas áridas, donde el polvo y la escasa vegetación acentúan la sensación de aventura. Es lo que se propone en la primera edición del Ultra Trail Tabernas Desert que se celebrará los días 22 y 23 de marzo en Tabernas, Almería.

Será un tríptico al que nadie tendrá excusa de evadirse, con las típicas distancias ultra (103), grande (62) y mini (26) con las que nos estamos enfrentando últimamente en las pruebas por campo. El encanto vendrá determinado por disfrutar de una experiencia desértica a temperaturas muy moderadas.

Según está el calendario de caldeado, aún hay tiempo de evaluar los contenidos en http://www.xtremetrailcup.es/tabernas.phpY es que tenemos que agradecer que se haya escogido marzo para afrontar la prueba. El denominado desierto de Tabernas es uno de los entornos de temperaturas más altas de la península. Técnicamente son unas «badlands» geográficas, pero situadas en una latitud y en una zona protegida de los vientos húmedos procedentes del mar por la sierra de Los Filabres al norte y la sierra de Alhamilla al sudeste (el denominado efecto Föhn).

Salvando este tecnicismo, aunque es grande la tentación de anunciarse como «la primera y única ultra trail de Europa que se celebra en el desierto», apetece zambullirse en la web de la prueba y empezar a reservar fechas. Hay gente para todo y existen muchos fans de lo áspero que encontrarán en Tabernas su medio ideal. Además se discurrirá por esos terrenos descarnados y casas de madera que protagonizaron películas western.

Siendo fieles a la verdad, en España se ha celebrado ya pruebas en condiciones desérticas como LavaTrail de Lanzarote, Monegros, Haría Extreme o Coast to Coast de Fuerteventura. En cualquier caso, tenemos en Tabernas otra prueba que nace para completar el apasionante calendario de pruebas lejos del asfalto y que está encuadrada en otra de las copas y circuitos combinados del trail peninsular.

Y, siendo en marzo… quién sabe. Todos sabréis que aborrezco el calor del verano. Pero, sin ir más lejos, hoy anuncian apenas 13 grados de máxima en la zona.

Encierros+trail=trail extremo (Made in Spain)

¿Cavalls? ¿TransGrancanaria? ¿Transvulcania? ¿Gran Trail Peñalara?

Mozos, pasen y vean. Está ya todo inventado.

En los años veinte del siglo pasado comenzaron a subir a ver el paso del ganado por las escarpadas sendas. Bocadillo y vino en mano, cuentan, hasta que algunos decidieron echar la carrera delante de las vacas. Así surgió este hoy centenario sanfermín extremo. La unión del animal con el pueblo, que en nuestras latitudes se celebra de aquella manera.

Es Falces, Navarra. Fiesta declarada como de interés turístico y, a partir de ahora, de interés para el corredor-cabra, trailrunner para los amigos.


Fuente: Agencia Your Concept para Ayuntamiento de Falces. 2013.