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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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¿Has elegido tu carrera de fin de año?

En medio mundo hay carreras a partir del mismo día de navidad. ¿Tienes tu cita programada?

San Silvestres, Año Nuevo, carreras de fin de año, carrera del pavo, el mercado de las carreras de calle inunda el simbolismo del cambio de año con las tradicionales trotadas.

Por otro lado, visto el cariz que han tomado las mismas, en muchos sitios se está recuperando la carrera de barrio, incluso la salida informal con los amigos y una botella para brindar.

Forma parte de nuestro acervo como corredores. Buscamos cualquier oportunidad simbólica para conmemorar ese momento especial con una carrerita.

¿Tienes la tuya?

¿Te saldrá muy cara?

¿Llegarás a cenar sudado pero alegre? ¿Muy alegre?

Cuenta tus planes. Quizá nos veamos.

Fuente: 20Minutos.es

Hablemos de tu (maldita) lista de regalos

Otro post más sobre listas navideñas.

Va, odiadme. En este caso, siendo como somos contertulios asociados al mundo del correr, no podía faltar la típica batería de ‘y los regalos de mamá/papá de correr’.

Calzado, ropa, electrónica para el corredor, buenos deseos o insinuaciones sobre qué inscripción te gustaría que te regalasen. Con la grazia de siempre nuestra partenaire y amiga Rosa ya lo ha dejado dicho por activa y por pasiva. Si buceáramos por la blogosfera o las redes sociales de los corredores nos encontraríamos, qué remedio, con bastante de ello.

En el caso en que, de verdad, entidades mágicas existieran y pudieran regalarnos imposibles, y no esos padres (huys, lo he cascado) o compañeros de trabajo o sobrinos voluntariosos fuesen los encargados de regalarnos los ojos, ¿no es cierto que muchos pediríais esto?

Santa/Sinterklaas/Reyes Mayos/Cuñada querida/Mi amol:

Ando corto de calcetines de running desde que los críos y tú usáis los míos. De verdad, los five fingers y las medias de compresión no son para ir más caliente a trabajar/clase.

Reponed cuantos geles y envases monodosis de magnesio os trinquéis porque el otro día tuve que echar unas nueces secas a la mochila de entrenamientos. Casi me ahogo en mitad del monte.

Odio el desierto. Ni se os ocurra la gracia de proponerme un dorsal para el Marathon des Sables. ¿Pero es que no recordáis el humor que se me pone en el apartamento de Torrevieja en verano, donde -aprovecho a decir que- no se puede ni dormir decentemente por el calor?

Me amas, pero tus momentos haciendo el amor encima de mí ¿no te han cegado un poco? Soy un corredor estrecho de pecho y huesudo. No rellenaría esa chaqueta polar ni juntándome con dos amigos de mis entrenamientos.

No necesito sombrero ni gorra visera. Mi corte de pelo es funcional, maratoniano, alopécico y deportivo. En cuanto me ponga ese complemento en la cabeza pareceré, automáticamente, un escapado del hambre de entreguerras.

Mi número de pie, lo repetiré por última vez, es esa cifra que hay en no menos de siete pares de lengüetas en el cajón de las zapatillas de correr. Ese, donde nadie mira. Sí.

Ese regalo es para que os lo hagáis vosotros. Compraos un teléfono móvil nuevo con acceso a navegador, que hay unas aplicaciones fantásticas. Dejad tranquilo mi GPS (os mando este sms desde un lugar que no puedo localizar, a unas cuatro horas de trote de la gasolinera del cruce de la A-1).

A pesar de todo, se os aprecia. Me habéis tocado en suerte.

Japi Crismas.

Papá/tu amor/Enrique (Finanzas)

 


Fuente: Villanuevacorre.blogspot.com

¿De qué presume mi cuñado?

Buenas a todas y todos.  Me presentaré: llevo décadas metido en el mundo del correr de manera más o menos alocada. He organizado carreras, sufrido, corrido, animado en las cunetas, ayudado en avituallamientos, entrenado, organizado quedadas y hasta he logrado que alguno que otro de mis seres cercanos prueben a correr. Para muchos será una relativa sorpresa verme por aquí, para otros una natural consecuencia de bloguear y dar por saco durante años.

Lo primero es lo primero. Así que agradecer ante todo a 20minutos la posibilidad de abrir un agujero en las comidas de empresa, las resacas de las navidades, los emails que cruzan la oficina contando los asuntos de eso que llaman sansilvestres, y que a todos les pique el gusanillo en mayor o menor medida.

El correr. Ay.

Porque es un tema candente. Tu cuñado habla de lo bien que se lo pasan cuatro colegas que salen a sudar y a correr monte arriba. Dos de las compañeras de recursos humanos comparten un trozo de tablón para colgar fotos de las quedadas. Tu marido se ha afeitado los cuatro pelos de la cabeza y ha perdido tres kilos y ya no frecuenta el bingo. Tu hija ha echado al cesto de la ropa una camiseta llena de colorines con un número impreso y la terraza está, día sí, día no, llena de barro o chinatos. Es la escalada armamentística más popular de los últimos años, excluyendo las manifestaciones de indignación o de afirmación, y el retorno de la estética mohicana en los jovenzuelos de la ciudad. El running, el correr, el trote, jogging, trail o no.

¿Qué pasa, que ahora todo el mundo le ha dado por correr?

Pues sí y pues no.

Es normal que aparezcan miles de personas al trote en tu ciudad, decenas en tu parque, incluso que te corten el tráfico y preparen la de Dios es Cristo por algún evento deportivo de estos llamados «carreras populares». Pero también es España uno de los países con menor práctica deportiva por mil habitantes. Nuestras chicas apenas son un 20% del total de una carrera, en el mejor de los casos, y los supervivientes de los años 80 pueden relatar los «piropos» que se les dedicaba cuando iban en pantalón corto por los caminos y calles. Ha pasado medio millón de años desde que empezamos a caminar erguidos y estamos en potencial riesgo de anquilosarnos. Algo tan fácil, tan barato y para lo que estamos tan adaptados genéticamente

Entonces ¿qué? ¿Me animo a correr como mi cuñado el rapado o me tiro a los cursos de cata o escuelas de padres?

Todo vale. Tanto el vino como la psicología infantil como el correr. Esto me da pie a que conozcáis mi decálogo (y puedo aseguraros que llevo muchos años corriendo, miles de kilómetros zapatilleados y mucho visto).

Ah, es un decálogo de cuatro puntos. O sea, un tetrálogo.

1. Vale. Correré. Pero acompañado. Salvo valientes, correr solo es un coñazo.

2. Correr no se puede convertir en tu vida. Es un hobby, por muchas facultades que muestres. Hay más cosas.

3. Si ya corres, nunca entrenes lo mismo de un día a otro. Cambia las rutinas que bastantes tenemos ya en la vida diaria.

4. Un héroe no es quien corre 42km en Nueva York o Berlín, sino quien recorre 8km buscando un pozo de agua potable o una escuela.

El asunto es tomar todo con perspectiva. Como decía Anton Ego en Ratatouille, no queda de eso en esta maldita ciudad así que haremos un trato, vosotros ponéis la pasión y yo pondré la perspectiva del correr.

Foto: Mapoma, km 17. Autor: I. Palero, tw: @cabesc

Salud.

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