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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Entrenamientos invisibles en los que quizá no hubieras caído

Correr, correr y correr hasta echar los hígados. Pero es viernes y hay que tomarse con humor y otro punto de vista las cosas.

¿Sabías que tienes poco desarrollado el 50% de tu cuerpo? ¿No te lo han sugerido tu pareja, tus hijos o el panadero o la pescatera? A por ello, que no todo en el día a día del runner va a ser la sesuda manipulación de las fibras de contracción.

1. Entrenamiento cruzado de tren superior. Haz limpieza de armarios y altillos. Esa cocina está deseando que le tires los trastos. Una banqueta, guantes de fregar y a por los abdominales cruzados.

2. Monta un armario o unas estanterías para el cuarto de los niños. Calienta bien y ajústate las gafas porque ¡esas instrucciones son la única vía para que no acabes destrozando a cabezazos los paneles de madera! Asegurado trabajo para los flexores de los dedos de las manos, y si no usas guantes, erosiones en la palma de las mismas.

3. Estira primero y ¡pon una maldita lavadora!. Sí, ese electrodoméstico que tiene tu ropa de correr a punto. Haz dos repeticiones de tendedero y trabajarás hombros y deltoides.

4. ‘Cariño, te toca el baño‘. Es un entrenamiento cruzado en el que te zambulles pero de verdad en el metabolismo de tu ciclogénesis. En efecto. ‘Eso’ son desechos y no el ácido láctico que se genera en tus músculos tras la oxidación muscular.

5. Estrategia de carrera para todos aplicada. Vale, descansa un poco y coge papel y lápiz robado de Ikea. Faltan congelados, los turnos de las reuniones del colegio, extraescolares, ir a ver a tu madre el sábado, reservar los vuelos para Julio y el cambio de titular del seguro del coche antes de que te lo carguen. Tras esto, preparar una mochila para una carrera te parecerá una estupidez.

6. Específicos de trail. Si eres el afortunado de tenerlo, adecenta el terreno y a desbrozar las hierbas o a preparar los plantones para los ajetes y los tomates. Cálzate unas viejas traileras y agarra el azadón. Ten en cuenta que muchos corredores urbanitas matarían por esa inmersión en lo rural.

¿Se te ocurren más? Cuéntalos.