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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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La telenovela del corredor: él/ella

Vuelven estos dos. Ellas y ellos, enfrentados y acaramelados en esa esfera permanentemente irresoluble que tengo el gusto de escribir con Rosa Asensio, bloguera, móvil corredora y un tesoro del telenoveleo. Chicos, chicas, hoy tocan el pie y su cuidado.

Si alguien se siente aludido, hala, ¡ya hemos hablado de ti en internet! Tus tres minutos de gloria comienzan…

ZAPATEO

Él (runner).

Tengo los pies destrozados de la sesión de montaña que nos hemos dado. Dos uñas negras que he tenido que ocultarle. A ver quién se atreve. El verano pasado estuvo en un tris de obligarme a ir con sandalias cerradas después de haber corrido aquel ultra en la montaña. Se pasó medio verano mirándome con cara de odio cada vez que asomaba por la piscina. Está, además, en ese gremio de la agencia de publi donde todos se miran, recontramiran, remiran y devuelven las miradas tamizadas y casi envueltas en un análisis de branding.

¿Y en Altea? Va, hombre. En la playa te juro que me esquivaba. Era parar en una farmacia a comprar un gel relajante para los pies y se ponía hecha una furia.

Pues debería saber que no son ellas las únicas que usan productos para cuidarse. Un gel mentolado es lo mejor para reparar las piernas después de una sesión criminal. Vamos, que si no fuera por estos cuidados iba siquiera a aguantar cuando luego me saca a bailar en las fiestas playeras.

Porque aguanto en forma. Eh -guiño escultural- Que se sepa. Pocos de los novios de sus amigas pueden ponerse unas bermudas que les queden tan bien.

————

Ella (no runner)

Sabía que este día era importante para mi. Mi jefe nos había invitado a una Barbacue con todos los jefazos de la Agencia. Una oportunidad!!

– «No te retrases», le dije anoche, antes de que hoy se fuera de madrugada a no sé qué trail de no sé dónde.
– «¡Que no mujer!»

Pues no sólo no se retrasa sino que aparece con arañazos como grietas en la cara y las piernas. Lo mato.

«Este chico es tonto», pienso. Y empieza a contarme todo con la ilusión de un niño, con esa emoción, con esa mirada…a la que no me puedo resistir.

Me levanto, le beso como si no hubiera mañana y le mando a la ducha.

Él asiente obediente e intentando disimular el dolor de las ampollas y uñas negras, que sé me oculta, hace que corre hacia la ducha. Me giro y me río. Total, no hay maquillaje que no cubra esos arañazos y, a decir verdad, a ninguno de mis jefes le quedan las bermudas como le quedan a él. Ains.

Y, de repente, mil kilómetros

Mil. Es una enormidad. ¿Cómo va a ser posible?

“No”, te repites una y otra vez, “no puede ser. Pero si hacer mil kilómetros es una barbaridad”, etcétera. Insistes porque hay algo dentro de ti que se agarra a tu estómago y no desea ceder. De nuevo has llegado a ese momento de pasar por los escaparates, las tiendas físicas o virtuales, dado que tus zapatillas -por fin domadas- han cumplido esa cifra a partir de la cual te empiezan a fallar en amortiguación o sujeción o dar dolores añadidos al torturador ejercicio de correr.

O no fallan ni te duele nada.

Pero has hecho 1000 kilómetros a tus zapatillas y a tus piernas, que es todavía más serio. Te has subido a la cima más alta del Pirineo y has corrido más allá de donde alcanza la vista. Has puesto el dedo en tu localidad y has corrido hasta África. Has bajado de tu casa a comprar a la panadería en Denia y has escapado a pie hasta la Costa da Morte coruñesa.

¿Es verdad que las zapatillas ya no servirán? ¿Pasaste el óptimo del rendimiento de esas compañeras?

Por mucho que te resistas, durante las 51 semanas del año has trotado, al menos, un día a la semana con esas zapatillas. Si has corrido una hora, ya tienes dos terceras partes de ese goteo hecho. Los otros cuatrocientos kilómetros, en menos de un año, han sido media docena de carreras, quizá algún maratón o ese día que las sacaste a la montaña.

Los materiales del grupo de etilvinilacetato (EvA) son polímeros con una maleabilidad y una flexibilidad determinada. Se usan en mayor o menor medida para la construcción de las media suelas de tu calzado deportivo. Hay otros materiales pero en definitiva es cosa de ciencia. La ecuación que efectivamente ha maleado la suela y deformado la protección de tu pie es, grosso modo:

masa(Kg)*gravedad, a velocidad ‘v’ ->n veces por minuto = fuerza ‘F’ a absorber por el conjunto tendones+articulación+calzado

Unos fabricantes piden relevo a su material pasados cuatrocientos o seiscientos. Otros te proponen usar alternativamente varios pares de zapatillas. En algunos foros te solicitan repartir el trabajo otorgado a la zapatilla hacia otros grupos musculares. O que cambies de manera de pisar.

En cualquier caso, es cierto.

Quieres que sea más o menos cierto dependiendo de cómo te encaje una nueva compra. Te apropias de una teoría u otra, rastreas y abrazas principios físicos o desmenuzas tu morfología podal. Hasta puede que te adscribas a una u otra filosofía predominante. Pero, sumando silenciosamente, los trocitos de diez kilómetros han compuesto un enorme mosaico de mil kilómetros.

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¿En qué consisten las famosas pruebas de material de running?

Prueba de material. Cualquiera que haya estado metido en alguna empresa donde se presenten nuevos productos habrá leído u oído (incluso presenciado) algo de esto.

Aunque, claro, no es lo mismo trabajar en un laboratorio farmacéutico especializado en la vía rectal que pasen por tu entorno los chicos de Salomon, Asics, o Hoko y sus mallas reductoras del norte cantábrico. Cuando en el mundo del corredor se lee ‘probaremos unas zapatillas como las que usa el mismísimo Mo Farah’ algo se mueve en el estómago. Es la emoción.

Recientemente me preguntaban sobre qué modo había de hacer pruebas de material. ¿Cómo se organiza todo esto?

Confluyen varios factores, pero lo que la marca quiere es la visibilidad. De ahí en adelante, la experiencia, la cercanía y credibilidad, o la sesera a la hora de elaborar información de utilidad, todo cuenta. O pertenecer a un entorno laboral especializado, por supuesto. 

Uno. Te convocan.

Normalmente, suelen organizarse a través de tiendas de running que sirven más o menos base de operaciones de un comercial. O un comercial que decide lanzarles una propuesta.  Hace unas horas eran los muy dinámicos gestores de la tienda de Running Company de Madrid quienes tenían allí material de unas zapatillas de Skechers. O la prueba de los chicos del salmón de la montaña en la tienda TrailXtrem. Pues bien. Los departamentos de prensa se ponen en contacto con unos y otros juntaletras del gremio y nosotros tenemos que acudir, probarlas, atender a la información con la que se nos predispone a favor del modelo, y calzárnoslas.

Así en frío es algo corporativo pero podéis ver el vídeo elaborado por Running Co.

Sobre qué resulta después, todos habéis leído crónicas sobre qué fabuloso es tal material o lo tremendas que son las zapatillas de cual marca. Creedme. Con una prueba de material así, lo más que uno consigue es estar incómodo durante la primera media hora, disfrutar de una maravilla tecnológica la siguiente media hora… hasta la hora de la tortura. Todo es muy psicológico y los resultados son relativamente fiables. Una prueba de material tiene que llevar al menos 200km detrás en zapatilleo. Luego veremos un ejemplo.

Parecido sistema es cuando la casa comercial monta un furgón o una plataforma itinerante, y se organizan en un  como si fuera un puesto de patatas fritas. Este ejemplo vale para quienes conozcan el norte europeo. Pero podrá valer. Hace no demasiado era Salomon (mediante uno de sus comerciales, el duro montañero Juanma Agejas) quien montaba el quiosco por la zona centro. Pero ejemplos hay a porrillo, máxime cuando las marcas (como este ejemplo citado) están tirando de esta otra manera de sacar el producto a la calle o al campo, mediante campus, meetings con la élite o simples pruebas.


Foto; ondozibi.com

Dos. Te pones a ello.

Recibes el ofrecimiento de un departamento comercial y te encuentras con el material. La bella zapatilla. O las magníficas mallas de «có-mo-voy-a-po-ner-me-yo-es-to». O que, al estar presente en múltiples saraos informativos o por tu palique, ese amigo de un amigo te ha hecho llegar la riñonera en cuestión.

Antes decíamos que en muchos sitios llegabas, corrías y tenías que poner caras. O disimular (si te llevas a casa una contractura). Lo suyo es dedicarle un mes entero y decidir primero qué terrenos -uno o varios- y ritmos -si tienes más de uno- llevarás. Si las condiciones son propicias, si probarás la mochila en monte o camino, si tiene sentido probar esas zapatillas rápidas durante una semana de entrenamiento en barro. Todo eso.

Y a correr, es la parte que más nos gusta. Y por la que nos hemos dejado querer hasta recibir ese material. Las sensaciones se apuntan o se recuerdan. O pasan a vídeo. O se discuten. Todos estos pasos tienen que ir algo dirigidos salvo que prentendamos simplemente correr con unas zapatillas gratis. Digamos que los primeros doscientos kilómetros de información, como recomienda siempre Mayayo en su muy recomendable blog de montaña, tienen que dar una batería de información suficiente.

Y que sea útil para cuando la compongas. No se debe olvidar este extremo. Tu revisión de zapatillas la van a indexar y reutilizar, reenviar y quizá recompensar.

Tres. A escribir y a compartir.

Vamos a ver. No todos vamos a saber escribir como Ser13gio, probador de Raidlight, gurú de las montañas y excorredor de élite en desiertos y pistas rocosas. Pero intentamos dar una estructura a lo que tenemos apuntado a papel y bolígrafo (sigo dudando de los bloc de notas de mi not-so-smartphone, soy un viejo).

Escribir de una manera sencilla, huir de cierta jerga, es mi consejo. ¿Es el mercado de la zapatilla de correr un creciente laboratorio donde ya no se pisa?

Luego está cómo lo quieras compartir. Al tuitear o mandarlo por cualquier medio ya podrás destripar la información, apuntarte a un bando u otro e incluso intentar dar un golpe de estado en la corriente dominante de ese material. Esto ya es cosa tuya, como hace Antonio. Volar no vamos a volar aunque un probador habitual diga esto:

 

Pero es cierto que ahí está la gracia del asunto. Una píldora como ejemplo. Nos lanza inmediatamente a buscar qué se cuece tras ese material. El gran Ser13gio. Dadle material, que os lo destripe.

Conoce las zapatillas con las que corríamos antes

Uno de los comentarios del último post me ha hecho reflexionar. Xosé introducía un punto de amargura porque según él mi post de ayer martes tomaba partido sobre un debate muy discutido sobre el calzado para correr. Y este es «¿mayor libertad para el pie o mayor estabilidad?«.

¿Cuál es mi posición sobre qué llevar en los pies? Sobre esto tiendo a no ser fan de nada. He probado zapatillas que se remontan a este modelo de Joma de la década de los 80. Pero claro, era un joven duro y ligero.

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Hoy día, treinta años después y más de ochenta maratones y ultramaratones corridos, sigo sin tenerlas todas conmigo. Prefiero conservar mis articulaciones pero soy consciente que una cosa: mi zancada es lenta y mi peso moderado. ¿Sirven estos parámetros para todos? Rotundamente no. Me gusta la zapatilla cómoda pero hay cuerpos y cuerpos. Que cada uno se lance a por el calzado que mejor le vaya, pero basando todo en su experiencia personal. No en modas o artículos técnicos.

¿Qué es esto que tanto revuelo levanta? ¿No son iguales todas las zapatillas para correr?

No. Ni de coña.

Volvamos a la frase que Xosé remarcaba. «La tecnología del calzado deportivo al que estaban acostumbrados los cracks de los años 70 eran poco más que las zapatillas de loneta», era para el lector como si tomase partido por la protección y en contra de la no tan nueva tendencia de ir con el pie lo más libre posible. Me refería a qué zapatillas protegían los pies de los jugadores de baloncesto, corredores y tenistas, básicamente los que hacían un uso sostenido de la movilidad sobre los pies, pero sin acudir a botas que protegiesen el pie del golpeo a un balón.

Su construcción seguía básicamente las recomendaciones de los grandes de la época. Los Shorter, Soh, Lasse Viren o Dereck Clayton. Tipos de sesenta kilos y una mecánica de carrera (el modo en que uno pisa, amortigua y se eleva en el acto de correr) ágil y bella.

Este asunto no es nuevo. La discusión se remonta a los años ochenta, en que el especialista en entrenamiento Arthur Lydiard critiaba que los fabricantes empezaban a añadir material en el talón y más rigidez en las zapatillas de correr. «Un pie libre y flexible y una zapatilla con la forma de tu pie», clamaba Lydiard, que luego también sería conocido por introducir métodos de entrenamiento casi inhumanos y con los que algunos corredores populares han tirado a la basura su organismo. El neozelandés propugnaba que el trote suave era un método para mantenerse sano pero los corredores se lanzaron como posesos a su «otro método», el que aplicaba con los corredores de élite.

Pero ese es otro tema.

Así que me he entretenido recopilando fotos de las zapatillas de correr que circulaban por el planeta de 1971 a 1973.

Echadles un ojo vosotros mismos. ¿Qué os parecen?

¿Tienes preguntas sobre el mundo del corredor? Envíalas

Durante todo el fin de semana puedes lanzar tus preguntas, desde las más básicas a las más descabelladas. Lo que en ningún otro medio te contestarían aquí será convenientemente baqueteado.

Desde hoy viernes hasta el Domingo a las 24.00h (CET) este viejo gruñón está a tu disposición. Más de 30 años corriendo y 83 maratones y ultras corridos a tu servicio como experiencia, con novatos, familiares, pataliebres, en la carretera o en el monte. No sabré mucho de la teoría científica del entrenamiento pero… de correr creo que ya tengo una opinión formada.

Si tienes chispa puedes hasta trollear.

Contestaré por orden cronológico de los comentarios que se vayan dejando. Feliz fin de semana y, let the show begin!

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Consultorio del corredor: envía todas tus dudas

¿Corro poco? ¿Demasiado? ¿Esta zapatilla me viene bien? ¿Conoce alguien el recorrido de esta carrera? ¿Cómo se aparca en el entorno del polideportivo? ¿Es seguro correr de noche?

El martes toca consultorio. Será un momento especial porque se podrán citar y criticar, mencionar o sugerir todas las marcas, pruebas, sin censura o política de excepción comercial.

Envía todas tus dudas mañana martes al formulario de comentarios y este blog se convertirá de manera excepcional en un consultorio para el corredor. Novato, experimentado o curioso, el martes, al confesionario.

Nota:

Se contestarán los comentarios desde las 00.00 hasta las 23.59 de mañana, martes 5 de marzo. Si dejáis comentarios anteriores serán contestados por orden de aparición.

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El desgaste en tu zapatilla. Cuando ceden los los materiales

Ayer quedaron varias dudas en el aire. Me gustaría mostraros unas fotos sobre la detección clara de unas zapatillas de running que han llegado casi al extremo.

¿Quiere decir esto que ya no valen para nada? ¿Nos destrozarán los tendones de las rodillas y los discos intervertebrales?

¿Las tiro a la basura?

Según la teoría de la podología, sí. Según las indicaciones de las marcas, también.

Poniendo las cosas en perspectiva, estas son unas zapatillas eminentemente cómodas que uso quizá una vez a la semana desde hace medio año o más. Así van aguantando, con lo que postpongo su jubilación. De todos modos, no las he limitado a paseos cortos sino que, por su comodidad, son ideales para los días en que algún huesecillo o uña o maldición hebrea asoma por la superficie del pie. Ampolla, uñero o simplemente unos calcetines demasiado gruesos me requieren una zapatilla que esté absolutamente moldeada.

Los problemas.

La amortiguación ha cedido evidentemente. Ved las grietas en la media suela. Ayer decíamos que la EvA pierde elasticidad con los impactos. Quizá pasen de 1300km estas viejas Wave. Ok. Pues no las uso si voy a correr más de 60 minutos por asfalto.

El desgaste del talón indica que los pronadores pisamos habitualmente con el exterior del talón. Ese centímetro está ya machacado. O sea, el talón tocará unas milésimas de segundo después que si fuera nueva. Otra razón para no usarlas en terreno uniforme. Pero pueden valer para un trote por monte o cuestas, o para unos cambios de ritmo, en los que la pisada es diferente (solemos intercambiar la ‘entrada del pie’ según velocidad y desnivel).

La suela en sí está machacada, aunque no demasiado. Esto se nota si nos toca pasar por encima de piedras sueltas, que se nos clavarán en el pie produciendo dolores y maldiciones varias.

Después de verlas muchos reconoceréis la sintomatología de vuestras viejas zapatillas. Como todo en la vida, la muerte drástica de un par de calzado deportivo es demasiado radical. Tanto usarlas para todo, como jubilarlas de repente, es una medida que no comparto.

Comprad evaluando y ahorrad para tener dos pares que puedan ser usados de manera alternativa. Recordad lo de la tabla de necesidades que os proponía ayer.

Qué tener en cuenta a la hora de escoger calzado de correr

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Tenemos que manejarnos dentro del desgobierno general de los mil mundos entrecruzados. Para estos asuntos particulares del equipamiento para el corredor las opciones suelen ser o tirar de millonadas o la paciente selección o el consejo sabio de un vendedor/conocido/revista especializada.

Luego está internet. Estamos. Donde todos podemos opinar y mostrar nuestro conocimiento. Cuanto más farragoso lo pongamos, más oscuridad arrojaremos a los que se acercan por primera vez a este asunto.

¿Qué zapatillas debería comprar? o, en la versión más compleja de la cuestión ¿Qué zapatillas debería comprar, que casaran con el presupuesto de compras de la familia, me solucionaran los dolores de rodilla y hagan juego con mi recién depilada pierna?

En este momento es cuando yo debería borrar este post pero, por razones corporativas (que viene de ‘cuerpo’, vamos, que me lo pide el cuerpo), contestaré. ¿Dónde acudimos? Hay análisis en revistas de running, comparativas en blogs de runners de gran experiencia, hay vendedores con suficiente corrido y visto como para que todos tengan un punto de razón. Las marcas tienen tiendas virtuales, catálogos virtuales, todo está a la vista de casi todos. Pero no daré guías sobre qué hacer o qué marcas me han ido mejor o peor. Por razones obvias:

(1) Mi cuerpo es mío y bastante mal hecho está como para extrapolar vuestra situación

(2) Aun habiendo probado muchas marcas, no sería justo para las demás. Ni esto es un blog comercial.

Sería más útil hablar de las tiendas o marcas que con cierta periodicidad, cada vez más, organizan pruebas de material. Me lo guardo para otro post por su utilidad.

Por tanto centrémonos en cómo encontrar a nuestro protagonista: LA ZAPATILLA. Para no complicarlo demasiado, bajo la premisa de que no existe la zapatilla ideal, siempre divido el tema en tres patas.

NECESIDADES. Qué le voy a exigir a la zapatilla. ¿Correré por el campo por terreno ondulado y buen firme? ¿Mi territorio es el gym y las cintas o las elípticas? ¿Piso el 80% de las veces sobre asfalto seco? ¿Barros impíos? ¿Correré rápido o estoy empezando? Si somos un poco ordenados tendremos un esquema realista y muy claro. Cuando tengas una pequeña lista hecha a mano o en alguna App pásate al …

PRESUPUESTO. Siento ser tan poco romántico y poner en juego los cartílagos a cambio de sufragar un hobby o tomar parte en el debate del comercio minorista, las cadenas de distribución, o los regalos de Reyes. Es fundamental saber qué nos ofrecen dentro de una misma gama, y prepararnos para conocer cuanto nos va a durar lo invertido. La obsolescencia programada no solamente sirve para la electrónica. Una zapatilla está hecha para durar x km, te hartarás de leer sobre ello. Evalúa si por un presupuesto puedes tener dos pares diferentes. Tu inversión es mejor y el machaque de articulaciones será más moderado. Quizá la calma y la comodidad de una zapatilla, por encima de la agresividad del diseño o la moda, puedan hacerte durar más años corriendo.

EL PUNTO DE PARTIDA. Nosotros. No busquemos en la zapatilla algo que no podemos aportar nosotros. ¿Ligereza? ¿Quién es ligero hoy día? ¿Control de pronación? ¿Amortiguación? ¿Tenemos bien chequeado el punto de partida de nuestro peso, de las articulaciones? Cuando surja un problema después de seis meses corriendo, no echéis la culpa a las zapatillas. Quizá empezábamos de un punto sub-cero y creíamos que estábamos en cero-a-uno. El estudio de pisada del que se habla en muchos sitios es muy útil como complemento. Personalmente, creo que nuestra pisada será más o menos buena. Si es muy-poco-buena los problemas en articulaciones aparecerán de todos modos. A lo mejor correr maratones no es lo mejor (pero sí correr moderadamente por superficies variadas, montaña) y no es un problema de la zapatilla. Hasta los primeros años de este milenio veía y leía preocupados debates sobre pronaciones y supinaciones. Ahora veo miles de corredores ocasionales con otros problemas biomecánicos (peso, estatura XXL, mecánica de braceo rara, inclinación del torso) y empiezo a cuestionarme si la pisada por sí misma es un factor.

Con un buen esquema te encontrarás unas opciones óptimas. Pregunta por esos modelos o por equivalentes. Ahí es donde los expertos sabrán donde dirigirte.

También (además de los expertos en pisada, muchas veces asociados a una tienda o un podólogo) expertos en eficiencia postural. O, simplemente, coge a un profano y que te vea trotar. Un obvio «es que corres como echado para delante» o «¿por qué encoges los hombros hacia detrás?» determinan otras cuestiones que deberás aprender a corregir o a vivir con ellas. Por eso, la zapatilla… yo le daría un 50% de influencia en nuestro disfrute del correr. El resto, a repartir en moderación/entrenamiento, educación postural, terreno sobre el que se pise, psicología del deporte o el «con qué objetivo estoy corriendo».

Sí, la sensatez. Y no la venden en tiendas especializadas.

Es una calamidad pero la sensatez nos fastidia siempre los caprichos. Sin sensatez sería más fácil materializar algunos de nuestros sueños. Sí. Todo eso es cierto. Este es un hobby al que llegamos tarde (la media de edad de comenzar a correr debe estar rondando los 30), con media vida resuelta y tiene una prensa muy rígida: «te hará sentir bien».

A ver. Es fácil que hagamos las cosas mal y nos dejemos de sentir bien corriendo. Por eso buscar siempre una segunda o una tercera opinión. La mía es que casi todas las marcas tienen un calzado para cada tipo genérico de corredor. Encontraremos pocos fiascos. Ya sabéis, sois libres.

Pero. Los malditos peros.

Si bien la tecnología del calzado deportivo es muy alta, su durabilidad es media, tirando a baja. Un motor de coche dura 250.000km y unas zapatillas ¿100 sesiones de 8km? Su márketing diez veces mejor que el servicio de información real para el corredor.

Como último truco, imagina que estás comprando un chaquetón para todo un invierno. Suele ser una buena equivalencia.

These boots are made for walking

You keep playing where you shouldn’t be playing

El planeta runner juega sin cesar. De Lunes a Lunes. Su juguete luce colores y costuras termoselladas. Sistemas de amortiguación y palas de nylon. Cordones o mocasín con cierre. Son las zapatillas, tenis, deportivas; poseen una docena de nombres y setenta apelativos adyacentes. Desde «mis excelentes» porque nos han acompañado hasta el infinito y seis kilómetros más, hasta «esas hijas de su madre que me causaron la fascitis plantar de la que hoy aún me recupero».

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Ellas. Las botas que están hechas para comer kilómetros, entre otras cosas.

And you keep thinking that you’ll never get burnt

Y es que con ellas no se juega. Una mala elección o un diseño incompatible con nuestro eterno mal cuerpo, que (como dice un amigo) parece que lo tengamos hecho adrede para pegarnos con la tecnología, supondrá un dolor que podrá evolucionar a lesión. La lesión es frustración y tiene mil consecuencias indeseadas. La primera, dejar de correr.

Well, I’ve just found me a brand new box of matches

¿Tienes tus tiranteces con el calzado deportivo? ¿Las tirarías al fuego después de una vil y traicionera relación?

El gasto en zapatillas de correr es una inversión suficiente como para evaluar pros y contras previos a la compra. Pero ¡cuantas leches nos hemos dado contra la pared!. Una primavera de los lejanísimos años ochenta topé con unas coloristas zapatillas voladoras. Su aspecto eran de una deliciosa aerodinámica, eran económicas, yo era joven, andaba más tieso que el jamón de rata y compré unas enormes mierdas con cordones que terminaron deshaciéndose por la suela interior. El servicio de calidad de aquella marca británica se libró de que les enviase a mis tropas.

and what he knows you ain’t had time to learn…

¿Alguien te aconseja en la elección de tus ‘boots‘? La compra. La específica búsqueda, en la red, en las tiendas especializadas, las generalistas, otro campo más al que dedicar tiempo y energías. El corredor es un especimen que intenta equilibrar las finanzas, las tendencias. La presión del grupo de compra equipara a la recibida por la literatura. El medio publicado y la información circulan a tal velocidad que superan los tiempos de producción.

Del modo contrario, las necesidades de la industria del tiempo libre retroalimentan la velocidad del marketing. Ya en 2011 el 65% de las marcas de moda estaban vendiendo online. Y, en medio, ahí estás. Decidiendo si dejarte convencer por la necesidad de uno o de otro. Menudo tiempo este.

En pleno crack del 2012 el consumo privado absoluto de material deportivo en el entorno europeo se resiente y todo tirita. Según el blog del corredor y especialista de trail Sergio Fernandez los gigantes cierran plantas de producción, se presentan concursos de acreedores y se eliminan competidores mutuamente. Y, en el mercado de las zapatillas para correr, los nuevos catálogos, las copias, ediciones específicas para grandes superficies, nuevas incorporaciones y falsificaciones (también) son los personajes que gorjean en una opereta sin un final aparente.

Pero cuando transcurren seiscientos, ochocientos o mil kilómetros de uso por tus zapatillas, ‘the boots’ empiezan a mirarte con cara de  que ya te conocen demasiado. Lleváis tiempo juntos. Te soportan a diario.

…these boots are made for walking, and that’s just what they’ll do

¿Te has atrevido a mirarlas fijamente a los cordones? No les pides nada extraordinario porque están hechas para eso. Correcto. Pero pocas cosas de las que tienes almacenadas por tu apartamento te conocen de un modo tan íntimo.

Estás avisado:

One of these days these boots are gonna walk all over you

Nancy Sinatra llevó en 1966 este tema «This boots are made for walking» (Reprise, CA) durante cuatro semanas al número uno de las listas británicas. Aquí tenéis el enlace al vídeo.