Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Diario de un maratoniano: el recorrido del Maratón de Barcelona

Tres semanas enteras y estaremos conduciendo hacia la ciudad de Gaudí, de Eduardo Mendoza y de las chimeneas de Sant Adriá. Nos esperará el fin de semana del maratón barcelonés, al que las cifras siguen adornando (están ya rondándose los dieciséis mil inscritos).

Hoy quería repasar el recorrido del maratón, tarea que ya han glosado historiadores del correr por la ciudad, empleados de la organización y más de uno y más de dos internautas.

Lo habitual es seguir el recorrido. Vamos a ver. Lo habitual es permanecer leyendo un post así cuando la fidelidad al evento te premia con una visión global, incluso una visión romántica. Encontrar que la carrera «fue un acontecimiento deportivo de primer orden para la ciudad» nos deja fríos. Ya somos (a) curtidos lectores de JK Rowling o (b) ávidos analistas de lactatos e índices.

El público comienza a saborear mejor cosas del tipo «maldigo cien y mil veces al enajenado que tiró delante de mis narices aquella esponja empapada y que no pude esquivar, semiesquina a Urquinaona». Se pase o no por Urquinaona, que es que sí, vamos con ello.

1. Los comienzos

No se suelen desear hijos con buenos principios. Pero el recorrido diseñado tiene mucha miga desde el principio. Esa zona es pasto del pataleo fresco y de comienzos en la ciudad. No en vano estaremos por las avenidas que circundan la entrada de Sants Estación, que es por donde los de fuera solemos meter la nariz en la urbe. También se asciende muy ligeramente hacia el borde inexistente de Hospitalet, por territorios que hace veintitantos años me parecieron interesantes, cercanos al delirio. En aquellos días conocí el Parque de la España Industrial, oxímoron fabuloso al que llegaba el recorrido de mi «casi» primer maratón. Era 1988 y se negociaba el fichaje del exjugador Johan Cruyff como entrenador.

Ah, sí. Pasaremos cerca de esa meca del fútbol mundial que es el Camp Nou y esa meca de la natalidad que es la maternidad y el Hospital de San Ramón. Con esa aspiración a correr de los inicios de la vida a los de las patadas al cuero, cerramos un bucle y nos encaminamos a l’escorxador, magnífica escultura de mujer y pájaro del legado Miró cuya función ahora parece la de abrir ese envase modernista de la plaza de toros.

Fuente: Facebook de Marató Barcelona

2. Dadme un ángulo recto y moveré el mundo

En el lindero del kilómetro doce encaramos el ensanche. Esta figura urbanística pasó de la amplitud a la apretura. Se hizo para tener más espacio y consiguió apiñar barceloneses como si el espíritu de don Ildefonso Cerdá hubiera regresado de su tumba con botella y media de bilis. No lo notaremos mucho porque el domingo a esa hora se puede circular en masa enmarañada. Universidad a la derecha, un buen trozo de Gran Vía, a la izquierda al triángulo del escaparate arquitectónico del siglo XIX, y luego a la derecha para discurrir por los bulevares que lleven a visitar la Sagrada Familia.

A estas alturas nadie tiene pensado dejarse llevar por el pánico porque estaremos alrededor de la hora y media o dos horas de carrera. Quien más quien menos ha entrenado y probablemente todos miremos arriba pensando en cuánto talento hay concentrado en tan pocas cabezas.

Los «veintes» serán un entretenido ir y volver por avenidas en las que veremos regresar a los más rápidos. En esto se nos irá el pensamiento, sumado a esa fatalidad tan ibérica de preguntarnos si quedará una eternidad hasta que podamos ser los que vuelven. Cuando seamos de los que ya terminan estos momentos-espejo miraremos al suelo, siguiendo aquel principio no escrito de que es mejor pasar discretamente desapercibido. Otros aún vienen sufriendo.

Si no conoces los Encantes, por cierto, ya no los conocerás en su viejo esplendor. La plaza de las Glóries era algo similar a un paquidermo esparcido en hectáreas. Imagina la glorieta más grande que puedas y arroja un cargamento de rastrillos, casetas y mercadillos para que la aplasten y esparzan todavía más. Pues la renovación del segmento norte de la ciudad lo ha convertido en un mega-espacio comercial que saltará a tu atención en el kilómetro veintiocho.

Será el final de ese sector de la carrera dedicado a los supercontenedores. Entre pitos y flautas la Diagonal se cae al mar pasando por ese espacio del Fórum Universal de las Culturas y por otros entretenimientos de la renovación urbana moderna. Una vez visto uno, vistos todos. Posiblemente lo aprovechemos para sonreír hacia nuestro interior y alejar fantasmas del agotamiento.

3. Suicidas, exposiciones, y guiris.

Escribía Mendoza con ese tono que «la calle del Musgo era una vía tétrica y solitaria, adosada a la tapia de un cementerio civil destinado a los suicidas». Por ese cementerio discurriremos cuando la carrera se convierta en carrera con mayúsculas. Pero en una mayúscula gótica, floreada, sobre fondo negro y con todos oteando dos esquinas más allá. En las calles de la cuadrícula del viejo Pueblo Nuevo, de las que siempre he pensado que se parecían mucho a un Harlem con talleres de motos y artes gráficas, se intuirán los kilómetros del disfrute.

También los de la pesadez de piernas. Al igual que los suicidas acudían al Cementerio del Este de recién muertos, voluntariamente (¿hacen algo involuntario?), nosotros iremos por allí sin haber sido forzados a ello. Ahí reside la gracia de correr largas distancias, como decía uno el otro día. En que, si nos mandasen hacerlo por la fuerza, nos resistiríamos con uñas y dientes.

Con estas nimiedades en la cabeza veremos asomar la verja del parque de la Ciudadela cuartelaria, moderna y rancia a la vez. Espacio que fue -en ocasiones sucesivas- cuartel destinado a reprimir, apertura al mundo destinada a mostrar la entraña industriosa de Barcelona y recogedero de animales salvajes destinado a recoger animales salvajes y ponerlos fuera del alcance de nuestras manos. Y no al revés.

Se te llenarán los ojos de lágrimas cuando veas el kilómetro cuarenta y dos. Antes se te llenarán de guiris. No de modo literal, porque los guiris no caben por mucho que te hayan dicho eso de «tus ojos son como oscuros pozos». No caben y ya.

Pero el paso por los últimos estertores del domingo barcelonés te llevarán a la Puerta del Ángel, a la Rambla, vamos, a todo lo florido, contemporáneo, canalético y visitable de la ciudad del Cobi. Unos van a Canaletas a celebrar los títulos deportivos. Pues nosotros posiblemente nos sintamos aún lejos de esa victoria deportiva que en el kilómetro treinta y nueve aún no se ve. De ese pequeño momento de la épica personal. De la consecución del reto personal.

Que es parar y dejarlo ya.

Por que, ¿qué otro sentido tiene que corramos un maratón? En efecto. No hay otro sentido que el de parar cuando llegamos a meta. Una meta muy bonita y con sus globos y momentos emotivos.

El maratón de Barcelona supera los 15.000 inscritos

Quedan aún unas semanas y las cifras reales del evento más grande del maratón español están listas para brillar. Fanfarria, confetti y cava porque ya son quince mil inscritos para la inspiradora distancia entre el Castillo de Windsor y el White City Stadium (y una vuelta a su cuerda).

Sea como sea, Barcelona (que acaba de estrenar una App para seguir todo lo relacionado con el maratón en tu dispositivo móvil) está en el exclusivo grupo de los grandes maratones europeos. En las estadísticas de 2013 fue la decimoséptima en llegados a meta con 14.783 corredores. En este ránking son París, Berlín y Londres inalcanzables y tercera, cuarta y sexta del mundo respectivamente.

Entre las carreras de la segunda hornada está Barcelona. Pruebas que salen del circuito de las grandes ciudades-mundo pero que cuentan o con una tradición fabulosa o con una particular situación en los calendarios regionales, como el caso de la capital irlandesa, Dublín.

No olvidemos que Barcelona pasó por un proceso de reinvención fruto de un colapso entre las relaciones deportivas e institucionales, como bien refleja Miquel Pucurull en su artículo sobre la historia de la prueba. Estocolmo, Barcelona y Dublín pertenecen al top 20 con más de doce mil participantes capaces de sonreír en ese momento de cruzar la línea de meta. Siempre con la vista puesta en los potentes eventos de Hamburgo, un tradicional para volar en la primavera alemana, Amsterdam y su nueva cara, y Frankfurt, que está escalando a golpe de tiempos escandalosos en meta.

Sería esta la cifra a la que la carrera aspira para asentarse y a la que contribuiremos desde 20Minutos con un par de piernas recias y nervudas. Si bien las cifras finales y de inscripciones de las últimas semanas hora son algo erráticas, es muy posible que Barcelona repita en los números de 2013, con tal que el clima de Marzo no dé sorpresas de última hora.

Y es que, cada tanto tiempo, la ciudad se levanta con el pie malo y ha habido ediciones de la marató con un calor inusual para la época. En este caso lo mejor es armarse de paciencia y aprovechar la parte buena: ese día la ciudad se lanza más a las aceras y aprovecha ese rato de la matinal del Domingo para animar.

Entre las estadísticas curiosas del maratón de Barcelona hay tres datos.

En 1988 estaba a escasos dos meses de cumplir la mayoría de edad y no pude correr mi primera carrera de 42km195m. En aquellos días tuve que conformarme con acompañar 25 kilómetros a mi santo padre. Se llegaba en el parque de la España Industrial.

En 1996 se corría todavía entre Mataró y el Estadio de Montjüic. Dos horas y cincuenta y cinco minutos después de salir del Maresme llegábamos a meta. Ya éramos oficialmente maratonianos bastante rápidos y sustancialmente infelices: había discurrido demasiado sufrimiento para una recompensa tan absurda.

En 2014 estaré exactamente terminando mi maratón (o más) número ochenta y ocho. Año en el que cumpliré cuarenta y cuatro. No me digáis que no es una ecuación fácil de sostener.

Diario de un maratoniano: ¿Sabes qué es un pasta-party?

Una semana más de cara a ese maratón de Barcelona en que nos hemos embarcado. Entrenamientos, planes, mirar si las piernas soportarán el entrenamiento y todo eso que un maratón conlleva. Más que el maratón en sí, lo que lo rodea.

Después de haber metido el diente al espinoso asunto de los alojamientos (solucionado con una web de lujo) queda, entre otras cosas, saber cómo organizas dos asuntos cruciales. Recoger el dorsal en la feria del corredor y qué ingerir (y dónde) en las horas previas a la prueba.

Correr cuarenta y dos kilómetros, sea al ritmo que sea, es tarea que exige a nuestro cuerpo un esfuerzo. Entrenamiento aparte, queda qué y cómo comer. Y en esto que, en los años setenta, las pruebas del otro lado del Atlántico idearon un par de eventos: el breakfast run y la pasta party. A la primera acudían a trotar gentes de todo el globo, en representación de sus países. A la segunda cosa acudían los corredores participantes a representarse a sí mismos y a sus depósitos de glucógeno. Sin ir más lejos, unos 18.000 corredores acudieron a comer macaroni, turkey sauce & marinara en Nueva York el pasado año. En el maratón de Valencia la cosa va de arroz. En otros las soluciones no son tan rebuscadas.

Foto: OnTheRun, Blog NYTimes.

Qué es.

Una fiesta. Como en todas las fiestas, hay un ambiente fabuloso. El entorno maratoniano, el corredor en su clan, el familiar que acompaña a mamá o papá. No se fuma. El calzado más usado tiene siglas y letras que todos conocemos. Estás en la salsa y nadie se va a sentir desplazado si come un plato de pasta o de arroz con tomate, un yogur, una naranja. Es más, ¡hasta a los niños les encanta! ¡Qué crío no adora la pasta!

Qué no es.

Un lugar cómodo. Se suele organizar en pabellones, bajo las gradas de algún estadio, y las colas mortifican al más rudo corredor. No se come a la carta. Tampoco es un lugar muy imaginativo. Te costará encajar si buscas algo más que el puro placer ‘runner’.

Glamour tampoco tiene y la ciudad desearía que tuviera todavía menos. Estamos hablando de los cuartos. Espinoso tema.

Entonces ¿debería ir a la comida de la pasta del Marató de Barcelona?

1. El argumento del cansancio (la vil excusa de nuestro rendimiento).

Acudí a mi primer plato de plástico con macarrones y tomate en 1989. He comido paella en Valencia y espagueti en Sevilla y llegó un momento en que dije basta. Además de economizar las horas que uno discurre en la ciudad, al paseo por la ciudad se unía una deficiente alimentación y un cansancio enorme. Uno prefiere, además, comer más o menos como siempre. De todo y variado. Más de una noche he discurrido digiriendo «de aquella manera» los macarrones y el tomate frito.

2. El argumento de disfrutar comiendo en la ciudad (la vil excusa del hostelero).

Mucho se ha escrito sobre el impacto del maratón en la ciudad. Que si la ciudad equis ignora su prueba. Que si qué envidia en Berlín que cortan la ciudad entera. Personalmente creo que es un esfuerzo que deberían reorientar. Como organizadores, corren con gastos, voluntarios y espacio dedicado a dar de comer a un 30 o 40% de los participantes de la carrera. Ese capital humano podría servir para la misma carrera en otros puestos clave.

Mi idea es que sería más interesante conseguir para cada dorsal un descuento determinado en los restaurantes de la ciudad. Comer bien, comer sentado y descansar. ¡Todo el mundo iría a probar los productos de la tierra o a comer «como en casa» – creo que muchos maratonianos no cocinarían esa pasta de combate si comiesen en casa el día anterior.

Imaginemos lo que cuesta que la ciudad se sienta parte de la fiesta. Convirtámosles en parte del negocio. Un ejemplo sin pies ni cabeza;  en la ciudad de la Torre del Oro este mes de febrero correrán unos 6.500 dorsales de participantes no-sevillanos. Suponemos además que los locales comen en su casa o en casa de su madre o suegra (esa surtidora de placeres). Si muchos, como media, irán acompañados de una persona para aprovechar el turismo de la ciudad, podrían generarse más de 10.000 vales. Si cada uno tiene un valor nominal de – digamos – veinte euros, calculemos el gasto medio añadido de cada comensal como extra a ese vale-regalo. ¿Quince pavos? Con las bebidas y los cafés y un buen descuento, es lo menos que quedará por tenedor.

Los potenciales 200.000€ de descuento atraerían 10.000 x 15€. Sí, otros 150.000€. Casi un cuarto de millón que va directo a la hostelería local en un solo servicio de comidas. En un maratón con unas cifras modestas y en tiempos de crisis.

Este tipo de cuentas son las que hacen que el negocio se acerque al evento. Con todo el respeto a los corredores que de algún modo quieren participar de la liturgia, treinta mil raciones de macarrones con tomate ¿qué aportan al conjunto de un maratón?

Diario de un maratoniano: nos vamos a Barcelona

Mi última experiencia en un maratón masivo, en ruta y mediático, pasó por fases varias, desde la expectación a la catatonia. A pesar del marasmo de los roperos del Rock’n Roll Madrid Marathon, una meta después de cuarenta y dos kilómetros se acerca mucho a todo que se ofrece a diario en prensa, redes y medios: alegría, satisfacción y todo esto que aliña la magia del running.

Sólo hay que ver lo sencillamente manipulables que somos. Meses después estamos deseando saturar las inscripciones de quien nos puso de tan mala baba. Es así. Nuestra capacidad crítica es huracanada pero se diluye en el tiempo.

¿Desdeñar los brillos de esos maratones?

¿Estás loco? Una cosa es que uno sea un puñetero cascarrabias y, otra, resistirme a seguir sondeando qué se cuece en esas interminables ferias del corredor. Un habitual de las carreras recae. Le ponen el trapo y busca nuevas carreras.

Así las cosas, estaremos en apenas siete semanas en el Zurich Marató de Barcelona. Zurich por parte de padre, al menos a través de los exitosos últimos años, y Marató por parte de madre. Esa madre que te castiga y luego te mesa los cabellos.

Esto.

De cara a este mes y medio que nos queda, me gustaría contar estas semanas previas mediante un sencillo sistema de calificación. Tendencioso, peyorativo, pero sencillo: EXCELENTE, BUENO, REGULAR, CASPOSO.

Excelente: presencia de la carrera multilingüe en las redes sociales, síntoma de una barcelonidad fabulosa que da envidia (¿media Asso, la organización, frente a aspiraciones políticas?). Además me ha resultado fácil encontrar un ático para el fin de semana de la carrera. A ¡trescientos metros!

Bueno: infografía y facilidad para formalizar la inscripción. Volumen de uso de twitter (6400 usuarios) y facebook de la carrera (16800 amigos). Da gusto recibir la información y los asuntos más inmediatos en esos dos medios. Cuyo uso y seguimiento recomiendo. De nada.

Regular: mi estado físico. El domingo hicimos Juan, Carlos y demás rodadores un test de 25km a ritmo sostenido, bajo la lluvia. Secuelas varias pero un buen punto de partida para saber dónde nos situamos.

Casposo: el tono cutre lo pone la pasta party. En la era dorada del comer cultural, en una ciudad como Barcelona, las organizaciones siguen ofreciendo al maratoniano y sus familias el rancho, las esperas de pie, y restringen la posibilidad de que la ciudad recupere pasta de la otra. Diez mil corredores de fuera de la ciudad y sus respectivos acompañantes dejarían mucho dinero en comida. Además animarían durante unas horas todo el centro, regalando a la ciudad su bulla, sus chándals y su colorido.

Hasta la próxima entrada #CAMINODEBARCELONA.

 

Maratón de Sevilla. Otra prueba que se reinventa

Fuente: Maratón de Sevilla

Hace unos diez años empujaba el carro de mis gemelos hacia la entrada del Estadio de la Cartuja sevillano. Recuerdo dos largas rectas hacia el último kilómetro de su maratón, y lo que me impactó ver aquella carcasa de hormigón desde su estómago, su entrada. Recogí al dúo al paso por Triana y corrimos juntos doce o catorce kilómetros.

En el paso por un gélido túnel de entrada uno miró hacia arriba asombrado. Los críos habían pasado los kilómetros callados a pesar de la noche que dió Nicolás. Había tenido una digestión pesada. A sus escasos dos años se había excedido con el pescado en adobo. Cenar de tapas tiene ciertas inconveniencias pero es una de las insustituibles de la ciudad del bajo Guadalquivir.

En aquella edición todavía costaba a la organización del Instituto Municipal de Deportes despegar hacia la masiva participación. Se contaba con la ciudad como escenario, el estadio como reclamo a quienes todavía le sonaban los ecos del Campeonato del Mundo de Atletismo, un fácil recorrido potencial, llano como en todas las ciudades ribereñas. Y seríamos no más de dos mil llegados a meta. Una más de las pruebas de la segunda fila del calendario.

Este mes de Febrero, de donde no se ha desplazado el maratón en sus treinta ediciones, se sobrepasarán los nueve mil.

La carrera está viviendo hoy día una madurez y se asienta sobre un par de conceptos; su amabilidad en recorrido y accesibilidad para cualquier participante. El trato con los organizadores a través de las redes y contactos directos es el de una prueba casi de carácter familiar. Mantienen en medio de esta marejada económica el precio final para el participante y hacen fácil, en general, que uno se decante por correr desde el Guadalquivir hacia Kansas City, cosa que solamente se puede hacer en esta ciudad.

Si las cuentas les cuadran y no se está perdiendo dinero, ¿dónde está el problema? Aparentemente no lo hay.

Una imagen de marca renovada, una etiqueta de bronce de la IAAF, New Balance detrás como marca y el grupo Motorpress en la maquinaria de imagen y prensa.

A las bondades organizativas se une el poder correr sin apenas desniveles o cuestas. Los campeonatos de España de maratón disputados y marcas del rango alto de 2h09 (conseguida por el etíope Wedajo, D. en 2009) garantizaron un espectáculo desde las aceras.

El problema es que sólo treinta o cuarenta corredores de los nueve mil se mueven a esas velocidades-espectáculo. Para los demás será cuarenta y dos kilómetros. Y ciento noventa y cinco metros. Ese es el gran atractivo de esta prueba.

Por que, como muchos piensan, si el dichoso maratón midiese unos kilómetros menos…

Se dan los primeros pasos para coordinar pruebas ‘trail’

Gran síntesis y esfuerzo explicativo el del seguimiento del blog Ser13gio sobre el UTWT. El Ultra Trail World Tour, que «el que pretende ser el circuito de referencia mundial». En esencia supone aglutinar las mejores pruebas en un circuito de carreras de montaña de larga duración. Mejoras que parecen empapar todos los estamentos, desde la élite al corredor que cierra el pelotón.

Yo tengo una percepción algo diferente. Traigo aquí mis comentarios en esa bitácora de referencia para el mundo de correr por las montañas.

Cuando en los 90 algunos nos aburríamos de los maratones, eché la mirada al ultra en ruta (salvo en Francia, había aún pocos ejemplos y menos difusión del llamado trail). Me junté con un club de ultreros, los entrañables Ñ ultrafondo. Participé con ellos, organicé carreras durante unos años y asistí a la evolución de los primeros pasos de la cuestión, excepción hecha de los tradicionales 100k de Santander, los de Vallecas y alguna experiencia sincera pero minoritaria. La patología era evidente: no enganchaba. Lo de correr por encima del maratón, digamoslo así, anclado en una década anterior.

Mientras tanto, iban saliendo adelante los formatos 100km/24h, los 101km/24, etcétera. Su carácter libre y de evento no reglado por kilometraje, medición o avituallamientos, eran su esencia. O sea, a lo que menos se parecían era a eventos «federados».

Entre tanto, la masa seguía creciendo -de aquella manera- en las carreras de ruta. Los maratones Madrid, Barcelona, las de Báscones o Toral, sorteaban algunas aristas en pos de los miles de inscritos y dejaban atrás a otros eventos como Donosti. A ésta, sin ir más lejos, se le echaba en cara que, de nuevo, tuviera un enfoque más «federado» (dependía directamente casi de la Guipuzcoana de Atletismo).

Hubo un intento de aglutinar los ultras. Estuvimos diseñando un acercamiento a la idea era fundar la asociación española de ultrafondo. Los objetivos eran los de dar varios pasos adelante porque la RFEA aún tenía sus reticencias en formatos para los que ya habían nacido «las rojas» para eventos como las 24h, o esos primeros intentos de la federación internacional, la IAAF, hacia el monte.

Creo ahora que hicimos bien en no empujar más. Todo esto viene por una pregunta que es la esencia misma del ultra.

¿Y para qué quiero yo un «governing body» de lo ultra?

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Para el 94% de los participantes y/o ansiosos compradores de plaza y dorsal en cualquier lotería trailera, ¿qué supone el UTWT?
Sigo sin ver las ventajas a algo que nació como un «estoy harto de los avituallamietnos cada 5km, de la condenada línea azul y de que no se nos haga caso a los corredores populares». ¿Es que nadie recuerda los 80 o los 90?

Se argumenta que el trail es otra cosa. Sergio comenta que «reúne lo mejor de varios mundos con el componente naturaleza, desnivel, montaña (si hay), tiempos razonables de paso (demasiado laxos en mi opinión en algunos casos), pequeña aventura en un entorno moderadamente controlado, ver lo que no verías de ninguna otra manera».

El corredor y biólogo Manuel Oñorbe escribía en su blog sobre masificación e impacto medioambiental. Y parte del argumento es que un circuito o federación internacional haría de organismo «aglutinador». De modo parecido se pretende que esa coordinación -siempre según Ser13gio – «defienda, que exponga, que comunique, que luche por los derechos de los traileros, que ni son alpinistas, ni excursionistas, ni atletas».

Aun así, correr por la montaña contiene una ventaja. Quizá la más importante de todas. 

Precisamente en los otros formatos, existía una excusa para oficializar las pruebas y federar las mismas. Si querías hacer una prueba de 24h en pista, tenías que ir a una. Si querías un 100k en ruta medido y sin tráfico (aunque siempre hay gente que le va lo extremo), tenía que ser un evento IAAF o ahora IAU.

Pero si quieres hacer 94km por la circular de un monte, o atravesar siguiendo una ruta histórica, ¿de verdad hace falta una UTWT o una ITRA? ¿Para mis «napoleónicas» habría yo agradecido estar bajo un paraguas así? No me hacía falta. Con un medio de transporte, y es a lo que voy, una mochila y un gps o un mapa, me es suficiente.

Tirar hacia el campo o la montaña es correr en libertad.

Creo que el circuito servirá para el crecimiento del trail running dichoso por arriba. A los élite les asegurará unas condiciones. Todo saldrá mucho más en los medios. Los pasos se van dando en buena dirección, probablemente. Eso sí, en la dirección de consolidar el negocio del correr.

¿Quién está detrás del running? Los grandes nombres

Mary.

Mi twitter me insiste en que debo seguir a Mary Wittenberg. En el nombre de Dios, ¿pero quién es la señora Wittenberg?

Mary es la heredera de las funciones que dejó más que encarriladas aquel mítico personaje de barba y gorra llamado Fred Lebow. Es, efectivamente, la CEO (presidente ejecutivo, en las siglas en inglés) del New York Road Runners. En conclusión, es la cabeza que mueve los hilos del maratón de Nueva York. El evento más famoso de todo el mundo de los corredores. Probablemente por encima de campeonatos oficiales.

Más que cuando Madonna sale a trotar al parque.

Las gestiones de Mary tienen como consecuencia directa la seguridad y ocio de 300.000 corredores cada año. Desde su sede en lo más granado de Manhattan, frente a Central Park, coordina su agenda para poder firmar contratos que garanticen millones de euros a una maquinaria. La laufmacht que saltó por encima del caso Sandy, el huracán que pareció estropearlo todo.

Tendré que añadirla a mi trend line. No todos los días te recomiendan que sigas a alguien que mueve trescientos cuarenta millones de dólares en su ciudad. Ni deja casi once millones de pavos en tax revenue (cifras de 2011).

 

Jos.

 

¿Está Jos?… Espero. Gracias – me atienden al telefonillo de entrada. Estoy de visita.

Jos Hermens. Fue atleta del año en los Países Bajos en 1975. Como por ese lado no llegaría muy lejos en el olimpo atlético, a pesar de acudir a los Juegos de Munich’72 (corría 5.000 y 10.000 en un nivel moderado para Europa) pronto se labró un prometedor oficio. Trabajó en Nike hasta 1985. Posteriormente se haría manager de atletas. Fundó la poderosísima Global Sports Communication. Sus clientes son hoy día chicos como  Haile GebrselassieKenenisa BekeleEliud Kipchoge o Gabriela Szabo.

Hoy hablamos de que el FBK Stadion de Hengelo ha logrado parar los proyectos de todo un equipo de fútbol. Mantendrá la pista de atletismo donde se celebra una de las grandes reuniones de atletismo del mundo. Ha dirigido los destinos de un maratón de Amsterdam que pasó de la crisis a ser esponsorizado por ING. Y su listado de atletas representados se trajo de los Campeonatos del Mundo de Moscú un buen botín. Tres oros, dos platas y cuatro bronces.

¿Y más cerca?

Se ha hablado mucho de Antonio, casi más que como cuando era maratoniano. Antonio Serrano fue el primer español que dio un bocado a las dos horas y diez minutos en maratón. Su récord de España de 1994 queda muy lejano aunque sigue asustando al 99% de los atletas actuales. Posteriormente se ha convertido en uno de los más prolíficos y sabios entrenadores de atletismo de élite. En su grupo corren y sufren a diario campeones como  Juan Carlos de la Ossa, Alessandra Aguilar, Diana Martín, Chema Martínez o Juan Carlos Higuero.

Podría ser otro perfecto ejemplo de la dedicación al deporte rey. De una presencia silenciosa que sigue fabricando generaciones de figuras para ese fantástico hobby que es ver correr a los mejores.

 

¿Tiene sentido hacer un maratón en más de cinco horas?

Participación: desde el twitter de PreMarathon nos envían la siguiente pregunta.

Pregunta para post: ¿Tiene sentido para vosotros (y por que?) hacer una maratón en más de 5 horas? .@_spanjaard

Así que aquí la dejamos lanzada.

Para muchos os parecerá que el mero hecho de terminar un maratón, o quizá el simple hecho de planteárselo y comenzar a entrenar, ya es una victoria.

Para otros esto será una victoria a medias. Seguramente con el paso del tiempo los corredores vamos tomando las costuras a ese novelón llamado 42.195m y creemos saber el truco. Ese atrevimiento nos hace opositar a un tiempo más rápido.

En el más radical de los casos hemos llegado a leer que «hacer un maratón en más de cinco horas, corriendo y caminando, no es terminar un maratón».

Tú, ¿qué piensas?

Gracias a PreMarathon por dejarnos la cena medio preparada. Sin duda lo mejor es correr uno en esas premisas y, luego, contestar.

Maratón de Valencia. 11.300 inscritos

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Ya es definitivo. Con el cierre de las inscripciones del Maratón Divina Pastora Valencia, organizado por el Ayuntamiento de Valencia y la SD Correcaminos, se confirma que la prueba contará con 11.300 participantes, el cupo máximo establecido.

Más de un 20% de crecimiento basado en una buenísima campaña de marketing. Desde los días en que la prueba se tambaleó, las cosas han cambiado mucho y para bien, según refleja la respuesta de los participantes. Parece que se debe pasar por algún tipo de trauma catártico para tomar las cosas en serio. Ocurrió, recordemos, con el Maratón de Barcelona hace años, y ha ocurrido en la ciudad del Turia.

Dónde. Cuándo.

El domingo 17 de noviembre, la pasarela teñida de azul de la Ciudad de Las Artes y Las Ciencias se convertirá en un emblema con cada día más fieles. Será la meta de un circuito remodelado y con muchísimos kilómetros por el centro de la ciudad, aun teniendo demasiados virajes. Precisamente los kilómetros del centro de la ciudad serán el escenario de la parte final, el muro, el enfoscado del muro, y hasta la alambrada de pinchos que corona el muro. Este año se diseñaba un cambio radical del circuito para acoger los seis kilómetros finales por el entorno del Ayuntamiento, Gran Vía, y suprimiendo la horrenda visión de las ruinas del circuito de fórmula uno.

No estarán solos, si se puede estar solo entre once mil corredores, porque se une a ello una segunda salida con los participantes de la prueba de 10 kilómetros. Otros ocho mil atletas populares.

La organización se relame por la evolución de los participantes internacionales. Las cifras elevan al visitante a un 23% del censo. En cabeza, los italianos, que disponen de conexiones aéreas de bajo coste y una fluida relación mediterránea, consolidada por la asistencia mutua a las ferias de los maratones de ambos entornos.

La información práctica, en la web de la carrera.

Quedan dos semanas.

On the run; cómo hacer televisión con tu hobby

Encontramos en la red un magazine hecho con simpatía -simpatía norteamericana- llamado On The Run, que ha sido elaborado y subido a Youtube por el club New York Road Runners. Este club (conocido también como el NYRRC) cuenta ya con 55 años de antigüedad. Es parte de la historia de este deporte: correr.

Puesto que ayer se disputó el ING New York City Marathon, qué menos que ver los tres bloques que han dedicado a este evento de eventos. Reserva un rato de tu tiempo. Bocata, cerveza, palomitas, sofá y manta.

– Bloque 1.

– Bloque 2.

– Bloque 3.