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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Diario de un maratoniano: nos vamos a Barcelona

Mi última experiencia en un maratón masivo, en ruta y mediático, pasó por fases varias, desde la expectación a la catatonia. A pesar del marasmo de los roperos del Rock’n Roll Madrid Marathon, una meta después de cuarenta y dos kilómetros se acerca mucho a todo que se ofrece a diario en prensa, redes y medios: alegría, satisfacción y todo esto que aliña la magia del running.

Sólo hay que ver lo sencillamente manipulables que somos. Meses después estamos deseando saturar las inscripciones de quien nos puso de tan mala baba. Es así. Nuestra capacidad crítica es huracanada pero se diluye en el tiempo.

¿Desdeñar los brillos de esos maratones?

¿Estás loco? Una cosa es que uno sea un puñetero cascarrabias y, otra, resistirme a seguir sondeando qué se cuece en esas interminables ferias del corredor. Un habitual de las carreras recae. Le ponen el trapo y busca nuevas carreras.

Así las cosas, estaremos en apenas siete semanas en el Zurich Marató de Barcelona. Zurich por parte de padre, al menos a través de los exitosos últimos años, y Marató por parte de madre. Esa madre que te castiga y luego te mesa los cabellos.

Esto.

De cara a este mes y medio que nos queda, me gustaría contar estas semanas previas mediante un sencillo sistema de calificación. Tendencioso, peyorativo, pero sencillo: EXCELENTE, BUENO, REGULAR, CASPOSO.

Excelente: presencia de la carrera multilingüe en las redes sociales, síntoma de una barcelonidad fabulosa que da envidia (¿media Asso, la organización, frente a aspiraciones políticas?). Además me ha resultado fácil encontrar un ático para el fin de semana de la carrera. A ¡trescientos metros!

Bueno: infografía y facilidad para formalizar la inscripción. Volumen de uso de twitter (6400 usuarios) y facebook de la carrera (16800 amigos). Da gusto recibir la información y los asuntos más inmediatos en esos dos medios. Cuyo uso y seguimiento recomiendo. De nada.

Regular: mi estado físico. El domingo hicimos Juan, Carlos y demás rodadores un test de 25km a ritmo sostenido, bajo la lluvia. Secuelas varias pero un buen punto de partida para saber dónde nos situamos.

Casposo: el tono cutre lo pone la pasta party. En la era dorada del comer cultural, en una ciudad como Barcelona, las organizaciones siguen ofreciendo al maratoniano y sus familias el rancho, las esperas de pie, y restringen la posibilidad de que la ciudad recupere pasta de la otra. Diez mil corredores de fuera de la ciudad y sus respectivos acompañantes dejarían mucho dinero en comida. Además animarían durante unas horas todo el centro, regalando a la ciudad su bulla, sus chándals y su colorido.

Hasta la próxima entrada #CAMINODEBARCELONA.

 

3 comentarios

  1. Dice ser Manuwar

    En mi opinión que los madrileños como Luis corran el Marató de Barcelona está genial por los siguientes motivos:
    1) Por molestar. A quien le pueda molestar algo así merece la pena que le suba la bilis hasta la garganta. Por gilipollas. No nos andemos con remilgos ni edulcorantes sintácticos.
    2) Porque mientras que te venden Madrid 2016+n, ciudad olímpica, las administraciones no se implican en organizar un maratón decente, que crezca hasta los niveles del de las ciudades con las que debería estar comparándose (París, Berlín, Londres, Roma…).
    3) Por estar mintiendo y maquillando datos durante años, como si fuésemos idiotas, haciendo creer a quien no corre el maratón que lo corren más personas de las que, el número de entrados en meta, demuestra. Mira que se puede mentir sobre temas, pero sobre esto, que cada corredor que entra y sale y está contabilizado con nombre y apellidos, es por el gusto ya adquirido de falsear datos.

    Como se ve estoy hasta… ahí mismo (si, hasta la punta de ello), del Mapoma, que no es la carrera que quiero para mi ciudad.

    Yo correré Sevilla.

    22 enero 2014 | 09:01

  2. Dice ser David

    Lo cierto es que a pesar de que el precio es algo alto respecto a otra maratones (Sevilla mismamente) la organización de la carrera está a la altura. Nos vemos en Maria Cristina!

    22 enero 2014 | 12:12

  3. Dice ser vsblanco

    Como bien dices, curioso que todavía se siga manteniendo lo de la fiesta de la pasta. Mira que llevo participado en unos cuantos maratones, más o menos depende de con quién se compare, y nunca he hecho ni amago de ir a comer un rancho como el de la mili, una pasta que comentan está blanda como para untar en pan. Y además del comentario que hacer de cuánto resta a la restauración de la ciudad, que debería ser uno de las razones por las que las instituciones facilitaran a las organizaciones la celebración de eventos deportivos, supone destinar recursos en forma de voluntarios que sin duda estaría mejor dedicarlos a otras partes de la organización.

    Por lo demás, es una de las que tengo que hacer algún día. Seguiré atentamente los comentarios referentes a organización para cuando me llegue el momento de hacerla.

    22 enero 2014 | 12:47

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