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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Archivo de octubre, 2013

Maratones en España. Los tres ‘majors’

Comienza el movimiento informativo para la siguiente ronda de grandes maratones en España (Barcelona, Madrid y Valencia), con la cercanía del último de los tres en el calendario.

Valencia se celebrará en 32 días. El maratón que trasladó sus fechas a otoño, con 12.000 amigos en Facebook y 4.000 followers en twitter, ha ido a por los diez mil inscritos. Cerrará inscripciones cuando llegue a 11.300. El ‘crescendo’ de la carrera se simboliza en un calendario diseñado solo para embalar la ciudad hacia el evento grande. Este fin de semana otros diez mil participantes tomarán las calles en el Medio Maratón, integrado también en la organización del maratón. Divina Pastora es un bloque sólido entorno a los eventos a pie (si bien deberíamos tomar todos los asuntos monetarios con pinzas en este país nuestro).

El recorrido valenciano sufrirá espasmos. La ciudad quedará cortada como por un cuchillo que pase sobre mantequilla. Es la gran apuesta y los últimos diez kilómetros serán una fiesta o un infierno. El Ayuntamiento, la Gran Vía… todo lo que se mueva alrededor del centro y del cauce del Turia tendrá la marca maratón. Se esperan los resultados con impaciencia.

Es evidente; todos saben que, quien supere los 10.100 llegados a meta, se colocará por delante del ránking 2013 en participación. Es la cifra de llegados del maratón madrileño. La combinación de este, en la primavera pasada, optó por diversificar un recorrido para 10 y otro para 21 kilómetros.

Madrid y su etiqueta rocanrolera está apretando aunque suscita muchas dudas. Escasos 2.000 tuiteros enganchados aunque igual número de amigos en Facebook.

Y es que el año próximo está a la vuelta de la esquina. Sin duda alguna se han visto obligados desde la dirección técnica a dar un paso adelante. Tras la trifulca logística de este año y una avalancha de quejas, es de suponer que la franquicia Rock’n Roll maratones ha apoyado más medios y algún cambio en el cómo implementarlos. El equipo madrileño optó por anunciar cambios en el recorrido y una iniciativa de abajo arriba en el que los participantes expertos podían aportar mejoras. La evolución hacia 2014 ha supuesto regresar al recorrido de 1994. Quizá es un síntoma de Madrid. Quizá no se puede hacer más.

Barcelona mira todo este panorama, interesante por que la pugna derivará en mejores servicios, desde su primera posición en participación y resultados. La prueba de Marzo empieza a hacer valer ese dominio al que no se escapan las críticas. Hechas públicas las tarifas de inscripción para la edición de 2014, comienzan las críticas. Los mozos de Zurich comienzan a leer cosas como esta, al azar, de hoy a las 7.00am. Y las RSS cuentan: 12.300 seguidores en Facebook y 5.800 en su cuenta de twitter.

 

Para apretar las inscripciones en el tiempo, los primeros diez mil dorsales costarán 61€. Pasado ese ‘periodo de oportunidades’ se penaliza con una subida hasta 84€. No es más caro para la empresa esperar ni los servicios para los siguientes 10.000 corredores. Es obtener el máximo de capital ingresado lo antes posible. Probablemente esos 610.000 pavos sean un primer ingreso potente. ¿No podrían pelear por sacar el doble negociando derechos de televisión o de imagen?

En cualquier caso, la bola de nieve barcelonesa parece imparable y su objetivo es una fiesta deportiva al nivel de Hamburgo, Frankfurt, Roma y Estocolmo.

París, Londres o Berlín quedan todavía demasiado lejos.

Correr tiene glamour (2): Brad Pitt en…

¿Qué os creíais? ¿Que sólo seríamos tipos contrahechos y películas donde unos gángsters persiguen a una muchacha que lleva impreso en la frente «no duraré más de dos escenas»?

El cine tiene mucho de todo. Hoy toca ese típico ejemplo de mozo atlético al que unas pocas clases de un especialista convierten en un Steve Ovett. Sí, que corre como Dios con prisas. Ese mozo es [modo fanrarria on] Brad Pitt [modo fanfarria off].

En 1990 protagonizó un tremendo peliculón llamado Across the Tracks. Nuestro gremio de educadores lingüísticos llevó a la excelencia su arte el título con Triunfo Amargo. Unos se dedican a aprender idiomas viajando mientras otros aducen que hay todo un sector cultural de dobladores cuyo sustento depende de cosas así.

En esta película Brad Pitt (al que conocemos tanto que podríamos llamar familiarmente Brazpí) encarna al hermano deportista de otro que acaba de salir del reformatorio. Tras mucho metraje, entablan una tormentosa relación basada en ver quién progresa más en el atletismo de pista del High School. Perdón, del instituto.

Si eres un corredor popular varón y tienes algún trauma relacionado con cómo te queda la ropa; si tu zancada es más un balanceo pendular; si -como quien esto escribe- eres torpe descendiendo senderos y tropiezas con la piedra o raíz más nimia, puedes mirar este trailer lleno de condescendencia, criticar la moda de los noventa o criminalizar al sistema norteamericano.

Si Brazpí te parece un adonis; si encuentras en cada guión un mundo lleno de metáforas y tensiones o si cualquier cosa que tenga relación con correr, simplemente, te apasiona, abre los ojos.

Dedicado a los que levantáis las rodillas en cada zancada.

¡ESPARTANOS!

Vamos a hacer amigos, que es de lo que se trata. Tengo en mi buzón de correo una invitación promocional, como prensa especializada que somos, sobre el asunto: Arnold Schwarzenegger presentará Reebok Spartan Race este domingo en Madrid.

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¿Qué os parece?

Quizá os quedéis con ganas de saber algo más. Los tiros, amigas, van una vez más por el concepto de LO MÁS aplicado al mundo de salir a correr. Explico, para recién llegados o quisquillosos: ya no se trata de que hagamos ejercicio de la manera más simple y fabulosa posible, o sea, corriendo.

Ahora tienes que correr un super maratón con treinta mil participantes por las calles de Londres o Chicago. O defenderte decentemente con las ultimérrimas Apps que relacionarán tu esfuerzo con un GPS, un registro cardiaco y una red social. O correr la prueba ultra de montaña con más metros de desnivel. Quizá son los síntomas de una sociedad sin referencias propias y en búsqueda permanente de otras externas, mitológicas.

Dicen:

El circuito de carreras de obstáculos más prestigioso del mundo del running, un auténtico fenómeno deportivo en EE.UU., cruza el Atlántico dispuesto a conquistar Europa. Nuestro país será uno de los puntos estratégicos del desembarco, con una primera prueba que sé celebrará en 2014 en un escenario aún por determinar.
¿Quiere decir eso que uno no puede dejarse tentar por el gran desafío de los espartanos desde este mismo momento? ¡No, para nada! Con motivo del célebre Arnold Classic Europe, Reebok Spartan Race ofrecerá a los locos del deporte una oportunidad única de conocer en primera persona la magia de este singular evento.

¿Ah, que no eres un espartano? ¿Ni un loco del deporte? Mecachis… y ¿dónde crees que vas si no te has dejado abducir aún por una locura?

Vamos con ello. Que hay más.

Se trata de una carrera promocional más corta que las habituales (sólo 1.000m, en contraste con los más de 10km a los que están acostumbrados los devotos de este tipo de pruebas), abierta a 300 aguerridos deportistas (los primeros privilegiados que tendrán ocasión de disfrutar el espectáculo) y, por supuesto, repleta de algunos de esos temibles obstáculos (habrá un total de 10) que ponen a prueba la dureza de los participantes, quienes podrán encontrarse con impedimentos como: El Paso de Hércules, redes, barra de equilibrios, lanzamiento de jabalina, carga de sacos, La Jaula de Monos, escalada con cuerda, muro resbaladizo, salto de brasas y El Foso de los Gladiadores, entre otras muchas sorpresas que nos encontraremos en nuestro fascinante camino entre la salida y la meta. Las inscripciones podrán realizarse en la misma línea de salida, antes de cada una de las tandas.

Por añadidura, Arnold es tan Arnold que ha superado con creces al personaje cinematográfico y se ha convertido en un personaje californiano.

 la presentación en sociedad de Reebok Spartan Race contará con un padrino de lujo, el actor y campeón mundial de culturismo Arnold Schwarzenegger, quien junto a los responsables del proyecto se encargará de dar la salida a la prueba

 

¿Puedes resistirte a opinar? Venga, dale, que es viernes.

Corredor vs gimnasio

Es como un romance necesario. El momento en que decidimos pisar un gimnasio. No es este un post cómico o, por lo menos, no lo pretende. Trágico, más bien.

¿Sabéis cómo pueden quedar unos cuádriceps después de correr durante treinta años?

¿Qué os imagináis? ¿Unas piernas poderosas y unos musculazos de ensueño? Sí. Claro. Lo mismo que esos hombros que sostienen el ritmo y marcan el paso durante miles de kilómetros. Quizá penséis que el deporte desarrolla.

Como decía Mortadelo, «Jefe, yo diría que desenrolla«.

Aquí comienza un ritual de psicoanálisis. Os voy a relatar en divertidos y amargos capítulos sobre el día en que vi claro que tenía que fortalecer varias partes de mi cochambroso cuerpo. Mis peleas con las máquinas llenas de hierro, cables y poleas.

Porque esto no es de recibo. Sin músculos llegan las lesiones en las articulaciones. Pasen y vean.

¿Cuádriceps duros como el acero? Fuera máscaras.

Soy el del centro.

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¿Espaldas con las que ayudar en una mudanza?

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¡Brazos! ¡Compro brazos!

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Microentrevistas: “Nunca correré…” (IV)

¿Conocer qué piensa la gente de nuestra locura es una ayuda? Sin duda alguna. Hay muchas personas con una sensatez clarividente y una opinión unánime. Contundente. «A mí no me pilláis con eso de correr».

Hoy es Javier de Ríos el que responde. Hemos enviado nuestra batería de preguntas a este gurú de «La viga en miojo», el blog la literatura en internet, guía para los que buscan recursos y saber por dónde van los tiros en los concursos literarios y nos ha contestado con rapidez. Escritor de Cuentos para gente impaciente y bilbaíno que cumple a rajatabla lo de «todo internet es Bilbao».

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[Pregunta]: Javi, ¿corres?

Nooo, por favor, eso es de cobardes, ¿no?

[P]: A tu edad, ¿te consideras ya caso perdido para probar a correr?

Absolutamente, sí. Me gusta en cambio dar largos paseos, e incluso el trekking suave, pero ni de eso tengo tiempo a día de hoy.

[P]: ¿Crees que esto del running es una moda o un sincero ejercicio de la sociedad para ponerse en forma?

No, una moda no, siempre he visto gente corriendo. Quizás determenidas actitudes o formas de equiparse pueden ser una moda, pero el hecho de salir a correr en modo alguno.

[P]: ¿Una infancia dura en Educación Física en el colegio sería la excusa perfecta para no correr?

Pues no lo sé, yo la verdad es que me reconcilié con esa clase los últimos años, cuando descubrí que había otros deportes más allá del fútbol. Sí es cierto que el gimnasio daba cierto yuyu con el potro ¿de tortura? y esas espalderas. Odiaba algunos ejercicios únicamente, como trepar por cuerdas, por ejemplo.

[P]: Entonces, ¿no piensas entrar al trapo y salir al trote?

No vas a convecerme con frases hechas, te aviso.

[P]: ¿Aceptarías una potencial pareja sabiendo que el/ella sí es apasionado seguidor del running?

A estas alturas de la vida un cambio de pareja no me lo planteo ni en un baile de pueblo. Pero en todo caso no creo que me influyera en la decisión, cada uno tenemos nuestros defectos.

[P]: ¿Qué prefieres leer u oir? ¿’running’ o mejor ‘salir a correr’?

Salir a correr. Running suena más estresante.

[P]: Y, claro, ni por esas.

Ni por esas

[P]: En esta sociedad tan tonta y esteticista, ¿aceptarías correr como remedio rápido para mejorar tu apariencia física?.

¿Rápido? No me tomes el pelo…

[P]: ¿Qué te sugiere oir en el rellano de la escalera: “Natividad, cierra la puerta que me voy a correr”?

Cierra, cierra, y no abras.

[P]: ¿Abominas de su propaganda o simplemente correr y tú vivís esferas paralelas?

Esferas paralelas, sin duda.

[P]: Entonces, si tuvieras que ordenar las palabras “cafelito”, “sudar” y “glamour”…

Sudar la última, sin duda, aunque en dura pugna con glamour. Cafelito, cervecita, un buen libro, ¿cuáles decías?

[P]: Dime cómo podría argumentar en tu propia contra. Quizá así el próximo entrevistado…

Si lo has hecho muy bien, pero yo ya soy un caso perdido. El tema de la salud es importante, mete caña por ahí.

[P]: Sugiéreme con toda la maldad del mundo alguien para la próxima microentrevista

Realmente no lo sé. Algún cocinero famoso, quizás, ¿por qué no?

Correr tiene glamour (1): The Sopranos

El cine ha metido mano a la escena del corredor durante años. Con más o menos fortuna.

Ahí estamos los de la pronación y las mallas de corredor. Comenzamos hoy esta miniserie de «Correr tiene glamour».

Mickey es un mafioso, lugarteniente del tío Junior. Estamos en los Soprano, la serie cumbre de la ficción televisiva sobre las mafias. Mickey sale a trotar con su chándal y sus cacharritos, zapatillas y camiseta ligera de algodón. ¿Es pronador? ¿Ha calentado convenientemente? ¿Alguien puede recomendarle a los tenderos de New Jersey una exigente campaña promocional de nuevas prendas de running?

Vamos con una de las más típicas excusas para ver tensión, sudor, adrenalina y sendas bucólicas en el cine. Runner es perseguido con incierto final.

Tomad palomitas, si sois de palomitas, o copa de vino si sois del gremio mediterráneo.

Dentro vídeo.

Sudar tinto

Sudar tinta queda para los más elevados momentos. Como si saliéramos a correr después de leer a James Joyce o algo así. Pero he estado un fin de semana entero en la Rioja.

Y no me ha dado tiempo a escribir o leer una sola línea. Lo cierto es que se me habrían juntado, habrían aparecido borrosas o qué se yo.

¿Algún lector de las Riojas en la sala?

En serio. ¿Cómo puede ser uno corredor consistente en determinados epicentros de los placeres del mundo?

El viernes quedaba totalmente descartado salir a correr. Una semana cargadita con sesiones de gimnasio y algún trote. Y trescientos kilómetros de coche.

El sábado descarté correr, de nuevo. En realidad no se me pasó por la cabeza. Se había cruzado una sesión de alta cocina en Venta de Moncalvillo. Casi cuatro horas de comer y moquear emocionado por el maltrato sensorial al que nos sometieron Carlos e Ignacio Echapresto. Lagrimones. Siete u ocho vinos. Un verdejo de Marqués de Riscal en la mesa al sol -y su excusa de salmón marinado. Una rareza en finos como Tres Palmas con unas flores de manzana con foie o una galleta con perdiz escabechada. Y un chardonnay de Borgoña porque se nos venían encima los pescados. Y Ad Libitum ecológico. Y un Ramón Bilbao gran reserva. Y luego ya cayó una cortina salada sobre mis retinas por mucho que mirase fuera, al verdor de una huerta en la que los mayores recogían manzanas y las piparras miraban humilladas al terreno.

La tarde de un corredor vapuleado es dura. La recuperación de la sangre larga. El entorno ayudaba poco menos que nada. El Laurel, San Juan, todo Logroño amenazaba con comérseme y bebérseme.

¿El domingo? El día de las carreras y de los dorsales.

Dicen que Dios descansó pero es mentira. Diseñó un día de la manera más maliciosa posible. Colocó en lo alto de las lomas campanarios y en los bancales dejó un suelo arcilloso y calizo, desmembrado. Luego vinieron los del Riscal y encargaron a Frank Gehry el hotel de la Ciudad del Vino.

Oler siglo y medio de robles y luego bebérselo. Blanco de Rueda. Reserva de las riojas de Álava.

Con el riesgo añadido de perder todo el prestigio posible en la comunidad runner, declaro que abandoné. Lo hice en lo alto de uno de esos cerros. Allí colocaron los de los reinos del norte la ciudad amurallada de Laguardia.

Donde instalaron unas calles estrechas y las empedraron y las dotaron de bares. Pero no de bares normales. De cuevas donde se apelotona el ser humano y sirven los pintxos (sic) que acompañan a los cosecheros. Los Landaluce y los Goyo Garrido de la mano de manzanas rellenas de carrilleras, de zapatillas, de cojonudos.

Y venga a comer y venga a beber.

Mañana toca sudar tinto.

Con las manos en la mesa y los pies en el asfalto

Las manos en la mesa. La cabeza a pájaros, y los pies metidos en zapatillas. De asfalto o de lo que sea. Va de libros (los que odiéis leer, podéis salir de aquí).

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He leído recientemente Con las Manos en la Mesa, de Juan Revenga. El Nutricionista, colaborador de este diario y experto en echarnos a la cara lo mal que comemos. Editó con la 1001 Ediciones un libro lleno de pistas.

¿Sirve alguna de ellas para los corredores?

Sí. Estos tipos que gastan miles de kilocalorías, que aprovechan la parada de comer en el trabajo para salir a entrenar y que miden (medimos) la forma física en los ángulos que se forman en los rasgos faciales. A más flaco, más en forma. A más cara de hambre, mejores prestaciones. Dí que sí.

Entresaco algunos hábitos de la recopilación del Nutricionista. Reflexionemos en voz alta sobre si nos tocan o no.

  1. Los deportistas comemos más alimentos que la población general, para reponer el esfuerzo extra de nuestros. Así que no necesitamos suplementos vitamínicos.
  2. Consumos proteicos de 6 y 7 gramos de peso corporal y día exceden la capacidad de los riñones (2gr/kg/día); los dineros de los botes de batidos van directamente al wáter.
  3. Ningún alimento engorda. Engordan los seres vivos.
  4. Gastamos menos energía que nuestros abuelos. Y tenemos un catálogo de alimentos casi infinito.

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Muchos son un signo de la sociedad en general. ¿Aplica el corredor a su alimentación una mínima pizca de sensatez de esa sociedad de dementes?

Quién sabe.

Aquí el compañero Nutricionista en un encuentro digital.

 

«Pues deje usted de correr»

-«Doctor, me duele la rodilla izquierda al correr se me queda como encasquillada y el dolor es fuerte».
-«A ver (palpando)… Tiene ud. las rotulas para fuera. le voy a recomendar una cinta para poner debajo a ver si le alivia y si no pues deja ud. de correr y ya está».

Es un caso típico de alguien que comienza. Y el experto médico nos dice que no corramos. ¿Quién lleva la razón?

Animados por la moda o por bajar peso o por lo que sea, empezamos a correr. Que es beneficioso. Pero que no nos reporta más que sinsabores porque nuestra forma física quizá sea mala, o porque es buena pero la estamos estirando demasiado. En general, me importa más tranquilizar a los que empezáis. Los runners expertos muchas veces necesitamos una paliza bien dada. O medio año parados a ver si se nos quita la tontería cuasi-profesional.

Entended que sí. Estamos aprendiendo a correr. Las posturas que mantenemos en el ordenador o en el sofá son diferentes. Y los dolores (que pueden ser muy intensos y quitarnos la vida) son ajustes en la mecánica de lo que hacemos.

¿Culpa nuestra?

No sabemos correr porque no nos han enseñado. Correr -dicen- que es algo natural pero nuestras años de hábitos han sido fatales.

Que nadie se sienta mal. Los brazos tienen que ir relajados, en un ángulo más abierto que los famosos 90º. El trote debe ser suave. El calentamiento concienzudo y, la vigilancia de las molestias, constante.

En esos primeros momentos estamos acostumbrando a las articulaciones de las piernas y a los músculos, pero también al tren superior. Siempre recomiendo ejercicios de técnica de carrera. Los típicos de skipping, talones al culo, etcétera

Y, sobre todo, paciencia. Entended que los médicos tienen que atender a los enfermos de verdad. Sabed que un corredor experimentado desconfiará de todo médico que le diga que no corra. Buscará el que le dé la solución que desea oír: que podrá seguir corriendo mientras hace esto y esto otro.

Somos así. Riámonos de nuestra etiología.

#RunnerRunner… ¡Tú qué sabrás!

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Desde el próximo día cuatro en sus cines. ¿Cómo dices que se llama? ¿#Runner Runner? ¡Qué bien que hayan utilizado esa etiqueta!

¿Será un canto al esfuerzo personal y a esos tipos que entrenan de noche?

¿De verdad te han dicho que es un peliculón sobre un maratón?

¿No será una historia de estas, épica, sobre alguien con un reto personal gigantesco como perder treinta kilos?

¿Una promesa? ¿La que hace Will Kipsang meses antes de su récord del mundo de maratón en Berlín, en plena temporada de lluvias en Kenia?

No.

Porque correr no es rentable en términos de un buen pelotazo en las pantallas. Debe ser una de esas líneas argumentales que están fantásticamente bien para construir un ejemplo de demencia (Forrest Gump) o quizá de rebeldía (The Loneliness of the Long Distance Runner). El que corre deja entrever un cierto desajuste, según los guionistas. Pero hasta ahí, piensan.

Aun así, la literatura sí ha encontrado varios hilos argumentales potentes. Cuando correr es escapar con vida (Stephen King) o cuando es un respaldo -casi una excusa- en la que un personaje se apoya, como en Marathon Man, donde Dustin Hofmann construye quizá el mejor personaje de corredor.

Haruki Murakami también está por ser llevado a las pantallas. Al tiempo. Tranquilos, fans. Será un film bonito, de género, que circulará muy bien en los circuitos. Kilian Jornet queda estupendo en los festivales de documentales y sus Summits son la expresión de la belleza silenciosa de la pantalla.

Pero así, a lo grande, en plan peliculón, correr no encaja. La Prueba del Valor (The Games, 1970), con Charles Aznavour haciendo de maratoniano,  me pareció en su día otro intento sin un hilo sorprendente. Quizá correr es algo demasiado evidente que lleva metafóricamente a terminar bien. Uno intuye que el protagonista que invierte toneladas de esfuerzo en entrenar, de modo irremediable acabará con su esfuerzo recompensado en pantalla. Si algún director intentase lo contrario, dejarle como uno más de esos millones de deportistas que practican sin recompensa, sin poder llegar a la élite, podría acercarse a la brutal esencia cinematográfica de qué es correr. A su esencia literaria. Algo como lo que Miguel Alcantud cuenta en su documental sobre el comercio en todo el mundo de niños con aspiraciones futbolísticas.

Lo mismo un director que corre dos o tres veces a la semana lo sabría reflejar. Sería el sueño de correr hasta romperse uno por dentro.

Correr es salir y tener la certeza que no compensará detenerse. Llegaremos a casa siempre, apenas existe la posibilidad de que caigamos por el camino. Solamente salimos a corretear o a entrenar, no a luchar contra los persas. Atravesaremos cinco fases del sufrimiento. Ninguna es mística. Nos cuesta empezar, nos duelen las articulaciones, el corazón se resiste a explotar, sufrimos la tortura mental del «por qué sigo» y soportamos con placer los dolores del día después. Del momento después.

Nota al margen. Carros de Fuego no era una película sobre running. Blade Runner tampoco. #RunnerRunner, menos.