Es como un romance necesario. El momento en que decidimos pisar un gimnasio. No es este un post cómico o, por lo menos, no lo pretende. Trágico, más bien.
¿Sabéis cómo pueden quedar unos cuádriceps después de correr durante treinta años?
¿Qué os imagináis? ¿Unas piernas poderosas y unos musculazos de ensueño? Sí. Claro. Lo mismo que esos hombros que sostienen el ritmo y marcan el paso durante miles de kilómetros. Quizá penséis que el deporte desarrolla.
Como decía Mortadelo, «Jefe, yo diría que desenrolla«.
Aquí comienza un ritual de psicoanálisis. Os voy a relatar en divertidos y amargos capítulos sobre el día en que vi claro que tenía que fortalecer varias partes de mi cochambroso cuerpo. Mis peleas con las máquinas llenas de hierro, cables y poleas.
Porque esto no es de recibo. Sin músculos llegan las lesiones en las articulaciones. Pasen y vean.
¿Cuádriceps duros como el acero? Fuera máscaras.
Soy el del centro.
¿Espaldas con las que ayudar en una mudanza?
¡Brazos! ¡Compro brazos!
Tranquilo con las partes de tu cuerpo que comentas, cada deporte aporta unas cualidades y otras.
Correr ofrece capacidad pulmonar y potencia el corazón, pero no muscula(en el sentido de masa muscular) sino que tonifica(aunque el tren superior no mucho.
Si no quieres encerrarte en un gimnasio con pesas, prueba con el crossfit, o apúntate aun arte marcial. Es mucho mas practico, ameno y también potencias todos los músculos.
PD; Mas masa muscular es inversamente proporcional al cuerpo de un corredor.
Un saludo.
10 octubre 2013 | 14:48
Tomaré nota Antonio.
10 octubre 2013 | 14:50
¡Tío bueno!
10 octubre 2013 | 15:49
GROUPIE.
Así ¡cómo va uno a dormir tranquilo!
10 octubre 2013 | 15:52
A mi tb me ha llegado ese momento amigo , tengo que fortalecer las patas pero no me gustan los gimnasios , de hecho comence a correr para huir de ellos , de momento he empezado con isometricos en casa y la semana que viene ire metiendo peso con mancuernas
11 octubre 2013 | 13:57