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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

¿Por quién doblan las campanas?: Estadio Vallehermoso (1957-2013)

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El Cementerio de San Martín había sido diseñado por Wenceslao Gaviña en 1849 como necrópolis del norte para los madrileños que dejaban de serlo: diñándola. Poseía sus decimonónicos nichos y patios dedicados a los cuatro santos que le pasaron por la cabeza del arquitecto o que le sugirieron desde las feligresías cercanas: Santo Domingo, San Ildefonso, Nuestra Señora de la Paz y Santísimo Cristo. De la beatitud del camposanto y su conveniencia por estar bien situado en el ensanche norte del siglo XIX, pasó a ser protagonista de otra historia más sobre los cambios de uso de la ciudad. De la gran urbe, que absorbe y deglute todo cuanto la rodea.

No se sabría durante décadas hasta qué punto esta afirmación puede ser tan demoledora, tan cierta. El dinero de la ciudad, que todo lo come. En el cambio al siglo XX se colaron por las rendijas de las tapias niños llenos de piojos y abrieron paredes, jugando. Los más rápidos entraron y salieron limpiando, derruyendo, hasta el punto que pronto pasó, de ser camposanto, a meramente campo. Los propietarios llegaron a usarlo como huerta, un terreno lleno de minerales y de leyendas. Los niños seguían entrando quizá a mirar si las leyendas existían o si podian llevarse alguna hortaliza. Llenos de jirones y hambre y piojos, una constante de la periferia de ese Madrid de Baroja.

El estado de abandono paulatino del cementerio de San Martín hizo que en Agosto de 1933 el Ayuntamiento adquiriese los terrenos. Madrid creció por la Ciudad Universitaria por el sur a pesar de su posterior bombardeo en la miserable guerra civil. Una fachada más moderna, polideportiva, con el estadio Metropolitano, lugar de las hazañas del Atlético de Madrid se constituía en aquella ladera luego machacada por los obuses. Desde los años veinte la Colonia del Metropolitano, la división inmobiliaria del Metro de Madrid, tenía por aquellas lomas unos espacios de amplitud y modernidad. Una época deportiva absolutamente ajena a lo que se avecinaría medio siglo después.

Pero ¿quién podía saber nada sobre el futuro salvo los locos y los inventores y los dueños de aquellos terrenos?

En 1957 el Ayuntamiento cedería los terrenos durante 50 años para la construcción de un estadio para la celebración de los II Juegos Iberoamericanos, en 1962. Nacía así el Estadio Vallehermoso. Nuestros atletas punteros eran primeros espadas tales como el manchego Antonio Amorós, que dominaba el fondo y el cross desde hacía un par de años, o el príncipe del 800 y de 1.500: Tomás Barris. Poco más que señalar. Se celebraban en aquel, nuestro estadio, reuniones atléticas de las que hoy tenemos recortes digitalizados y unas fotos donde los clavos acribillan una pista de ceniza, el Mondo de los pobres.

En mitad de aquella ausencia de riqueza de 1957, la casualidad y la primera explosión demográfica del país del dictador de voz aflautada hicieron que ese mismo año naciese una generación de bebés. Serían posteriormente conocidos por protagonizar las gestas más fantásticas del primer atletismo español contemporáneo. Los del 57 (Abascal, González, Moracho, Alonso Valero, Corgos) harían subir en los ránkings el nombre de España. Entonces parecía necesario.

Ellos, los del cincuentaysiete, también tienen ahora la horrenda tarea de presenciar la muerte de esa pista color rosáceo. Recién retirados, con la década de los noventa produciendo otros protagonistas, el estadio Vallehermoso dejaba de ser el lugar central del atletismo de Madrid. El meeting de Madrid empieza un periplo por las pistas de Alcobendas, Alcorcón, hasta la primera de las instalaciones que se construyó con aspiración internacional: el hoy circunspecto estadio de la Peineta. Entre tanto, el viejo graderío y aquella pista languidecen. Unas pocas competiciones son testigo callado de sus ya tres décadas de servicio.

¿Languidece también la ciudad? El estadio apenas es marco de celebración de algunos meetings de Madrid. Se reabre con pompa y circunstancia y rutilantes estrellas como la pertiguista Isinbayeva. Pero las gradas no hierven como antes.

Las campanas están doblando por la instalación.

Y es que la fecha de la concesión municipal para el estadio caduca en 2007.

El sentimiento más generalizado es que no habrá más atletas pisando la calle seis de la pista, aquella que quedaba pegada al pasillo de asfalto, al muro de la grada; aquella calle seis donde se almacenaban de dos en dos las vallas de las siguientes carreras. No habrá más camisetas de algodón ni zapatillas de clavos con una X en el lateral.

El tiempo había expirado de manera oculta, a ritmo de penoso goteo. Sin saberlo, mientras padres e hijos y entrenadores acudíamos en las matinales de Sábado durante toda la década de los ochenta, aquellas goteras que caían sobre la fachada de Juan Vigón eran un reloj de arena que nos avisaba sobre el futuro del estadio. Pero el silencio grita demasiado bajo. No se le suele oír. Fueron corriendo las semanas, los meses.

Desde fuera solo nos acordábamos del Vallehermoso, del objeto, de nuestros recuerdos. Se desconocía cómo iba la gestión real del atletismo. Aquella instalación se descomponía a trozos. Era necesario disimular con pintura al temple los mordiscos en el cemento de la valla que rodeaba la calle ocho, aquella cerca de obra sobre la que se colocaba la publicidad en las grandes ocasiones.

Al mismo tiempo la prensa nos contagiaba del optimismo: se suponía que era lógico pagar millones de pesetas de 1987 para que viniese Edwin Moses o Said Aouita. Si el meeting de Zurich daba beneficios, había que imitar su modelo. Ahora pensemos en la mitad del caché equivalente de Usain Bolt para correr en Zurich en 2012 y en la situación de la economía real de España en los ochenta.

Desapareció en un incendio el Palacio de los Deportes pero antes habían desaparecido los huecos para poder competir en la pista cubierta. No sin una profunda carga humorística, en los últimos años 80 el estadio Vallerhemoso acogía las competiciones de ‘pista cubierta’ en calendario de invierno. No había módulos cubiertos, INEF se quedaba para los atletas de élite. La promoción del atletismo entre todos aquellos chavales quedaba encargada a un sólido equipo de voluntariosos jueces federativos. En la distancia pienso en aquellos míticos 300 metros vallas y los días de triple salto en que los adolescentes éramos todo quejas. Teníamos la edad de la queja eterna, y no se nos ocurría otra forma que expresarla ante aquellos voluntarios del deporte educativo. Merecíamos una paliza.

Los momentos de gloria.

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Todavía habría tiempo de recordar aquellas tardes de verano de atletismo de alto nivel. Durante los años buenos, de 1984 a 1988, nadie borra de su memoria a los emperadores de uniforme amarillo que tenían la potestad de anunciar a golpe de bombo (y ginebra) quién asomaría o quién cavaría su tumba, los comienzos y finales de las estrellas del firmamento atlético. Edwin Moses era batido por Danny Harris en las vallas bajas más espectaculares del planeta, Paul Ereng era batido en un 1.000 fantástico por Pancorbo y, este, a su vez, por el campeón mundial somalí Abdi Bile. El cubano Javier Sotomayor se batía a sí mismo y a sus alturas imposibles.

Madrid contrataba para competir frente a los ojos de aquellos padres con patillas anchas y los niños peinados a raya a Patrick Sjoeberg, Said Aouita, Carl Lewis o Calvin Smith. Lees bien, maldita sea. ¡Los mismísimos Carl Lewis y Calvin Smith, volando raso sobre aquella goma roja. Un tartan semipulido que, en la calle uno, en secciones parcheadas de la recha, se  transparentaba mostrando un gris oscuro profundo. Era el comienzo del declive. Se asomaba el color del cemento sobre el que se había construido todo aquello, los cimientos de la necrópolis de San Martín.

Por todo ese elenco deportivo las gradas estaban a reventar. Madrid respondía como si de verdad aquello fueran los Juegos Olímpicos.  ¿Era realmente el atletismo que podíamos permitirnos? Unos Juegos en un estadio casi de bolsillo, con publicidad de marcas tan ochenteras como podían ser Ducados o Larios. Pero que suministraban a ciegas el dinero que hiciera falta. En una economía con índices de precio al consumo por encima del 8% e inflación apenas controlada por debajo del 9%, un meeting de atletismo como el de Sevilla contaba en 1987 con 45 millones para lo que fuera necesario (270.000 euros que, corregidos a nivel por el IPC acumulado, se multiplicarían hasta casi un millón de euros).

¿Recalificación o descalificación?

De forma súbita se llegó al final de la burbuja sobre la que se asentaba el crecimiento de la ciudad española. La liquidación presupuestaria y la necesidad de fondos de los sectores de la gestión de la ciudad. El cambio a las políticas neoliberales llamaban hacia la sostenibilidad de los equipamientos deportivos. En síntesis, sobraban instalaciones donde se sacaban exiguos beneficios. Por otro lado, Madrid necesita sobreponerse a los malos tiempos que se avecinan tras una década de crecimiento inmobiliario desmedido.

Alguien tiene la brillante idea de imitar el modelo barcelonés. ¿Y por qué no optar a ese generador de contratos de obra que son los Juegos? En 2012, 2016 o 2020. Nadie pone sobre la mesa los ejemplos presupuestarios de Atenas 04 o de la barbaridad de dinero perdido en Montreal 76. Juegos, más Juegos. Los que sea necesario traer. La casta de nuevos ricos en el poder piensa que ahora Madrid ya no fuma Ducados sino que es la más noble de las pasarelas. Y presume de estadio olímpico, igual que Sevilla. Y Valencia presupuesta treinta y nueve millones de euros para su Gran Premio de F1 en 2012.

Se mira hacia otro lado cuando se denuncia que seguimos en el país del envoltorio.

Y se materializa la consecuencia más lógica para un vetusto estadio que alberga un deporte en constante justificación. Vallehermoso debe caer. El terreno en que se sitúa es demasiado atractivo. De este modo, el poder del dinero hace que el estadio sea descalificado. No será recalificado. Eso habría sido una salida técnica, habitual, política. El viejo graderío y las seis calles caían descalificados. Era como aquellas temidas voces de los jueces que se ponían en la ‘curva del doscientos’.

Ojalá levantara la cabeza mi amigo el fallecido Luis Miguel Cruz, con el que fuí sistemáticamente último y penúltimo en los 2000m marcha en categoría alevín y con quien crecí para conformar el cuarteto B (o C) de aquel mítico club de atletismo de Alcobendas. Un aviso en voz alta significaba la descalificación de un equipo relevos; nos habíamos salido de la zona de entrega. Teníamos trece años.

– «Venga, va, que son unos críos» -solía quejarse algún entrenador o algún padre que vivía el atletismo bajo la lluvia o el viento.
– «Tienen que aprender» -respondía el juez de la Federación de Atletismo de Madrid.

Naturalmente terminábamos aprendiendo. Con el tiempo supimos todos qué significaba el dinero. Luis Miguel, el hijo de Miguel el zapatero, Jose Ayuso Yuyu, Miguel Fierro, Jose Correlotodo, que se atrevía de infantil y de cadete con los del sesenta y nueve. Niños que ya no haríamos aquello de jugar nunca más en la dura alfombra roja del tartan. No nos abriríamos más la cabeza cayendo contra el armazón de hierro que cubría la colchoneta de salto de altura.

En 2007 ya no éramos críos. Podíamos esperar cualquier barbaridad de los regidores del deporte de la Comunidad de Madrid, orientada hacia el negocio, y por ello no podemos sentirnos defraudados. El estadio emblema del atletismo en Madrid sufrió un cierre cuasi definitivo hace ya año y medio, para ser acomodado a unas nuevas instalaciones municipales.

¿Instalaciones Municipales?

Madrid, sumidero político al que tiramos a diario todas nuestras energías y, cada cuatro años, nuestros votos, debía pensar que estábamos sobrados. Es como se comporta Madrid: generosa, sobrada, la Corte donde no falta de nada desde los Habsburgo. Los gestores madrileños debieron pensar que andábamos holgados de equipamiento deportivo para atletismo. Al fin y al cabo lo del correr se puede hacer en la Casa de Campo. Sus políticos pensaron que los ciudadanos deportistas de Madrid necesitaban un sitio donde purificar las caras de mala hostia diaria, donde convertir en vapor nuestras frustraciones por cuadrar los presupuestos para comprarnos el Qashqai.

En resumen, nos dijeron «Lanzaos en plancha a una nueva dimensión social». Y nos colocaron el proyecto de un spa.

A escasos metros del nuevo campo de golf. A Madrid no la conocía ni la madre que la había parido.

Los tecnicismos contaron que «se había recurrido a la concesión privada para reconstruir parcialmente el polideportivo de Vallehermoso. El concurso municipal incluye un pabellón y una piscina cubierta además de varias salas polivalentes».

De emblema del correr, donde vimos a Harris, Moses, González, Lewis, Trabado o Bile, donde nos juntábamos criaturas a competir en reuniones de la FAM, se pasaría a puchero para desintoxicarnos. De la educación del esfuerzo y del deporte, a la desintoxicación urbanita.

Es una perfecta metáfora de la catarsis de los tiempos modernos.

¿Que no, chaval? 

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Fotos: UrbanCidades, JSChamberi.org, RFEA.

 

20 comentarios

  1. Dice ser mayayo

    Bueno, esperemos un poco Luis…
    Tambien yo me eché las manos a la cabeza al oír lo del «campo de golf» en el CYII, y al final metieron una pista (estrecha, eso si) para trotar en un bucle de >1km. Crucemos dedos.

    Dicho lo cual, con la historia de Vallehermoso me parece muy triste que se tirara en vez de reformarlo

    21 marzo 2011 | 20:07

  2. Dice ser ser13gio

    Cómo mola. Viva Madriz, semos los mejores. Yo haría una escuela ecuestre o algo así. La madre que los ha parido.
    s

    21 marzo 2011 | 21:02

  3. Dice ser javier

    Puta mierda!!

    El SPA vende más para las olimpiadas. Fijo!!!
    Ya me contaras sí brasil no gano por sus ‘playas’…

    21 marzo 2011 | 22:14

  4. Dice ser mayayo

    Ser13gio, no te rías, pero la escuela ecuestre ya está en marcha. La van a montar en Aranjuez.
    Va ser que tienes mano en el gobierno regional tu… 🙂

    22 marzo 2011 | 10:42

  5. spanjaard

    Pero ¿de quién me rodeo yo?

    22 marzo 2011 | 10:45

  6. Dice ser ser13gio

    Dentro de Madriz hubiere quedado mejor, la gente viéndolo desde sus pisos, glamour urbanita.

    Por esa zona sureña hay muchos picaderos, pero ¿esa es de la Comunidad?

    SPJ, supongo que la pregunta es retórica, porque ya sabes que de buena gente, no.
    s

    22 marzo 2011 | 10:52

  7. Dice ser Anónimo

    Perdón por meter un link, pero no he podido evitar buscar en youtube el Mosses-Harris del 87.
    https://www.youtube.com/watch?v=GnDmMjMJi4k

    En su día supe a través de dirigentes del Palacio que el incendio que supuestamente lo destruyó solo lo había chamuscado, y que fue una excusa cojonuda para tirarlo =$$$.
    Supongo que con Vallehermoso sucedería lo mismo.
    Yo recuerdo ir de infantil a cometir en lo primero que pillaba (jabalina, altura, vallas) si el cupo de fonderos ya estaba lleno…

    Lo peor es que estamos anestesiados ante estas tropelías.

    Y por cierto, la pista de 1km alrededor del campo de golf es cojonuda, solo echo en falta esas ruedas que hay en las jaulas de los hamster, ya sería la leche!!
    Salu2-G

    23 marzo 2011 | 11:11

  8. spanjaard

    Estimado anónimo,
    Colgué ese mismo vídeo en elatleta.com el otro día. ¿Os habéis fijado como estaban las gradas?

    23 marzo 2011 | 11:27

  9. Dice ser javier

    Pues yo estuve en el ultimo mitin del Vallehermoso y os puedo asegurar que las gradas estaban muuuucho más tristes, con un poco de suerte media entrada. Eso si los 1500 de los populares antes fueron gloriosos.

    23 marzo 2011 | 19:03

  10. Dice ser Guillermo

    Perdón, yo soy el anónimo. Se me fue el dedo a «Publicar» antes de haber rellenado mis datos.
    Y perdón tambien por no haber entrado en el foro.
    De todos modos sí que es cierto que el tirón del atletismo de elite en Madrid es penoso. He ido varios años al Meeting del mes de Junio (ya no se ni como se llama) y la afluencia es muy escasita.
    Incluso en Vallehermoso Isinbayeva batió su WR y allí eramos cuatro gatos.
    Al final es como en la tele, tenemos lo que nos merecemos…

    24 marzo 2011 | 10:20

  11. Dice ser Palacios

    >>Estimado anónimo,
    Colgué ese mismo vídeo en elatleta.com el otro día. ¿Os habéis fijado como estaban las gradas?

    En pie 🙁
    Estoy de acuerdo con Guillermo: tenemos lo que nos merecemos. Aunque me resisto a pensar que seamos tan hijosdeputa pa merecernos los gobernantes que tenemos.
    Lamentable, lamentable. Y lo peor es que ante esto seguro que nos indignamos cuatro gatos. Para el 80% de gordosencuatroporcuatro (te copio la definición, que me parece de una lucidez ejemplar), esto del espá sí que es deporte, y no eso de dar vueltas como tontos a una cosa pintada de naranja…

    25 marzo 2011 | 22:51

  12. Dice ser Danuski

    Lo del atletismo en Madrid es una pena, yo he corrido muchísimas veces en Vallehermoso y es alucinante que lo cierren. Primero no nos dejaban ir a la Peineta, (donde se hacian las competiciones de pista cubierta antes), luego las pasaron a Vallehermoso (menuda pista cubierta e?) y ahora esto?? para cuando una pista cubierta de verdad en Madrid!!!?? Así es como apoyan al deporte de base? si luego llegas al nacional y es la primera vez que corres en una pista de 200m!! ¿donde esta la que hicieron para el palacio de deportes?? en el polideportivo de Gallur ahí un cartel desde hace tres años que pone «pista cubierta de atlestismo» y ahí sigue…ahora parece que van a hacer una en Getafe…. No se como los atletas madrileños consiguen medallas en los nacionales…

    31 marzo 2011 | 08:50

  13. Dice ser nachoenfuga

    Menos ateltismo. A Madrid lo que le conviene es un buen CAR de Vela. Y cubierto.
    Gallardón con el jersecito a rayas blancas y azules (azules marino) tiene que estar guapísimo.

    31 marzo 2011 | 14:24

  14. Dice ser Lloz

    Enhorabuena por el artículo, una remembranza de una historia que muchos tuvimos la suerte de disfrutar, la foto final da idea de por donde camina hoy la sociedad.

    27 junio 2013 | 09:42

  15. Dice ser Guishe

    Brillante artículo, Luis, en mi opinión de mucha calidad. Gracias por compartirlo Lloz. No recuerdo que solamente sea 1 año y medio el que lleva cerrado, yo diría que 5 años por lo menos. ¿Y no van a hacer pista de atletismo? Me cago en todo, yo pensaba que si.

    27 junio 2013 | 09:50

  16. Dice ser Luistry

    Yo la verdad es q no he vivido todo esto q cuentas, pero el articulo me ha encantado y se ve por q derroteros va esta sociedad en la q al final todo se mueve por intereses.
    Enhorabuena Luis, bien me viene aprender algo de historia del atletismo y no solo de distancias, Kms/min, zapatillas y demas.

    saludos

    27 junio 2013 | 11:15

  17. Dice ser gulez

    Habrán pensado que con el tartán del parque de Santander estamos apañados.
    Desde que cerraron el estadio, bajó mi ni nivel atlético.

    27 junio 2013 | 13:07

  18. Dice ser Daniel

    Enhorabuena por el artículo, describe una situación muy parecida al Estadio de la Juventud de Granada… que ha tenido un final feliz. http://www.ideal.es/granada/20130103/local/granada/estadio-juventud-granada-volvera-201301031231.html
    Se puede.

    27 junio 2013 | 15:01

  19. Dice ser Marcianito

    Mucho espíritu olímpico y Madrid 2020, pero la casta política se dedica a destruir instalaciones deportivas municipales (Vallehermoso, Polideportivo de La Latina) para especular con los solares y tras el estallido de la burbuja inmobiliaria se quedan en solares abandonados, ahora privatizan el Estadio de Vallehermoso para que alguna concesionaria se forre a costa de los madrileños.

    27 junio 2013 | 18:13

  20. runstorming-spanjaard

    Ser13gio, Mayayo, Guille, etc. Disculpad pero -por alguna extraña razón- los comentarios estaban en la fila de aprobación. Aprobados quedan de inmediato.
    Faltaría más. Viniendo de quien vienen.

    28 junio 2013 | 11:22

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