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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

La vuelta al borde del precipicio

Reunión informal con un organizador de carrera minoritaria. La crisis, las cuentas, «chico, no puedo permitirme palmar dos años seguidos. Mil euros bueno, pero doce mil no».

Las pruebas pequeñas tienen una dependencia de los apoyos comerciales y de los institucionales que no pueden compensar con mil dorsales vendidos. Las pruebas de doscientos dorsales a veinte pavos son deficitarias. Sí. Es un problema de planteamiento del organizador.

Pero al que le crecen los enanos. Grosso modo, los cánones y permanencias en los calendarios federativos le cuestan la friolera de tres mil euros. O sea, la RFEA se lleva el 100% de lo que ingresa por las inscripciones.

Yo me pregunto si le sigue interesando organizarla, o si le sigue interesando estar en la órbita de la federación. Hay un algo suicida en el mundo de los organizadores.

4 comentarios

  1. Dice ser ser13gio

    Sin duda la federación sobra. Vale que legitima marcas y le pone un sello de calidad a tu prueba… pero antes de que desaparezca o palme pasta, fuera lo no-imprescindible.
    s

    29 diciembre 2011 | 17:09

  2. Dice ser Anónimo

    Como organizador de un 10k de 100 dorsales y 150 para peques me niego a pagar por el sello de calidad, me niego a cobrar al personal por correr y me niego a que sea un negocio para nadie, ni para mi. Estoy con Sergio, fuera lo no-imprescindible.

    29 diciembre 2011 | 21:15

  3. Dice ser cabesc/Iván

    El anónimo soy yo mismo, que se me ha ido la pinza.

    29 diciembre 2011 | 21:16

  4. Dice ser Retarded

    Estimado sr. Arribas,

    Creo que mezcla en su reflexión dos puntos que no guardan relación. A saber, si merece la pena organizar una carrera y si merece la pena seguir en la órbita de la RFEA. La respuesta a la primera pregunta sólo puede ser afirmativa, pero la respuesta a la segunda pregunta merece una cierta reflexión.

    Con la promulgación de la cacareada Constitución de 1978 desapareció el asociacionismo obligatorio, y desde entonces no puede obligarse a ningún deportista a federarse. Las federaciones son actualmente organizaciones sin ánimo de lucro, que defienden la promoción de sus respectivos deportes. Por tanto, debe el deportista plantearse a nivel individual si quiere contribuir a la promoción del atletismo (en todas sus facetas). Un segundo planteamiento es si la RFEA está demasiado centrada en según qué cosas y no existen otras federaciones más afines a las pruebas de ultrafondo o de carreras de montaña. Se me ocurren al menos dos federaciones en este sentido.

    Otra cuestión a valorar es si el deportista puede preferir contribuir a nivel autonómico o por el contrario si es una buena idea invertir en la creación de una nueva federación, tal vez minoritaria, pero centrada específicamente en la difusión del tipo de carreras que interesan a cada uno, del mismo modo que se han ido escindiendo federaciones específicas.

    Respecto a la organización, sólo en España (y sus reinos, condados), seguimos dependiendo de los sindicatos de deportistas por puro síndrome de Estocolmo. Sirva el ejemplo de los países que más pruebas organizan con soporte genuinamente privado.

    03 enero 2012 | 10:13

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