Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

¡Tengo derecho a un gran parque para correr! ¿No?

¿Estás seguro?

Tenía ganas de meterle el diente a este asunto. El blog de la atleta Sonia Bejarano en el diario Hoy, y que twitter es una herramienta de Satanás y se termina sabiendo todo, me da la chispa necesaria. «Estimados técnicos municipales, teóricos del urbanismo, arquitectos, promotores de suelo y políticos», solemos iniciar nuestras quejas.

O, como el caso de la atleta extremeña, «Nos hemos preocupado de que la ciudad siga creciendo construyendo edificios cada vez más grandes y más altos pero se nos olvida plantear zonas verdes extensas donde se pueda practicar deporte además de ser zona de esparcimiento». Bien. Yo esto lo veo así:

Cierto que la ciudad habitualmente obedece a un requisito de necesidad de expansión (más vivienda) transformado y rematado por herramientas de aprovechamiento económico. Esto es indudable. Se construye, muchas veces, sin pensar en colisiones de uso o en grupos particulares, lo que sería algo demencial, por mucho que la minoría pensante abra -incluso- un proceso de participación ciudadana. Que, hoy por hoy, tampoco existe o es maquillaje electoral.

Pero no es menos cierto que los amantes del espacio libre en la ciudad estamos un poco obcecados. Ah, yo, habitante de una gran ciudad, que tengo que tomar el coche para ir hasta mi bosque y poder hacer kilómetros. Ah, que tengo que rodar 3km por aceras hasta llegar a mi gran parque. Oh, que cargo la MTB hasta las afueras porque no tengo espacios.  ¡Los reclamo! ¿Cómo voy a rodar 1h10 en la plaza de mi barrio? ¿Cómo hacer controlados de 6k dando vueltas a un perímetro de 300 metros?

Porque… estoy en mi derecho, ¿no? Además, los grandes parques añaden sostenibilidad al entorno urbano… que lo dice todo el mundo.

¿Todo el mundo? ¿Y los demás? ¿Estamos seguros de esa sostenibilidad?

Con auténtica pasión leo a Sonia mencionar que las infraestructuras deportivas deben ‘atender a la finalidad y causalidad del por qué y cómo’ deben ser construidas. Que su función tenga una función clara. En el caso de un gran parque, la función deberá tener un mínimo, según un runner o un biker. En esencia, el tamaño de ese parque deberá ser de un perímetro, dos o tres kilómetros, o hasta diez, en los sueños más húmedos de los deportistas del outdoor.

Como inmediata consecuencia hay que evaluar los efectos para los demás ciudadanos. En su clásico libro (Life and Death of Great American Cities), la gran Jane Jacobs, ecóloga y economista urbana, avisaba de los efectos perversos de los grandes parques. Herencia de los corbusieristas, de especuladores y de quienes pensaron -quizá- que la ciudad necesitaba grandes áreas de esparcimiento, como nuestros corredores, los grandes parques eran barreras de inseguridad, espacios vacíos durante muchas horas y guettos e sí mismos.

Y es fundamental hablar en términos de los usos de la ciudad. El racionalismo que hemos heredado en los diseños de la ciudad (Sonia, pásate por Madrid y flipa) vive de la separación de esos usos. No de la mezcla, ni de la densificación o combinación de usos. Estas políticas han destruído las comunidades enteras, las vidas de los barrios y sus economías creando espacios antinaturales, aislados. Hay una cita preciosa para lanzar el debate, es el comienzo del capítulo 5 de su obra magna,

“Conventionally, neighbourhood parks or parklike open spaces are considered boons conferred on the deprived populations of cities. Let us turn this thought around, and consider city parks deprived places that need the boon of life and appreciation conferred upon them. This is more nearly in accord with reality, for people do confer use on parks and make them successes – or else withhold use and doom parks to rejection and failure.”

¿No hay esperanza para el runner, entonces? ¡Pero si somos la salud hecha deportista, la ciudad debería rendirse a nuestros pies!

Es coña. Basándose en las premisas de Jacobs, los mismos Putnan & Quinn (2007, Journal of Urban Health) mencionan que un parque puede funcionar para la saludabilidad urbana si está integrado, o convertirse en una barrera si forma parte de los bordes de la ciudad. Como si la ciudad fuera un ser permeable y vivo, los espacios no confieren automáticamente salud a la ciudad, aunque los practicantes de un determinado horario así lo vean (chicosssss)

Greenery does not automatically lead to physical activity or positive psychosocial health, and the positioning of parkland can be a driving factor in how green space is used and perceived.

¿Qué hacemos pues? no puedo renunciar a mi labor por mejorar el mundo.

Quizá los corredores de fondo pertenezcamos a una subespecie maldita. Quizá un parque de 200m de largo sea suficiente para no crear un tapón marginal en un borde urbano, aunque no nos sirva ya que dar mil vueltas nos demenciaría más de lo que ya estamos. Quizá una Casa de Campo o un gran parque de Maria Luisa sea demasiado grande para la ciudad, que prefiera mejor cien plazuelas pequeñas para jugar. Quizá si queremos entender que correr es salud, debamos mirar a quienes corretean veinte minutos y no desean ser molestados cuando baja la luz o atacadas sexualmente.

Quizá el 20% que corremos muchos kilómetros y además deprisa y además seamos los impulsores de este fenómeno (reconózcase) de las carreras y los maratones, somos eso.

Apenas un 20%.

Con cariño a Sonia Bejarano y Pablo Villalobos, por encender el debate.

11 comentarios

  1. Dice ser Retarded

    Don Luis, todos tenemos el mismo derecho a hacer deporte, reconocido en el artículo 43 de nuestra Carta Magna. Lo malo es que yo practico la motonáutica y no me dejan hacerlo en el pantano de mi pueblo. De modo que estoy orquestando en mi blog una campaña para que instalen campos de hockey sobre hielo, que es el deporte alternativo que he elegido y que por supuesto espero que sea gratuito. O mejor, que se pague con mis impuestos, que para eso me retienen de la nómina 200 Euros cada mes… Bueno, para eso y para carreteras, y para educación, sanidad y medicinas de mis padres jubilados, para pagar los viajes de la selección española de fútbol, el avión del presidente, el museo del Congreso, y ¿por qué no?, para el campo de hockey-hielo de mi barrio.

    Vale la pena traer a este meritorio blog, las palabras del prólogo de Joaquín Tamames -economista y profesor- al libro de Josep Prats «No sólo se indignen»:

    «Un «qué hay de lo mío», un pensar egocista, partidista, un «ande yo caliente y ríase la gente»… todo ello se ha ido convirtiendo poco a poco en moneda común, con la consecuencia de que la responsabilidad se ha ido diluyendo y, a medida que ésta se diluye, se exige más y más sin dar nada a cambio. Hasta que un día descubrimos que tenemos 30 kg de más y que no podemos atarnos los cordones de los zapatos. Y cuando llega ese día, que ya ha llegado, la tentación de echar la culpa a los demás es grande. Vivimos en una sociedad en la que poco a poco los derechos se han ido separando de las responsabilidades, y para que las cosas funcionen ambos deben ir de la mano. Queremos que las calles estén limpias, pero tiramos los papeles y las latas al suelo. Queremos que los políticos cumplan la ley, pero estamos dispuestos a instalar radares en en nuestros coches para no cumplirla nosotros. Queremos que haya buenos servicios públicos, pero estamos dispuestos a abusar de ellos sin pensar que tienen un coste elevado… y así, en ese plan, que diría Paco Umbral.

    En resúmen, que para correr no hace falta un parque, ni siquiera zapatillas. Nos quejamos de nuestros hijos, esa generación ni-ni, sin darnos cuenta de que echamos la culpa de estar gordos a no tener parques.

    23 noviembre 2011 | 13:19

  2. Dice ser Bandoneon

    Y yo que se. A mi me gusta correr por el campo asi que me fui a vivir al campo. Lo unico que pido es que no conviertan esto en una ciudad. Las ciudades son inhumanas porque es imposible que una planificación del espacio satisfaga a 3.000.000 de personas. En casa somos dos y tenemos conflictos por los cajones del placard asi que imaginate si tuvieramos que poner un parque. Tambien se puede correr por las calles. ¿de donde sale esa idea de que solo se corre en plazas o parques? Las ciudades con mar o rio lo tienen mas facil porque la rambla siempre invita a correr. Y si se fomentara un poco mas la bici no veo porque los runners no podriamos compartir recorrido con los oficinistas. Como ejercicio demencial mañana voy a probar hacer un 10K en mi jardin. Calculo que seran unas 320 vueltas. A ver como me salen.

    23 noviembre 2011 | 15:10

  3. spanjaard

    Ya serán más vueltas si no brincas por encima de la barbacoa. Queremos reporte.

    23 noviembre 2011 | 15:47

  4. Dice ser vsblanco

    Mis perros también quieren su parque y además el derecho a que cuando los corredores corremos por allí no discutamos con los dueños porque los animalitos, probres, invaden el circuito deportivo que, para más inri, es de hormigón y nos lesiona.

    Y además quiero que el carril bici que se hizo aún a costa de llevarse por delante parte de las praderas del parque, que eran zonas verdes y en teoría no edificables, se aparte del circuito que llevamos usando los corredores desde hace lustros y que ahora los bikers nos han invadido.

    23 noviembre 2011 | 19:21

  5. Dice ser Quique

    Redios! Una entrada y comentarios de altura! Y yo solo mido 1,50… Tendré que esperar otra ocasión!

    23 noviembre 2011 | 22:15

  6. Dice ser victor

    Siempre pienso lo mismo cuándo voy a Madrid, que putada vivir aquí. También reconozco que las cañas y dobles de cerveza son pura gloria. Para alguien de Gijón es fácil correr, y más si tu puerta te deja en el mismo puerto deportivo. Kilómetros y kilómetros de paseo, adoquinado, pista de tierra, senda, etc. Sería perfecto que una gran ciudad te de los espacios que nos gustaría tener para «esparcer», pero… parece que no es posible. Solución: Gijón de vez en cuando.Se ofrece guía runner y gastronómico, no descuidaré la hidratación.

    23 noviembre 2011 | 23:27

  7. spanjaard

    Coño por fin un lector de utilidad. Victor, reserva siete de sidra en El Globo.
    A ver si aprendéis, tanta teoría urbanística.

    23 noviembre 2011 | 23:36

  8. Dice ser javicaci

    ¿Soy yo afortunado entonces por tener una tachuela de 200 y picos metros a 800 metros (algo largo para calentar :P) de mi casa? Jo, es que ahora con la lluvia está embarrado, a ver si me asfaltan el monte.

    24 noviembre 2011 | 00:13

  9. Dice ser Amamower

    ¡Puf! Demasiada tela para cortar en un único hilo.

    Lo que pienso es que, como es habitual, el análisis está viciado de inicio.

    ¿Por qué tiene que ser la ciudad el modelo a seguir (aun cuando haya sido el modelo triomphant)?

    Una vez que aceptas que [puedes/debes/no tienes más remedio que] meter a millones de ovejas en el mismo redil… Mala solución, por no decir ninguna.

    Víctor, no te lo puedes ni imaginar. ‘Putada’ te aseguro que se queda cortísimo 😉

    P.S.: Derecho no sé si tengo/tenemos. Lo que está claro es que rodar por un parque te permite:

    [1] Respirar un aire contaminado apenas un 250% por encima de los límites máximos a partir de los cuales se considera dicho aire insalubre (en lugar del 300-350% de una calle cualquiera).

    [2] En un parque normal (no de esos que han compactado la tierra hasta convertirla en un simulacro de asfalto -Retiro y Planetario de los que conozco, pero supongo que la devastación ha arrasado todo Madrid-), las articulaciones sufren menos por la menor dureza del terreno.

    [3] Me resulta más agradable contemplar un paisaje con retazos de verde (aunque sea de hierba seca y árboles agonizantes) que otro con el monopolio del gris.

    24 noviembre 2011 | 14:10

  10. spanjaard

    ¿Viciado? ¡Pero si el análisis trata de las ciudades!
    ¿Dónde dice que sea o no el modelo a seguir? Se habla de un gran parque en la ciudad. Porque… un gran parque en un pueblo pequeño es un tanto complicado.
    Anda, sofrito. 🙂

    24 noviembre 2011 | 14:52

  11. Dice ser victor

    Hecho!!! Además ya hay oricios para acompañar.

    24 noviembre 2011 | 19:45

Los comentarios están cerrados.