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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

La-cró-ni-ca

Cada vez me es más complicado hablar de las pruebas de larga duración. Por un lado abomino lo que se parecen, una vez han pasado. El planteamiento precocinado de los duros meses previos, el recalentado listo para la salida, esos nervios y ese encontrarse con decenas de amigos es como ir a comprar pan que sabes que no es reciente. Es un cliché. A pesar de todo, adoras ver a esa gente conocida y te ríes con ellos. Después, nudo y desenlace. Ay los calambres, ay el estómago y ay, qué burros que sois, que te dicen en casa cuando llegas. Ves el alivio en sus miradas pero ya ni es un alivio sincero, yo creo.

Por otro, creo que las experiencias que pasas durante la celebración son las que cuenta. Un símil podría ser el de un contertulio entusiasta que no deja de describirte los menús que se ha comido en tal o cual restaurante. El hastío de su comer es como el vacío de tu experiencia. Lo que deseas es ir a ponerte hasta las tetas en El Bulli, no ver doce capítulos (esto lo he hecho yo, ¿ves?)

Entonces, ¿qué cuento que me pueda servir (1) a mí y (2) a quien quiera leerlo? ¿Una guía de errores para evitar? ¿Una glosa de los paisajes o una disección fría de los litros consumidos y potencialmente necesarios por mi organismo?

En serio. ¿Qué debería contar? El cero absoluto de la experiencia, el momento en que dar un paso queda congelado por un fotograma lleno de gránulos de polvo, tostado al sol -que lo hizo desde el primer momento- es literariamente atractivo pero, la cuestión, es que una prueba que une Madrid con Segovia tiene unos 150.000 pasos; si le sumas el goteo de sudor por el ala del sombrero y la respiración cortada, atajada por el esfuerzo, tienes casi un cuarto de millón de momentos. Y cada uno de ellos es un paso fugaz, un momento en el que eres un animal vivo.

Hay decenas de participantes, de los 420 que llegaron, más aún, de los 630 que salieron, que lo estarán contando con la emoción pegada a su piel. Seguro que alguno tiene preparado un marco para colgar la medalla, ha metido el dorsal en una carpeta como en una ceremonia fúnebre, como dejando reposar para siempre ese ser querido que fue meterse entre pecho y espalda los 100km de la bonita prueba Madrid-Segovia (por las vías pecuarias del Camino de Santiago). Tenéis crónicas excelentes, álbumes en facebook y hasta minúsculos dramas personales de quienes movilizaron a sus acompañantes a lo largo de un fin de semana. Ahí estaban los acompañantes, ellas, casi siempre, con su ejercicio de acompañar. No voy a reprocharles nada, pertenecen a su cosmos familiar de vivir emparejados con corredores.

Yo, poco más que pasé un día en el campo con un hermano de batallas, con un amigo y con muchos conocidos. Incluso hice nuevas amistades, que serán temporales y que irán renovándose con el tiempo, las nuevas carreras y las redes sociales. Mi Madrid-Segovia ni fue dramática ni un paseo. Me jodí como todos, al menos durante unos cuantos kilómetros, renegué de haber inscrito mis huesos y mollas en una prueba más entre Junio y Septiembre, cuando la mayoría de los españoles buscan la sombra. Cuidé de amigos que querían vomitar o que sufrían de la espalda o los pies. Ellos, probablemente, me devolvieron los mismos cuidados en momentos diversos.

Vi cómo se reventaban las telas de una zapatilla que, en el mercado, cuesta 180€. Probé recompensar mi pérdida de sales chupando el sudor de mi frente o de mis brazos. Dudé que Segovia estuviera tan lejos y tan cerca a la vez. Me tronché de risa con las ocurrencias de un argentino y aprendí la receta de los piononos.

Si era esto lo que deseabais que contase, adelante.

Fdo, barrigal (antes decía ‘dorsal’) 45.

13 comentarios

  1. Dice ser Bandoneon

    Es que la humanidad ha vivido equivocada. Ni las carreras ni las vacaciones son para contar excepto por dos o tres pinceladas y anécdotas condimentadas con un poco de imaginación, benevolencia y autoengaño. Nadie soporta un pase de diapositivas de un mes pasado en Benidorm ni una crónica de carrera, porque nadie soporta en realidad el relato completo y minucioso de nuestras vidas normales y vulgares. De las 20 hs que nos pasamos en el monte solo unos pocos momentos fugaces, si los sabemos seleccionar, presentar y decorar, son interesantes para el gran público. El resto de la historia es para quien lo vivió, al fin y al cabo cualquiera que quisiera relatos heroicos o emocionantes podría haber pagado el dorsal y tener su propia y agónica crónica de 100 kms o de un heroico abandono.
    Ni siquiera la más fascinante de las vidas humanas da material para una biografia en 20 volúmenes.

    20 septiembre 2011 | 10:00

  2. Dice ser mayayo

    Pues no se, Luis….

    Lo primero, enhorabuena por terminar la carrera y hacerlo en equipo, un gustazo siempre.

    Lo segundo, es mas dificil: No, no era eso lo que yo deseaba que contases, de veras.
    Creo que llevas dentro mucho más y me hubiera gustado poder leerlo, compartirlo.

    Item mas, quizá da sensación a veces que has perdido algo de ilusión por el correr. Y lo siento, digas lo que digas, no creo que sea un tema agotado en sí. Como algún estadounidense ha probado recientemente, hay millones de personas que están deseando sentirse inspiradas por ese «absurdo» escalofrío o esa «vulgar» emoción que algunos viven al dar esos 150.000 pasos del tirón.

    Quizá tu puedas ser uno de quienes ayudan a los ajenos a sentir lo que de especial tiene lo ultra, si tienes ese afán 😉

    20 septiembre 2011 | 10:17

  3. spanjaard

    Mis sentimientos, a debate.
    Mejor. ¡A subasta!
    XD

    20 septiembre 2011 | 10:18

  4. Dice ser Silvia

    De acuerdo con Mayayo, tienes mucho mas dentro de lo que a veces transmites por escrito, y eso lo he visto/sentido solo con haber coincidido contigo 20 minutos trotando por Sanse o pseudo-entrenando a las multimamis. Pero tambien es verdad, que los grandes amores a veces con el tiempo y los sinsabores de la rutina, hacen que uno se vuelva un pelin cinico…sin mas.

    Bss!

    20 septiembre 2011 | 11:25

  5. spanjaard

    Estimadísimos fans del drama,

    Siento haber dejado traslucir que no tengo ganas de correr. Lo que no tengo ganas, es de contar lo mal que lo paso (o bien, que muchas veces la ilusión es contraria), ni de contar algo que ya está demasiado trillado y glosado por otros con mucho más moco tendido y más kilowatios de dolor.

    Correr es algo tan natural que no lograréis meterme en el redil de los románticos.

    Por otro lado, anticipo que no pensé llegar a este extremo: ¡he logrado que exista spanjaardependencia! Sois débiles!!!! jajajaja

    SOS QUIERO

    20 septiembre 2011 | 11:35

  6. Dice ser Anónimo

    Peeerroooo maaaalo!

    😉

    20 septiembre 2011 | 15:04

  7. Dice ser Silvia

    Peeerroooo maaaaaalo!

    ;-))

    20 septiembre 2011 | 15:05

  8. Dice ser Quique

    A mí, sinceramente, lo que de verdad me jode es que no hayas firmado como «barrigal 45″…

    20 septiembre 2011 | 15:20

  9. spanjaard

    Corregido!!!!
    Cierto.
    Silvia, me das miedo…

    20 septiembre 2011 | 15:22

  10. Dice ser Bandoneon

    Mayayo: ¿Como algún estadounidense ha probado recientemente, hay millones de personas que están deseando sentirse inspiradas por ese “absurdo” escalofrío o esa “vulgar” emoción que algunos viven al dar esos 150.000 pasos del tirón.?

    Inspiracion, lo que se dice inspiracion, es lo que hace falta para ir a la fábrica a enfrentarse a un ERE o a un jefe que es un verdadero HdP. Para correr una M-S no creo que se necesite nada especial. A mi alrededor habia gente de toda clase, calaña, oficio y profesión, en cualquier condicion fisica y de cualquier edad, motivados o no. Lo único que teniamos en comun es que nos gusta correr. Un colectivo tan simple y normal como los amantes del Fiat (o SEAT) 600, o de los que van a andar a caballo o a dar el primer paso para coleccionar sellos.
    No creo que halla millones de personas deseando sentirse inspiradas. En realidad ruego que no haya millones de personas deseando sentirse inspiradas y suplico al altisimo que si llegara a haber algunas decenas de personas deseando sentirse inspiradas busquen a alguien un poco mejor que el autor de este blog, al que sin duda le reconozco méritos pero no tantos como a otras figuras verdaderamente inspiradoras como Mandela, Paul Gasol, Punset, Fontanarrosa o Christian Dior, ninguno de los cuales corrió la M-S.

    20 septiembre 2011 | 15:32

  11. Dice ser ultrafondocg

    Un placer saludarte. Nos vemos en otra, casi seguro. A ver si es en meta con cervecitas.

    20 septiembre 2011 | 17:11

  12. Dice ser Manuel

    Pues a mi me ha encantado tu relato,…Estoy hasta las narices de leer blogs de gente que ha convertido el correr en algo casi profesional. Estoy cuestionandome si merece la pena prepararme mi primer maratón cuando a mí lo que me mola es el trote cochinero, pararme cuando me dá la santa gana o no correr cuando estoy resfriado. Harto de cuarentones como yo que con plena crisis cuarentenil nos calzamos las zapatillas y al cabo de unos kilos de menos nos empezamos a creer los Chemas de turno,…Cojonuda la cronica señor. Y sí,…A mi me gusta tu estilo escribiendo y me he vuelto dependiente,…

    20 septiembre 2011 | 22:37

  13. Dice ser nachoenfuga

    Una crónica que defrauda. Eso te pasa por no comprarte un Garmin. Si lo hicieras, sabríamos hasta el metano que has enviado a la atmósfera a lo largo de la ruta. Cronistas como tú envilecen las carreras y acercan el término «globero» al diccionario de la RAE en su acepción correril.
    Mira que hacer un post sobre la organización y los voluntarios en vez de colocar un enlace con la clasificación…

    21 septiembre 2011 | 09:42

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