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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Soy argentino y no sé si quiero serlo

Anoche disfruté de una excelente película, una más de Woody Allen que ha pasado algo de puntillas, quizá por la temporada. Trata Midnight in Paris sobre un escritor que vive en la nostalgia, lo cual no es ni bueno ni malo. Quizá es malo si uno se deja arrastrar. En cualquier caso, una gran película llena de tics a la cultura del siglo XX.

Pero antes de comenzar anunciaron un estreno para el mes próximo. Un Cuento Chino es la historia de un ferretero gruñón que encuentra un chino en la puta calle y lo adopta como no se sabe qué. Martín Stefanelli dice de este cuento nos pone a un amargado y gruñón, gris y acostumbrado a la soledad. Coño, igual que yo. Darín interpreta a un argentino que es un gallego. El ferretero me trajo en el tráiler a mi bisabuelo, igual de acostumbrado a la soledad, que aterrizó en Argentina y parió sin duda gallegos de Avila amargados y gruñones.

Esto confirma que parte de la esquizofrenia de los argentinos se dispersa en dos ríos, al menos uno de los cuales devuelve una seca ira a escupitajos. La devuelve al otro lado, a este, del Atlántico. Seca, obsesiva y sin desbastar.

Y me preocupa. Desde que empecé a conocer más en profundidad a los argentinos algo se revolvió en mi entrañas. Había algo en su pulido obsesivo del idioma que me llamaba. También, que no tengo un mango. Era evidente que había algo argentino en mí. Cuando caminé a escribir ví cuán poco quedaba de ello, hasta que ayer entendí la segunda parte.

El puerto nos devuelve el poso de tristeza y de miseria de la vieja Europa emigrante. La melancolía palermitana. La sequedad hosca de la Castilla que pasaba hambre y ahora pasa hambre de la otra. Es posible que esa obsesiva manía de ordenar y colocar los putos doscientos cincuenta tornillos de una caja, como el ferretero agrio, venga de la Polonia interior, de los paupérrimos pobres judíos rusos. Cierto que Darín interpreta a un taciturno excombatiente de las Malvinas. Pero a mí, lo que realmente me preocupa, es que su perfil me acerca más a ser un argentino vestido con piel de cabra hispánica. No es que no quiera serlo, es que a ver cómo aprendo yo ahora el acento.

3 comentarios

  1. Dice ser Claudio Heidel

    El otro día ví «Un cuento chino» en el cine y me reí un rato del boludo amargado este…jajaja que bueno cuando se enfada porque no le vienen la cantidad de tornillos que dice la caja. Me pregunto cuantas veces nos preocupamos por boludeces que son insignificantes en nuestra vida (personalmente apagué la tele hace rato).

    Te recomiendo dos peliculas-documentales.

    1 _ Algo habrán hecho – http://www.heidel.com.ar/index/443
    2 _ Vientos de Agua – http://www.heidel.com.ar/index/446

    Salute
    PD: Hombre, ser Argentino es en definitiva ser Europeo en su máxima expresión , tienes un poco de Gallegos, de Italianos, de Franceses, de Alemanes, de Polacos, de Ingleses… 😉

    04 agosto 2011 | 11:47

  2. Dice ser Bandoneon

    La respuesta es NO: no queres ser argentino. Yo tampoco quiero ser argentino pero en mi caso no me queda mas remedio. Es muy dificil ser argentino. Y es caro. Son muchisimas horas de psicoanalisis buscando algo asi como la esencia de lo que somos. Mi antepenultima psicologa, la conductista/lacaniana no me quería dar el alta porque no había terminado de pagar las cuotas del coche. Aclaro: ella, la psicoanalista que cobraba por escucharme, estaba pagando el coche con el dinero que yo, el que pagaba por hablar, le daba en concepto de honorarios. Yo iba buscando algo que nunca encontré, como todos en mi barrio que de tanto escuchar el verso de la esencia nacional ya ni sabemos quienes somos y pagamos a alguien para que nos deje buscarlo. Imaginate tener que enfrentarte todos los dias a vecinos de tu edificio, camareros del bar, compañeros de trabajo y amigos que viven obsesionados por descubrir quien son en realidad y que en realidad sabemos que no somos nadie. Tampoco somos nada pero eso no nos angustia tanto.
    ¿ves por que es dificil ser argentino? A la incertidumbre identitaria, a la eterna angustia existencial, se le suma ese mandato genetico de tener que ocultar en un mar d epalabras un desierto de ideas. No creo que los manchegos tengan ni tiempo ni paciencia para esos ejercicio. Mejor corré ultramaratones.

    04 agosto 2011 | 13:55

  3. Dice ser José Ramón

    Todos somos argentinos.
    (el acento es fácil)

    16 agosto 2011 | 18:24

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