Vargas Llosa: Nobel de literatura para un runner

Controvertido opinador peruano que creció en entornos autoritarios y se hizo periodista y novelista en el París de los años sesenta, Mario Vargas Llosa ha sido dotado con el Premio Nobel de Literatura. Sobre esta noticia se van a escribir glosas y pedradas. No tengo el placer más que de haber empezado a leer las primeras palabras de Pantaleón y las visitadoras y darme cuenta de la complejidad de su castellano. Demasiado para aquella época en la que estaba desentrenado de párrafos bellos y sólo podía con lliteratura técnica.

Tampoco he podido con más de las primeras respuestas de las innumerables entrevistas a las que ha ido accediendo. En algunas se ha buscado adrede su implicación con el liberalismo moderno y en otras se ha tirado del hilo de supuesta admiración a regímenes como el aznarista. Personalmente, he leído en su integridad muy pocas. Especialmente, una. Yo era joven e influenciable como un folio en blanco. Fue allá por 1982 y Miguel de la Cuadra-Salcedo (sí, el de la ruta Quetzal) entrevistaba a Vargas Llosa en San Sebastián. Aparece en esta portada de la añeja revista Jogging.

Reproduzco un párrafo del artículo «Correr, un placer intelectual», aparecido en el interior de la revista. Por cierto, para coleccionistas y curiosos, este incunable está en venta. Razón aquí.

«Comencé a correr hace cinco años, cuando me di cuenta que mi único ejercicio diario consistía en cruzar una docena de veces los cinco metros que mediaban entre el escritorio y la cma. Un amigo deportista me convenció que el resultado de ese régimen de vida serían la obesidad, para empezar, y el ataque de miocardio para terminar, pasando por varios anquilosamientos. Fue sobre todo lo de la obesidad lo que me persuadió, pues siempre he creido que «la gordura es…»»

Almacenado en: running