Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

How much longer?

Alternative TV cayeron en mis manos hace unos años en aquella reedición -un tanto chungalí– de la prístina recopilación del doble CD Punk and Disorderly (2 vols). Rastreando información sobre una de mis canciones de volante y cabecera, su afiladísima canción How Much Longer? (1977, Single How Much Longer/ Bastard) he leído lo siguiente en el libro de Roger Sabin Punk Rock: so what?

Citando:

Alternative TV: This is a song about the semoitics of British subcultural style and the related forms of discourse, in this quotation first punk then hippy:
How much longer will people wear
Nazi armbands and dye their hair
Safety pins, and spray their clothes
Talk about fascism, anarchy and boredom?…
How much longer will joss sticks rule
They grow their hair long and stringy, and wear jesus boots
Afghan coats, yeah make peace signs man
Talk about Moorcock, Floyd down the Reading Festival?…

[…]The song ends with a development of the chorus, which had accused each subcultural group described both being ignorant and of being unconcerned: ‘Well we all don’t know nothing and we all don’t fucking caaare’. Ther eis a self-irony here on singer Mark P.’s part, as he includes himself in the final sneer. The song becomes less a celebration of subcultural invention than a (seim-joyful) critique of lack of a wider perspective and activism on subculture’s part.

De una manera hilarante la serie británica The Young Ones  retrató esa falta de perspectiva seria y de conciencia marxista o laborista convincente de un modo similar, todos y cada uno de los elementos que aparecen son rematadamente imbéciles y naives. El grupo de comediantes pertenecientes a aquella escuela de hacer el cabra llamada alternative comedy del territorio de los británicos. Un sociólogo anarquista infantiloide (Rick Mayall), un hippie frenado o un punk violento autodestructivo (Adrian Edmonson), a cada uno más meno. Aparte de la frescura de este tema de ATV, siempre ha llamado la atención esa evolución de los tonos nihilistas hacia el activismo punk de la segunda oleada. Si escuchas temas del lado anarquista de los Sex Pistols, o de Ramones (p.ej. Now I wana sniff some glue, I wanna be sedated), el contraste con los más motivados Newton Neurotics (Let’s Kick Out the Tories). No es extraño porque la conciencia de clase en el Reino Unido de los años 70 era grande. Y tampoco es raro que uno de los objetivos (y logros) de Margaret Thatcher, primer ministro conservadora entre 1979 y 1990, iba a ser relanzar lo que ella llamaba un declive nacional. ¿Como? Un cambio de actitud, acabar con el orgullo obrero que se podía ver en movimientos como skinheads, las pelis del bajorrelieve del laborismo inglés, los punks más rojazos.

Por cierto, gracias al puto mundial de fútbol, anteayer mismo escribían sobre esto y hemos terminado convergiendo Enric González y yo. Cosas de andar escribiendo. Debo pasar el plumón al buen Enric, que asociaba unas cosas y otras.

Thatcher, decíamos. Margaret Thatcher se impuso como objetivo destruir la cultura obrera que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, aupada por la solidaridad necesaria en los años grises de racionamiento, reconstrucción y colapso del imperio, había empezado a sustituir la vieja cultura imperial. Los sindicatos eran fuertes y la moneda, débil; los subsidios y el proteccionismo habían creado una sociedad menos injusta y desigual, pero lastraban el capitalismo y la competitividad de los productos ingleses.
Thatcher destruyó todo eso. También destruyó la cohesión social, basada en un sistema jerárquico aceptado por la gran mayoría y en una clase obrera orgullosa de serlo. El dinero asumió, aún más que en el resto de Occidente, la condición de tótem supremo y referencia única. La sociedad inglesa se convirtió en una de las más desestructuradas de Europa.

Con ustedes, Alternative TV:

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