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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Jubilata power

Tienen tiempo. Tienen más de 65 años. Tienen callo. Estad siempre de su lado.

Me cuentan las peripecias de un familiar. Compran un aparato electrónico allá por Marzo en el Carrefour. Al tiempo entran en la era digital terrestre y el aparato empieza a no ir al 100%. ¿Qué hace un añoso compadre? Sin mirar si tienen ticket de compra o no, a descambiar. Se lo envían al servicio técnico (ruego se me corrija desde las instancias familiares que leen este blog) y entran en una espiral demencial.

El servicio técnico les facilita otro que no va bien. Pixelitos y demás. Comienzan las reclamaciones y peticiones de devolución del dinero, todo esto, sin ticket; el jubilata es capaz de plantarse en una tienda y decir que tiene el ticket y, a la vez, que no lo tiene, su discurso no tiene ni que ser coherente ni hilado. Solo demoledor por abrumación. El jubilado y su esposa conspiran la siguiente: como pueden descambiar en los primeros 15 días tras la compra, le dicen al de la tienda que van a comprar uno y a descambiarlo acto seguido y, así, hasta que les hagan caso. Será por tiempo libre.

En la tienda les dicen que, hombre, eso no lo puede hacer. Aún así, mi añoso pariente ya va marcando en el calendario de la cocina las fechas cada 14 días. ‘Devolver en el carrefour’, como un item más en la vorágine de citas del médico, medicinas, bailes de salón, gimnasio y recoger nietos. Y empieza a comprar uno y a descambiarlo a los 15 días. En la tienda la tostada ya no es que huela, sino que deja chamusquina en toda la nave. Pero el jubilata tiene más empeño y tiempo por perder y escuela que toda la plantilla de vendedores junta. Pide hablar con el encargado de la tienda.

Entre tanto, haciendo limpieza en los cajones, la esposa encuentra el ticket. No importa. El proceso apisonadora ha de seguir. Estamos hablando de los principios (de un jubilado).

‘Está reunido, no podrá verle ahora’, le inquieren.
‘Pues me espero aquí sentado, que se está fresquito. Cuando salga ya le pregunto, que tengo tiempo de sobra’. Es la clave. El tiempo. Un ser humano que mide los años que le quedan de vida en ratos, utiliza infinitos ratos para infinitas actividades. Un jubilado tiene tiempo medido en quasars.

Claro, no se esperan que el español senior esté cuando al rato asoma el tal Jose Luis, el encargado de la tienda.

‘Oiga, ¿si le doy un cheque por valor del aparato deja de venir a descambiar cosas?’ – el mundo empresarial tiene que seguir funcionando. No puede atascarse con chinitas humanas.
‘Claro. Aunque es una pena, este último que descambio se ve perfectamente…’

Qué insistencia. Qué poder.

7 comentarios

  1. Dice ser antoñito

    Pues, tu familiar es un crack.
    Salud.

    09 junio 2010 | 10:19

  2. spanjaard

    Eslo.

    09 junio 2010 | 10:24

  3. Dice ser Atalanta

    Me he leído este post después del de «La tahona del alabardero» que se me había escapado. Me he reído un montón. Joder, qué buenos, Luis.

    09 junio 2010 | 11:43

  4. spanjaard

    Abel, recuerda ponerte siempre de su parte en público. No recordarán si era así o al contrario. De todos modos, seguirán pensando que tienen la razón.
    La razón, bendito panfleto…

    09 junio 2010 | 11:52

  5. Dice ser Carlos

    Jajajaja…

    09 junio 2010 | 12:14

  6. Dice ser macario

    Una de mis frases más repetida a mi doña (junto a la de «pobre yerno» en referencia al muchachillo que lidiará con mi enana) es esa de «se va a cagar el mundo cuando el Macario sea viejo, jubilado y me la pele todo». Aunque me da que esa tesitura va a estar jodida.

    En cualquier caso, tengo también otra visión; la de la otra vertiente del jubilado_que_no_tiene_otra_cosa_que hacer_que_tocar_los_cojones. Tengo fichaos a unos pocos de mi vecindad a los que invitaría a hacer puenting sin cuerda.

    Saluti.

    09 junio 2010 | 15:48

  7. Dice ser ser13gio

    Con dos cojones. Me estoy debatiendo en estos momentos si denunciar a uno que no me paga un trabajo, lo que supone un gasto extra para mí, pero he llegado a ese momento de inflexión en el que me la pela el dinero y quiero dar por culo. Estos textos ayudan.
    s

    10 junio 2010 | 08:21

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