No son epítetos de un tratado de caballerías. Tampoco son novelas de Perez Reverte, aunque se aproximan más de lo que unos y otros saben, aun sin conocerse. El Rincón de la Vega de Levante, La Tahona de Alburquerque, El Caldero de la Salome, El Legado de Castilla y León. Cuanto más largo y más posmedieval, más pijo. Metros de cartel puestos al servicio de la pompa y circunstancia. Es la transformación de un bar de pinchos o de un restaurante en un ejercicio de espanto y creatividad pretenciosa. No sabrás si te encuentras frente a una alpargatería o un mesón, de un taller artesano de caldereros o de dos imbéciles que van a reinventar el lugar de cañas.
¿Se drogan los nuevos hosteleros de la periferia? ¿Querían poner una tienda de aperos de labranza o muebles antiguos y se equivocaron al rellenar los formularios en el registro de actividades económicas? No únicamente ellos. La epidemia también alcanza a las anodinas urbanizaciones de bloques cerrados en PAUs y en barrios de nuevo desarrollo, viejas escombreras donde ahora se pagan 650.000 euros (7.000 van en royalties al tipo que ideó lo de El Mirador de Los Altos del Señor Marqués) por 71 metros mal repartidos. Hitos de la nobleza como las viejas huertas de Alcobendas o los cuestones del viejo pastoreo de Majadahonda, Rivas la aristocrática o aquel maloliente arroyo que hoy yace tapado en Alcorcón, todos tienen promociones de vivienda de precio libre con rimbombantes etiquetas que solo indican una cosa. La gente no quiere ser pobre ni vivir en nombres como covibar, estrella polar, el parque blanco o similares. Les recuerdan a los años del 131 supermirafiori y a que en aquella época eran simplemente hijos de obreros de la Seat o de gas butano. Esto es incompatible con su nueva y recientemente adquirida condición de clase media-alta. Al menos hasta nueva orden del nuevo orden (el económico mundial).
Es un fenómeno típico español y como tal deberíamos exportarlo. La escapada de la pertenencia a la clase trabajadora por la via del aparentar. Pasamos de no tener ni mierda en las tripas y tapear en el bar Miño (todos nuestros barrios del desarrollismo poseen una zona de ríos) a no tener ni mierda en las tripas y ni un duro en el banco, pero pasear con nuestras mechas rubias, la inglesina de Jane y el polo de la banderita española y tomar el aperitivo en La Tahona del Alabardero. Typical spanish.
En el Santander de los ochenta apareció, para morir a los pocos años… «La higiénica y formal tasca», que no es nombre altomedieval pero largo de narices. Por si alguien necesita más señas, estaba junto al taller de Valerico, el que arreglaba las bicicletas de toda la ciudad.
07 junio 2010 | 11:07
Nacho, pero es eso más un remanente de las tiendas del XIX. De los nombres de aquellos dos talleres de zapatería de la novela de Baroja. Aquí hablamos de cartoné, caspa y 30.000 en negro para comprarte un A6.
07 junio 2010 | 11:15
Aquí se droga todo dios.
Desconozco la zona de los ríos de my city.
07 junio 2010 | 11:17
Aicantbilivit, Antoñito. ¿No sabes donde está Rio Tajo?, detrás de la calle Real, coño, donde el tren. Pero si solo tienes que buscar unos bloques blancos con aluminosis y ventanucos cuadrados.
Hala, a maps.google.es a teclear.
07 junio 2010 | 11:47
¡joder! hoy te has levantado levantisco Don Luis, al postearlo en running he tenido que leer cada párrafo dos veces para ver si tenía que darme por aludido o podía seguir a mi bola; y yo que pensaba que estrellapolar era sinónimo de alcanzar el cielo urbano y luego echarse a dormir…
07 junio 2010 | 12:40
Estrellapolar es, también, extrapolar tan alto que uno se calza un hostión.
07 junio 2010 | 12:47
En la Argentina todavia medio rica y clasemediadegentecomouno de los años 70 lo primero que hacia una familia medio venida a menos era dejar de salir a la calle en el verano para que los vecinos creyeran que estaban de vacaciones y no se dieran cuenta de que se habian quedado en casa. Se cerraban los postigos y en lo posible no se frecuentaba el barrio durante el mes de enero. En la decada pseudo rica del menemismo la cosa cambió y el verdadero status estaba marcado por salir solo durante algunos fines de semana y poner dicroicas y dinteles color dorado cobre/oro e imitaciones de marmol/piedra/madera veteada por toda la casa. La tortura de un mes encerrado paso a la tortura de de vez en cuando un finde sin dejarse ver. España no tiene el monopolio de la tonteria de la apariencia.
07 junio 2010 | 14:06
¿Por qué está posted in running?
07 junio 2010 | 14:07
Porque el generador de tags es más listo que yo (y está mejor organizado). A ver si aprendo a que todas las entradas de este blog queden posted in Clacton-on-Sea.
07 junio 2010 | 14:17