Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

¿Polonia?, corta.

Seguimos de necrológicas. Polonia envía a sus técnicos de mantenimiento de farra y desde Rusia les recuerdan constantemente que las cosas ni mutan ni cambian. El resultado es aterrador y un siniestro se lleva por delante las 90 vidas que iban dentro de un avión de la cúpula presidencial polaca. Joder, Rusia y Polonia, Polonia y Rusia, y sus diferentes versiones a través de los últimos 4 o 5 siglos. Mira que he intentado entender leyendo a los autores populares rusos, bueno, no demasiados, esa cosa de la amargura, de la introspección, de los silencios que aúllan en las hectáreas de bosques que rodean esa zona oscura de Europa. Recuerdo haber conducido desde el oeste hacia Berlín y echarme a temblar cuando al lado de los carteles de ‘Berlin 30km’ aparecían otros de ‘Polen 50km’. Los pasillos de Pomerania y Brandenburg, llanos, nevados, bosques y más bosques de coníferas sin asomo de vida humana.

Y me da que deben ser unos mundos de aúpa. Se ha dibujado como territorios donde coexisten un campesinado y una clase obrera sometidísimos, carestía y concentración del poder, tanto en la Rusia zarista como en los siglos XVIII y XIX polacos. Por añadidura, un papel realmente a destiempo en la construcción de Europa. Solo estuvieron cerca del meollo cuando el centro era la Viena austrohúngara de nata y crema, o cuando el meollo significaba ‘ser invadido por’.

Solo he tenido un contacto con Polonia. Cómico pero cruel. Colocadme como ponente en un congreso universitario. Lodz. 2001. Plena fiebre de la glosopeda de las vacas. Una vaca loca (o gilipollas) de KLM me permite facturar y embarcar sin darnos cuenta nadie que yo tenía el pasaporte caducado. Como mis tránsitos entre mi entonces residencia en Amsterdam y los demás países Schengen eran con dni en mano, yo, ni idea. Un motivo más para odiar el policial dni.

Vuelo, en el que me paso dos horas hasta Varsovia rodeado de banda que ha decidido alegremente desayunar con vodka. ¿Hooligans? No, gente normal. Polacos de diario. Llego, bajo y, tras meter los pies en aquellas bayetas untadas con amarillo que había contra lo de las vacas locas, ‘pasaporte’. Lo saco, aparecen dos tipos con uniforme verde. No sonríen ni yo tengo ganas de alegrarles la sobremesa. Eh, ¡que me sacan de la fila!. Comienzan los nervios.

Me dicen que está caducado. Que no paso a territorio polaco. Fue mi primer pensamiento decir que comenzaba a estar de acuerdo con ellos. Se me estaban quitando las ganas. Preso de un incontenible arranque de profesionalidad, les enseño la documentación de mi asistencia al congreso y me meten en un cuarto donde está cruzada en jarras una tipa de unos cuarenta y pico uniformada. Uniformada de hijadeputa, claro. Ni inglés ni pollas. Utiliza el condescendiente lenguaje universal de los uniformados y gente con mando para decir que me dirija, acompañado de aquellos dos tipos -que ahora me flanquean la salida- y recoja mi maleta. Que en el mismo avión me vuelvo a Amsterdam.

Embarco escoltado como el mismísimo Mick Jagger y con todo el pasaje ya sentado. Dos horas después estoy llamando a casa desde la misma terminal de Schiphol.

– ‘Oye amor, que ya he llegado’.
– ‘¿Y qué tal Polonia?’
– ‘Corta’.

2 comentarios

  1. Dice ser Josep

    Lee a Kapucinscki para saber de Polonia y sus relaciones con el GRAN OSO Ruso….

    16 abril 2010 | 18:03

  2. Dice ser Carlos

    Recuerdo haber leído de Polonia que su desgracia es que nadie va a Polonia, pero todo el mundo pasa por ella, y de ahí que a lo largo de la historia haya sido escenario de contínuas invasiones y ocupaciones. Eso sí, no les culpes de tu atocinamiento: si vas a un país, infórmate antes, cenutrio.

    16 abril 2010 | 18:56

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