Investigación y Ciencia, núm.403(Abril 2010)

Dos reseñas interesantes se encuentran en este número de Abril, el 403 de la traducción española de Scientific American, bajo el epígrafe clásico de Investigación y Ciencia.

Por un lado, una nota sobre un trabajo dirigido por Wouter D. van Marken Lichtenbelt (Univ. Maastricht). El famoso tejido que quema calorías, la grasa parda, podría estar ayudando a algunos adultos a mantenerse delgados. El estudio ha demostrado que adultos que gozan de un índice de masa corporal saludable, mantienen reservas de grasa «buena» metabólicamente activa. Según las conclusiones similares de otro trabajo de la Universidad de Barcelona, que ha descubierto una hormona que regula la actividad de la grasa parda en ratones, se podría facilitar el hallazgo de nuevas sustancias para combatir la obesidad. Así que adorad vuestros michelines y mimadlos. Pueden estar ayudándoos a mantener la forma.

El segundo trabajo de este número, alberga (chivatazo de Commedia) la frase «…nuestro sistema de refrigeración es tan superior, que en una maratón durante un día muy caluroso un humano ganaría a un caballo«. Solo por esta referencia estamos obligados a intentar hacer clic en el artículo «Origen de la piel desnuda» (Jablonski, Nina). Como es de pago, tenemos que conformarnos con el comienzo o con rastrear versiones en pdf de esta autora. Hemos encontrado un par de ellas, en las que se lee lo siguiente: «Physiological models have demonstrated that the evolution of hairlessness and an essentially modern sweating mechanism were coordinated with the higher activity levels associated with the modern limb proportions and striding bipedalism» (‘The Evolution of Human Skin Coloration‘). La actividad bípeda y los desplazamientos están asumidos como fuente de la caida del vello corporal de los primates modernos. Las glándulas sudoríparas también evolucionaron en tamaño en coordinación con estos cambios.

En su versión prístina, Jablonski (The Naked Truth: Why Humans Have No Fur) menciona: «Humans, in addition to lacking fur, possess an extraordinary number of eccrine glands—between two million and five million—that can produce up to 12 liters of thin, watery sweat a day. Eccrine glands do not cluster near hair follicles; instead they reside relatively close to the surface of the skin and discharge sweat through tiny pores. This combination of naked skin and watery sweat that sits directly atop it rather than collecting in the fur allows humans to eliminate excess heat very efficiently«. Y cita el famoso artículo de Bramble & Liebermann de Nature (se puede ver en ‘How running made us human’, 2004) en el que se establece la óptima capacidad de un corredor de maratón para eliminar calor y fluidos frente a, por ejemplo, un caballo. Como no hay mejor cosa que leer (aparte de comer costillas con salsa de barbacoa o patatas revolconas con un buen Borsao del mercadona), os paso el artículo completo. Enlace, a sobaquillo. O de su paper ampliado en ‘The Evolution of Marathon Running: Capabilities in Humans’, por la cara en Sports Med, 2007.

La cosa es: ¿qué hago?, ¿sigo afeitándome las piernas o me convierto en un zopenco ineficiente?

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